Julios
de prestigio hubo muchos en la historia: Julio César,
Julio Cortázar, Julio Verne. Hoy hablamos del escritor francés...
Sí,
me refiero al que siempre estuvo disponible, como un inseparable amigo, durante esos años de infancia y juventud. El que me
ayudaba a conciliar el sueño cuando me iba a la cama, el que me entretenía las
largas tardes de invierno mientras caía la lluvia tras la ventana, incluso el
que me acompañaba sin una queja cuando tuve que guardar cama en alguna ocasión
por motivo de una enfermedad pasajera.
Nunca me falló. Y recibí mucho a cambio: el placer de la lectura, participar en aventuras y viajes imposibles contrarreloj, disfrutar de las peripecias de personajes como Phileas Fogg, el profesor Lidenbrock o el Capitán Nemo, luchar contra animales prehistóricos, dar la vuelta al mundo en 80 días, pelear contra los piratas próximos al faro del fin del mundo, viajar a la Luna, sumergirme en las profundidades del océano a bordo del Nautilus, descender hasta el corazón mismo del planeta introduciéndome por el cráter del Sneffels e internándome por ese dédalo de oscuras y frías galerías…
Nunca me falló. Y recibí mucho a cambio: el placer de la lectura, participar en aventuras y viajes imposibles contrarreloj, disfrutar de las peripecias de personajes como Phileas Fogg, el profesor Lidenbrock o el Capitán Nemo, luchar contra animales prehistóricos, dar la vuelta al mundo en 80 días, pelear contra los piratas próximos al faro del fin del mundo, viajar a la Luna, sumergirme en las profundidades del océano a bordo del Nautilus, descender hasta el corazón mismo del planeta introduciéndome por el cráter del Sneffels e internándome por ese dédalo de oscuras y frías galerías…
Con este
escritor podía viajar, traspasar fronteras, visitar países y gentes sin ayuda
del televisor y sin moverme de mi casa. Porque para eso estaba el globo,
protagonista de más de una novela, que me servía para alejarme del mundo
prosaico y anodino que me tocó vivir en aquellos días sin libertad, en una
España plomiza, gris, llena de prohibiciones. Una España en blanco y negro,
como la tele o el Nodo de aquellos tiempos terribles…Y la lectura obraba el
milagro de trasladarme a otros remotos lugares, llenos de islas fantásticas,
enemigos despiadados, animales salvajes, expediciones peligrosas. Y así, con la
ayuda del globo, conseguir evadirme, elevarme, alejarme y, de mano de vientos favorables, poder llegar a tantos
sitios sin necesidad de pasaporte ni de aduanas. El mundo, con todas sus
maravillas, quedaba al alcance de mi mano.
Maravilloso, cuantos buenos ratos me ha regalado a mi también. No era un visionario, era un señor muy bien informado que lograba transportarnos a esos mundos mágicos.
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano!
Exacto. Estaba al tanto de las innovaciones. Luego también le echaba un poquito de imaginación.
EliminarUn saludo, Félix.
También yo que nacóí en los 80 disfruté con este gran Julio visionario. ¿Lo harán los niños de hoy día con la caja tonta, los teléfonos móviles y los juegos de ordenador de por medio? Espero, y deseo, que mi hijo, ahora un bebé de 8 meses, lo haga dentro de unos años.
ResponderEliminarUn saludo
Salvo algunas excepciones, los chicos de ahora leen poco. Se pierden mucho. Hace mucho lo que ven en casa. Tu bebé siempre te verá con un libro.
EliminarUn saludo, Carmen.
Veo, Cayetano, que Julio Verne era para ti lo que Dumas fue para mí. Yo también debo muchísimo a aquellas páginas que me transportaban a otros tiempos y lugares. Eran el mejor refugio.
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
Digamos que Dumas padre también llenó muchas de mis horas juveniles, sobre todo la trilogía que empieza con Los tres mosqueteros y también El conde de Montecristo. Pero empecé antes con Verne. Cosa de la edad.
EliminarUn abrazo, Montserrat.
En mi casa teníamos todos los libros de Julio Verne los leíamos con pasión. El de la vuelta al mundo en 80 días lo leí varias veces, me apasionaba,conseguía viajar a lugares desconocidos y fascinantes.Cuantos recuerdos de aquellas épocas de la infancia.
ResponderEliminarMuy buena este recordatorio a este genio de la escritura.
Un saludo Cayetano
Puri
Pequeño homenaje por mi parte a alguien que llenó muchas horas de mi juventud con sus páginas.
EliminarUn saludo, Puri.
De bien nacidos es ser agradecidos. Conjugar ingeniosamente conocimientos con imaginación se trata de una rareza poco usual! que enriquece a la humanidad.
ResponderEliminarInstruir deleitando, que se dice coloquialmente.
EliminarUn saludo, Emejota.
¡El gran Julio! Mis primeros contactos con su obra fueron "De la tierra a la luna" y, la que me convirtió en su rendido admirador por siempre jamás: "La vuelta al mundo en 80 días" En mi panteoncillo particular está sin duda entre los más grandes.
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano
Creo que esa fue también mi primera lectura de don Julio, tal vez porque fascinaba mucho entonces el inminente -o reciente, depende- viaje a nuestro satélite. Mis "prefes" son "Veinte mil leguas de viaje submarino" y "Viaje al centro de la Tierra".
EliminarUn abrazo, Xibelius.
En mi caso fue Phileas Fogg, gran compañero de mis tardes después de la merienda. ¡Cuánto admiré a Julio Verne!
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Todo un caballero de educación exquisita el señor Fogg.
EliminarUn saludo, Francesc.
Los videojuegos y el fenómeno multimedia han suplido al gran Jules, pero el efecto secundario es que se ha dañado mucho la imaginación que nos sacaba del mundo gris a otros mundos de colores. Una pena, un mundo nuevo, diferente, con menos imaginación. El que la conserve, triunfará. Para eso, el gran Julio seguirá siendo vital a la par que visionario.
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano
Menos mal que todavía hay chicos que leen. Una minoría.
EliminarUn saludo, Carlos.
Julio Vernes, uno de los escritores favoritos de mi adolescencia. Todos o casi todas sus novelas cayeron en mis manos y conservo las más (se perdieron algunas en la mudanza cuando llegué a España). Mi favorita: El Soberbio Orinoco, pero nunca le hice feo a Viaje al Centro de la Tierra, 20000 leguas de viaje submarino, Los Hijos del Capitán Grant, La vuelta al mundo en 80 días, el faro del fin del mundo...20000 Leguas del Viaje submarino, fue editada primero en castellano que en francés, en 1869...Mis primeros viajes fueron de la mano de él...Todavía quiero viajar a la luna...
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Mejor a la Luna que al centro de la Tierra, que hace demasiado calor allí.
EliminarUn saludo, Manuel.
A mi edad, solo me gustan Julio...y Agosto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jejeje. No presumas de mayor, que andamos tú yo más o menos. ¿Cosecha del 53?
EliminarUn abrazo, Miquel.
Los de nuestra generación somos los "hijos literarios" de Don Julio.
ResponderEliminarComparto contigo la experiencia de la evasión de aquellos tiempos grises dando la vuelta al mundo, bajando al centro de la tierra, yendo a islas misteriosas y asaltando barcos con los piratas malayos.
Eso, y los comics de Bruguera.
Como cantó Serrat "Temps era temps".
Un abrazo
Era un estupendo método de evasión, barato y gratificante.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
Hay algo común en los jóvenes de aquella época donde no existía la televisión ni ninguna de las nuevas tecnologías: la ventana al mundo fantástico de la literatura. Y entre lo especial de lo fantástico, Julio Verne.
ResponderEliminarUn abrazo.
Solo había que echarle un poquito de imaginación y dejarse llevar por la lectura.
EliminarUn abrazo, Paco.
Julio Verne nos ayudó a huir de lo cotidiano, a estimular la imaginación, a soñar que vivíamos otras vidas llenas de emoción y hay que agradecérselo. Yo le agradezco especialmente que me enseñara a amar la lectura.
ResponderEliminarBesos
Verne, Salgari... hicieron buenos lectores. Es de agradecer.
EliminarUn abrazo, Ambar.
Conservo en mi poder de Julio Verne, veintidós novelas de aventuras, desde hace muchos, muchos años, y que guardo como un tesoro. con ellas viajé en globo, surqué los mares, y bajé al centro de la tierra; después lo hicieron mis hijos, y hace apenas un mes, les preparé a mis nietos -que son grandes lectores-, esta colección que te he comentado, y muchos títulos más de mi infancia, en una estantería, especial para ellos, en mi casa; porque lo que si tengo claro es que mientras viva, no me voy a desprender de ellos. Un tanto egoísta, ¿no?, pero libro que prestaba, libro que desaparecía, así que desde los años ochenta, el que quiera leer algo que yo tenga, que venga a casa.
ResponderEliminarPerdona si me he extendido.
Un placer leerte....como siempre, aunque la mayoría de las veces, no comente.
Saludos.
Muchas gracias, Manuel.
EliminarMe encanta esa idea tuya de la estantería con libros de Verne y otros autores para tus nietos en tu casa. Un buena manera de perpetuar el buen gusto, las buenas lecturas de siempre. Gran idea.
Un saludo.
El primer libro que leí o vi de él fue "cinco semanas en globo" de la editorial Bruguera que era con ilustraciones y de ahí a todo un mundo de aventuras.
ResponderEliminarGracias por traer recuerdos de mis primeras lecturas.
Un saludo.
Con esos libros de Bruguera muchos empezamos a cogerle gustillo a la lectura.
EliminarUn saludo, Valverde de Lucerna.
Fue uno de mis puntos débiles.
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Si no hubiera existido Verne, tendríamos un vacío en la literatura juvenil.
EliminarUn saludo, Pilar.
Aunque no es el más famoso, uno de los primeros libros de don Julio que leí fueron Los hijos del capitán Grant. Fue uno de aquellos libros para niños, de letras grandes llenos de dibujos y fotografías de la la película que sobre la novela se había hecho.
ResponderEliminarSaludos
Precisamente, muchos llegaron a las novelas de Verne por las películas, como pasó con esta novela.
EliminarUn saludo, DLT.
Hola Cayetano! veo que cuando lees te metes bien en la aventura y la vives como si fuera tuya propia, cosa que comparto contigo. He leído varios libros de este autor y la verdad es que me resultan apasionantes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Conchi. Leer aventuras es participar un poco en ellas.
EliminarUn abrazo.
Estoy contigo, la niñez sin Julio no hubiera sido lo mismo.
ResponderEliminarPara mí sus obras siempre fueron algo especial porque casi siempre se las arreglaba para colar a una mujer en sus aventuras. Y qué premoniciones las suyas.
Y pensar que casi todo lo que escribió fue por encargo y a contrarreloj. Esa obsesión por llegar a tiempo con los pedidos de la editorial seguro que influyó en esa otra carrera, la de Phileas Fogg para no perder la apuesta.
EliminarUn saludo, Ana.
Cierto, nunca falla, como primera lectura, junto con los relatos de Conan Doyle o de Poe...
ResponderEliminarSaludos,
J.
En efecto, primeras lecturas; aunque luego se vuelve a ellas ya de adulto.
EliminarUn saludo, José A. García.
También a mime hizo soñar, él y Emilio Salgari. Ambos poblaron mi infancia.
ResponderEliminarBesos
Nos ayudaron a crecer y a interesarnos por cosas lejanas.
EliminarUn abrazo, Myriam.