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Hijas de Calíope y de Aqueloo, híbridos de
mujer y ave, ninfas del agua, de canto mágico, su música llegaba directamente
al corazón de los que se aventuraran por el mar. Según la mitología tradicional
recogida por la Odisea, se trataba de seres fabulosos que habitaban en el
estrecho de Sicilia. El que oía el dulce canto de las sirenas estaba perdido
irremediablemente, porque estos monstruos atraían a los incautos hacia las
rocas, donde encallaban o se estrellaban con sus naves y eran ahogados o devorados.
Ulises, advertido por la diosa Circe,
quiso oír el dulce y letal canto. Obligó a sus marineros a que se tapasen los
oídos con cera y que a él lo amarraran al mástil mayor del barco. Cuando
atravesaron la zona donde estaban las sirenas y la melodía comenzó a surgir con
su poder hipnótico y fatal, Ulises pidió a los suyos que lo desataran, pero
éstos no lo podían oír. Gracias a esto salvó su vida.
Posteriormente, el imaginario colectivo
dotó a estos seres de cola de pez y de gran belleza. Es decir que de monstruos
alados, peligrosos y terribles se convirtieron en hermosos seres delicados y
gráciles. Muchos pescadores solitarios sueñan todavía con pescar en alta mar
una bella sirena que les proporcione compañía y solaz. Aunque dudo mucho de que
les pueda servir de alguna utilidad dada su condición de “semipez” o de
“semimujer”, según se mire. En todo caso, una situación engorrosa.
Sean animales alados o con cola de pez,
oír cantos de sirena no vaticina nada bueno.
Hay sirenas hoy entre nosotros disfrazadas
de padres de la patria (la grande, la mediana y la chica), de personajes influyentes, de políticos incorruptibles… que intentan llevarnos a la perdición para
que nuestra nave se estrelle contra las rocas de los farallones y los acantilados
y después hacerse con nuestros despojos y devorarnos impunemente.
Las sirenas, esos seres que hoy día viven en las ambulancias y en los coches de los bomberos. Mal asunto cuando salen de su hábitat y la gente empieza a escuchar sus cantos.
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
Si es que no se las puede dejar solas.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Las sirenas siempre me han gustado en escabeche...como las sardinas.
ResponderEliminarUn abrazo
La parte trasera en escabeche; la delantera, estofada.
EliminarUn abrazo, Miquel.
Una de las ventajas de cumplir años es que los cantos de sirenas ya no te mueven del sitio.
ResponderEliminarUn placer leerte, como siempre Cayetano.
Un abrazo
Ya te digo; aunque siempre hay alguien que pica.
EliminarUn abrazo, Ambar.
De las sirenas puede venir la frase vulgar de "que te fol... un pez". O como el chiste: un gallego pesca una sirena y tras examinarla la devuelve al mar. Un compañero le dice (con su acento gallego): "¿y por qué?", a lo que le pescador le responde: "¿y por dónde?".
ResponderEliminarEs un chiste malo, malo, pero viene al caso.
Un saludo, Cayetano.
Todo un clásico. Claro, si pescas una sirena no sabes qué hacer: ponerla en escabeche o cortejarla (a medias).
EliminarUn saludo, Carlos.
Advertía Petrarca que entre Escila y Caribdis podíamos perder nuestros dos bienes, el arte y la razón. ¡Peligro! ¡Ahg, malditas sirenas!
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Petrarca era un sabio.
EliminarSaludos, Francesc.
Me pregunto si carecen ombligo o si lo tienen en la parte mujeril.
ResponderEliminarAbrazos
Creo que se lo miran mucho.
EliminarUn abrazo, Francesc.
Escucho esos cantos Cayetano...últimamente por estos rumbos del sur de Europa, que ahora se fueron más al norte y siguen cantando...
ResponderEliminarSaludos
A todas horas, Manuel. Nos bombardean con esos cantos todo el santo día.
EliminarUn saludo.
Si, seguimos teniendo cantos de sirena hoy en dia. Y aún es peor que en los tiempos de Odiseo, porque ahora llegan desde todas las direcciones posibles, y ya no nos sirve atarnos al mástil.
ResponderEliminarEn los tiempos de la post-verdad, o de la mentira cínica y cochina, hace falta estar muy bien informado y tener un criterio sólido para escapar de su influencia. Nadar contra corriente supone un esfuerzo mental agotador.
Yo las sirenas, cortadas en filetes y al vapor, con un chorrito de aceite y una pizca de pimentón.
Un abrazo.
No sé. La carne debe ser algo indigesta. A lo mejor repite.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
El problema es que existen oídos proclives a su canto y no quieren reconocer que solo son carne de cañón, digo de antropofago.
ResponderEliminarEstamos perdidos cuando lo que queremos oír es precisamente lo que nos cantan las sirenas.
EliminarSaludos, Emejota.
Estas son las buenas y no la enseñaba a los incautos el avaricioso Barnum en su circo, la sirena de las islas Fiji. Y cuidado con dejarse llevar por los cantos de sirena, que luego nos estrellamos contra el acantilado.
ResponderEliminarSaludos, Cayetano!
Salvo que nos hagamos atar al mástil.
EliminarUn saludo, Félix.
Sirenas y sirenos con dos piernas y sin necesidad de tener cuerpo de pez. Sólo hay que encender la tele para encontrarlos/as. Pueden llamarse políticos, periodistas, deportistas, banqueros o empresarios en general. Nos venden esto y aquello para sacarnos dinero o ganar poder. Remedio: apagar la caja tonta hace mucho, desde luego, y dejar de leer sus declaraciones en el ordenador también. Solución: leer más y aprender a reflexionar para inmunizarnos de sus cantos. ¿Nop te parece?
ResponderEliminarUn saludo
Creo que es de personas sabias llevar a la práctica lo que dices.
EliminarUn saludo.
Hoy los cantos de sirena acaban con cualquier tapón de cera a base de goteo continuo, como los tormentos chinos. Ya se sabe, propaganda como información y mentiras mil veces repetidas hasta que se consideran verdad.
ResponderEliminarAbrazos, Cayetano
Discípulos aventajados todos del doctor Goebbels.
EliminarUn abrazo, Xibelius.
Es mejor no prestar atención a ningún canto de sirena Cayetano, se me ponen los pelos como escarpias de pensar que me puedan atraer con sus cantos, sobretodo las que vienen disfrazadas en la actualidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ninguno estamos libres de sucumbir ante los cantos de sirena, pero es acertado mostrar resistencia activa.
EliminarUn abrazo, Conchi.
Querido Cayetano. Sólo a ti se le ocurriría mezclar en un mismo texto, entre otros elementos posibles, a una peluca fugitiva, los paraísos fiscales, las gentiles sirenas y el canibalismo homérico.
ResponderEliminarLa culpa la tienen ellos. Jejeje.
EliminarUn abrazo, Ana.
Interesante este tema de las sirenas, y en cuanto a los cantos mejor ya no hacerles caso. Me gustó la ultima parte del texto esa comparación está genial.
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Puri
Gracias, Puri. En efecto, mejor taparse con cera los oídos.
EliminarUn abrazo.
Pues sí, parece que se muestran activas. Ahora tienen altavoces y nadie usa tapones. Al contrario sus acólitos se dejan arrastrar hacia el desastre.
ResponderEliminarSaludos.
Se trata sin duda de "acólitos anónimos".
EliminarUn saludo, DLT.
Mejor que nos pongan tapones o nos amarren para no oír esa cantidad de "cantos de sirena" de nuestros políticos y de nuestros medios de comunicación.
ResponderEliminarUn saludo.
Difícil ir todo el día con tapones en los oídos. Están por todas partes.
EliminarUn saludo, Valverde de Lucerna.