martes, 31 de marzo de 2020

Don Quijote y Sancho. Final alternativo.


Ilustración de Gustavo Doré


—No se me muera vuesa merced, que todavía quedan muchos entuertos por desfacer, que no hay mal que cien años dure y que llegará un día en que no habrá malhechores por los caminos asaltando a inocentes, ni ejércitos de hombres desalmados, ni infelices que padezcan cárcel por robar un trozo de pan, ni gentes que se enriquezcan con el sudor o el dolor ajenos, ni injusticias, ni calumnias, ni maldad… 

—Calla, calla, amigo Sancho, que bien parece que la cordura me viene a visitar cuando postrado en el lecho cuento las últimas horas de mi vida. Y que tú te has contagiado de la locura que abandoné, hasta el extremo de pensar que los tiempos venideros serán más llevaderos que los que hoy vivimos y que todo el mundo actuará con buen juicio y decencia.  Anduve loco, Sancho; pero nunca estuve tonto. La maldad es una enfermedad que no curan los siglos. Y no hay bálsamo milagroso para esta España de nuestros pecados.

jueves, 26 de marzo de 2020

Sancho habla con don Quijote

Imagen de Gustavo Doré

Diálogo imposible entre caballero y escudero 


—Mire vuesa merced que esos que llama molinos son gigantes, que las mozas de la venta no son rameras sino princesas enamoradas, que los pellejos de vino son desaforados malandrines y que, por obra de un encantamiento, un ejército de temerosos soldados viene a mostrarse engañosamente como un rebaño de pacíficas ovejas. 

—Bien se ve, amigo Sancho, que has perdido el juicio y que de tanto comer cebollas y ajos crudos se te ha secado el cerebro, que no hay cosa peor que un atracón con este sol de Dios y con el vino caliente que llevas en la bota. Dejemos las cosas como están: molinos, furcias, pellejos y rebaños. No demos oportunidad al diablo, que ya vendrá algún desaliñado escribidor a inventar historias descabelladas con las que ganar algún maravedí para llenar el puchero. Que los tiempos son duros. Y a buen entendedor pocas palabras.

jueves, 19 de marzo de 2020

El Quijote apócrifo II

Grabado de Gustavo Doré

El donoso escrutinio 

—Bien parece —dijo el licenciado— que don Alonso perdió el juicio por leer insensateces y que sería un favor mandar a la hoguera a tanto libro nefasto, que el diablo no duerme y anda siempre alerta entre los papeles para llevarse a los incautos y a los ingenuos. ¿Qué tenemos ahí?

—“El lazarillo de Tormes”— contestó el barbero.

—Perdonémosle la vida, que aunque irrespetuoso y mordaz tiene cosas provechosas. ¿Y ese otro?

—"El Quijote" de Avellaneda.

—Una burda imitación. Nunca segundas partes fueron buenas, de no ser que el propio autor decida continuar la historia. Rechacemos la copia y quedémonos con el original, que al fin y al cabo es a quien le debemos nuestra existencia. Así que este irá a la hoguera sin réplica. A la pira con él. ¿Y ese volumen tan gordo?

—“Las memorias de un expresidente”.

—Mucho papel me parece para tan exiguo mandato. Demasiado presuntuoso. Ni que fuera el rey de las Españas. Hoy en día cualquier gañán hace literatura y si no sabe escribir lo hace por encargo, que hay mucho escribidor necesitado. Señora, dejad bien abierta esa ventana y echadlo junto al otro al corral. ¿Y ese de más allá encuadernado en piel?

—“Cincuenta sombras del buey”.

—Basura de la peor calaña.  Pues vaya también por el mismo camino, que no veo en su lectura otro provecho que el beneficio del que lo escribió. A la hoguera con él.

Y así el ama con mucho contento y regocijo fue enviando al corral ventana abajo, uno tras otro, todos los libros infames que habían trastornado el juicio de su querido señor don Alonso Quijano. 


jueves, 12 de marzo de 2020

El Quijote apócrifo


Grabado de Gustavo Doré


Pasajes apócrifos de El Quijote 

No sé, avisado lector, si esto que aquí traigo es obra de algún desaprensivo que quiere mancillar el buen nombre de don Miguel de Cervantes. Tal vez sea idea malsana de un aprovechado que pretende medrar a expensas de su fama o quizá tan solo cosa del diablo que viene a tentarnos, pero no hace mucho llegaron a mis manos estos breves textos que pretenden hacerse pasar por ciertos. Y tal como llegaron a mí, los transcribo: 

1

Consejos de don Quijote a Sancho 

—Amigo Sancho: no te fíes ni de tu sombra, que vendrán aduladores a regalarte el oído para obtener un beneficio para ellos o causar un mal a su prójimo, que hay mucho aprovechado e hijo de Belcebú capaz de vender su honra por un plato de lentejas, que los tiempos son lo que son, y a río revuelto ganancia de pescadores. 

”No eches chorizo ni guisantes al arroz cuando hagas paella, que una cosa es la variedad en el gusto y otra la tropelía, el batiburrillo y el desaliño en el guisar, que no todo vale en el arte de la cocina. Y antes daríame yo treinta azotes que consentir comerme ese engendro, ese atropello para las papilas gustativas propias o ajenas. 

”No te dejes tentar ni por riquezas ni por lisonjas, que cuando des con tus huesos en la tierra no podrás llevártelas al otro mundo. Que todos acabaremos en el mismo sitio. Y serás recordado por lo que hiciste no por lo que tuviste. 

”Desconfía de los que inventan cosas que nunca dijimos ni tú ni yo: “ladran, Sancho, señal que cabalgamos”; “cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras”; “con la iglesia hemos topado”; etc, que hay mucho bulo circulando por la corte y mucho mentiroso que vive del engaño y algunos medran a la sombra de las mentiras y de la credulidad ajena, haciendo profesión de sus embustes.

”Lávate los pies con frecuencia, que quien viene a recibir consejo no debe ser castigado con efluvios apestosos ajenos que no sean la amabilidad y el buen criterio. Lávate a menudo también las manos que quien te la estrecha no sabes donde las tuvo metidas antes, que hay mucho guarro que se las mea o que no conoce higiene tras ordeñar sus vacas, que lo mismo les da tocar ubres que teta de su esposa. Que hasta el rey, por mucha corona que lleve, está obligado a mantener las manos limpias, amén de conservar la decencia, el buen ejemplo y la honorabilidad. Y no es de buen cristiano repartir pan al necesitado con las manos sucias.

(Continuará)

miércoles, 4 de marzo de 2020

Una oración


El autócrata aquel, presidente de la nación, padre de la patria, amo de vidas y haciendas ajenas, tirano por la gracia de Dios, tras tomar una opípara cena, al estilo de las del rey Adolfo Federico de Suecia —rey que fue desde mil setecientos cincuenta y uno y fallecido a los sesenta años por su glotonería—, consistente en sopa, langosta, col fermentada en vino (chucrut), caviar y ciervo ahumado, finalizando con un postre formado por varias porciones de “semla”, una especie de bollo dulce de harina cubierto de azúcar glas y relleno de mermelada o crema, acompañado de un tazón de leche caliente, regado todo con una botella de vino tinto de crianza de la mejor añada, y tras dictar a su secretario las órdenes pertinentes para el día siguiente, destacando entre otras: recompensar a Humberto Gutiérrez, marqués del Silo Seco, chivato y correveidile, por su apreciable labor de espía entre los miembros de la alta nobleza, promoviéndolo en su escalafón al grado de generalato; indemnizar a la viuda de don Cosme Garrido Gutiérrez, capitán de infantería fallecido en accidente de tráfico, por los servicios prestados a la patria por el oficial finado; degradar al rango de soldado raso al comandante Luis Menéndez Sansegundo, por indisciplina manifiesta al negarse a cortar el pelo al cero a los reclutas del último reemplazo; castigar al ayudante de cocina, Eustaquio Pereira, con la severa pena de cuatro latigazos, tirón de orejas, colleja en el cogote, amonestación verbal y patada en el culo, por cometer la imprudencia de excederse con la sal en las comidas de palacio, a sabiendas de la hipertensión del padre de la patria; expulsar del país, con carácter indefinido e inapelable, a Eulogio Martín Simón, mozo de cuadra, tras ser sorprendido en las caballerizas robando parte del forraje destinado a la comida de los caballos del excelentísimo presidente de la nación; amonestar públicamente a Carmen, alias "La Macha", por vestir siempre con pantalones; detener a Segismundo Fernández por alta traición a la patria, dadas sus repetidas quejas y lamentos por su precaria situación económica en sitios públicos y concurridos: "ay, mísero de mí; ay, infelice", quejas de este estilo reiteradas en cualquier momento y lugar, un mal ejemplo para el resto de sus compatriotas, una actitud nada ejemplar ni positiva; encarcelar seis meses a Agapito Gutiérrez Sánchez por el hurto de un pan en el mercado; mandar al paro a Mercedes García Mediavilla, fámula de la casa del Presidente, por sisar media docena de huevos para consumo propio; suministrar a Edelmiro Ramírez una tanda de cuarenta azotes con zapatilla de esparto por haber mantenido en el corral relaciones ilícitas y deplorables con una lechona; degradar al rango de monaguillo al cura de la iglesia de san Teófilo por no citar en la santa Misa el nombre del presidente de la nación, como es preceptivo en todos los templos del territorio nacional; llevar a efecto la orden de ejecución de gente indeseable, según listado adjunto: disidentes, manifestantes, sodomitas o mariones, malhechores, truhanes, trileros, tahúres, falsos magos, estafadores, bodegueros aguadores del vino de mesa, gente extranjera de credos poco ordodoxos, etc., se encaminó hacia sus aposentos para disfrutar del sueño reparador de los hombres justos y de conciencia tranquila, no sin antes haber elevado una oración al Sumo Hacedor allá en los cielos.