Un penoso ejemplo para los ciudadanos por parte de aquéllos que se supone que deben dar ejemplo de buenas maneras.
Al Parlamento se debe ir a dialogar, a contrastar opiniones, no a convertirlo en un ring de boxeo.
Lamentable.
El fotógrafo.
Una novela de Óscar Palazón.
JP Libros. Barcelona, 2010. 240 páginas.
La historia de un superviviente del campo de Mauthausen… y otras historias de supervivencia.
La novela me ha gustado mucho. Desde un primer momento, cuando apenas llevas leídas cuatro o cinco páginas, te das cuenta de que estás ante un texto interesante y bien escrito. Cuando llevas 50 páginas te das cuenta además de que está bien pensado y estructurado.
Yo destacaría su agilidad narrativa. Los hechos, las situaciones se suceden con un gran dinamismo. Se hace difícil dejar la novela para otra ocasión. La trama te atrapa y siempre quieres saber qué va a ocurrir a continuación. El ritmo es trepidante. Es una de esas novelas cuyo argumento no cansa, al contrario: te cuesta abandonar su lectura.
También resaltaría un aspecto técnico: el uso del puzzle. El hilo narrativo no responde al criterio de asunto único que discurre de atrás hacia adelante. Hay varios hilos argumentales, aparentemente sin conexión pero que están relacionados los unos con los otros, lo cual se va descubriendo según avanza la historia, varios tiempos y espacios, dispuestos como las piezas de un rompecabezas que luego van encajando y dan sentido a lo que se narra.
También es de destacar el desenlace inesperado y sorprendente de la obra, que te hace volver a releer algunas páginas ya dejadas atrás, alucinado y confuso, buscando pistas de semejante colofón. Y en esta búsqueda de claves aclaratorias nos encontramos unas palabras del propio autor sumamente reveladoras: “El tiempo tiene una elasticidad difícil de explicar. En ocasiones es como el agua que desaparece por el desagüe del fregadero (…) Otras veces, en cambio, se estanca hasta pudrirse y heder. En cualquier caso, el tiempo no corre siempre a la misma velocidad. Acelera. Frena. Retrocede. Salta. Se cala. Acelera de nuevo. Avanza dando tumbos. O de forma errática. Da igual, porque no puedes hacer nada para alterar su ritmo caprichoso.”
Tentado estoy de comentar algún pasaje de la novela que me haya gustado especialmente –por su interés, por su crudeza o por su carga de sorpresa- , pero eso sería destripar la trama y no creo que fuera del agrado de posibles lectores. Es como contar que el mayordomo es el culpable.
Y aquí hay más de uno…, además de ciertas aficiones poco presentables de algún personaje. Iba a decir del protagonista, pero ya no me atrevo, porque a estas alturas… ¿quién es el protagonista?