domingo, 29 de mayo de 2011

Los orígenes de la crisis

No disculpemos a nadie.
Los ciudadanos no tenemos que jugar al juego preferido de los políticos titulado "Y tú más".
Que cada palo aguante su vela.
Pero si echamos la vista atrás veremos cómo empezó todo.
Traigo aquí un vídeo que me envió mi hermano, muy divertido y didáctico.

De la Burbuja Inmobiliaria a la Crisis

por Aleix Saló


viernes, 27 de mayo de 2011

Tebeos


Hoy se llaman cómics. En aquellos tiempos recibían el nombre de “tebeos” y eran publicaciones para niños y jóvenes. No las había para adultos. Eso vino más tarde, con la democracia. El nombre de “tebeo” se generalizó por influencia de una publicación que precisamente se llamaba así.
El gran Carlos Giménez, el autor de Todo Paracuellos, sí, el de los niños orejones de posguerra, se niega a llamar a los cómics así, para él siempre son y serán tebeos.
Los chicos españoles que vivimos los años del franquismo, crecimos con las aventuras de El Capitán Trueno, El Guerrero del antifaz, El Cachorro, Roberto Alcázar y Pedrín, y con las historietas del Pulgarcito, Tiovivo o el Tebeo (TBO), con ilustres personajes como la familia Ulises, Carpanta o Mortadelo y Filemón, del gran Francisco Ibáñez. Luego estaban las publicaciones sólo para chicas, algo lógico y normal en aquella España franquista en la que se quería educar de distinta forma a las niñas para que de mayores fuesen virtuosas amas de casa obedientes y abnegadas: Azucena, Florita, Mis chicas, Mariló, Sissí…
El tebeo era un medio de entretenimiento, pero también un retrato de la época, una expresión de la ideología oficial y en ocasiones un reflejo crítico de la sociedad, como el hambriento Carpanta, de Escobar, un vagabundo que vivía bajo un puente y siempre tenía un hambre canina (un espejo de la España de la escasez y el racionamiento)
Los tebeos se convertían a menudo en una radiografía de los arquetipos sociales que pululaban por la España de aquellos años. Un claro ejemplo lo encontramos en 13 rúe del Percebe del inefable Ibáñez. En la colección de personas no faltaba el caco, ni la patrona de pensión que mataba de hambre a sus inquilinos, ni la solterona y sus mascotas, ni el sastre sin escrúpulos, ni el comerciante que hacía trampas con el peso, ni el moroso, ni la portera cotilla…


También encontramos tebeos parecidos aparentemente pero opuestos ideológicamente.
Roberto Alcázar y Pedrín.
Con dibujos de Eduardo Vañó y guiones de Puerto, Quesada, Amorós...



Impecablemente vestidos y peinados en su lucha contra el mal, traje con corbata y jersey de pico respectivamente, católicos de misa dominical y amor patrio, nuestros personajes mostraban una apariencia políticamente correcta en aquel momento. Dicen por ahí que los rasgos de Roberto Alcázar (apellido de resonancias castrenses y gestas imperiales, así como nombre de una patriótica publicación de la época, aunque según los autores parece ser que el apellido iba a ser en un primer momento “Alcaraz” y que luego se cambió) estaban inspirados en los del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. Pedrín parecía un chico de barrio, ganado para la causa, de esos de la OJE (Organización Juvenil Española, los alevines de la Falange) que luego pasarían a engrosar las filas de los Guerrilleros de Cristo Rey para defender a España de "rojos y separatistas". Sus métodos en la lucha contra el mal eran, como corresponde a los salvapatrias, violentos, incluyendo palizas y torturas “a los malos”.

El Capitán Trueno.
Autores: el guionista Víctor Mora y el dibujante Ambrós - para mí el mejor- entre otros.


Paladín de la justicia y defensor de los débiles, este caballero español, que participó en la III Cruzada y conoció al mismísimo Ricardo Corazón de León, según se nos cuenta en el primer cuadernillo, que por cierto conservo en edición facsímil, siempre va acompañado de sus fieles amigos Crispín y Goliath, quienes comparten un importante protagonismo secundario. El caballero tiene una novia, Sigrid de Thule, a la que ve sólo de vez en cuando y con la que no mantiene ningún tipo de trato carnal, un amor asexuado para que no hubiera problemas con la censura. Víctor Mora, un hombre con inquietudes sociales en aquella España represora e intransigente, diseña unos guiones que pretenden huir de la visión oficial y maniquea de “buenos y malos”: hay extranjeros que son amigos, aunque tengan otra cultura u otra religión, ya sean chinos, indios americanos, negros africanos o vikingos... En sus historias no hay racismo ni xenofobia. También hay buenos y malos entre los españoles y los propios cristianos.
Según el propio autor: “Siempre soñé con escribir las aventuras de un caballero andante, y Editorial Bruguera me brindó la ocasión. Este caballero es fuerte, simpático, lucha con noble idealismo moral por la justicia, la libertad, la fraternidad, la paz (…) Su papel fue a menudo el de hacer que masas de gentes tomaran conciencia de la bestial explotación a que eran sometidas por un grupo de vampiros.”

sábado, 21 de mayo de 2011

Una revista de nuestra posguerra


La Codorniz

“La revista más audaz para el lector más inteligente”

Afamada publicación semanal, pionera de otras que vendrían después como “Hermano Lobo”, “Por favor”, “El Papus” o “El Jueves”.
Una revista longeva, que arrancó a principios de los años 40 y perduró hasta 1978.
Fundada por Miguel Mihura, fue más popular en la etapa en la que el director era Álvaro de Laiglesia, con colaboradores de talla indiscutible como Mingote, Tono, Serafín, Gila, Perich, Summers, Forges, OPS (más conocido posteriormente como El Roto). Pasaron por ella escritores y dramaturgos de la talla de Wenceslao Fernández Flórez, Enrique Jardiel Poncela, Edgar Neville, Ramón Gómez de la Serna, Jorge Llopis
Bebió de las modas estéticas de su tiempo, de las greguerías, del humor absurdo, del surrealismo, de las corrientes de vanguardia.
Una revista inteligente, audaz, corrosiva, crítica que, sin llegar a meterse directamente con el sistema político, sí lo hacía con sus defectos, ofreciendo una radiografía despiadada de nuestra sociedad y no dejando títere con cabeza. La carestía de la vida, las injusticias, los privilegios de los poderosos (esas marquesonas de Serafín), los pobres de pedir, con ese toque de mala uva y chiste ácido que entronca con nuestra tradición de humor negro que tuvo sus raíces en obras como El lazarillo o El Quijote, pasando por los “esperpentos” de Valle y culminando con los guiones de Azcona (colaborador ocasional de la revista) y las películas de Bardem o Berlanga.










Fotos mías. Pinchar para ver detalles.

El método era el disparate, la parodia, la sorpresa, el quiebro en el lenguaje, el doble sentido, la sugerencia, el absurdo, el equívoco…tomando al lector como un ser participativo, cómplice e inteligente.
Sus problemas con la censura fueron una realidad. En más de una ocasión fue secuestrada la edición y la editorial sancionada o cerrada.
También hay exageraciones y leyendas urbanas sobre dichos cierres.
Por ejemplo, nunca existió esa portada en la que se decía: “Parte meteorológico: sigue reinando en toda España un fresco general procedente de Galicia”. Tampoco aquella en la que aparecía un huevo enorme de gallina con el título “El huevo de Colón. La próxima semana publicaremos el otro huevo.” Tampoco la regla de tres famosa, aunque hizo tanta gracia que su sucesora La Golondriz la sacó en portada. Hela aquí:


Imagen obtenida de aquí

Testigo de su tiempo, la evolución de la revista discurrió paralela a la de la propia sociedad española. Desde la época de las cartillas de racionamiento al desarrollismo industrial. No faltan las alusiones a un pueblo que contempla boquiabierto la eclosión del turismo, con la llegada masiva de guapas mozas extranjeras, tampoco falta la irrupción de la moda hippie, la música yeyé, la aparición de la píldora anticonceptiva, etc. A partir de mediados de los 60, el director aprovechó las corrientes aperturistas para abundar más en la crítica y en las alusiones políticas, prodigándose en señoritas ligeras de ropa como era la moda también en el cine (la “cartelera de estetáculos, que decía la revista).
En 1972 había aparecido un serio competidor, Hermano Lobo y La Codorniz entró en su fase final de decadencia. Abandonada a la inercia, falta de ideas nuevas, la revista perdió impulso y cedió el testigo a una nueva publicación más adaptada a la nueva realidad española y más en sintonía con esa juventud que estaba surgiendo en nuestro país. Podríamos concluir diciendo que La Codorniz tuvo su tiempo durante la dictadura y que con el final del franquismo perdió su razón de ser.



También hablan del tema:

http://www.ciberniz.com/codornizleyendas.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/La_Codorniz

domingo, 15 de mayo de 2011

El exilio interior en la España de posguerra


Imagen tomada de aquí


Todavía hoy son muchos los ciudadanos españoles que piensan que los males de la guerra acabaron con ésta, que la guerra fue un desastre donde gentes de distinto bando hicieron barbaridades a partes iguales. Y que acabada la guerra se empezó a construir un espacio donde, con las limitaciones propias de una dictadura, todos tenían su lugar. Y a ese tiempo de reconstrucción nacional y de “convivencia” se le vino a llamar período de paz. “25 años de paz”, ponía en los carteles que conmemoraban en 1964 los 25 años de la victoria del bando franquista. Con Franco teníamos paz, repiten todavía hoy algunos españoles.

O es no querer ver las cosas con ojos objetivos o se trata de justificar las atrocidades de la dictadura o es falta de luces y entendederas; pero paz, lo que se dice paz, muchos cientos de miles de españoles no la conocieron en aquellas aciagas décadas de los años 40, 50 e incluso 60.
Desde un primer momento, la división entre vencedores y vencidos fue tajante. Y los considerados derrotados o desafectos al régimen fueron perseguidos, encarcelados, ajusticiados, desterrados, vigilados o expulsados de sus puestos. Muchos de ellos se encontraron sin trabajo, sin bienes, sin futuro. Su paso por la cárcel, muchas veces con un coste enorme en salud, no concluía en una reinserción sino que lo que después venía era el rechazo del sistema por estar estigmatizado y ser un enemigo al que habría que seguir vigilando. De esta manera, muchos ciudadanos eran tratados como delincuentes peligrosos. El hambre, la enfermedad y el olvido se cernían sobre sus personas. Muchos hicieron de tripas corazón y lograron sobrevivir, no volviendo la vista atrás, empezando de cero y encerrándose entre las gruesas capas de su hermetismo y su silencio, resignándose a practicar el exilio sin moverse de su propio país: el exilio interior.

La cárcel franquista sirvió durante décadas de órgano fundamental en la tarea de vigilancia y mano dura que las autoridades habían diseñado para asegurarse el control de la sociedad y poner fuera de la circulación a ciudadanos sospechosos de izquierdismo. La cárcel franquista no cumplía el objetivo de todo sistema penitenciario moderno: reinsertar socialmente a personas que habían cometido un error en su pasado. Era simplemente un órgano represivo y de castigo. Su función no era educar o recuperar o enmendar sino escarmentar a muchos ciudadanos que se vieron de esta forma tratados como delincuentes o apestados de los que había que alejarse para no contagiarse o seguir sus pasos. Esta era la forma en la que los vencedores -pero no “convencedores”, siguiendo a Unamuno- tenían de aplicar los principios de la caridad y la piedad cristiana que decían defender.


Imagen tomada de aquí

De esta forma, muchos intelectuales, escritores, poco entusiastas del régimen triunfante, tuvieron que replegar sus alas y para no complicarse la vida con un sistema poco tolerante que los vigilaba, decidieron practicar su propio exilio interior. Y la creación artística y literaria se vio afectada por ello. Junto a la literatura del bando vencedor, con obras de Cela, Pemán, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo (aunque luego éste último se desmarcó del falangismo franquista), empezaron a proliferar obras anodinas, insustanciales, ligeras, de mero entretenimiento. También hubo valientes, como Buero Vallejo con su teatro o los poetas sociales como Blas de Otero, Gabriel Celaya o José Hierro que arriesgaron algo más y lograron lanzar sus mensajes descarnados y terriblemente humanos que hacían pensar, denunciando las injusticias, la miseria, la falta de horizontes…haciendo auténticos juegos malabares para no tener problemas con la censura. Se trataba de ser más inteligentes que los vigilantes y usar un lenguaje ambiguo que, en su complejidad metafórica, pudiera burlar a los censores y llegar a su destinatario: un público culto.

Como muestra vale un botón:

Nosotros somos quien somos. ¡Basta de Historia y de cuentos! / ¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos. / No vivimos del pasado, ni damos cuerda al recuerdo. /Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos. /Somos el ser que se crece. Somos un río derecho. /Somos el golpe temible de un corazón no resuelto. / Somos bárbaros, sencillos. Somos a muerte lo ibero. / Que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero. / De cuanto fue nos nutrimos, transformándonos crecemos. / Y así somos quienes somos, golpe a golpe y muerto a muerto. (…) / ¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo / y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
(…)

Gabriel Celaya, Cantos Iberos.

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Una obra fundamental sobre este tema:
El exilio interior: cárcel y represión en la España franquista.
Gómez Bravo, Gutmaro. Ed. TAURUS. Madrid 2009.





martes, 10 de mayo de 2011

Madrid en la posguerra.

Calle Preciados en guerra.


Decía Dámaso Alonso en su libro “Hijos de la ira”: "Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).”
Y no le faltaba razón. En efecto, tras la guerra, una ciudad con un millón de habitantes, con un montón de problemas, penurias y privaciones. Una ciudad llena de cadáveres ambulantes por las calles arrastrando su desgraciada vida.
Cuando acabó la guerra, el estado en que quedó Madrid era lamentable. Salvo el barrio de Salamanca, que había sido poco castigado por los nacionales por razones obvias, el resto era penoso, sobre todo en la zona de Argüelles, Carabanchel, Puente de Toledo, Paseo de Extremadura…zonas que habían estado en primera línea de batalla o muy próximas al frente.
Conscientes de las privaciones que había padecido la población durante la guerra, desde el primer momento se quiso dar una imagen positiva del nuevo régimen y con la colaboración del Auxilio Social se repartieron latas de sardinas, chocolate, cajetillas de tabaco, pan blanco, patatas…El diario YA llegó a decir: Ya está Madrid animado, bullicioso, lleno de vida y de optimismo, ha borrado la estampa de aquel villorrio miserable que ha sido nuestra capital durante la época de la barbarie roja.”

La Gran Vía durante la guerra.
Luego pasará a llamarse "Avenida de José Antonio"


Pero era una imagen la que se pretendía dar que no se correspondía con la realidad: familias arruinadas, mutilados, viudas y huérfanos del bando republicano…muchos tuvieron que acudir a los comedores del Auxilio Social y a pedir limosna. Aumentó la delincuencia, la prostitución y la venta ambulante. Había gente que moría de inanición. Con el fin de acabar con la mendicidad de los invidentes, la ONCE, organismo creado por el Estado, sacó a la circulación un cupón al precio de 10 céntimos, menos de la mitad se destinaría a premios y el resto para vendedores y ciegos mendigos.
Pero para las autoridades no eran los pobres, los que pasaban hambre, su principal preocupación, sino el control, la vigilancia de los "enemigos" de España. De esta forma, en los boletines informativos de las emisoras de radio era obligatorio incluir al final el siguiente texto:
“Españoles, alerta. La paz no es un reposo cómodo y cobarde frente a la historia; la sangre de los que cayeron por la patria no consiente el olvido, la esterilidad ni la traición. Españoles, alerta. Todas las viejas banderas de partido o de secta han terminado para siempre. La rectitud de la justicia no se doblegará jamás ante los privilegios ni ante la criminal rebeldía. El amor y la espada mantendrán con la unidad de mando victoriosa la eterna unidad de España. Españoles, alerta. España sigue en pie de guerra contra todo el enemigo de interior o del exterior, perpetuamente fiel a sus caídos. España, con el favor de Dios, sigue en marcha, una, grande, libre, hacia su irrenunciable destino. Arriba España. Viva España.”

Marqués de Vadillo

Fruto de investigaciones y delaciones, se puso en marcha una operación de depuraciones dentro de la Administración. Todos los funcionarios, amén de otras profesiones, tuvieron que demostrar mediante juramento su apoyo al régimen de Franco. Médicos, abogados, farmacéuticos, profesores, ingenieros, arquitectos…fueron víctimas de la depuración. Algunos fueron objetos de la animadversión de sus subordinados o de sus superiores. Nadie se libraba de ser investigado. Simplemente por el hecho de haber leído algún periódico de alguna organización afín a la República o haber pertenecido a un sindicato era motivo suficiente para la depuración. Y el depurado ya sabía lo que le esperaba: en el mejor de los casos perdía el empleo, en el peor, sus huesos iban a parar a la cárcel y a veces podía perder la vida frente al pelotón de fusilamiento. Algunos extraoficialmente fueron asesinados en cualquier cuneta por grupos de falangistas y exaltados que iban casa por casa buscando sus presas.
El poema de Dámaso Alonso continuaba así:  

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este
nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como
un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre
caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por
qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta
ciudad de Madrid.
Dámaso Alonso, Hijos de la Ira
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Bibliografía fundamental:

HIJOS DE LA IRA, Dámaso Alonso. Clásicos Castalia. Madrid, edición de 1986.
MADRID EN LA POSGUERRA
Pedro Montoliú
Silex ediciones, Madrid 2005.

En este interesante libro, el autor hace un recorrido por los difíciles años de la posguerra, entre 1939 y 1946, los años más difíciles, con mayores privaciones y más represión y pasa repaso a capítulos dedicados al Valle de los Caídos, al mercado negro, la fiesta nacional, la división azul, el aislamiento internacional o la “pertinaz sequía.”


viernes, 6 de mayo de 2011

Frases célebres


Ojo por ojo… y todo el mundo acabará ciego.

Mohandas Karamchand Gandhi

martes, 3 de mayo de 2011

Descolonización en Asia y África. Descubre el personaje, 38.


La descolonización con fechas. Pincha en la imagen.


A finales de los años 40 se inició el proceso emancipador en Asia y África.
Las antiguas colonias de las naciones europeas fueron accediendo poco a poco a su independencia.

Un tema delicado debido a los intereses contrapuestos que se enfrentaron durante su proceso, en plena guerra fría.
La emancipación de las antiguas colonias africanas y asiáticas fue un hecho muy complejo debido a la diversidad étnica, lingüística, económica, geográfica, etc. de los diversos pueblos que la protagonizaron. Un fenómeno complejo también por los diversos estilos o maneras de llevar a cabo la liberación. Hubo independencias que se lograron por métodos pacíficos (La India). Hubo formas violentas de resolverlo a partir de luchas emancipadoras (Argelia). A veces quien promovió la independencia la aprovechó en beneficio propio instaurando una tiranía (Sukarno). Y en ocasiones, los propios promotores se convirtieron en víctimas durante el proceso liberador, como Gandhi o Lumumba.
Algunos protagonistas de la descolonización:


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