viernes, 31 de diciembre de 2010

El día en que se acabó el mundo


El triunfo de la muerte.
Pieter Brueghel El Viejo
1562. Museo del Prado.



Fin de año, fin del mundo. Apocalipsis. Un tema "muy apropiado" para el día de Nochevieja.
El Apocalipsis de San Juan es un libro del Nuevo Testamento, escrito a finales del siglo I, en una época de sensibilización especial de los cristianos, dado que era un momento en el que las persecuciones contra ellos se hacían con una mayor intensidad y virulencia. Tiempos del emperador Domiciano, quien pretendía por parte de sus súbditos ser adorado como un dios, a lo que los cristianos se negaban.
Y se pinta un fin de los tiempos lleno de cataclismos, plagas, catástrofes de todo tipo, animales fabulosos y batallas descomunales (Armagedón, campo de batalla donde las fuerzas del bien y del mal celebrarán la última batalla), tras las que Cristo vencedor volverá a reinar en el mundo.
Pero el Apocalipsis, aparte de un libro, son más cosas. Es ese clima “milenarista” –apocalíptico sería su adjetivo más oportuno- que en muchos momentos de la historia aparece, generalmente en épocas de crisis, anunciando el fin de los tiempos. De esa mentalidad tan pesimista hay claros y múltiples ejemplos a lo largo de la Edad Media. Y claro, el convencimiento de que se acerca el final, llena las ciudades y los campos de gente que intenta disfrutar lo que puede ahora que el mundo se acaba. Y se suceden los alborotos, los robos, el pillaje y alguna que otra sublevación contra los señores del lugar y el orden establecido. El movimiento husita y el de los taboritas a finales del medievo son dos ejemplos válidos. Conatos ambos de revolución y violencia, alimentados por el miedo milenarista, con lo que las escenas cuasi- apocalípticas, de muerte y destrucción, aparecen paradójicamente de forma indirecta, provocadas como consecuencia de los temores hacia ese previsible final.
Siempre ha habido agoreros que han profetizado el fin del mundo. Afortunadamente hasta ahora no han dado una en el clavo. Tengo una alumna que me asegura que el mundo se acaba en el 2012 según profecías de los mayas. Nostradamus también había dicho cosas al respecto. Y desde que yo era pequeño, los Testigos de Jehová han profetizado esto varias veces. Menos mal que todo ha sido, de momento, un error. No quiero pensar que intencionado.
El juicio final, de Miguel Ángel
Fuente: Wikipedia

Circula por Internet una simpática ocurrencia:
¿Qué dirán los periódicos el día del fin del mundo?

ABC: “El Rey don Juan Carlos concluye su reinado y el resto del mundo se le une con entusiasmo.”
HERALDO DE ARAGÓN: “No habrá trasvase del Ebro.”
EL PAÍS: “Por fin se acaba El Mundo.”
EL MUNDO: “El PSOE, la Guardia Civil y la trama asturiana culpables del fin del mundo. Publicamos los documentos de la conspiración final.”
EL PUEBLO VASCO: “Bilbao desaparece.”
AVUI: “Catalunya s’acaba. La resta del mon, també.”
LA RAZÓN: “Con tanto rojo en el poder era de esperar.”
MARCA: “Definitivamente el Real Madrid el mejor equipo de la historia.”
LE MONDE: “C’est fini.”

Otra ocurrencia es responder a la pregunta: ¿Qué harías si dentro de un par de meses se acercara el fin del mundo?
Lo que se acerca seguro es el fin de "este" año.
¡Feliz año nuevo!

martes, 28 de diciembre de 2010

La obra culmen de Gaudí en peligro

La Sagrada Familia


Amenaza inminente de derrumbamiento en La Sagrada Familia.

Según la opinión de técnicos solventes, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, obra cumbre del insigne Gaudí, está afectado por aluminosis, una enfermedad propia de edificios que usan materiales poco recomendables es su contrucción.

La aluminosis es una patología del hormigón, que se vuelve más poroso y menos resistente. Por desgracia es algo bastante frecuente en climas marítimos con ambientes salinos. A esto hay que añadir la responsabilidad de las empresas suministradoras de materiales de construcción, la mayoría ubicadas en Barcelona, que sitúan en primer lugar la obtención de beneficios por encima de la idoneidad de los materiales suministrados.

Si antes las obras del AVE amenazaban seriamente con afectar la cimentación del templo del artista catalán, ahora el peligro viene de su propia estructura. Según expertos consultados, el problema es muy grave e inmediato por causa de los deficientes materiales utilizados en la construcción de la famosa obra.

La Generalitat catalana ha convocado para el próximo míércoles día 29 una reunión extraordinaria para debatir las medidas urgentes a tomar ante esta catástrofe sin precedentes en la historia del patrimonio artístico catalán.
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Estoy fuera unos días. A la vuelta hablamos. Saludos.

jueves, 23 de diciembre de 2010

La boda de Felipe IV y Mariana de Austria

Plaza de Segovia (Navalcarnero)

Mariana de Austria era hija de Fernando III de Alemania y sobrina carnal de Felipe IV.
En un primer momento estuvo comprometida con su primo el príncipe Baltasar Carlos, pero éste falleció prematuramente a la edad de 17 años, según dicen víctima de una enfermedad venérea que contrajo en un burdel de Zaragoza, en su etapa de iniciación al sexo. De tal palo...
También falleció Isabel de Borbón, la primera esposa de Felipe IV. Se produce así un grave problema de Estado: el no existir heredero legal varón, pues del rey viudo sólo sobrevive una hija del anterior matrimonio, la infanta María Teresa.
Es necesario buscar nueva esposa y es preferible que sea joven y de familia prolífica para asegurar la descendencia. Y se toma la decisión de que sea su sobrina Mariana la que se convierta en su mujer a pesar del riesgo evidente de un matrimonio consanguíneo.
Así que el 7 de octubre de 1649, cuando aún no había cumplido los 15 años de edad, doña Mariana de Austria ratificó su matrimonio, contraído en Viena, con su tío carnal, un hombre que ya contaba con 44 años. Y la misa de velaciones se celebró en Navalcarnero, en la Casa de la Cadena. Luego hubo festejos en honor de los contrayentes, donde no faltaron ni los fuegos artificiales ni los toros ni las danzas, prolongándose hasta el día 9 en que los desposados se dirigieron hacia El Escorial en viaje de bodas.


Casa de la Cadena


Este nombre viene precisamente de una cadena que había en la puerta, anclada en dos bolardos de granito con remate de bolas herrerianas. La casa, propiedad de los Ollero, fue la elegida por los reyes para pasar su noche de bodas. La de la foto es una réplica de la original, ya derruida desde el siglo XIX.

Elegir Navalcarnero como lugar de celebración de la boda real no se debió a ningún capricho, sino a que según una vieja costumbre, el lugar donde se celebraba una misa de velaciones real quedaba exento de impuestos durante un año. Se eligió entonces Navalcarnero porque era uno de los pueblos más cercanos a Madrid y porque su escaso número de habitantes resultaría más barato para la hacienda real. De haber sido Madrid el descalabro para el fisco habría sido terrible.
Y en agradecimiento, Felipe IV otorga a la localidad de Navalcarnero el título de “Villa Real ”. Así lo dice la cédula real de la concesión:
Por cuanto teniendo consideración a la ocasión de haber celebrado mi Real Casamiento con la serenísima Reina Doña Mariana de Austria mi muy cara y muy amada mujer en la Villa de Navalcarnero, y por haber ella recibido el honor y porque haya memoria dello he tenido por bien de hacer la merced como por ésta se la hago de que de aquí adelante perpetuamente, para siempre jamás la dicha Villa de Navalcarnero, se pueda llamar e intitule y la hago, e intitulo, La Villa de la Villa Real de Navalcarnero. Y con esta conformidad mando que sea tratada por escrito y de palabra y a los del mi Consejo, Presidente y oidores de las mis audiencias y chancillerías y otros cualesquier mis jueces y justicias y personas de todas las ciudades, Villas y lugares desto mis Reinos y señoríos que guarden y cumplan y hagan guardar y cumplir ésta mi Cédula y lo en ella contenido. Fecha en Madrid a 4 de junio de 1651. Confirmada de S.M. Refrendada y señalada de los dichos.
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Esta entrada forma parte de una iniciativa del amigo bloguero Carolvs al cumplirse hoy el aniversario del nacimiento de Mariana de Austria.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Frases célebres

Sabino Arana

Pío Baroja, ese vasco universal, escritor, médico y "panadero" ocasional en Madrid, vino a decir que el nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando; pero no todos pensaban como él...

"El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos.

El bizkaino degenera en carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice.

Si nos dieran a elegir entre una Bizkaya poblada de maketos que sólo hablasen Euzkera y una Bizkaya poblada de bizkainos que sólo hablasen el castellano, escogeríamos sin dubitar esta segunda, porque es preferible la sustancia bizkaina con accidentes exóticos que pudieran eliminarse y sustituirse por los naturales, a una sustancia exótica con propiedades bizkainas que nunca podrán cambiarla."

Sabino Arana, fundador del PNV y padre del Nacionalismo Vasco (1865- 1903)

martes, 14 de diciembre de 2010

El año 2000


Año 2000. Esa era la frontera que nos separaba del futuro a los chicos que vivíamos en los 60 y 70 y pensábamos que en aquella fecha tan lejana, que daba pie a mil y una conjeturas y a mil y una películas de ciencia ficción, los coches no se iban a mover por las carreteras sino por el aire, las tareas domésticas iban a estar totalmente robotizadas, todos íbamos a andar con trajes de papel aluminio e íbamos a vivir en edificios estratosféricos o en ciudades submarinas.
El futuro estaba en el año 2000 porque todavía quedaba lejos.

Además del futuro, también podría situarse en ese año el Apocalipsis. Ya lo decían los agoreros. Malaquías, sin ir más lejos, profetizó en su día que tras el último papa romano vendría el final, hacia el año 2000 más o menos, tras el 112 papa después de Celestino II : “En la persecución final de la Santa Iglesia Romana reinará Petrus Romanus, quien alimentará a su rebaño en medio de muchas tribulaciones. Después de esto, la ciudad de las siete colinas será destruida y el temido juez juzgará a su pueblo”.
Nostradamus, otro agorero, se había adelantado incluso un año cuando predijo que El año 1999, séptimo mes, desde el cielo vendrá el gran rey de terror”.

En el año 2000, mucha gente en los EEUU, corría ansiosa a las tiendas para abastecerse de alimentos por si las moscas, ante el temor de una hecatombe nuclear.

Los líderes de sectas y cantamañanas diversos siempre han gustado por los números redondos y el año dos mil era muy atrayente.
Según íbamos acercándonos a esa fecha surgían comentarios de que algo iba a ocurrir. El año 2000 era un año de interrogantes. Se hablaba del “efecto 2000”, con cantidad de seguidores en todas partes. Muchos predecían un caos en los sistemas informáticos, en el control de los misiles nucleares que, según algunos, no estaban programados para un cambio de ese tipo. El caos podía ser catastrófico... Pero nada pasó.
El cine siempre vio una mina en esto del fin del mundo y empezaron a proliferar películas como antaño sobre el tema como ”Hijos de los hombres”, “Ultimátum a la Tierra”, “El día después”, “El quinto elemento”, “La guerra de los mundos”, “Soy leyenda”, “El día de mañana”, “2012” y un largo etcétera. Y todo ello porque en el fondo somos conscientes de que esta sociedad nuestra pisa en este mundo con pies de barro y en continuo riesgo y en cualquier momento todo puede irse al garete.

Imagen tomada de aquí

Pero vamos, ese año concreto, ni fin del mundo ni nada que se le pareciera.

Como mucho algún acontecimiento aislado:

- Un Concorde francés se estrella nada más despegar de París muriendo sus ocupantes.
- Alberto Fujimori vuelve a salir elegido presidente del Perú, aunque poco después será destituido.
- Hugo Chávez renueva su mandato en Venezuela.
- El presidente Clinton está a punto de dejar el Despacho Oral, digo Oval.
- Algún cobarde asesinato de ETA (Ernest Lluch).
- Y el PP gana la mayoría absoluta con Aznar al frente de su partido…

En fin: algunas "desgracias" aisladas, pero de fin del mundo nada de nada.

Aviso urgente a mis seguidores

Ante la imposibilidad de tiempo material para mandar a mis 154 seguidores un correo a cada uno dándoles las pertinentes explicaciones, paso a hacer esta minientrada donde expongo las medidas que voy a tomar en lo referente a mi blog.

Suprimo la sección de "Seguidores" porque ha quedado dañada al intentar bloquear a un seguidor no deseado, desapareciendo algunos de los que me siguen y mezclando caprichosamente nombres con caras que no se corresponden. Prefiero suprimir esa sección a que un seguidor mío pinche en su foto y aparezca como enlace otra persona.
Los amigos que suelen comentar mis entradas aparecen en las listas de blogs favoritos, con lo cual en ese sentido el trastorno es mínimo.

Elijo la opción de Moderación de comentarios, con el fin de publicar sólo aquellas opiniones que se atengan a la filosofía de este blog, como ha sido hasta la fecha lo habitual, evitando así el intrusismo de personas no deseadas.
Disculpad las molestias.
Un saludo.

sábado, 11 de diciembre de 2010

D'Alembert


«La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos»

Esta frase se atribuye a d’Alembert.

Jean Le Rond d’Alembert fue un pensador de la Ilustración francesa, junto con Diderot fue el promotor de la Enciclopedia, una obra muy ambiciosa que pretendía resumir toda la cultura de su tiempo. La Enciclopedia fue una enorme difusora del pensamiento ilustrado y por su carácter revolucionario fue prohibida en muchos sitios y por algunas instituciones políticas y religiosas, como reflejábamos en la entrada anterior.

martes, 7 de diciembre de 2010

Prohibir la lectura

Nazis recogiendo libros para quemarlos

La costumbre de quemar libros, de secuestrar obras, de prohibir, de censurar… El miedo al saber, a la cultura, a la diversidad de opiniones… algo tan antiguo como la propia literatura y tan frecuente a veces por desgracia, dentro y fuera de nuestras fronteras.
Un producto de la cultura del fanatismo, de la intransigencia, de la estupidez, de la ignorancia, de la intolerancia, característico de sistemas sin libertades.
Son muchos los casos que han tenido lugar a lo largo de la historia. Algunos ejemplos:
En el siglo III, el emperador Diocleciano mandó quemar los libros de alquimia de la Biblioteca de Alejandría.
Girolamo Savonarola, el fraile dominico, hizo famosas sus “hogueras de las vanidades”.
También es archiconocida la quema de libros judíos y contrarios a la raza aria por parte de los nazis, acción que luego copiaron los militares chilenos bajo el mandato del general Pinochet. Cuentan que al parecer quemaron equivocadamente unos libros sobre arte cubista, pensando que eran libros comunistas cubanos. La cultura no era lo suyo, estaba claro.
En la ficción literaria también tenemos buenos ejemplos:
El expolio de la biblioteca del ingenioso pero enloquecido hidalgo don Quijote por parte del ama y la sobrina, con ayuda del cura y del barbero, episodio conocido más como el “donoso escrutinio”.
La labor de quemalibros de los “bomberos” de Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, novela de ciencia ficción en cuyo título se habla de la temperatura a la que arde el papel, todo un clásico del género.
Manuel Vázquez Montalbán hace que su detectivesco personaje Pepe Carvalho encienda la chimenea quemando algún mal libro. ¿La mala literatura merece la hoguera? ¿Merece la hoguera la mala literatura?
Por su parte, Heinrich Heine, poeta y ensayista alemán del siglo XIX, escribió Ahí donde se queman libros se acaban quemando también seres humanos.
Otros, acostumbrados precisamente a quemar personas por cuestiones de controversia, prohibieron expresamente la lectura de ciertos libros y autores bajo amenaza de excomunión por considerar dicha lectura un grave pecado.
Así aparece el Index Librorum Prohibitorum o famoso Índice de Libros Prohibidos, catálogo de obras señaladas en su día por la Iglesia de Roma como perniciosas o contrarias a la fe.
Allí se dan cita obras supuestamente revolucionarias como “La Enciclopedia” francesa o “El contrato social” de J. J. Rousseau y otras más inocentes aparentemente, como “El lazarillo de Tormes”, “Los miserables” de Víctor Hugo o “Madame Bovary” de Gustave Flaubert. Autores malditos, señalados por el dedo acusador de la Santa Inquisición, como Zola, Voltaire, Clarín, Balzac, Copérnico, Descartes, Alejandro Dumas (padre e hijo), Erasmo de Rotterdam, Kant, Galileo, Montesquieu, Rabelais, etc., etc.
El “Index” fue fruto del clima de intransigencia desatado por la Contrarreforma del siglo XVI ante el empuje de la Reforma protestante, una manera de velar por la pureza de la fe y del credo católico, impulsado por el Papa Pio IV.
Tras el Concilio Vaticano II y el posterior papado de Pablo VI, se retiró el índice y la amenaza de excomunión que pesaba sobre los potenciales lectores.
Hay otros índices o listados de libros prohibidos, como el que cita Manuel Rivas hecho por el Opus Dei.
Hay un excelente artículo de Joseph Fontana sobre el tema, muy ocurrente, ameno y acertado, donde, refiriéndose a los listados de libros poco convenientes, se dicen cosas como ésta “Pero ninguno de ellos tiene la utilidad y el encanto de los índices de libros prohibidos, donde la estupidez de los censores resulta una guía segura para el hallazgo de la excelencia, que parecen oler igual que los cerdos descubren las trufas bajo tierra. ¡Benditos sean los censores que nos han descubierto tantos libros que merecía la pena leer! Y, de paso, gracias por haberme condenado. Son ya muchos los amigos que me han felicitado por esta distinción.”

miércoles, 1 de diciembre de 2010

1984



1984 es el título de una novela y algo más.
Un año que se suponía orwelliano, pretendidamente catastrófico, apocalíptico.
Para los que sobrevivieron, acabada la guerra mundial, ese año quedaba muy lejos y se podía allí fijar una fecha para un futuro amenazante e incierto. La novela de Orwell se escribió al poco de terminar la Segunda Guerra Mundial. Se puede decir que es un producto de la guerra fría, de la psicosis nuclear y el miedo al totalitarismo estalinista. La novela se sitúa en una futura Inglaterra, donde el Partido Único promueve una feroz represión organizando la vida de sus ciudadanos de una forma tiránica, ejerciendo un absoluto control de sus acciones y pensamientos. El protagonista de la obra trabaja en un departamento cuyo objetivo es reescribir la historia, algo muy típico de las dictaduras y también de los nostálgicos que, a pesar de prosperar en democracia, aspiran incomprensiblemente a desestabilizar ésta. (A buen entendedor...) La labor que lleva a cabo “El Ministerio de la Verdad”, destruyendo todos los documentos que desmienten la historia oficial recuerda también a otra gran obra de historia ficción, Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
Y es en esta obra donde aparece el “Gran Hermano”. Algunos creen que esto es algo original de absurdos y degradantes programas morbosos y horteras de TV. El Gran Hermano te vigila. Ese símbolo de ojo que ves y que todo lo ve, instalado en cada minivivienda, especie de celda interactiva bajo control del omnipotente televisor. Símbolo del poder absoluto en una sociedad dirigida donde está prohibida la intimidad y la libertad individual.
Pero 1984 era además un año bisiesto y en ese año precisamente no se acaba el mundo. En España gobierna Felipe González, quien tiene que hacer frente a la “reconversión industrial”, mientras ETA continúa su escalada terrorista; en EEUU gobierna Ronald Reagan, con sus acostumbradas meteduras de pata; en Argentina intenta gobernar Raúl Alfonsín; en la India es asesinada Indira Gandhi y en Nicaragua gana las elecciones el Frente Sandinista de Liberación Nacional. En Perú, el gobierno de Belaúnde Terry se tambalea sacudido por la crisis económica y el terrorismo de Sendero Luminoso. Al año siguiente tomará el relevo Alan García. En Rusia, país que hace de Afganistán su escenario en una guerra fría que se va acabando, se inventa un nuevo videojuego llamado “Tetris”.
Es decir, normalidad absoluta dentro de un orden.
No era la felicidad deseada pero tampoco el Apocalipsis.

Zona 84, número 1

Pero 1984 era también un cómic, un gran cómic de calidad de fantasía y ciencia ficción, de evidentes raíces orwellianas, editado en Barcelona, que luego cambió su nombre por el de Zona 84, precisamente ese año emblemático, con series tan estupendas como “Stratos”, “De vuelta a casa”, “Tragaperras” o “Chances”, donde se daban cita autores nacionales y extranjeros de la talla de Miguelanxo Prado, Abulí, Bernet, Serpieri, Trillo, Horacio Altuna, Juan Giménez, Corben, Daspastoras… Una maravilla del cómic para adultos en una época en la que todavía no había irrumpido el manga con su carga comercial.