miércoles, 30 de noviembre de 2011

La Conferencia de Teherán


Tal día como hoy, 30 de noviembre del año 1943, se tomó en esta localidad iraní una importante decisión en el marco de la Conferencia de Teherán, en plena Segunda Guerra Mundial.
El presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, el primer ministro británico Winston Churchill y el líder soviético Iósif Stalin planearon realizar un desembarco decisivo en alguna zona débil del territorio controlado por los alemanes. A pesar de que se plantean varias alternativas. Una de ellas era la de realizar la operación conjunta en los Balcanes para evitar el previsible control ruso en Europa oriental, prevaleció, para regocijo de Stalin, la idea de llevarla a cabo en el norte de Francia, lo cual se llevaría a cabo el Día D (el 6 de junio de 1944).
Alejados así los aliados, Europa oriental quedaba a merced de Rusia. 
Cuando termine la contienda, habrá empezado otra: la guerra fría.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Tal día como hoy



Con esta entrada iniciamos una nueva sección en el blog, una nueva andadura, la de los aniversarios famosos.

27 de noviembre de 1806:

Napoleón ordena el inicio del bloqueo continental a Gran Bretaña. En la lucha por el control de Europa, la guerra económica era la única manera de derrotar a la potencia inglesa, dado el protagonismo prácticamente absoluto que esta ejercía en los mares y no se la podía vencer de esa manera. El objetivo era cortar radicalmente el tráfico de mercancías desde y hacia Inglaterra con el fin de lograr su ruina económica y financiera. Inglaterra, gracias a encabezar la Revolución Industrial, se había convertido en una poderosa rival para los sueños de grandeza del emperador francés.
Y aquí se inscribe la aventura española. El desastre de Trafalgar de 1805 no solo había sido una derrota española frente a los ingleses sino el convencimiento definitivo para Francia de que no se podía vencer el poderío británico por mar.
Quién le mandó a Carlos IV meterse en camisas de once varas y nada menos que haciendo la cama al corso. Aunque hay que decir que las presiones por parte de Francia eran muy fuertes y nadie se atrevía a decir que no al emperador por miedo a ser invadido por sus tropas, algo que realmente ocurrió.
Malos momentos para España
Portugal sí se opuso al embargo a Inglaterra, dado que su supervivencia dependía del comercio con este país. Napoleón decide enviar un ejército a España para controlar a Portugal (Tratado de Fontainebleau) y ya de paso conseguir un recambio de rey que beneficiara a Francia totalmente. De aquí "Las abdicaciones de Bayona", con las renuncias de Carlos IV y Fernando VII al trono de España a favor del emperador y de su hermano José.
Lo que siguió a continuación fue la guerra de la independencia española frente a los franceses. Pero esa ya es otra historia.

domingo, 20 de noviembre de 2011

A vueltas con el Nacionalismo



El Nacionalismo europeo del siglo XIX fue un movimiento vinculado a la burguesía. En un principio fue un producto de la Revolución Francesa en su lucha contra las fuerzas absolutistas del Antiguo Régimen, un movimiento revolucionario paralelo al liberalismo, porque si este buscaba la libertad del individuo frente a la opresión y a la tiranía, aquel pretendía también la libertad, pero no ya del individuo a título personal sino la de todo un pueblo. Así cobraba sentido la lucha de liberación griega frente al imperio turco, o la independencia de Bélgica frente a Holanda o también la independencia de las colonias iberoamericanas. Ese era el nacionalismo romántico, altruista, que luchaba por su identidad contra los que se la negaban. La estampa típica era la de Lord Byron luchando desinteresadamente junto a los griegos en busca de la libertad de un pueblo.

Pero el nacionalismo tuvo otra vertiente menos amable y fraterna, y fue cuando se volvió conservador una vez que la burguesía se afianzó en el poder. Y los demás se convirtieron en un estorbo frente a los propios sueños de desarrollo y grandeza. Era un nacionalismo vinculado a las necesidades económicas, al desarrollo industrial, a la conquista de mercados. Así nos encontramos con un nacionalismo expansionista, excluyente, que miraba a los vecinos como competidores y en ocasiones como si fueran inferiores. Un nacionalismo racista, xenófobo, nada fraterno, para el que el extranjero no era un hermano sino casi siempre un enemigo. Un nacionalismo peligroso que buscaba en la propia identidad los pretextos para justificar el expansionismo y la guerra. Este nacionalismo bebía directamente del "darwinismo social" y promovía la teoría de la "raza superior", con el derecho de los fuertes sobre los débiles . Creo que no hace falta recordar a dónde fue a parar Europa con ese equipaje ideológico ni tampoco indicar el ejemplo de Adolf Hitler como el caso más conocido y aberrante de esta argumentación.

Algunas reflexiones sobre el Nacionalismo:

"Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás pueblos es lo primero”.

Charles de Gaulle


“Los nacionalistas no sólo no desaprueban los hechos atroces realizados por su bando, incluso tienen una capacidad increíble para ni siquiera oír hablar de ellos”.

George Orwell


"El nacionalismo, lo mismo el centralista que los periféricos, es una catástrofe en todas sus manifestaciones".

Mario Vargas Llosa



domingo, 13 de noviembre de 2011

Liberales y Románticos

Eugène Delacroix.
La libertad guiando al pueblo.


Hoy en día oímos con frecuencia expresiones como estas:
"Es una formación política liberal" o "¡Qué historia tan romántica!"
Comparando el ayer con el hoy, llegamos a la conclusión de que hay un evidente desgaste o cambio de significado de estos términos.
Hoy, para la gente de la calle, no tienen el significado originario que en su día tuvieron.
Nos olvidamos con frecuencia del origen de estas palabras.
Cuando hablamos de política liberal -tal vez sería más adecuado "neoliberal"-, nos viene generalmente a la cabeza un modelo económico, una manera de concebir los mecanismos que producen riqueza y trabajo en base al papel que desempeñen los mercados, la ley de la oferta y la demanda, la capacidad inversora de los particulares, la libre competencia y el papel moderado del Estado como interventor en este sistema. Se nos olvida parte importante de su vertiente ideológica originaria. Es más, hay regímenes que apostaron por este sistema económico y no son partidarios bajo ningún concepto de otras libertades que no sean las de los mercados: algunas dictaduras optaron por sistemas capitalistas o liberales. La de Franco en España o la de Pinochet en Chile, por ejemplo.

¿Qué libertad es esa? ¿Acaso un dictador puede ser liberal?

El liberalismo no es solo un sistema ideado por gente como Adam Smith. Es un sistema revolucionario, también ideológico, que pretendía transformar profundamente la sociedad del antiguo régimen y crear una sociedad moderna y participativa. No es un movimiento en absoluto conservador, sino todo lo contrario: innovador, transformador, revolucionario... Por eso, a muchos extraña hoy que gente que se dice liberal apueste decisivamente por posturas conservadoras o confesionales con ciertas doctrinas. El liberalismo no es solo económico. Ser liberal es apostar por la luz en contra del oscurantismo religioso, en contra de la superstición y de las tinieblas, en contra de las cadenas y de los dogmas, como postulaban pensadores de la Ilustración de la talla de Voltaire.

La Balsa de la Medusa.
Théodore Géricault.
Un cuadro romántico.

Cuando hablamos de Romanticismo, se apodera de nosotros una visión edulcorada y sensible de las relaciones amorosas, con una primavera llena de flores y pájaros. Esto es romántico, se dice, cuando hay una historia de amor, pasión a raudales, etc.
Nada más lejos de lo que hoy se entiende como tal. Una historia romántica no es una historia de amor que se desarrolla más o menos felizmente en días azules de primavera, con fragantes jardines y aves juguetonas, sino en parajes fastasmagóricos, con castillos ruinosos, buenas tempestades y amores desgraciados. No hay más que ver cómo acaba la vida de los escritores románticos, Larra, Bécquer o Espronceda. Por cierto, la vida de estos poetas es más apasionante si cabe que sus escritos.

Y el romántico era generalmente un liberal.

Como decía Víctor Hugo, "le romantisme n'est que le liberalisme en littérature."
¿Hay alguien más libre que el pirata de la famosa "Canción" de Espronceda?
Espronceda asistió siendo niño como testigo excepcional a la ejecución de Riego, aquel militar liberal que se opuso al absolutismo de Fernando VII y que fue capturado y ahorcado como un vulgar criminal en la plaza de la Cebada de Madrid.
El escritor extremeño dedicó buena parte de su vida adulta a criticar y a luchar contra el absolutismo o el pseudoliberalismo que negaba las libertades a los ciudadanos, por ello sufrió en carne propia la persecución e incluso el destierro.
¿Y el pirata?
Aunque podríamos caer en el chiste fácil y jugar con algún apellido de banquero famoso, por aquello de la rapiña y el botín. Nada más lejos para el poeta, quien hace bandera de la libertad y de la aventura y proclama su ruptura con una sociedad que se le antoja anodina y opresora, lanzando a los cuatro vientos su mensaje vital:

"Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar."

domingo, 6 de noviembre de 2011

Coplillas satíricas en la época de Carlos II


Esta entrada forma parte de un proyecto colectivo sugerido por nuestro amigo bloguero Carolvs, al cumplirse hoy el 350 aniversario del nacimiento de Carlos II.


Este pueblo nuestro, siempre dado al humor grueso y al exceso, ha sido prolijo en chistes y coplillas, siendo con frecuencia la diana de sus dardos los representantes políticos, los gobernantes, los ministros, no salvándose de la andanada ni siquiera los "monarcas por la gracia de Dios". Es como si pretendiéramos hacer pagar nuestras penalidades habidas en este valle de lágrimas a los personajes más importantes del momento, una especie de pequeña venganza popular por la mala suerte tenida, sin que la cosa vaya a más que el chiste, el chascarrillo y la mala leche. Si bien es muy liviana y endeble la línea que separa el humor de la maldad, la ocurrencia simpática de la crueldad.
Y por supuesto, de esas coplillas satíricas no se libró tampoco el joven rey Carlos II, apodado “El Hechizado” porque según la creencia popular era víctima de un maleficio porque alguien le había dado a beber los sesos de un cadáver desleídos en chocolate caliente.

Es de sobras conocida su debilidad física, su tardanza en aprender a andar y a leer, sus enfermedades crónicas...

"El príncipe, al parecer,
por lo endeble y patiblando,
es hijo de contrabando,
pues no se puede tener ."

Carlos nació endeble y enfermizo, resultado final de una política matrimonial basada fatalmente en enlaces consanguíneos. Y eso que la Gaceta de Madrid decía que el 6 de noviembre de 1661, “nació un robusto varón, de hermosísimas facciones, cabeza proporcionada, pelo negro y algo abultado de carnes.”

Obviamente, esas presuntas "cualidades físicas" no eran compartidas por todos. El embajador de Francia escribió a Luis XIV años más tarde para decirle:

“El Príncipe parece bastante débil; muestra signos de degeneración; tiene flemones en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura (…) asusta de feo.”

Para mayor fatalidad, no podía tener descendencia. Y eso que se casó dos veces. El caso es que era incapaz de engendrar. Era estéril y hay quien dice que sufría de eyaculación precoz. Ni María Luisa de Orleans ni después Mariana de Neoburgo pudieron tener descendencia con el rey.
Y así una copla popular decía:

"Tres vírgenes hay en Madrid:
La Almudena, la de Atocha,
Y la Reina Nuestra Señora."


A María Luisa de Orleans la querían poco por estos pagos. Era bastante impopular:

“Lastimosa cosa es
Carlos tu poco valor.
Si has enfermado de amor,
Morirás de mal francés.”

La antipatía se incrementó al no haber un heredero:

“Parid, bella flor de lis,
Que en fortuna tan extraña,
Si parís, parís a España.
Si no parís, a París.”

No faltan las críticas a los políticos que rodeaban a su majestad:


No sé cómo esta Corona
Gota de sangre conserva,
Conjurándose a chuparla
Cien sangrientas sanguijuelas.”

Ni la galería de "virtuosos" allegados y aferrados al poder:


"Un Condestable medroso,
un Presidente ignorante,
mal casado un Almirante,
un Humanes lujurioso,
un Cardenal muy goloso,
un Alba todo cizaña,
un Vélez que se ha hecho araña
y debajo un Confesor.
Este es curioso lector
todo el gobierno de España.

No podían faltar las disputas entre el hermanastro de Carlos II, Juan José de Austria y el padre Nithard, confesor de la reina. Entre 1666 y 1669 sus partidarios intercambiaron campañas difamatorias llenas de coplas de grueso calibre para solaz y esparcimiento de sus respectivos seguidores:


“Atiéndame su Insolencia,
dígame padre Everardo,
si quema la Inquisición
¿cómo a él no le ha quemado? (…)
sin duda que de Alemania
trajo peste a nuestro barrio,
pues desde que en él está
estamos acá purgando. (…)
Todo lo hace religión
y todo lo ha reformado
pues ya ha llegado a ser celda
lo que antes era palacio.”

No se quedaban atrás los detractores del bastardo:

“Dicen que está muy colérico
porque cierto papel crítico
le corrigió los dictámenes
de sus errores políticos.
pues, ¿qué se queja de sátiras
quien contra el honor más ínclito
publicó con tanto escándalo
tantos papeles satíricos?
Acuérdese de sus fábulas
y díganos por qué título
premió entonces lo quimérico
y hoy castiga lo verídico.”

No es de extrañar que Juan José de Austria, "el hijo de la tierra", harto ya de la incompetencia y de las maneras del confesor y sus secuaces, advirtiera directamente a Doña Mariana de sus intenciones: "Si el próximo lunes ese cura no ha salido de Palacio para siempre, entraré con mis hombres el martes y lo tiraremos por el balcón".

Es curioso que junto a la retahíla de coplas con mala uva, asombren otras con un notable grado de ternura.

En 1667, cuando el pequeño Carlos II solo contaba con seis años de edad y sus maestros emprendían la ardua tarea de enseñarle las primeras letras, el autor anónimo de un villancico, aprovechó el tema de enseñar al Niño Jesús a leer para establecer un paralelismo con el joven rey y animarle también a aprender a leer y a ser un buen monarca.

Atención a un Rey niño
que está leyendo
y en el Christus repasa
grandes misterios.
La primera letra es A
y os está diciendo que
el que os quieran los vasallos
consiste en vuestro querer.
la Bondad se sigue luego
significada en la B.”

O por motivo de su casamiento a los 18 de edad en 1679 con María Luisa de Orleans :

"Sobre dar la enhorabuena
del más feliz casamiento
al Rey, que viene del Austro,
Monarca de dos imperios,
que para gloria del orbe,
es segundo sin primero."

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Bibliografía:


- Artículo de Carlos Gómez Centurión, Departamento de Historia Moderna Universidad Complutense de Madrid, “La sátira política durante el reinado de Carlos II”. Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea número 4, Madrid 1983.

- "El teatro español a finales del siglo XVII". Historia, cultura. Javier Huerta Calvo y otros. Ediciones Rodopi. Amsterdam, 1989.

-"Carlos II: el centenario olvidado", Luis Antonio Ribot García, Ediciones Universidad de Salamanca, 1999.

- "La España de Carlos II", de H. Kamen Ed. Crítica. Barcelona 1981. Una obra citada y explicada con detalle por nuestro colega Juan:
http://histocliop.blogspot.com/2010/02/la-espana-de-carlos-ll.html

- Algo más desenfadado, pero ameno y divulgativo para el público en general:
"Historias de reyes y de reinas", Carlos Fisas. Ed. Planeta. Barcelona, 1992.