Escribí esta historia porque tenía ganas de matar a alguien.
Dicen que idear un crimen relaja mucho, que los tiempos estos que vivimos son difíciles y es necesaria una válvula de escape para que la olla a presión no estalle.
Y como en literatura no está penado matar a la gente, pues decidí cargarme al protagonista.
Solo me faltaba una buena historia para que el lector se pusiera de mi parte. Así que pensé en un personaje abyecto, que por sus obras se hiciera candidato a ser odiado y, en consecuencia, al lector no le importase que le borráramos del mapa.
Pensé en diversos candidatos. Descarté enseguida gente para no complicarme la vida con los dintintos colectivos, que estos tiempos son malos y hay que cogérsela uno con papel de fumar, bueno, con papel de fumar tampoco, que el tabaco y el humo están mal vistos.
Excluí a gente con minusvalías físicas, taras mentales y comportamientos sexuales heterodoxos porque me podía caer la del pulpo desde distintas asociaciones. Así que se acabaron los chistes de gangosos y de gays.
Para no atraer la animadversión de los creyentes, decidí también descartar a personajes religiosos. Así que nada de obispos talibanes, ni curas pederastas, ni fanáticos integristas de cualquier dogma.
Toxicómanos delincuentes tampoco, que son víctimas de la sociedad y, aunque hayan hecho mil fechorías, tienen derecho a reconducir su vida tras haber descuartizado a la ancianita.
Como sé que la gente anda algo encendida por temas ideológicos, evité que mi protagonista fuera un político del panorama nacional, un diputado, un senador, un ministro...
A las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado también los dejé al margen no fuera que me acusara alguien de hacer apología del terrorismo, que por menos he visto a gente en el banquillo.
De periodistas y figuras del mundo mediático, incluyendo a la gentucilla de la telebasura, mejor ni tocarlos, que te sacan algo sobre tu vida pasada y te hunden.
La familia es sagrada, así que si no quiero tener problemas con los suegros o los cuñados, mejor dejarlos donde están, cada uno en su casa.
Lo mismo con líderes sindicales, jueces, abogados, jefes de estado.
Personal sanitario y profesores mejor dejarlos también fuera, que bastante tienen con aguantar al personal y su mala educación, agresiones incluidas.
Pensé también en que el personaje fuera una mujer, pero me dije: si lo haces te cae lo que no está escrito por violento y machista, incluyendo la incomprensión de la parienta —lo que acarrearía un tiempo indefinido de abstinencia sexual obligada— , por lo que descarté también esta opción. Estaba claro que mi víctima tenía que ser forzosamente del género masculino.
Así pues: un hombre; a ser posible de mediana edad, dejando al margen a los chicos y a los ancianos decrépitos, o sea: ni muy joven ni excesivamente mayor; de tendencias heterosexuales claras; no perteneciente a colectivo alguno; sin cargo de responsabilidad pública; no perteneciente a colectivos maltratados o de difícil reinserción social; sin religión conocida y que no fuera familiar mío...
Al final solo quedé yo, así que no tuve más remedio que escribir el relato en primera persona e inmolarme por exigencias del guión.
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Texto publicado originariamente en La Charca Literaria
Todo este desdichado hecho del presunto propio asesinato es culpa de lo políticamente correcto tan en boga hoy en dia, o quizás debería decir estúpidamente correcto. Descanse en paz en el cielo de los escritores de cuentos.
ResponderEliminarSí, al final no puedes hablar o escribir de casi nada. Y menos mal que no se me ocurrió matar un animal para darme un banquete.
EliminarSaludos.
Me ha encantado la lectura. Eso mismito me resuena, y quien más cómodo contra quien atentar sino el más cercano a uno mismo, que no es sino el mismísimo mismo!.... Jaajjj y dale con la mismidad, pero mira tu por donde mientras exista sería vano atentar contra los bienes que nos ofrezca mientras el balance se nos antoje positivo a título personal, pues ni regalados desearía tantos supuestos bienes ajenos con predicamento social o personal.
ResponderEliminarBuen veranito Cayetano y cía. que con la llegada de los fríos habrá que recoger velas!
Sí, Emejota, pronto "chaparé", que dicen por aquí, que el frío este hiela hasta los huesos.
EliminarUn saludo. Cuídate.
Vaya tiempos! Cuanto puritanismo hipócrita..
ResponderEliminarSiento mucho que te haya condicionado tanto. En todo caso, antes de que seas tú la víctima te podría haber facilitado algunos nombres correspondientes a personajes reales, eso sí que no conozcan nada más que en su casa; ya sabes: algún vecino, compañero de trabajo...
Sí, jejeje. Habría sido un detalle a tener en cuenta.
EliminarUn abrazo, Antonio.
Uff: esto es como ir de puntillas por la vida : como se suele decir en nuestro rico léxico:el no ya lo tienes y, lo que venga bien recibido...
ResponderEliminarPues bien matado estas: pero de las críticas tampoco te salvas...Todo pasa por censura que tiempos.¿Todo tiene claros y oscuros: según como te mates también...?
-Es un suplicio hacer un informe sin ofender o caer en tópicos.
Un abrazo y no te mates mucho que sino no podemos leerte :)
Sí, Bertha, me mataré solo de mentirijillas. No sea que vengan encima a detenerme por autoasesinato premeditado con nocturnidad y alevosía.
EliminarUn abrazo.
¡Cómo se te ocurre acabar con tu vida con la que está cayendo¡
ResponderEliminar¿Tan importante te crees como para ser el protagonista de tu novela?
Además, quien leerá la novela, por simpatía es posible que quiera hacer algo semejante. ¿No te das cuenta del mal que puedes haber infringido?
Resucitate a ti mismo. Has otra novela donde adquieras la reencarnación de algo, no se, una lechuga por ejemplo, si algo de provecho...
Si es que no se te puede dejar solo.
No haces más que dar mal ejemplo y soliviantar a una sociedad que lo que desea es sosiego, paz, calma y tranquilidad.
¡Ni se te ocurra volverte a matar¡
Mientras no me metan en la cárcel ya me contento, que creo que el suicidio literario no está contemplado en la ley de la eutanasia.
EliminarUn saludo, Miquel.
La tontuna de la corrección política nos está matando la creatividad. En realidad, nos está matando poco a poco. Por eso me la suelo pasar por el arco del triunfo, para sobrevivir.
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano.
Esa es la lectura.
EliminarLo políticamente correcto mata la creatividad, por lo tanto a su autor.
Un saludo Carlos.
Muy buena impostura, me has hecho recordar a cuando Goethe mató a su Werther. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Esther.
EliminarUn saludo.
Triste reflejo de como ha involucionado todo. Es curioso que hace 30 años gozáramos de más libertades que ahora y hubiese tenido más rienda suelta con tu crimen literario. Muy mal todo, amigo Cayetanus. Un abrazo!
ResponderEliminarMuy cierto, Félix. Cuanta más insolidaridad y más medidas políticas privatizadoras, mayor presencia de posturas hipócritas de lo políticamente correcto. Era más sana la sociedad de los 80 y 90.
EliminarUn abrazo.
Si que es difícil encontrar una víctima que no le complique la vida al autor. ¿Sera cosa del karma?
ResponderEliminarMuy original. Un abrazo
Tarea complicada. Siempre habrá algún colectivo que se queje.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Víctor.
Un abrazo.
Qué bueno, Cayetano, vas ganando más y más en ironía, y lo más curioso: que a medida que uno lee el texto se siente obligado a reescribirlo, buscando el modelo que él -yo- propondría como objeto victimario. O sea que me llevas al terreno de juego. No obstante, anda que cuando nos sale el lado negro -que todo lo tenemos, nadie es angelito- podríamos ejecutar imaginativamente el crimen con cualquiera de los que componen el llamado cuerpo social, incluso contra nosotros mismos, que a veces nos desesperamos en nuestro fuero interno y nos castigamos de lo lindo. Sigue por esa senda de invención, compañero. Cada vez me recuerdas más al Max Aub de Crímenes ejemplares.
ResponderEliminarGracias, Fackel. A veces salen las historias del tirón sin saber muy bien la motivación que anda detrás. Luego ya te vas dando cuenta de lo que has querido realmente contar. Me imagino que nos pasa a todos.
EliminarUn saludo.
Jajajaajaaja qué salao eres, pero... la realidad supera la ficción con creces.
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Y que lo digas. La ficción casi siempre se queda corta.
EliminarUn abrazo, Irma.
Para que luego digan que la literatura no sirve para nada: a uno le entran ganas de matar a alguien y coge la pluma, otros, más animales cogen una Smith & Watson 629. Se relajan.
ResponderEliminarLa literatura permite matar al personaje y al autor no le pasa nada, pero esto también ocurre en la realidad, cuántos adictos a la 629, andan por ahí de rositas.
Se trata de escoger el personaje, el paisaje y el momento y lanzarse a la acción, estas son las municiones: sujeto+verbo+predicado.
Hay sujetos de toda calaña, los hay individuales, colectivos, desgraciados, corruptos, tullidos, intelectuales sentimentaloides y eclesiásticos zarrapastrosos. Paisajes de periferia, salones con tapizados mugrientos, fumaderos de cannabis o hotelillos del silencio. Y hay momentos íntimos, ocasos libidinosos, mañanas febriles y atardeceres locos.
Haces un buen repaso, excluyes a una buena parte del personal.
Yo no me inclinaría por liquidarme, prefiero contemplar el espectáculo mientras escucho la Fanfarria para un Hombre Común.
Abrazos
F. Cornadó
Me liquido pero solo en este relato, no vaya a cogerle gusto a la cosa.
EliminarBien pensado podría haber elegido como víctimas a todos esos que en la entrada de su chalet tienen una buena colección de enanos de Blancanieves.
Un abrazo, Francesc,
Los enanos también tienen derechos Cayetano ;)
EliminarLo malo son sus dueños. Jejeje.
EliminarSaludos, Xurxo.
Lo "políticamente correcto" se va introduciendo en nuestras vidas hasta tal punto que coarta nuestra capacidad creativa. Mejor inmolarse a uno mismo que te decapiten por xenófobo, fascista, machista, terrorista y otros adjetivos conmunmente usados hasta en la sopa.
ResponderEliminarUn saludo
Esa es la idea. Al final se impone la autocensura.
EliminarUn saludo, Carmen. Feliz verano.
Fantástico Cayetano según iba leyendo iba pensado lo que al final sucedió.
ResponderEliminarSolo te quedaba matar al escritor.
Repito un texto fantástico
Un aplauso
Puri
Muchas gracias, Puri.
EliminarUn saludo.
No, por favor. No te inmoles.
ResponderEliminarAunque después de leer tu análisis exhaustivo he de darte toda la razón: El crimen ya no es lo que era. No puedes pretender relajarte con tantos inconvenientes.
Te propongo que varíes de senda delictiva.
Hace años que tengo en mente un atraco...
Pero mejor lo hablamos en el próximo post.
Saludos.
No me inmolo porque no mola.
EliminarOye, eso del atraco suena bien. Ya me irás dando detalles.
Un saludo, Ana.
¡jajajajajajjajajajajajajajajajajajjajajajajajajajajaja"
ResponderEliminarExcelente, excelente.
Pero de verdad verdadera, espero que no hayas prendido el fosforito más que en el papel escrito.
Besotes
Nooo. Solo en el papel, que relaja mucho.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Un repaso exhaustivo a la sociaded actual. No dejas títere con cabeza. Y, quede claro que no hay culpa cuando el guión lo requiere. Sarcasmo elegante el tuyo.
ResponderEliminarBuen verano, Cayetano.
Gracias, Anna. Exigencias del guión, en efecto.
EliminarFeliz verano.
Puesto que de nada se puede hablar, he estado a punto de no comentar, no fuera a escribir algo inconveniente, pero entonces caí en la cuenta de que no sabría que he leído la entrada. Así que olvide lo anterior y hágase a la idea de que este comentario se autodestruirá en cuanto lo lea.
ResponderEliminarEso sí, un saludo y felices vacaciones.
De momento, tu comentario aguanta. No se ha autodestruido.
EliminarFeliz verano también para ti.
Ser escritor es duro. ¡Buen verano!
ResponderEliminarGracias, Manuela. Buen verano.
EliminarProhibido que seas tú la victima Cayetano, necesitamos tus relatos. Muy felices vacaciones.
ResponderEliminarAbrazos.
Evitaremoa la autoinmolación.
EliminarUn abrazo, Conchi.
Tiene que ser duro jejeje
ResponderEliminarEl papel lo aguanta todo.
EliminarSaludos, MariÁngeles.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarMuy bueno... Sarcástico... y actual.
Ya no se puede escribir sin "herir" a nadie... y aun así empeoramos.
Buenas vacaciones y buen verano
Saludos
Así es. Gracias, Manuel, por tu comentario.
EliminarSaludos y feliz verano igualmente.
Una genialidad como has llevado las letras para que leamos hasta el final saludos
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarSaludos.
Vamos que para escribir una novela de asesinatos hay que descartar a todo quisque, como no pensaste en un extraterrestre o algun bicho nauseabundo que no tenga club de "fans".
ResponderEliminarYo no tenia pensado escribir ninguna novela y visto esto es lo mejor que hago aunque ideas no me faltan porque entre pandemia y postpandemia me he hartado de ver series francesas de crimenes.
Saludos
Un estraterrestre tampoco que, por menos, te plantean una querella en el tribunal intergaláctico y te embargan la Tierra.
EliminarSaludos.