lunes, 27 de octubre de 2014

La cueva de Alí Babá

Hace tiempo, más de año y medio, comentaba esto en una entrada:

"Creo que no es la gente la que está podrida, sino el sistema el que pervierte a la gente. Últimamente llego a esta conclusión, escandalizado por la ola de corrupción que nos invade, no respetando ni a personas ni a instituciones ni a ideologías. Porque si no fuera así, ¿es que se han puesto de acuerdo todos a la vez? Y creo sinceramente que este sistema capitalista extremo que tenemos, que prima el afán de lucro particular, situándolo por encima de los colectivos y de sus necesidades, favorece la proliferación de conductas delictivas. El mensaje que se ofrece a los ciudadanos es "hazte rico, a cualquier precio." Tener los mejores coches, las más espléndidas mansiones, viajar en vuelos caros a cualquier parte, comer en buenos restaurantes, ir a hoteles de lujo... Es la tentación que se ofrece a cambio de bien poco: dejar de ser honesto y no conformarse con menos." 

De "El problema es el sistema", 7 de febrero de 2013.

A pesar del tiempo transcurrido, creo que la entrada que hice en su momento mantiene toda su vigencia.
Es más, se confirma todo lo que escribí porque el problema se ha agudizado con las últimas noticias que nos han ido llegando. Hoy hemos tenido noticias de decenas de nuevos implicados, la mayoría del partido en el gobierno. En todo caso, da igual a qué formación política, sindical, empresarial o profesional pertenezcan los corruptos. El sistema -o si se prefiere, la falta de controles o la necesidad que tienen los poderosos de las grandes empresas de tener de su parte las instituciones- se encarga de comprar ideologías, voluntades y personas. Y los corruptos se dejan querer. Y de paso forrar el bolsillo.
Solo podremos vencer este círculo vicioso si hay una voluntad clara de regeneración; pero para ello primero tendría que dimitir mucha gente con cargos de responsabilidad y, por supuesto, meter entre rejas a los sinvergüenzas.





viernes, 24 de octubre de 2014

Aniversario


24 de octubre de 1929: en los EEUU tiene lugar el llamado “Jueves negro”, la caída de los valores que se cotizaban en la Bolsa de Wall Street (Nueva York) y que señala el principio de la crisis de los años 30, la Gran Depresión. 

Cuando en clase comentábamos hace años el origen y desarrollo del crack bursátil que llevó a la crisis económica de los años 30, con efectos tan negativos y perversos como el ascenso del totalitarismo nazi en Alemania, veíamos aquello como algo lejano, improbable y que pertenecía al desván de la historia, al igual que otros hechos pasados que estudiábamos en los libros. Algo que no volvería a ocurrir porque los humanos habíamos aprendido bien la lección. 
Eso ocurría hace apenas una década.
Luego pudimos comprobar que la historia se repetía.
Y que aquella frase, de Cicerón creo, "Historia magistra vitae est" -la historia es maestra de la vida- , en realidad nos había enseñado bien poco a los mortales, porque volvíamos a tropezar en la misma piedra.
Regresaron pues los tiempos de crisis.
Y casi nos hemos ido acostumbrando a ella. A sus estragos, a sus pormenores. Ahora hasta resulta familiar. Tan familiar que casi todo el mundo sabe más o menos en qué consiste la "prima de riesgo" y está al tanto de las cifras de desempleo. A nadie le resulta extraño hoy ver quiebras de negocios, desahucios, despidos masivos, gente haciendo cola en las oficinas del INEM o personas que buscan sitio en los comedores de caridad o escarbando en los contenedores de basura.
Sin duda, la historia es maestra de la vida.
Lo que ocurre es que a veces no aprendemos bien sus lecciones.

sábado, 18 de octubre de 2014

El día en que las mujeres se convirtieron en personas

Foto del autor,
 aprovechando el otoño.

18 de octubre de 1929. 
En Canadá se promulga una ley donde se declara que las mujeres son  personas. 
Un hecho trascendental, una victoria debida a la tenacidad y a la perseverancia de cinco mujeres de Alberta, quienes lucharon por el derecho de las mujeres a ser nombradas para ocupar cargos públicos. 
La corte suprema de Canadá se había pronunciado al respecto diciendo que la palabra “persona” no incluía a las mujeres y que por lo tanto ellas no podían aspirar a ejercer cargos como el de senadora. 
Ellas no se amilanaron y llevaron el caso a Inglaterra, donde el Consejo Privado (*) se pronunció al respecto diciendo que la exclusión de las mujeres de todo cargo era una incongruencia, una reliquia de tiempos del pasado.
Y les dieron la razón.
En resumen: que al final lo consiguieron. 
Todo un éxito. 
Por eso el 18 de octubre es allí el día de las personas.
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(*) El Muy Honorable Consejo Privado de su Majestad era un órgano asesor muy poderoso en Inglaterra formado por miembros de la Cámara de los Lores y de los Comunes, diplomáticos, jueces, eclesiásticos y militares. Tenía gran influencia sobre el monarca que por aquellos días era Jorge V, el primero de la dinastía actual, la de los Windsor. Aunque Canadá fue independiente desde 1867, no hubo ruptura con la metrópoli, formando parte de la Commonwealth británica, siendo su jefe de estado  el rey  (o la reina) de Inglaterra, representado por el "Governor" General, hoy en día un vínculo con carácter meramente simbólico.

domingo, 12 de octubre de 2014

Bioterrorismo


Igual que hay terroristas suicidas que se colocan un cinturón de explosivos y se inmolan procurando llevarse por delante toda la gente que puedan, también se podría dar el caso de combatientes del Estado Islámico (ISIS) que contrajesen voluntariamente la enfermedad del ébola para difundirla por los países considerados enemigos. 
Según algunos expertos, en el contexto actual no se requiere demasiada preparación para usar a una persona como portadora. Bastaría con que viajara a países de África donde prolifere la enfermedad y una vez infectada trasladarse al país elegido y allí interactuar con la mayor cantidad posible de gente. 
Según otros, la cosa no sería tan sencilla porque los terroristas tendrían que esperar primero a ver si se contagian y luego correr al país de destino elegido, además están los controles que se realizan para detectar posibles portadores, y porque los terroristas contagiados morirían rápido. 
Casi sería más efectivo el método tradicional del cinturón de explosivos. 
En todo caso, este tipo de ataques bioterroristas no sería una novedad en la historia. Viene de lejos. Los asirios contaminaban los pozos con el cornezuelo del centeno, un hongo que provocaba enfermedades entre la población. Y ya en la Edad Media los ejércitos sabían propagar la peste negra arrojando cadáveres infectados por encima de la muralla de la ciudad sitiada.

domingo, 5 de octubre de 2014

Aniversario de un derribo famoso

Biplano alemán derribado.
No es este, pero podría servirnos.

5 de octubre de 1914: en el contexto de la Primera Guerra Mundial, el sargento francés Joseph Frantz y su acompañante Louis Quenault consiguen lo que constituyó probablemente el primer derribo en combate aéreo de la historia. 
Desde el avión alemán dispararon con una carabina. A lo que desde el aparato francés se respondió con una ametralladora. 
Hasta ese momento no había tenido éxito una escaramuza semejante. 
El avión derribado era un biplano alemán que, al ser alcanzado, se estrelló en una zona pantanosa, resultando muertos los dos ocupantes. 
En la localidad francesa de Jonchery-sur-Vesle se colocó una placa conmemorativa en memoria de los participantes, tanto vencedores como vencidos. Todo un detalle. 
La aviación a motor era algo entonces muy reciente, aproximadamente una década de existencia. En realidad nadie sabía cómo iba a utilizarse ese medio de locomoción en tiempos de guerra. Y mucho menos un combate en el aire. Se pensaba que el avión podría ser simplemente un buen aliado para tirar bombas sobre objetivos en tierra.
El origen de las batallas aéreas fue, como el caso que comentamos, una auténtica chapuza. Al principio se abatían los aviones enemigos a tiros, primero con pistola, luego con metralleta. También se lanzaban piedras y ladrillos, en plan primitivo. Hasta se arrojaban cuerdas para que se enredaran las hélices del avión enemigo. A veces se empleaban granadas de mano. Incluso, como señalan Guillermo Clemares y Javier Sanz, hubo alguno que se agenció "un garfio con el que intentaba arponear a sus rivales." (1)  Embestir al enemigo en plan coche de choque de feria era otro método, no menos rudimentario y arriesgado. Si había disparos, el que pegaba los tiros a veces se entusiasmaba pendiente de su objetivo y dañaba sin querer la hélice del avión propio. Aquello era como marcar un gol en la propia portería. Un desastre. 
Más tarde se equiparían los aparatos con  ametralladoras fijas.
En todo caso, aquel era el comienzo -nada glorioso- de la larga lucha por la conquista del espacio aéreo.

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(1) ¡Fuego a discreción!, Javier Sanz y Guillermo Clemares. Ed. Oberon. Madrid, 2014.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Mala educación


Últimamente la gente está que muerde, con la escopeta cargada.  
Alguna gente.
No sé si es por la crisis o por graves deficiencias educacionales. O por las dos cosas.
Comentaba hace poco en facebook acerca de algunos encuentros desagradables en las redes con personas irascibles y maleducadas que, en vez de intercambiar opiniones de forma  serena y civilizada, lo hacen siempre con el insulto  y la descalificación en la boca.
He de decir que, pese a todo, esto no ocurre en mi blog. No digo que alguna vez no se haya colado el comentario de algún energúmeno y haya tenido que replicarle o suprimirle sus rebuznos, dependiendo de la gravedad de lo comentado. Por supuesto que no tolero insultos en mi casa ni malas maneras.  
En todo caso, esa no ha sido nunca la norma en mi blog. Antes al contrario. Si de alguna cosa estoy orgulloso es del nivel de la gente que por aquí pasa y comenta, tanto en planteamientos, como en corrección y sensatez.

De no ser así, no valdría la pena mantener esto abierto.