domingo, 25 de diciembre de 2011

Día de Navidad: un presunto nacimiento y una segura dimisión



Hoy, para todos los que celebramos de alguna manera estas tradicionales fiestas, creyentes o no, es el día de Navidad.
La comunidad cristiana conmemora el día del nacimiento de Jesús, un evento que muchas fuentes ubican en otros momentos del año, posiblemente antes de finales de octubre porque en la historia que se nos relata los pastores velaban sus rebaños a la intemperie durante la noche y ello era impensable en pleno invierno.

Pero el 25 de diciembre de 1991 también es el día en que dimitió Mijail Gorbachov y desapareció la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que pasaría a llamarse provisionalmente Comunidad de Estados Independientes. Con este acontecimiento comenzó un largo camino de transición hacia el capitalismo. Un camino plagado de dificultades y de cosas mal hechas. Derrumbado el comunismo, el mundo occidental capitalista dejó de tener temores, iniciándose una nueva andadura hacia el neoliberalismo, "sin complejos" que diría algún dirigente occidental. El problema es que en ese tránsito hacia la economía de mercado, hubo un vacío estructural que fue aprovechado por mafiosos y listillos para imponer sus métodos y enriquecerse. Gorbachov no quería un cambio de ese tipo, sino algo más controlado y lento, pero el asunto se le escapó de las manos. Y otros, como Boris Yeltsin, pasaron a convertirse en los protagonistas de dicho cambio y no él.
Gorbachov, un personaje controvertidopasará a la historia para muchos como un hombre valiente, decidido a superar una etapa difícil, un hombre que acabó con el comunismo postestalinista desde dentro y posibilitó la liberación de los ciudadanos y de los países sometidos al yugo soviético. Justo dos años antes, en 1989: Nicolae Ceausescu, dictador comunista rumano, era condenado a muerte y ejecutado, acusado de una enormidad de delitos.
Para los comunistas rusos, para "los duros" y los nostálgicos, Gorbachov será un cáncer, un traidor que tiró la toalla frente a los americanos y liquidó el poderío ruso para abrazar el capitalismo.
Todo es cuestión de la elección del punto de vista.

Volviendo a la navidad y siendo fieles al espíritu alegre de estas fechas, podemos  mezclar caprichosamente los temas que hoy conmemoramos:



En el portal de Belén,
los de la cheka han entrado.
Se llevan a San José,
los pastores y el ganado.


***

Campana sobre campana,
-campanas a mogollón-,
presentará esta mañana
Gorbachov su dimisión.




¡Feliz día a todos!

Nos vemos pronto

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Tal día como hoy de 1919

                                                    

21 de diciembre de 1919, tras la Primera Guerra Mundial, al Kaiser alemán Guillermo II se le concedió asilo político en los Países Bajos (Su abdicación había tenido lugar el año anterior).
Aunque se barajan siempre varias causas o factores que llevaron a las naciones europeas al enfrentamiento, nadie pone en duda que las "malas artes" del Kaiser precipitaron los acontecimientos.
Si Guillermo I pasó a la historia como el hombre que junto a su fiel Canciller Otto Von Bismarck logró la unificación de Alemania, a su nieto se le conocerá como el hombre que arruinó todo el sistema de alianzas que hábilmente había diseñado Bismarck para preservar la paz en el continente, provocando la división de Europa en dos bloques enfrentados: la Triple Alianza y la Triple Entente.
En efecto, el nuevo Kaiser pasará a la posteridad como un hombre que cometió irreparables errores políticos que lo harían merecedor del premio "gran metepatas de la historia", una especie de "Récord Guiness" ficticio de la época.
Era un ser prepotente y soberbio, partidario del nacionalismo más xenófobo y agresivo, en la línea del "darwinismo social" de Spencer : la ley del más fuerte. Convencido del papel decisivo de Alemania en la historia como gran potencia, no renunció a ser un país importante en el reparto colonial.
Con anterioridad, cuando Bismarck era el Canciller, el Reich alemán había conseguido mantener aislada a Francia, tras la guerra franco- prusiana en la que el país galo perdió Alsacia y Lorena. Había que evitar la revancha. El método empleado fue una inteligente política de alianzas en Europa, en las que participaba Alemania y Francia estaba excluída.
Cuando llegó Guillermo II, todo el entramado inteligente de Bismarck se vino abajo a partir de una serie de graves errores  en el plano político.
Lista de errores:

1.- Celoso del protagonismo del "Canciller de hierro" promovió la destitución de Bismarck y así tener el control absoluto de la Cancillería.
2.- Política navalista: contrucción de barcos de guerra. Lo que despertó la desconfianza de Inglaterra. ¿Para qué demonios quería barcos Alemania? ¿A quién pretendía asustar? Estaba claro el mensaje.
3.- Envío de un buque de guerra frente a las costas del Marruecos francés. (Crisis de Agadir) Una actitud claramente provocadora que parecía insinuar: ¡Cuidado que aquí estoy yo!
4.- Declaraciones explosivas sobre la misión histórica de Alemania: "Potencia naval como meta, política naval como instrumento"
5.- Simpatía hacia los boers  -colonos de origen holandés- de sudáfrica en la guerra anglobóer. Lo que provocó mayor tensión con Inglaterra.
6.-Negar ayuda a Rusia para hacer frente a su desarrollo industrial. Este país buscará en Francia el apoyo necesario.
Resultado: creación de la Triple Entente frente a Alemania: Francia, Inglaterra y Rusia se alían entre ellos ante la actitud mostrada por el Kaiser. El cerco terrible en torno a Alemania que precisamente Bismarck había logrado evitar con su inteligente política de alianzas.
La paz mundial estaba a merced de cualquier eventualidad.
Y la eventualidad tuvo lugar en Sarajevo.

Y allí empezó el lío.
Pero esa es otra historia.

jueves, 15 de diciembre de 2011

¿Y si España hubiera entrado en la guerra mundial junto a Alemania?



Un relato de historia- ficción.
                                 

23 de octubre de 1940. Frontera hispano- francesa. Estación de Hendaya.

Hace poco más de un año que empezó la guerra. Son poco más de las tres de la tarde. Hitler se pasea impaciente y levemente contrariado por el andén de la estación. El tren donde viaja Franco viene con retraso. "Das ist ja eine schöne Bescherung! (1) No me gusta esperar. En fin, todo sea por lo que es. Habrá que dar algunas migajas al pequeño dummkopf (2) para que quede contento. España nos interesa para quitar a los ingleses el control de la entrada al Mediterráneo y como vía de paso para África."  
Franco también estaba impaciente y nervioso. No las tenía todas consigo. Los falangistas y buena parte de los militares le apoyaban en las peticiones que iba a proponer al Führer, nada menos que recuperar Gibraltar, recobrar la unidad peninsular a expensas de Portugal y un buen bocado en las colonias norteafricanas. Pero, claro, sin enojar demasiado a Petain. Un hueso duro de roer y un gran aliado de Adolf con su régimen colaboracionista, el de Vichy. Los más moderados entre las distintas familias franquistas, parte del ejército y los católicos, no querían nuevas aventuras tras la guerra civil con el fin de consolidar el nuevo régimen, por eso habían pensado que si Franco pedía mucho a Hitler a cambio de la entrada en guerra de España, el austriaco se habría negado en redondo; pero Franco tenía otros planes y anhelaba, en sus delirios de grandeza, una buena recompensa gracias a su aportación a esta guerra.
En esto, resoplando como una bestia metálica y rodeada de vapor, irrumpió la locomotora en la estación haciendo rechinar las ruedas de hierro contra los raíles.
¡Al fin! Ya llegó el que se esperaba.

                             
Franco descendió del vagón con gesto resuelto y jovial. Vestía traje militar con gorro de campaña, mientras que Hitler vestía uniforme del Partido con gorra de plato. Franco, al lado de Hitler parecía todavía más pequeño y más frágil, con esa sonrisita nerviosa y forzada que el general exhibía en contadas ocasiones. El gallego venía con el cuñadísimo, el filonazi Serrano Súñer. Al Führer lo acompañaba su ministro de exteriores Joachim Von Ribbentrop.
Primero, los apretones de manos con el amo de Europa y las fotos para la prensa. También esas sonrisas y esos saludos con el brazo levantado cumpliendo el ritual esperado. Y en seguida la subida al coche- salón y esos intérpretes por ambas partes traduciendo a toda velocidad.

En primer lugar, Franco se deshizo en elogios hacia el el Führer por la enorme ayuda aportada durante la guerra civil. Luego pasó a loar el nuevo orden mundial que estaba iniciándose en Europa gracias al impulso alemán. Hitler por su parte alabó a Franco por su victoria contra el comunismo e insistió en crear un nuevo diseño de Europa en el que el general español jugaría un papel importante como guardián del sur. Era necesario que España participara de forma positiva y que facilitara el paso de las tropas alemanas para proteger las costas africanas. Era imprescindible que España tuviera un papel activo para que la victoria del eje fuera una realidad en toda Europa.
Se habló de Gibraltar y de que España lo recuperaría tras la guerra. Se habló de Portugal como un objetivo legítimo de España a conseguir a medio plazo, no de forma inminente. Ahora no sería el momento más adecuado. Se habló de Orán y de Marruecos y el Führer no quiso atarse las manos de momento, ya que al día siguiente tenía concertada una entrevista con Petain y de entrada necesitaba su colaboración. No obstante, dijo a Franco que ese tema lo abordarían tras la victoria, pero que desde ahora podía contar con su apoyo incondicional, ya que históricamente le pertenecía el dominio de esa parte del Mediterráneo. El Caudillo también hizo referencia al armamento necesario y la promesa alemana de enviar baterías de costa de gran calibre junto a los técnicos necesarios para montarlas y adiestrar a los españoles en su manejo. El resto de la entrevista se prolongó durante cerca de dos horas. Se habló sobre todo de apoyo logístico y técnico, de envío de armas y material por parte del Reich, de estrategias y de posibles contratiempos.

Y así fue como finalmente España entró en guerra.


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(1) ¡Maldita la gracia que me hace!
(2) Tonto

lunes, 12 de diciembre de 2011

¿Qué hubiera pasado si...


¿Qué hubiera pasado si los americanos no hubieran intervenido en la Segunda Guerra Mundial…?

En la entrada que dediqué al Pearl Harbor, el bloguero y seguidor Desde La Terraza comentaba:

El mundo habría sido de otra forma, seguramente peor, sin la intervención americana, única fuerza capaz de hacer frente al Tercer Reich. Ni los soviéticos, que tampoco eran una solución para el mundo, con los alemanes libres por el oeste, hubieran podido hacer gran cosa. O quizás sí. Quién sabe. Un abrazo.

A lo que yo le respondí:

Quién sabe lo que hubiera pasado si la historia hubiera ido por otros derroteros. Desde luego, los españoles habríamos tenido a Paco igualmente. En el sur de Europa y norte de África, Hitler, con la connivencia de Franco, Mussolini y Petain, habría consolidado el granero del Reich, mientras que el resto sería zona industrial. O sea, la Europa de las dos velocidades, una vez más.

El mundo del cine y el de la literatura de ficción de vez en cuando se encarga de ofrecernos una realidad alternativa de lo que habría sido la historia y el mundo si las cosas hubieran transcurrido de otra forma. Muchas veces, en este blog y en otros de mis amigos blogueros, hemos planteado hipótesis de historia alternativa sobre algunos casos que venían a cuento.
Una iniciativa que recojo aquí y que dejo abierta para posibles ejercicios futuros de imaginación y "lógica" histórica.
Se admiten sugerencias.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Aniversario de Pearl Harbor




Un aniversario con un pequeño retraso en su publicación de algunos días.
Aunque esta entrada estaba programada para el día 7, "se coló" otra el día 6. Y dos entradas en dos días me pareció algo excesivo. Así que...


El 7 de diciembre de 1941, tal día como el pasado miércoles, la aviación japonesa efectuó un ataque contundente en las islas Hawai, destruyendo fulminantemente la flota norteamericana que fondeaba en Pearl Harbor.
Oficialmente el bombardeo fue un golpe inesperado, un ataque sorpresa con el fin de desbaratar el poderío yanqui en esa zona e imposibilitar o neutralizar durante algunos meses o años la amenaza norteamericana en esas aguas, consideradas el “espacio vital” o zona de expansión del imperialismo nipón.
¿Qué hay de verdad en todo ello?
¿Fue en realidad un ataque sorpresa? ¿ O más bien un ataque esperado?
La propaganda del Tío Sam apunta siempre en una dirección: no hubo provocación americana. El ataque estaba injustificado. Fue una torpeza de los japoneses porque a partir de ese momento la guerra va a tener el Pacífico como escenario, con la entrada de un peso pesado en la escena del conflicto mundial. ¿Eran tan torpes los japoneses como para originar un giro de la guerra de tamaña magnitud?
Al parecer sí se sabía ya algo: el 6 de diciembre de 1941 el Presidente Roosevelt recibió un mensaje que había sido interceptado por la marina norteamericana. El mensaje, cifrado en clave, había sido enviado desde Japón a la embajada japonesa en Washington, indicando la intención de Tokio de cancelar las relaciones con los EEUU. Parece ser que Roosevelt exclamó: “Esto es la guerra”.
Pero nunca se lo comunicó a los militares responsables de la flota de Pearl Harbor y luego convirtió a estos en cabeza de turco afirmando que ya conocían de antemano la noticia.
¿Por qué Roosevelt miró para otro lado y no intervino si el peligro parecía inminente?
El presidente norteamericano necesitaba un pretexto frente a su opinión pública para entrar en guerra contra los potencias del Eje. Y solo un golpe de esa magnitud le daría carta blanca para emprender los ataques.



Buscando supervivientes alrededor del "West Virginia"

De esta manera, el 7 de diciembre de 1941, por orden del almirante Yamamoto, trece buques de guerra y cerca de doscientos aviones, más la friolera de 2400 militares, más algunas decenas de civiles, fueron masacrados e inmolados sin previo aviso de nadie, entrando finalmente los EEUU en el conflicto mundial.

martes, 6 de diciembre de 2011

El nuevo orden mundial

       

Hace poco, un conocido bloguero escribía un artículo donde, esperanzado, hablaba de una posible salida de la crisis económica en España gracias a la llegada al poder de Mariano Rajoy.
Yo le respondía con el siguiente comentario:

“Ojalá tus deseos se cumplan y sea verdad que la crisis se puede solucionar con un cambio político. Me encantaría de veras.
Mucho me temo, independientemente de las torpezas locales, que la cosa es mundial y los que parten el bacalao en el cotarro internacional son los mercados financieros que se están imponiendo a algunos Estados soberanos como Grecia, Italia, Portugal... Creo que lo que se está diseñando en la actualidad por parte de los poderes económicos es un nuevo modelo donde se va a liquidar el Estado del Bienestar. Lo que menos cuenta en ese modelo es lo que piense la ciudadanía, con lo que la democracia va a quedar tocada. Y no habrá vuelta de hoja a menos que la gente corriente a escala europea monte un pollo de narices.
Ojalá me equivoque. No quiero dejar a mis hijos como herencia un mundo donde si te pones malo o tienes un accidente y no tienes dinero puedes morirte de asco en cualquier esquina.
Un saludo.”

En efecto, ojalá me equivoque y mis apreciaciones sean fruto de la miopía política o de mis escasas luces para entender temas de enjundia económica.
Ojalá me equivoque. De todo corazón me gustaría estar en el error.

Pero algo huele mal en todo esto.

Lo que está ocurriendo en los últimos meses es nada más y nada menos que la puesta en funcionamiento de una estrategia hábilmente diseñada: poner a Europa de rodillas y liquidar de un plumazo una era caracterizada por una política asistencial, privatizando todo lo que se pueda el sector público y dejando fuera de cobertura a los menos afortunados socialmente. Una Europa de pobres y ricos. Pero no solo eso. Algo más grave todavía está ocurriendo: un golpe de estado a los sistemas democráticos nacionales. Los países soberanos están viendo cómo sus líderes electos, si no son del agrado de los mercados, están siendo reemplazados por tecnócratas, seleccionados desde las sombras, que sí responden a las exigencias de los especuladores, debiendo llevar a efecto las medidas correctoras que estos exigen.
Desde hace tiempo estamos asistiendo al nacimiento perverso de un nuevo imperio a escala mundial. El imperio del dinero, el del capitalismo más salvaje, el del poder financiero (Goldman Sachs, posiblemente sea el Banco de inversión más poderoso del mundo) y las Agencias de Calificación (Moody's Investors Service y Standard & Poor's). Esto no tiene nada que ver con ideología política alguna, sino con el capitalismo más agresivo y despiadado, un monstruo que enseña sus fauces sin complejos y que tiene la potestad de presionar hasta lograr cambiar los gobiernos legítimamente constituidos si estos se cruzan en su camino. Así, van cayendo gobiernos como el de Grecia e Italia y van accediendo al poder tecnócratas en sustitución de los dirigentes anteriores. (Papademos, actual primer ministro griego, sucesor de Papandreu, fue durante ocho años Presidente del Banco Central Europeo y Mario Monti llegó a Roma tras ser asesor de Goldman Sachs y de The Cocacola Company).
El método empleado para impedir que la gente se subleve es el miedo, miedo a la quiebra económica, a la ruina, a quedarte sin trabajo, a salir del euro, a que te rescaten o te dejen de rescatar, miedo a estar peor de lo que estamos, y la excusa empleada –y que da buenos resultados, por lo que estamos comprobando- es culpar de todos los males a algunos gobiernos que no han sabido sacarnos de la crisis que iniciaron otros. De esta manera se van aceptando los recortes como algo inevitable si no queremos tener mayores problemas todavía. Y para que ello vaya calando entre la opinión pública nada mejor que contar con un poder mediático favorable. La inmensa mayoría de los medios de comunicación se suman a esa estrategia del miedo:
"Los ajustes que demandan los mercados son necesarios si queremos recuperar la confianza de estos."
"Hay que hacer un esfuerzo hoy para no tener que derramar lágrimas mañana."
Frase favoritas para muchos.

Afortunadamente, cada vez son más los ciudadanos que van tomando conciencia de esta estrategia perversa, como los que escribieron sus impresiones el día 3 de diciembre en esta página amiga.
O pensadores críticos de la talla del filósofo alemán Jürgen Habermas.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Va de aniversarios


El pasado día 27 abrimos una nueva sección en el blog dedicada a aniversarios famosos, que marcaron una página en la historia de la humanidad. No faltarán tampoco a la cita algunas curiosidades o anécdotas que nos brinda casualmente el paso del tiempo.

Y continuamos con el de hoy: 4 de diciembre de 1563. En Italia termina el Concilio de Trento. Lo de "concilio" suena bien, pero nada más lejos que "conciliar" posturas o dogmas opuestos. Al contrario. Es un cerrar filas contra el enemigo protestante. La Europa católica se vuelve intransigente y vigilante y la Inquisición abre procesos contra todo desviacionismo de la fe. A partir de ahora cualquier hombre con ideas "sospechosas" o que sea denunciado por un vecino por prácticas "poco ortodoxas" se podrá convertir en objetivo a investigar.
De esta manera la intolerancia religiosa se instaló entre nosotros, contribuyendo a separar cada vez más nítidamente a los cristianos viejos de los cristianos nuevos. La desconfianza y la sospecha se alzaron como un muro de incomunicación. Y se extendió como una plaga la obsesión por la limpieza de sangre. Aunque el ambiente inquisitorial tendió a relajarse posteriormente un poco, hizo mella en la labor de escritores y humanistas, incluso entre gente religiosa como Juan de la Cruz, Teresa de Jesús o Fray Luis de León.
Sin embargo, este evento tuvo un efecto favorable en el arte posterior.
Fruto del ambiente de fervor religioso propiciado por Trento asistimos a un despliegue nunca antes visto de motivos religiosos tanto en pintura como en escultura y arquitectura, destacando artistas de la talla de Caravaggio, Bernini, Ribera, Zurbarán, Murillo, Valdés Leal o Martínez Montañés, por citar solo unos cuantos. El Arte Barroco se convierte en un vehículo de propaganda - magnífico en su calidad, en su teatralidad, en su grandiosidad y en su elocuencia exagerada- no solo del poder temporal de los reyes sino también de la fe católica, no en vano se ha llamado a este estilo "el arte de la Contrarreforma".
Y nadie mejor para hablarnos de ello que el colega Paco Hidalgo en su magnífico blog Arte Torreherberos, con más de veinte entradas dedicadas a este estilo artístico. Os lo recomiendo.