César según los creadores de Astérix
Julio César era un mujeriego empedernido y muy aficionado a las mujeres casadas a las
que seducía sin “cesar”.
Ello le valió la mofa y el escarnio de sus propios soldados, quienes tras la victoria en la
guerra de las Galias, decían:
“Ciudadanos romanos, esconded bien a vuestras esposas,
porque aquí traemos al adúltero calvo.”
En efecto, Julio César era calvo y ocultaba su calvicie con la corona de laurel que
siempre ceñía.
Era un defecto que le acomplejaba bastante.
Tanto es así que, según cuenta una leyenda, cuando logró capturar al
jefe galo Vercingétorix, quien lucía una espléndida cabellera, se la hizo cortar para
hacerse con ella una peluca.
Julio César pasará en consecuencia a la historia, entre otras cosas, por ser el autor de una obra donde reflejaba algunos pormenores de su campaña contra los galos, pura promoción del procónsul en su carrera política, una obra que los alumnos tuvimos que traducir del latín en el antiguo Bachillerato de Letras, La guerra de las Galias, "De Bello Gallico", mucho más sencilla para los estudiantes que los discursos del rebuscado de Cicerón, lo cual siempre era de agradecer.
La Guerra de las Galias acabó en el 51 antes de Cristo, hace aproximadamente 2064 años, casi nada.
Julio César pasará en consecuencia a la historia, entre otras cosas, por ser el autor de una obra donde reflejaba algunos pormenores de su campaña contra los galos, pura promoción del procónsul en su carrera política, una obra que los alumnos tuvimos que traducir del latín en el antiguo Bachillerato de Letras, La guerra de las Galias, "De Bello Gallico", mucho más sencilla para los estudiantes que los discursos del rebuscado de Cicerón, lo cual siempre era de agradecer.
La Guerra de las Galias acabó en el 51 antes de Cristo, hace aproximadamente 2064 años, casi nada.
En aquella época la promiscuidad, la pederastia y cualquier tema sexual era la orden del día...Todos hacían a pelo y a pluma como los buenos perros de caza...Qué época señor...y no sólo la que te tocó a ti de traductor ja,ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo maestro
Senovilla: no sé por qué mataron a César si era más fácil traducirle que a Cicerón. Bueno, la verdad es que a éste también se lo cargaron, a lo mejor por pesado.
ResponderEliminarUn saludo.
Complejos del fundador de la gloria romana, supongo que cortar la melena al líder de los galos fue una gran humillación para el mismo.
ResponderEliminarUn saludo
Carolvs: es curioso que casi todos estos tiranuelos de la historia tenían un complejazo bastante gordo. No hay más que repasar y ver otros como Napoleón o Hitler.
ResponderEliminarUn saludo.
Mujeriego si que era, aunque toda la vida le persiguió el sambenito de "Reina de Bitinia", como cuando corrió el rumor de que siendo jóven se acostó con el rey de Bitinia.
ResponderEliminarDe todas formas, la moralidad y sexualidad de entonces eran muy diferentes a las de ahora.
Un saludo
Carlos: le gustaba la carne y el pescado.
ResponderEliminarUn saludo.
En época de los romanos, éstos se dejaban el pelo largo y la barba crecida, porque lucir la "melena" estaba bien visto, ya que la cabellera se asociaba a la masculinidad, la fertilidad y el valor (virtudes representadas por el
ResponderEliminarleón y su melena).
Pero "Don Julio" no fue el único preocupado, dicen que Domiciano se avergonzaba tanto de su alopecia, que exigió a los artistas oficiales que lo representaran, so pena de muerte, con una melena leonina!
Había una receta contra a calvicie que hacía furor en el Imperio, y se basaba en el uso de una infusión de pino, azafrán, pimienta, vinagre, laserpicio que "los calvos" tomaban junto a excrementos de ratón después de haberse frotado la "pelada" con sosa! Poooooobres! Saludos, Cayetano!
Patzy: con esa fórmula que dices no sé si les saldría pelo, ahora que la calva por lo menos les quedaría reluciente.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenas tardes, Cayetano:
ResponderEliminarEl detalle del laurel yo creo que tuvo que acabar siendo contraproducente, porque lejos de distraer su calvicie, la acentuaba, y no sólo eso, sino que también ayudaría a recononocerle por la calle. No es difícil imaginar la escena: "ahí va Julio César, el calvo".
En efecto, los que más oprimen son los que más se avergüenzan de sí mismos. Cuanta mala educación se sustrae de todo esto...
Un saludo y que pases una buena tarde.
Anónimo Castellano: la gente déspota y soberbia que se cree perfecta es la que más sufre con estas cosas que al resto de los mortales les importa mucho menos.
ResponderEliminarUn saludo y feliz puente.
Lo de los políticos que disimulan la calvicie es algo que existió, existe y seguirá existiendo. Salvo que el profesor Bacterio o alguien invente un crecepelo que definitivamente dé resultado.
ResponderEliminarSaludos.
En la manía del pelo me recuerda a Sila, el dictador por antonomasia de la Roma republicana. Su calvicie le molestaba tanto que siempre solía lucir una peluca pelirroja, el color de su pelo perdido.
ResponderEliminarUn saludo
La Fuensanta y el Antón: ya está haciendo falta el profesor Bacterio en este país de Pepe Gotera y otros chapuzas.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmen: Calvo y con peluca pelirroja, "el cante" estaba asegurado.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarQue diría Julio César ahora que los calvos andan de moda...
Me da risa eso de que le gustaba la carne y el pescado ;D
Saludos
¡¡Ay, Cayetano!!
ResponderEliminarLas historias que nos cuentas son muy divertidas.
Un abrazo.
¡Qué recuerdos, de los primeros latinazos! Por otra parte, no hay quien se libre de la posibilidad de un complejo, por muy grande y poderoso que se sea.
ResponderEliminarUn abrazo
Jo, es verdad que se traducía fácil... Me acordé mucho de César cuando empezamos a traducir al peñazo de Salustio, tío cansino donde los hubiera.
ResponderEliminarUn abrazo
Manuel: se dice mucho por aquí cuando hay tendencias bisexuales. Es cierto que ahora se llevan los calvos, asociados muchas veces al deporte.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: en verdad que eran los primeros latines. Es lo que tiene el estilo "literario" de un militar fácil de traducir.
ResponderEliminarUn saludo.
Rosario: y eso que a los galos César no les hacía ninguna gracia.
ResponderEliminarUn saludo.
Melodías por escrito: muchas gracias por seguirme.
ResponderEliminarPaso a ver vuestro espacio.
Bienvenidos.
Un saludo.
Adra: cuando empezamos con Salustio y Cicerón, el optimismo por traducir fácilmente se me vino abajo.
ResponderEliminarUn saludo.
Esto de los calvos trae cola en Roma. El chiflado de Calígula, les tomó manía, dando cuenta de muchos de ellos, hasta que se le paso, claro, que no hay mal que cien años dure...
ResponderEliminarUn abrazo.
DLT: afortunadamente Calígula duró poco, que si no...
ResponderEliminarUn saludo.
Cierto, me tocó traducir a César, más tarde a Cicerón y por último "La Eneida" de Virgilio. No era nada fácil el latín.
ResponderEliminarUn saludo.
Valverdedelucerna: de hecho mucha gente equipara una buena traducción del latín a la resolución de un problema complejo de matemáticas.
ResponderEliminarUn saludo.
Andaaaa, la guerra de las Galias, es verdad, se me había olvidado.
ResponderEliminarBueno, lo del poder unido a la sexualidad debe resultar algo congénito, relacionado con lo del macho alfa y tal. Besos.
Emejota: veo que te estás poniendo al día. Cuidado con los atracones.
ResponderEliminarUn saludo.