Como en clase estamos trabajando el tema de la posguerra española, esta lectura y la selección de textos pueden venir bien para ilustrar ese momento de nuestra historia.
La mujer durante la época franquista era un ser considerado menor de edad que
pasaba de la tutela del padre a la de su esposo.
Su papel en esta sociedad era la de
madre y esposa.
En cuanto a los derechos tanto de hombres como de mujeres, el divorcio no existía: había sido derogado por los vencedores de la Guerra Civil en toda España, tampoco había matrimonio civil. Además, esto se hacía con efecto retroactivo. Todos los matrimonios civiles de la República y todos los divorcios figuraban, sencillamente, como no existentes. Los hijos habidos en esos matrimonios dejaban de ser legítimos y se convertían, por arte de magia, en naturales o de padres desconocidos.
Una mujer no podía abrir una cuenta corriente o trabajar sin permiso del marido.
Una mujer casada no podía ausentarse del hogar, viajar sola por ejemplo, sin la autorización del marido.
Oficialmente no existían los malos tratos, porque el papel de la mujer era el de servir al marido, obedecer a todas sus órdenes y no rechistar. Ése era el mensaje que transmitía el régimen. Si un hombre daba un bofetón a su mujer no pasaba nada. Era hasta comprensible. ¡Algo habría hecho!
La dictadura del sistema franquista se transmitía así jerárquicamente de gobernantes a gobernados y del cabeza de familia a su mujer e hijos. Era una relación de mando y obediencia.
La mujer era ama de casa, madre y abnegada esposa. Su cometido principal era el cuidado de los hijos y la atención del hogar. Y este modelo contaba con el apoyo incondicional de la Iglesia católica quien, a través del púlpito y del confesionario, lo fomentaba e insistía en su idoneidad.
Una mujer no podía abrir una cuenta corriente o trabajar sin permiso del marido.
Una mujer casada no podía ausentarse del hogar, viajar sola por ejemplo, sin la autorización del marido.
Oficialmente no existían los malos tratos, porque el papel de la mujer era el de servir al marido, obedecer a todas sus órdenes y no rechistar. Ése era el mensaje que transmitía el régimen. Si un hombre daba un bofetón a su mujer no pasaba nada. Era hasta comprensible. ¡Algo habría hecho!
La dictadura del sistema franquista se transmitía así jerárquicamente de gobernantes a gobernados y del cabeza de familia a su mujer e hijos. Era una relación de mando y obediencia.
La mujer era ama de casa, madre y abnegada esposa. Su cometido principal era el cuidado de los hijos y la atención del hogar. Y este modelo contaba con el apoyo incondicional de la Iglesia católica quien, a través del púlpito y del confesionario, lo fomentaba e insistía en su idoneidad.
Se aconsejaba a la sufrida esposa que cuando llegara el marido a casa, la mujer no debía agobiarlo con problemas domésticos o de los hijos, sino atenderlo, ponerle las zapatillas, servirle algo de beber, y tras la cena… estar siempre dispuesta para que el jefe de la familia pudiera satisfacer sus deseos más íntimos. La esposa como “reposo del guerrero”.
He aquí unas cuantas "perlas" de la época, donde queda reflejada esa mentalidad oficial:
“El organismo de una mujer está dispuesto al servicio de una matriz, mientras que el
organismo de un hombre se dispone para el servicio de un cerebro.”
Federico Arvesu, médico y jesuita. La virilidad y sus fundamentos sexuales.
“Dios ha dado al hombre más cualidades de mandar y a la mujer más cualidades de obedecer.
Dios ha hecho a la mujer más dúctil, flexible, obediente, dócil, sumisa y condescendiente; y al varón, recio, inflexible, dominador, imperante.”
Padre Remigio Vilariño, Regalo de boda, 1956.
“Cuando estéis casadas, pondréis en la tarjeta vuestro nombre propio, vuestro primer apellido
y después la partícula “de”, seguida del apellido de vuestro marido. Así: Carmen García de
Marín. En España se dice señora de Durán o de Peláez. Esta fórmula es agradable, puesto que
no perdemos la personalidad, sino que somos Carmen García, que pertenece al señor Marín, o
sea, Carmen García de Marín."
Sección Femenina, Economía doméstica, 1961, 5º y 6º curso de
Bachillerato, Comercio y Magisterio
Los tres textos citados en “Mi mamá me mima”, Luis Otero. Plaza y Janés , Barcelona 1998
Consejos de la Sección Femenina ( de FET de las JONS):
"Si tu marido te pide prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes".
"Si él siente la necesidad de dormir, no le presiones o estimules la intimidad".
"Si sugiere la unión, accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su
satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el
momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para
indicar cualquier goce que hayas podido experimentar".
Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio, decía estas palabras:
"Todos los días deberíamos de dar gracias a Dios por habernos privado a la
mayoría de las mujeres del don de la palabra, porque si lo tuviéramos, quién
sabe si caeríamos en la vanidad de exhibirlo en las plazas".
"Las mujeres nunca descubren nada; les falta el talento creador reservado por
Dios para inteligencias varoniles".
"La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular -o disimular- no
es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse".
Los dos últimos textos citados: fuente El País
Cayetano, quien iba a decir que Franco, tan católico él, iba a coincidir con los imanes musulmanes en el modo de tratar a la mujer. ¿Sería por influencia de la Guardia Mora?
ResponderEliminarEn prácticamente todas las culturas, la mujer es un cero a la izda. Parece que esto está cambiando el el S XXI podría ser su siglo.
Saludos
Carolus: y es que los integristas tienen muchas cosas en común.
ResponderEliminarUn saludo.
Esas consideraciones y esas prácticas hicieron mucho daño a la sociedad española, y de aquellos polvos esos lodos. El machismo sigue vigente en nuestra sociedad y el franquismo fue responsable de ello. Saludos, Cayetano.
ResponderEliminarPaco: si bien hay un abismo entre esta sociedad y aquella. Parecen dos países distintos. Afortunadamente.
ResponderEliminarUn saludo.
En todas las culturas la mujer siempre ha llevado las de perder.
ResponderEliminarSaludos
Antorelo: en todas; pero en las dictaduras ya clama al cielo.
ResponderEliminarUn saludo.
Carolus acierta,las raices patriarcales son patrimonio cultural común de una visión del mundo que entendia a la mujer como ganado destinado a las pariciones y juguete sexual.
ResponderEliminarNando: hace pocas décadas era impensable que una mujer pudiera dedicarse a ciertos oficios. Algo hemos avanzado, afortunadamente.
ResponderEliminarUn saludo.
Ains, qué pena.
ResponderEliminarPor suerte, algo ha cambiado, aunque más debería cambiar.
Besos
Madre mía, y pensar que no era la edad media, sino el otro día, como quien dice.
ResponderEliminarY eso sin olvidar que por ejemplo en cuanto al apellido, aún actualmente en otros países la mujer no es que tenga que añadir el apellido de su marido, no: es que su único apellido pasa a ser el del marido, perdiendo el suyo propio.
Feliz fin de semana
Bisous
Arantza: poquito a poco vamos cambiando. Afortunadamente.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: o sea que "nos podemos dar con un canto en los dientes", como se dice coloquialmente.
ResponderEliminarUn saludo.
Me encanta la fotografía de las mujeres hace poco estaban así mis tías y las añoro, lo deemás no me gusta nada.
ResponderEliminar¿Es posible que Pilar Primo de Rivera diga que las mujeres no saben hablar?
Lo de la bofetada no tiene nombre..
Un abrazo desde mi Librillo.
Todavía queda mucho de ese sometimiento de la mujer: queda mucho por hacer y mucho por olvidar.
ResponderEliminarCuánto disparate. Yo estoy seguro de que si el mundo lo hubieran diseñado y dirigido las mujeres, otro gallo nos cantaría. Pero, por desgracia, mandan pocas, y las que o hacen suelen hacerlo al estilo patriarcal.
ResponderEliminar¡Que pongan a mi Fuensanta a mandar y verás como se arregla tó!
Lo peor ha sido la alegría con la que muchas, muchísimas mujeres han contribuido a perpetuar esa concepción del mundo. Recuerdo haber leído en una novela de I.Allende que si las mujeres se pusieran de acuerdo acabarían con el machismo en una generación.
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano
Una situación sabida por los que ya tenemos una edad (a los chavales les parecerá algo prehistórico cuando en realidad ha estado vigente hasta hace dos días) aunque no por ello dejan de sorprenderme las lecturas de unas afirmaciones que hoy consideraríamos aborrecibles. El problema es que hay varones (y algnas mujeres) que todavía piensan de la misma forma... Sin palabras.
ResponderEliminarUn saludo
No deja de producir todo esto cierto estupor.
ResponderEliminarSaludos.
Menos mal que poco a poco eso va cambiando. Y hemos avanzado mucho, aunque aún falta.
ResponderEliminarSaludos.
Madre mia, la verdad es que pone los pelos de punta. Lo que se hacía, y se hace aún en muchas "culturas", con las mujeres es de pena. Por otro lado tampoco confío mucho en esa manía de convertir al hombre en marujo, y a la señora en dictadora del hogar, que impera en nuestros días. Siempre me ha gustado, digamos, un reparto de tareas mas o menos flexible. Un poco de organización en casa. Un saber quien se encarga de esto y de aquello. Pero siempre, por supuesto, en igualdad. No es lo mismo tener derecho a trabajar que tener que hacerlo por tripas. Un saludo.
ResponderEliminarBueno de aquí unos años la ley que suspende los matrimonios de los gays, también nos parecerá ridícula,y ahora esta recién estrenada........ lo mismo pero no nos damos cuenta.
ResponderEliminarAy esta vez diré: calla, calla, ni me lo recuerdes. Ja,ja y eso que no hice el servicio social, que me enchufaron y me lo dieron por hecho. Jajj hasta para eso hay que tener suerte.
ResponderEliminarHoy mi entrada tiene algo en común con la tuya, pero a través de mi padre. Bsss.
Yo juraría que dejé un comentario ayer. Decia que lo peor de todo es la alegría con la que tantísimas mujeres se han empeñado en perpetuar el sistema y que estaba de acuerdo con Isabel Allende en que si las mujeres se pusieran de acuerdo acabarían con el machismo en una generación. Blogger se lo debió comer, últimamente está hambriento y puñetero.
ResponderEliminarUn abrazo
Todavía hay algunos reductos de aquel pasado en el presente. Se nota mucho en las áreas rurales, con los mayores.
ResponderEliminarLa sociedad cambia, a veces le cuesta cambiar, pero lo hace...lentamente...
Alguien me dijo alguna vez que las mujeres más que un papel en la historia, había jugado un trapo. Afortunadamente esta cambiando
Saludos Cayetano
Rosario: con esas amigas no necesitamos enemigas.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: mucho que avanzar todavía, pero estamos en ello.
ResponderEliminarUn saludo.
La Fuensanta y el Antón: solo tienes que ver a la Tatcher.
ResponderEliminarUn saludo.
Alma: no hay pero machismo que el de algunas mujeres tradicionales. Una pena.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmen: y por eso hay tanta violencia de género, porque algunos no admiten que las cosas ya no son como eran.
ResponderEliminarUn saludo.
Retablo: y parece que han pasado siglos.
ResponderEliminarUn saludo.
Kassiopea: creo que hemos andado más camino del que falta. Vamos bien.
ResponderEliminarUn saludo.
Trapo Blanco: se va avanzando en esto afortunadamente, aunque todavía queda mucho en ciertas culturas.
ResponderEliminarUn saludo.
Dapazzi: el tiempo todo lo remedia.
ResponderEliminarUn saludo.
Dapazzi: el tiempo todo lo remedia.
ResponderEliminarUn saludo.
Emejota: echaremos un vistazo a esa entrada tuya.
ResponderEliminarUn saludo.
Alma: no fue culpa de blogger, sino mía, que no he podido sentarme un rato hasta ahora. Hay días que está uno más liado de lo que quisiera. Luego dicen que si no trabajamos... Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: en las áreas rurales se avanza más despacio, pero ya van a toda velocidad. Y es que con los medios de comunicación hoy no hay tantas diferencias.
ResponderEliminarUn saludo.
Si hurgamos aun hoy en día, en un rinconcito de ese órgano llamado cerebro, de alguno de esos individuos que caminan a dos patas y se llaman civilizados, seguro que todavía hay vestigios de alguna afinidad a los de esa época…y si no solo leer noticas cotidianas y ahí los resultado.
ResponderEliminarCayetano,, un abrazo.
Interesante entrada. La verdad es que se me hace difícil llamar historia a eso porque pertenezco a una generación puente entre la posguerra y el desarrollismo. Una parte de esta temática la llegué a vivir en la familia y en aquél país.
ResponderEliminarSaludos Cayetano.
Elperroverde: todavía hay gente un poco cavernícola, pero van quedando menos, afortunadamente.
ResponderEliminarUn saludo.
Juan: ocurrió antes de ayer. La cosa es reciente.
ResponderEliminarUn saludo.
Testigo soy, y no en balde, de barrabasadas como las que presentas.
ResponderEliminarTestigo y pagana: Hasta quien dice anteayer, el 'pordiosporlapatriayelrey' y el permiso de mis santos esposo y padre.
Así era lo que era. Me da que aún queda algo de ello. Hago bien en dudar.
Saludos/abrazos
PiliMªPilar: yo también fui testigo de estos hechos. A mi madre le pidieron delante de mí, yo era un crío, el permiso de mi padre para poder viajar.
ResponderEliminarUn saludo.
Cayetano, el problema es que conozco casos de gente que piensa como antaño. Recuerda ese odiado refrán: "La mujer en casa y con la pata "quebrá".
ResponderEliminarSaludos, mon ami
Fº Javier Peralta: o como decía Mussolini, "a la mujer, bastonazos e hijos". Afortunadamente, aunque aún quedan cavernícolas, cada vez son menos.
ResponderEliminarUn saludo.
Ser mujer... una profesión de riesgo.
ResponderEliminarSalu2
Javier: así es, de riesgo... como la prima.
ResponderEliminarUn saludo.
Je! Juro que no había pasado por aquí antes de publicar mi post del día 23 de mayo! Qué coincidencia, con distintos enfoques, estuvimos hablando del mismo tema. Por supuesto, feliz de haber leído tu post! Aprendo mucho contigo (una pena no haberlo visto antes, lo hubiera mencionado en mi pequeño textito!) Un abrazooooo
ResponderEliminarPatzy: recuerdo esa entrada tuya donde dejé un comentario. En realidad hablamos de dos contenidos que se complementan perfectamente.
ResponderEliminarUn saludo.