"Chivo”: macho joven de la cabra.
"Expiatorio": de “expiar”. Acción de purificar las culpas mediante un sacrificio.
Lo de “chivo expiatorio” es una invención del pueblo judío.
Un ritual doble que consistía en ofrecer un macho cabrío a Dios (Yaveh), mediante el sacrificio, una ofrenda por los pecados cometidos, y otro al Demonio (Azazel), abandonando otro macho cabrío en medio del desierto, quien cargaría simbólicamente con todas las culpas.
Así lo recoge el Levítico:
Aarón… recibirá de la asamblea de los hijos de Israel dos machos cabríos para el sacrificio por el pecado (…) Tomará después los dos machos cabríos, y presentándolos ante Yavé a la entrada del tabernáculo de la reunión, echará sobre ellos las suertes: una la de Yavé y otra la de Azazel. Aarón hará acercar el macho cabrío sobre el que recayó la suerte de Yavé, y lo ofrecerá en sacrificio por el pecado. El macho cabrío sobre el que recayó la suerte de Azazel lo presentará vivo ante Yavé para hacer la expiación y soltarlo después a Azazel.
Generalmente, y tanto a nivel metafórico como a nivel real, se busca un “animal” que ponga poca resistencia al sacrificio, un animal poco simpático o agraciado o escasamente apreciado por los del lugar. Así, aunque no fuera culpable de nada, será sacrificado por los miedos, la impotencia o las inseguridades de los demás. Y de esta manera nos sentiremos mejores, más seguros, aliviados y reconciliados con los “dioses” de turno.
Esa figura siempre estará vigente en el mundo mientras sigamos pensando que los problemas nos vienen impuestos desde fuera y no son algo que fabricamos nosotros mismos.
Se trata de un ejercicio de prestidigitación por el que alguien con intenciones ocultas busca a un semejante o a todo un colectivo que cargue con las culpas de lo que está pasando, con el fin de desviar o canalizar la atención y para quedar los demás aliviados y libres de cargos, culpas o sospechas. Para esta tarea hace falta que haya todo un público fácilmente manipulable. También hace falta que haya una situación de desdicha, una crisis o un mal que nos aceche. Y por supuesto, es preciso que haya unanimidad en la elección de la víctima.
Solo hace falta ya encontrar la víctima propicia.
¿Hay algunas características para hacer esa selección?
Digamos que es necesario que la víctima reúna ciertas condiciones:
- Transgresión de las normas establecidas.
- Debilidad manifiesta (física o anímica)
- Posesión de bienes que los demás ansían.
- Deformidad física o moral. Un exceso de sensibilidad también sirve aquí.
- Hábitos o creencias diferentes a los normales del grupo.
- Enfermedad.
El siguiente paso es que esa persona o colectivo, que reúne algunos de los atributos mencionados, haga algo que pueda ser interpretado como origen del estallido de la indignación popular o de la violencia colectiva. Y ya tenemos una persecución en toda regla.
Un ejemplo antiguo fue culpar a los judíos europeos de la "peste negra" que asoló el continente a partir de 1348. Según este infundio la población judía se habría dedicado a envenenar los pozos. Hubo una persecución atroz.
Otro sería la expulsión de los moriscos en la época de Felipe III, una maquinación de una mente perversa: el Duque de Lerma. Cuando se dirigían a la costa mediterránea para embarcar y escapar de España, muchos fueron asaltados, robados y asesinados en los caminos por turbas del populacho airado y vengativo.
Otro sería la expulsión de los moriscos en la época de Felipe III, una maquinación de una mente perversa: el Duque de Lerma. Cuando se dirigían a la costa mediterránea para embarcar y escapar de España, muchos fueron asaltados, robados y asesinados en los caminos por turbas del populacho airado y vengativo.
El ejemplo más representativo y actual, por las dimensiones de terror que alcanzó, fue el que sufrieron los judíos bajo el régimen nazi.
Es una tremenda paradoja que el pueblo que inventó la expresión fuera víctima de ella bajo ese régimen.
Sobre ello hablaremos en las dos entradas siguientes.
Interesante enfoque de este fenómeno tan antiguo como la Humanidad.
ResponderEliminarMaquiavelo relata cómo César Borgia lo usaba de forma magistral:
http://elartedelaestrategia.com/maquiavelo_premios_y_castigos.html
Hay otra forma de usar al maldito chivo. El poderoso convierte en favorito a alguien a todas luces odioso, inmerecedor del cargo o detestato por todos. Incomprensiblemente, éste medra en la Corte. Hasta que un día, al reino le va todo mal y para contentar al pueblo y a los nobles lo defenestra. Engordar para morir, le dicen. ¿Les suena como yernos?
No sólo lo hacen los reyes, en política es habitual: Felipe Glez, Aznar, ZP y Rajoy han usado y abusado de ésto.
Saludos
Carolus
A saber quién será el próximo chivo expiatorio. La verdad es que hasta ahora casi siempre les ha tocado a los judíos.
ResponderEliminarTal como van las cosas, pronto habrá otro. Y parece que ya comienzan a perfilarse candidatos.
Feliz semana, monsieur.
Bisous
Pues más de uno hemos sido chivos expiatorios de los demás, en menor escala, y no es nada agradable. Creo que es cobarde y vil utilizar dicha fórmula para limpiar conciencias o acrecentar el poder, o simplemente deshacerse de una persona que pueda resultar inconveniente o peligrosa. De todas maneras los hubo, los hay y los habrá, de chivos, claro.
ResponderEliminarSaludos
Vaya, interesante
ResponderEliminarPues no tenía ni idea de donde procedía esta expresión. Dicen que la culpa sigue siendo de Zapatero, pero tendrán que buscar otro chivo, hoy bien valdría "Napoleoncito" Sarkozy.
ResponderEliminarUn saludo
Carolus: nada mejor que un yerno a mano para tirarlo por la ventana.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: los funcionarios en tiempos de crisis son un buen ejemplo para tomarla con ellos.
ResponderEliminarUn saludo.
Dissortat: va en la condición humana, buscar alguien que "pague el pato" por lo que nos pasa. Por eso, esta táctica tiene tanto éxito.
ResponderEliminarUn saludo.
Eduardo: de vez en cuando viene bien un "Zapatero" que se coma los marrones :)
ResponderEliminarUn saludo.
lifeisinfinity: me alegra saberlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí...supongo que andan atareadísimos buscándonos un enemigo común en el que focalizar la ira...no vaya a explotar sobre el que de verdad la merezca
ResponderEliminarMuy buen post. Un abrazo
Alma: no estamos libres ninguno de que alguna vez nos "toque la china".
ResponderEliminarUn saludo.
¡Magnífico, Cayetano! Una entrada muy, muy buena.
ResponderEliminarFrancisco: honor que usted me hace.
ResponderEliminarUn saludo.
Más o menos como conejillo de indias, pero sin intención de experimentar, sino directamente cargar con las culpas. Si, la paradoja es que el pueblo judio fue el que tuvo que cargar con todas las ideas de purismo del nazismo. Abrazos, Cayetano.
ResponderEliminarUna pena que estemos ante una cualidad innata de la naturaleza humana. Me refiero al sadismo de machacar a alguien cuanto más indefenso está para terminar de abatirlo. Hacer leña del árbol caído.
ResponderEliminarBuenos ejemplos históricos nos ilustras, aunque sin el dramatismo que tuvieron, sobre todo el Holocausto nazi de Entreguerras. De todas formas ha habido recientemente y sigue habiéndolos cada día en el mundo: el genocidio de Uganda, el de Irak, los inmigrantes, sobre todo en plena crisis, cuando más hundidos están, etc, etc.
Una pena como digo, o más bien, una desgracia, porque no creo que nunca acabe.
Saludos.
Hoy los chivos expiatorios parecen ser los inmigrantes sin papeles. Lo que no se bien es si será el chivo sacrificado directamente ante Dios o ese abandonado a su suerte en el desierto. Un abrazo, querido amigo.ç
ResponderEliminarCruda realidad Cayetano.
ResponderEliminarYa buscamos el chivo expiatorio. Hay uno que suena con fuerza: Inmigración...Se nos ha olvidado que gracias a inmigrantes africanos, se pobló el resto del mundo...
Saludos Cayetano. Me gustará leer la continuación
Es terrible, sobre todo porque suele llevar aparejada la injusticia.
ResponderEliminarUn saludo Cayetano.
Y menos mal que usaban animales en el otro extremo los Mayas y demás "civilizaciones" se conformaban con el corazón de los hombres.
ResponderEliminarMe quedo con lo del chivo expiatorio en nuestro mundo actual, se lleva más que tirar bien de la manta y meter a la cárcel a tanto y tanto mequetrefe de un lado y del otro.
Un abrazo amigo.
El hecho de ser una invención del pueblo judío parece que les ha perseguido a lo largo de la historia porque, como tú dices, han sido tratados como chivos expiatorios o cabezas de turco para demasiados desastres naturales y provocados por humanos.
ResponderEliminarHan sido acusados de matar a Cristo, de ser los responsables de la peste, de cometer crímenes rituales… y de intentar envenenar a los cristianos.
Paco: fue un colectivo que vino al pelo para descargar todas las porquerías sobre él.
ResponderEliminarUn saludo.
Juan: así es. Parece que la condición humana tiene ese lado miserable de machacar al que vemos caído.
ResponderEliminarUn saludo.
Isabel: o los dos al mismo tiempo, porque aquí rezamos a Dios y al Demonio.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: en efecto, venimos de África. La cuna de la humanidad. Todos somos emigrantes.
ResponderEliminarUn saludo.
DLT: son las dos caras de una misma moneda, la de la estupidez humana.
ResponderEliminarUn saludo.
Senovilla: es más fácil que los pobres desgraciados se lleven la culpa de lo que pase a, como bien dices, meter en el trullo a los verdaderamente sinvergüenzas.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier: parece que tenían todas las papeletas para el sorteo.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué interesante!!! Fíjate que también me vino a la memoria, no sé si tiene vinculación pero igual te lo comento, el uso o mal uso que hacemos de los epítetos o adjetivaciones en algunas de nuestras conversaciones cotidianas. Por ejemplo cuando algo es muy malo, decimos que es "un cáncer" que se debe extirpar. Yo odio estos diálogos cuando se producen, porque en realidad siento que estamos transpolando la impotencia que experimentamos por algo que no hemos podido aún resolver y, lo que es peor, se la cargamos a quienes están padeciendo el "coletazo" de esa cuestión irresoluta. No ha de ser "sanador" para un paciente oncológico, que hablando con otro que desconoce su padecer, por ejemplo, de un problema en la educación pública, se encuentre con que el diáologo deriva a que ese problema "es un cancer", adjetivación muy mal empleada para aseverar la magnitud tremenda de algo, y que le suma un peso adicional al enfermo que de por sí ya lleva, en si mismo, la carga de nuestra "ignorancia" en la materia. Saludos Cayetano, como siempre tus post son muy movilizadores.
ResponderEliminarPatzy: no te falta razón. A veces se usan palabras inadecuadas o desafortunadas que pueden herir sensibilidades.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano
ResponderEliminarPero los chivos siguen existiendo tanto en la Historia como en el día a día. Un partido dice que la causa de la crisis es del gobierno anterior, y así se quitan el muerto.
Si es que somos....
FºJavier: lo que está pasando en Grecia es por culpa de nuestro gobierno anterior. Seguro.
ResponderEliminarUn saludo.
¡AY! ¡Cayetano!
ResponderEliminar¡Qué bién explicas, tus alumnos estarán encantados contigo!
Gracias por tus comentarios tan simpáticos, siempre me haces sonreir.
Un abrazo profe.
Lo cierto es que nunca me había parado a pensar de dónde venía la expresión... curioso post, Cayetano. Gracias por la información. Abrazos,
ResponderEliminarEl más débil termina con la condena sobre su espalda.
ResponderEliminarun beso
Pus la mencionada frase del chivo espiatorio sigue vigente en todos los estamentos de nuestra sociedad.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu entrada.
un fuerte saludo
fus
Rosario: pues todavía alguno se queja. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Carzum: usamos muchas expresiones coloquialmente que tienen un origen curioso.
ResponderEliminarGracias por pasar y comentar.
Un saludo.
Arantza: somos depredadores que esperamos emprenderla con el más débil. Es cierto.
ResponderEliminarUn saludo.
Fus: parece que hemos cambiado muy poco con el paso del tiempo.
ResponderEliminarGracias por comentar.
Un saludo.
Siempre se suele buscar un chivo expiatorio para echarle la culpa de males propios, ya bien sean colectivos o particulares, grandes o pequeños. Porque ¿quién no ha culpabilizado de catear un examen al calor, al frío, a un constipado o a la tele? Ahora los políticos y los banqueros son los chivos expiatorios, dicen ellos, pero los que pagamos los platos rotos, es decir, los auténticos chivos de la crisis somos los de aquí abajo, a los que no toca pagar los excesos de los primeros.
ResponderEliminarSaludos
Carmen: la cuerda siempre se rompe por su parte más débil.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano, super-interesante el tema.
ResponderEliminarA Cristo no lo mataron los judios, lo mato (supuestamente )la administracion romana.
Un abrazo Marissa
Isthar: en efecto fueron los romanos, pero presionados por todos aquellos que buscaban precisamente un "chivo expiatorio".
ResponderEliminarUn saludo.
Hola de la tardona. De siempre me ha resultado interesante la figura del chivo. Fíjate, un animalito que gusta de la independencia, de las alturas, ágil, superviviente; en otras palabras difícil de apresar y por ello motivo para el sacrificio.
ResponderEliminar¿Qué tendrá su sangre para que aplaque a los dioses? Bsss.
Emejota: no lo sé qué tendrá. Y si lo sé... no me "chivo".
ResponderEliminarUn saludo.