Dibujo de Gustavo Doré
Este es uno de los tres trabajos que envié al concurso de microrrelatos que la editorial ArtGerust convocó en homenaje a la segunda parte de El Quijote.
Aunque me seleccionaron y publicaron uno para la antología que se hizo después, no fue este; sin embargo, a mí es el que más me gusta.
Y lo traigo aquí simplemente para compartirlo con vosotros.
Creo que caballero y escudero se han hecho un poco de lío con sus respectivos papeles. Tal vez se han contagiado el uno del otro:
Diálogo entre caballero y escudero
- Mire vuesa merced que esos que llama molinos son gigantes, que las mozas de la venta no son rameras sino princesas, que los pellejos de vino son desaforados malandrines y que, por obra de un encantamiento, un ejército de temibles soldados viene a mostrarse engañosamente como un rebaño de pacíficas ovejas.
- Bien se ve, amigo Sancho, que has perdido el juicio y que de tanto comer cebollas y ajos crudos se te ha secado el cerebro, que no hay cosa peor que un atracón con este sol de Dios y con el vino caliente que llevas en la bota. Dejemos las cosas como están: molinos, furcias, pellejos y rebaños. No demos oportunidad al diablo, que ya vendrá algún desaliñado escribidor a inventar historias descabelladas con las que ganar algún maravedí para llenar el puchero. Que los tiempos son duros. Y a buen entendedor pocas palabras.
Me permito decirte que podría pasar por un retazo de la obra de Cervantes, donde como sabes hay un momento en el que los personajes se contagian uno del otro. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Efectivamente. Estando ya Alonso Quijano postrado en su lecho, recupera la cordura y Sancho le anima a ponerse bueno y a seguir por esos caminos buscando aventuras.
ResponderEliminarUn abrazo, maese Francisco.
El texto está muy bien elaborado y trabajado. Excelente escrito. Saludos
ResponderEliminarGracias, Antorelo. Todo un detalle ese comentario.
ResponderEliminarUn saludo.
Todo depende del cristal con se mire...Y se quiera entender...Los molinos siempre siguen siendo gigantes...A pesar de todo...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Cayetano
Saludos
Mira que si al final los locos somos los demás.
Eliminarme alegra que te haya gustado.
Un saludo, Manuel.
Según lo empezaba a leer, me parecía un copia-pega de Cervantes, luego me di cuenta de que era una genial reinterpretación del ingenioso manco. Mis felicitaciones, has logrado imitar perfectamente el estilo.
ResponderEliminarUn saludo
El reto que se me planteaba era, en efecto, imitar el estilo de Cervantes, pero dándole a todo la vuelta.
EliminarUn saludo, Carlos.
Jaja...y sí, se han contagiado! Aunque Sancho y don Quijote se presenten en la obra como totalmente opuestos, tanto física como psíquicamente, uno campesino, bajito y regordete, casado con hijos, analfabeto, iluso y aún prudente (Sancho), contra el otro, don Quijote, que en su locura es un caballero, alto y delgado, viejo, soltero, culto, colérico y valiente, sin embargo, en algunas partes de la obra, dan muestras de este "contagio" de personalidad que tú señalas! Abrazo, Cayetano.
ResponderEliminarYa sabes lo que se dice de las "parejas", que la convivencia hace que se copien las manías.
EliminarUn abrazo, Patzy.
Paso a desearte feliz fin de semana Cayetano, pues no puedo opinar sobre tu texto, al no haber leído el Quijote.
ResponderEliminarUn abrazo.
Feliz fin de semana igualmente.
EliminarUn abrazo, Conchi.
Pues su relato es digno de ser seleccionado, desde luego. Ha respetado usted perfectamente el espíritu de la obra, aunque con ese juego de cambiar los personajes.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
De los tres que envié, este era mi preferido; sin embargo, ellos decidieron elegir otro algo más "serio".
EliminarUn saludo, madame.
Mira que mientras lo leí creí haberlo hecho antes en las páginas del Ingenioso Hidalgo... ¿No seréis por ventura el propio Cervantes disfrazado de Cayetano quien por estos pagos se prodiga con sus escritos? A fe mía que así lo creo y quien me lleve contraria razón que se muestre para así hacerme la merced de retarle en duelo altísimo.
ResponderEliminarDios guarde a usted muchos años
Has de saber, amiga Carmen, que es costumbre arraigada entre damas distinguidas y nobles caballeros entretener sus días en lecturas discretas y qué mejor lectura para la quietud del espíritu que las andanzas de este hijo mío, avellanado y falto de juicio.
EliminarDios te guarde en salud y también a mis pobres huesos.
Vale.
Mira que los he visto mientras leía. Que simpáticos personajes, y tan entrañables..
ResponderEliminarBesos
Personajes casi tan reales como el escritor que les dio vida.
EliminarUn abrazo, Arantza.
Está muy bueno.
ResponderEliminarLos psicólogos dicen que todos llevamos incorporados un Sancho y un Quijote.
Que surgen según la ocasión.
Con este trabajo lograste el " intercambio de roles" y demostrar la citada teoría.( Lo tuve que leer dos veces , especialmente cuando el caballero le dice a Sancho que ha perdido el juicio....)
Genial!!!!
Abrazos.
De hecho existió cierto "contagio" de formas de entender la vida gracias a la estrecha convivencia. Como en las mejores "parejas".
EliminarUn abrazo, Carmela.
Y el desaliñado escribidor llegó.
ResponderEliminarY los maravedises se mostraron remisos.
Y cuando llegaron fueron a otras manos.
Pero sólo su nombre quedó en el mármol, maese Cayetano.
De lo que se colige que el dinero y la buena fama literaria no tienen por qué ir necesariamente juntos.
EliminarUn saludo, Ana Mª.
wow! leido asi! parece que lo hubiera escrito el mismisimo manco!!
ResponderEliminarDe eso se trataba, amigo Gary Rivera, de imitar su estilo.
EliminarUn saludo.
Genial. A mí también me ha gustado. Mueve a la sonrisa este cambio de papeles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una lectura muy personal y una osadía por mi parte.
EliminarUn abrazo, DLT.
A veces, los soñadores ponen sus pies en la tierra y los sensatos se permiten soñar.
ResponderEliminarUn abrazo
Contagio al canto.
EliminarUn abrazo, Javier.
Podrían perfectamente integrarse como diálogos cervantinos, cuando al final del Quijote se intercambian los papeles.
ResponderEliminarUn saludo.
Un "contagio" que efectivamente se produce cuando don Quijote ya ha muerto como personaje y quien habla en su lecho de muerte es don Alonso Quijano.
EliminarUn saludo.
Magnifico relato, Don Cayetano cuasi de Cervantes y Saavedra, por qué no,...Y, sí los tiempos son duros.
ResponderEliminarBesicos
Gracias, Cabopá.
EliminarEl hambre agudiza el ingenio. Y aquellos eran tiempos duros para casi todos.
Un abrazo.