A HACER PUÑETAS
Mandar a alguien a hacer puñetas es desear perderle de vista y que nos deje en paz durante un tiempo. Las puñetas son los encajes que llevan algunas mangas de algunas prendas, como por ejemplo las togas que utilizan algunos miembros de la judicatura.
Su nombre proviene de la tendencia que tienen dichos encajes a caer sobre el puño.
En su día, los detalles de los bordados eran de tal envergadura que la confección de cada puñeta, realizada a mano, suponía un arduo y laborioso trabajo y que llevaba mucho tiempo, por lo que mandar a uno a “hacer puñetas” se convertía en una forma de desear a una persona una larga ausencia y quitársela de encima durante una buena temporada.
A LA PORRA
Cuando alguien te molesta o quieres que te deje tranquilo, es muy recurrente acudir a esta expresión un tanto fuerte.
El origen de la expresión tiene que ver con el mundo castrense.
La porra es esa especie de garrote o bastón de mando que en los desfiles solía exhibir el sargento mayor.
Cuando se acampaba, el bastón solía clavarse en un punto determinado que marcaba el lugar al que tenía que acudir el soldado cuando era castigado para esperar allí el correspondiente correctivo o un arresto.
La frase típica era una orden que decía: "¡Vaya usted a la porra!"
Muchas veces la falta era castigada simplemente con la permanencia del soldado al lado del bastón hasta que el mando consideraba oportuno levantar el arresto.
AL CARAJO
En los barcos antiguos a vela, los marineros llamaban coloquialmente “carajo” a la cofa o canastilla que se situaba en la parte superior del palo mayor y servía como punto de observación para atisbar tierra o barcos enemigos.
El lugar no era desde luego uno de los mejores de la embarcación, pues estaba a la intemperie y sujeto a las inclemencias del tiempo y al caprichoso oleaje del mar.
Aunque la RAE no recoge esa acepción, parece ser que en términos populares náuticos sí era frecuente esa denominación, tal vez por la semejanza del mástil con el miembro viril masculino.
Al ser la canastilla citada un lugar tremendamente desagradable, pues los vaivenes del barco allí se perciben de una manera mucho más intensa, hasta el punto de que los marineros que allí subían – muchas veces como castigo- solían bajar fuertemente mareados, mandar a uno al “carajo” es enviarle a un lugar poco recomendable e inhóspito.
El amigo José Antonio nos hace un buen despliegue de expresiones coloquiales en relación con el “carajo".
Nada como la cultura. La tercera no la conocía.
ResponderEliminarY yo pensaba que era la más conocida. Fíjate qué cosas.
EliminarUn saludo, Emejota.
Coincido con emejota en la tercera expresión. Siempre se aprende.
ResponderEliminarUn saludo.
Tenemos una lengua rica en expresiones. Para volver loco a los que quieren aprender español.
EliminarUn saludo, Carlos.
Pues a mí me faltaba la de la porra, ya ve. Para mí el peor castigo sería el tercero. El primero, como hoy día está todo mecanizado, supongo que sería más llevadero.
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
A mí el que más me gusta es que me manden a "freír espárragos".
EliminarUn saludo, madame.
El caso es mandar a alguien a cualquier sitio, para que no meleste, que no se entrometa, que no maree. Todos aspiramos a la tranquidlidad, esto es: ver las puñetas desde lejos, la porra para mojarla en el café con leche y el carajo verlo en las películas de piratas.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Es como desearle el ostracismo al pesado de turno.
EliminarUn saludo, Francesc.
Como siempre, usted ilustrándonos, don Cayetano.
ResponderEliminarSalud!
Una manera de pasar el rato en compañía de los amigos.
EliminarUn saludo, dissortat.
La tercera es la que más se usa en Venezuela "vete al carajo" que ahora se cambia por vete a la mi..." Más elocuente a mi modo de ser ya que mucha gente no sabía por donde se iba al carajo :D.
ResponderEliminarOtra en Venezuela es "vete par el coño". En este caso la connotación en Venezuela de la palabra no es la misma que tiene en España (genitales femeninos). Está más cercana al carajo. Tampoco sabíamos donde quedaba...Hace tiempo, detrá del estadio de Beisbol de Caracas, alguien grafiteó: "Aquí queda el coño" :D
Saludos
Al "quinto coño", al "quinto pino", también expresiones muy coloquiales por aquí.
EliminarUn saludo, Manuel.
Pensaba,erróneamente,que los de las puñetas era referencia a otras manualidades ligadas a la autosatisfacción.
ResponderEliminarA nivel local, bien mirado, bien puede aprovecharse la expresión para fines de autocomplacencia.
EliminarUn saludo, Nando.
Aquí, en Argentina, se usa mucho la última expresión de las tres que nos has explicado. Por esa razón desconocía absolutamente las dos primeras, así que me ha resultado muy instructivo el artículo, siempre es bueno conocer en profundidad a dónde o a hacer qué cosa lo están mandando a uno. Jaja! Abrazo Cayetano.
ResponderEliminarSolo falta lo de " a freír espárragos", que también es muy usado.
EliminarUn abrazo, Patzy.
Lo de vete a la porra, no sabia el porqué. Gracias, siempre aprendiendo contigo. Besos
ResponderEliminarIncreíble la cantidad de expresiones tan antiguas que se han instalado en el lenguaje coloquial para siempre.
EliminarUn abrazo, Arantza.
Ir a los otros dos destinos, depende, se podría negociar. Pero a donde nunca iría es a "hacer puñetas", ya hice bolillos de niña y es algo bellísimo pero agotador por lo poco que cunde.
ResponderEliminarMuy bueno, Cayetano.
Tortura china eso de las puñetas y los bolillos. Lo más gratificante es lo de irse a freír espárragos. Menos cansado.
EliminarUn saludo, Ana Mª.
caray! acabo de aprender muchas cosas hoy!! y pensar que he mandado a tanta gente al carajo!! jajajaja lo comparto!
ResponderEliminarPues ya sabes que los mandas a que se mareen un poco y, de paso, te dejen en paz.
EliminarUn saludo, Gary Rivera.
Muy interesante todo lo que nos cuentas Cayetano, yo de las dos primeras ya sabía su origen de la " el carajo" la desconocía por completo. El caso es que le dejen a uno tranquilo mientras el otro se va a cualquiera de esos sitios.
ResponderEliminarSiempre se aprende algo nuevo contigo Cayetano.
Un abrazo
Puri
Tenemos un idioma rico en expresiones.
EliminarGracias por tu comentario, Puri.
Un abrazo.
Muy curiosa la entrada de hoy, a veces se nos olvidan los orígenes de ciertas expresiones que tenemos ya interiorizadas. Un saludo
ResponderEliminarDe las pocas cosas antiguas que perduran: las expresiones coloquiales. Es curioso que pervivan a pesar del tiempo transcurrido.
EliminarUn saludo, Carolvs II.
Lo triste es lo desobedientes que son, todos los días mandamos a alguien a la porra al carajo o a hacer puñetas y no van, y sin entrar en el gremio de los políticos que son los más desobedientes y no se van ni con agua hirviendo.
ResponderEliminarQue le semana nos sea leve.
Nadie va donde le mandamos; pero uno se queda a gusto.
EliminarUn saludo, El tejón.
Si no te importa voy a quedarme un rato por aquí.
ResponderEliminarQuédate todo el tiempo que quieras.
EliminarBienvenida a esta tu casa.
Un saludo, Pilar.
No soy mucho de enviar a nadie donde no quiere ir, pero si me viera en la necesidad lo de hacer puñetas me parece lo más constructivo.
ResponderEliminarSaludos.
Muy útil además.
EliminarPuede uno hasta ganarse la vida haciendo "puñetas". A Otros se les da muy bien "hacer la puñeta" a los ciudadanos; pero ya es otra cosa más metafórica y menos "constructiva".
Un saludo, DLT.
Buen compendio de aclaraciones.
ResponderEliminarun abrazo.
Inspiradas en algunas actuaciones de nuestros queridos gestores nacionales y autonómicos. Ganas de mandar a algunos a...
EliminarUn saludo, Rodericus.
Yo mandaría a hacer puñetas en el carajo a más de uno. Desconocía el origen de "vete al carajo". Ahora, si cabe, lo usare más.
ResponderEliminarSaludos!
Lo que ya no sé es si el "manda carallo" de los gallegos se refiere al mismo asunto.
EliminarUn saludo, Félix.
Desde luego que te manden a la porra o al carajo no es nada agradable, pero la entrada desde luego me ha hecho sonreír. Habrá que mandar a muchos que yo sé a alguno de estos sitios.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y a otros que no se dicen por educación.
EliminarUn abrazo, Valverde de Lucerna.