5 de junio de 1625: durante la guerra de Flandes, tras un largo asedio que costó miles de muertos y de mutilados por ambas partes, la ciudad de Breda (Holanda) se rinde finalmente a las tercios españoles al mando del general Ambrosio Espínola.
El episodio se inscribe dentro de la Guerra de los Ochenta Años.
Los Países Bajos quieren independizarse de España, apoyados por Inglaterra que pretende convertirse en la primera potencia europea y desplazar a España.
Pero para eso faltaban todavía más de dos décadas.
Era la época de Felipe IV.
Y en ese contexto, los españoles logran una gran victoria.
Velázquez lo pintó por encargo, pero él no estuvo allí.
En todo caso quiso hacer un retrato amable, una escena cordial, llena de caballerosidad, de generosidad. Spínola y Nassau. Vencedor y vencido. Una rendición llena de resignación, pero también de concordia y grandeza. Gestos nobles y apacibles. Justino de Nassau entrega las llaves de la ciudad y hace ademán de arrodillarse, lo cual es impedido por Spínola, quien pone la mano encima del hombro de su contrincante impidiendo la humillación del derrotado.
La obra del pintor sevillano es fiel a la interpretación que del acontecimiento hizo Pedro Calderón de la Barca, en su pieza "El sitio de Breda", donde Spínola, al recibir las llaves, dice a Nassau:
"Justino, yo las recibo,
y conozco que valiente
sois;que el valor del vencido
hace famoso al que vence."
Me gusta mas ver el careto de la fiel infantería, de todos los piqueros, arcabuceros y demás soldadesca que eran los que tenían acojon... a toda Europa y los que ponían el sudor y la sangre por una mier.. de paga para que luego salieran los de siempre en el primer plano de la foto. Como ahora, sin ir mas lejos, sin versos ni sonetos, sin cámaras ni televisión.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya sabes que es la gente corriente y anónima la que tiene que apechugar con todo: guerra, impuestos... Y normalmente no suele salir bien parada.
EliminarUn saludo.
La guerra contada por los vencedores no iba a resumirse en una cruenta batalla con cadáveres, tropelías sin cuento y destrucción. Velázquez debe resumir la sangre y el esfuerzo de muchos soldados utilizados como carne de cañón en una sola escena, símbolo del poderío español en la región (por entonces maltrecho). Los protagonistas son los dos generales, de uno y otro bando, pero no deja de lado a los verdaderos protagonistas que enmarcan la escena a modo de telón que se abre ante el espectador. E incluso de retrata el pintor entre ellos. Aunque muy apegado a la monarquía, don Diego también quiso sugerirnos otra lectura de la escena.
ResponderEliminarUn saludo
Una lectura amable y todo lo humana que era posible en un asunto realmente terrible y poco dado a sentimentalismos.
EliminarUn saludo, Carmen,
Fuera o no así la escena en realidad, el hecho de que artistas y escritores de la época la representaran de tal modo significa que esos valores estaban presentes. Qué tiempos en los que se tenían aún estos miramientos. Ahora da la impresión de que todo vale. Cuestiones como el honor y el respeto no parecen ser valores en alza.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Una manera presentable de mostrarnos el desenlace de una cruenta batalla. El lado más decente y humano posible.
EliminarUn saludo, madame.
Un cuadro que refleja ese valor tan propio de la época y hoy casi olvidado: el honor. El saber ganar era tan importante como el saber perder, se ganaba pero no se humillaba al vencido. Spinola reconocía que la grandeza de la victoria y su propia gloria derivaban de la grandeza del vencido que daba aún más valor a esta rendición.
ResponderEliminarMe permito puntualizar la fecha del ascenso de Inglaterra a primera potencia europea que sitúas dos décadas después de estos hechos (h. 1645). Lo cierto es que por esas fechas había tenido lugar la primera revolución ingresa, el paso por la guillotina de Carlos I y el protectorado de Lord Cromwell...posteriormente vendría la restauración de los Estuardos con Carlos II y la nueva revolución, la "Glorious Revolution" y el destronamiento definitivo de los Estuardo, sustituidos primero por su rama protestante y finalmente por la Casa de Hannover, fecha esta que coincide con la firma de la Paz de Utrecht (1714) de la que Inglaterra, ahora sí, saldría aupada como primera potencia europea y atlántica tras la muerte además de Luis XIV (1715) que había regido los destinos de Europa en los últimos 60 años.
Un saludo
Un gesto elegante que dice mucho a favor del vencedor. Otra cosa es que fuese tan amable el gesto como nos quiere contar Velázquez.
EliminarGracias por la puntualización cronólogica, aunque lo que yo pretendía era referirme a la independencia de los Países Bajos, que muchos autores suelen fijar hacia 1648.
Un saludo, Carolvs.
con quien hay que hablar para que se retrate el horror de la guerra? que visto el cuadro asi, parece que se hubieran atacado con petalos de rosa y almohadones jejejejeje
ResponderEliminarBueno aun asi es una belleza de pintura!!
Claro, se trataba de hacer un cuadro que gustara, que fuera amable. Y Velázquez era un gran pintor.
EliminarUn saludo.
Derrota no supone humillación. Genial ha sido Velázquez interpretando la rendición. Saludos
ResponderEliminarSolo les faltaba eso a los pobres. Estaría feo que además de perder a muchos hombres y su ciudad, encima se les humillara; aunque no sería ni la primera ni la última vez.
EliminarUn saludo, Antorelo.
España era todavía una gran potencia y todo estaba por decidir. Fue un gran año aquél, 1625.
ResponderEliminarSaludos.
En efecto, todo estaba por decidir. Nadie pensaba en los cambios tan profundos que vinieron luego.
EliminarUn saludo, Ángel Aponte.
Una gran obra, para una gran victoria.
ResponderEliminarUn saludo.
Y para una gran derrota.
EliminarUn saludo, DLT.
También, desde luego.
EliminarLas guerras nunca tienen un lado amable, y sin embargo en este cuadro, se respira tranquilidad.
ResponderEliminarEl himno holandés habla sobre la opresión española y la liberación del yugo.
Saludos
Una manera de "vender" un asunto terrible, con tanta muerte y destrucción.
EliminarUn saludo, Manuel.
Una pintura realmente impresionante, que refleja, como dicen más arriba, una derrota sin humillación. Una de las últimas gran victoria de la monarquía Hispánica de Felipe IV (III)
ResponderEliminar¡Salud!
Una victoria, un gran pintor y un mensaje para la posteridad.
EliminarSaludos, dissortat.
Admiro la obra, aunque los detalles históricos no siempre coincide lo que vemos con lo que sucedió. La historia la cuentan los vencedores.
ResponderEliminarUn saludo.
Ni más ni menos. Una lectura amable de algo que no lo fue tanto.
EliminarUn saludo, Valverde de Lucerna.
Es difícil creer tanta caballerosidad pero bueno, no deja de ser una obra pictórica y el autor, en este caso, Velázquez, se tomó la licencia. De todos modos, le salió que ni "pintá"
ResponderEliminarBesos, Cayetano
Maneras de "leer" un pasaje terrible y cruento de nuestra historia. Un gran cuadro, sin duda.
EliminarUn abrazo, Arantza.
Es un cuadro maravilloso. Aquellos tiempos en los que las perras (oro) que traíamos de las américas se iban en las guerras europeas cual agua de lluvia por un tejado. Como dices es un retrato amable, mejor así...
ResponderEliminarUn saludo don Cayetano
Nadie podría imaginar que antes de la "foto" amable hubo una auténtica carnicería.
EliminarUn saludo, Félix.
Dicen que el Duque de Olivares convocó tanto a Velázquez, como a otros artistas, para pintar esta serie de obras que retrataban éxitos bélicos españoles como estrategia para ocultar que empezaba a declinar e poder mundial de España por entonces...Gran pintura! Cuando estudiaba, la analizamos para conocer el vestuario de la época. Cómo quiero visitar el Prado! Ya llegará, ya llegará. Saludos, Cayetano.
ResponderEliminarEl arte se convierte en un eficaz medio de propaganda en esas épocas cuando no había ni prensa ni televisión. Otra cosa es el gran valor artístico indiscutible de la obra velazqueña. El Museo del Prado tiene como mínimo para un par de visitas. Obligados Goya y Velázquez. Te encantará con toda seguridad.
EliminarUn abrazo, Patzy.
Tu entrada me hace reflexionar sobre lo que ha cambiado la sociedad desde que no se imparte la asignatura de Urbanidad.
ResponderEliminarYo viví en los ochenta el atraco a un banco, en que quien parecía el jefe empezó diciéndonos a los clientes algo más o menos así: “Señoras y señores, buenos días. Está muy lejos de nuestro propósito causarles molestias. Por favor, sitúense los caballeros a la derecha y las señoras a la izquierda, túmbense boca abajo y cuando se lo indiquemos, cuenten hasta cien y ya pueden levantarse. Agradecemos su colaboración”.
Cuando acabó todo, alguien se puso a aplaudir y yo me sumé. Qué profesionalidad, qué maneras.
Por favor, Cayetano, como docente, ¿dónde dirías tú que habría estudiado aquel gentleman?
Algo así fue lo de Breda. Hubo muertos y heridos, pero también mucho estilo. Las formas, ante todo. A tu ladrón, que seguro que estudió en una universidad del Opus, le teníais que haber invitado a comer después de lo educado que os salió. Me recuerda al pirata Bart el Negro, tan estiloso él.
EliminarUn saludo, Ana María.
Todo un ejemplo esta imagen de una rendición llena de caballerosidad. Es una pena que ésta sociedad esté perdiendo tantos valores.
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Con educación o sin ella, la verdad es que siempre hemos sido un poco brutos. Y aquí, Velázquez hace una lectura noble y amable del tema de la rendición. Lo que no sé es si de verdad fue tan caballerosa.
EliminarUn saludo, Ambar.