Origen del término: procedencia árabe, de la palabra “al-mujadda”.
Tradicionalmente es un invento asociado a las clases pudientes. Ya se conocía en el antiguo Egipto. Se han encontrado algunos ejemplos hechos de madera, apoyacabezas con una hendidura en el centro. En China adquiere un gran desarrollo, usándose, además de la madera, el jade y la porcelana y adornadas con figuras de animales.
Luego pasará a Europa en la Edad Media.
Luego pasará a Europa en la Edad Media.
Los materiales para su fabricación eran muy diversos: piedra, madera, metal, porcelana... Con el tiempo se van prefiriendo los materiales más blandos y con la Revolución Industrial se generaliza el uso de productos textiles de relleno, más agradables, mullidos y suaves.
Hoy hay almohadas para todos los gustos.
Las hay anatómicas, cervicales, de viaje, luminosas, de fantasía, antirronquidos, que abrazan, con forma de postal o de corazón o de libro de cuentos...
La almohada no sólo es un objeto para el descanso nocturno sino que con el tiempo se convierte en...
compañera de desvelos y penas,
pañuelo moquero,
testigo de llantos y tristezas,
refugio último para el desconsuelo
en las largas e interminables noches de soledad...
Pero también
instrumento para la batalla:
“Guerra de almohadas”.
Bufete de abogados:
“Voy a consultarlo con la almohada”.
Fuente de inspiración:
A veces las mejores ideas se fraguan durante la noche en esa especie de sueño ligero o duermevela con la cabeza apoyada en la almohada. Eso al menos es lo que nos cuenta Paul Mac Cartney. Según nos dice el ex Beatle, la canción "Yesterday" le vino a la mente durante un sueño.
Fuente de inspiración:
A veces las mejores ideas se fraguan durante la noche en esa especie de sueño ligero o duermevela con la cabeza apoyada en la almohada. Eso al menos es lo que nos cuenta Paul Mac Cartney. Según nos dice el ex Beatle, la canción "Yesterday" le vino a la mente durante un sueño.
Y hasta motivo para un corrido mexicano:
“De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera,
la mujer que a mí me quiera
ha de quererme de veras”.
No es para menos...
Madre mía, espero que no vuelva a ponerse de moda la almohada de piedra! Demasiado ascético para estos tiempos que corren.
ResponderEliminarFeliz día del padre
Bisous
Debe ser tremendo dormir sobre una piedra. Los sueños han de ser forzosamente "duros".
EliminarGracias por la felicitación.
Un saludo, madame.
La almohada también sirvió de inspiración a Horacio Quiroga. Escribió un cuento inquietante titulado "El almohadón de plumas". Texto recomendable.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Pues habrá que leerlo.
EliminarMuchas gracias por la recomendación.
Un saludo, Francesc.
piedra, madera, metal, porcelana... No sé yo si podría dormir en una de estas.
ResponderEliminarSalud, don Cayetano.
Mejor sin almohada que con un pedrusco en la nuca.
EliminarUn saludo, Dissortat.
Qué tema tan sensible.
ResponderEliminarY variado, porque el arco de cada nuca es único. De ahí que cada uno prefiera un grosor y dureza o blandura diferente, podemos verlo en nuestra propia casa, donde suele haber el arco completo. Desde dormir sin ella, a tener una con 20 cms. de grosor.
Nos hemos vuelto unos sibaritas en esto de las almohadas. Para todos los gustos y sensibilidades.
Eliminar¿Cómo sería el reposacabezas del señor Gaudí?
Un saludo, Ana María.
yo recuerdo que la primera almohada que yo compre con mi dinero le puse de nombre EVA (porque era la primera) era de esas anatomicas para dormir!! fueron buenos años los que dormimos juntos jejeje
ResponderEliminarUna compañera que nunca defrauda ni se va con otros.
EliminarUn saludo.
Cunado estaba interno, hace muchos años, nos hacíamos la broma de sustituir la almohada por un extintor dentro de la funda de almohada. Hubo suerte y no hubo nada que lamentar.
ResponderEliminarUn saludo.
El problema hubiera sido si se os ocurre hacer una "guerra de almohadas" con el extintor dentro.
EliminarUn saludo.
Genial disquisición. El arco de la nuca y su capacidad para no deformarse es la clave.
ResponderEliminarAntes era mas conformista, el paso del tiempo sobre las cervicales me ha hecho más exigente al respecto.
Cuando se es más joven, la almohada da igual cómo sea.
EliminarUn saludo, Emejota.
No me puedo imaginar llegar a quedarme dormida sobre una almohada de madera, jade o porcelana. ¡Qué dolor de cabeza! ¿Será por no dormir por lo que los egipcios llegaron a levantar las pirámides? A ver si la almohada blandita es una mala costumbre que provoca nuestras somnolencias, el estrés y los malos sueños... Mejor dormir como los faquires: con almohadas de pinchos.
ResponderEliminarUn saludo
Me imagino que todo es acostumbrarse. Aunque si la almohada ha de ser de piedra, como la de la canción, prefiero dormir sin ella.
EliminarUn saludo, Carmen.
El autor del corrido tenia razón : muy enamorada debía estar la que compartiese con el semejante dormitorio.
ResponderEliminarGrandes fueron en civilización y en refinamiento los viejos árabes de Al-andalus. No queda rastro de ellos en sus actuales y degenerados herederos. ¿ Donde están aquellos maravillosos filósofos, matemáticos y poetas ?.
Un abrazo
El amor es ciego. Y puede ser masoquista.
EliminarMe imagino que cuando dices "degenerados" herederos te estás refiriendo a los que entran en los museos y se cargan todo lo que ven: esculturas, personas... La antítesis de la cultura que los que crearon Al- Ándalus forjaron en su día.
Un saludo, Rodericus.
Al menos tanto como el colchón y el mueble que los soporta.
ResponderEliminarUn saludo.
El amor es ciego. Lo que pasa es que aquí además es incómodo.
EliminarUn saludo, DLT.
Mira que hemos pasado mucho tiempo junto, mi almohada y yo...Algunas se han ido después de mucho tiempo de uso...Y cuantas veces ha guardado mis pensamientos...
ResponderEliminarSaludos
Las almohadas conocen muchos secretos, muchas penas, muchos proyectos...
EliminarUn saludo, Manuel.
Uno de los mejores asesores, por lo que dicen. Todo se consulta con ella.
ResponderEliminarBesos.
Hasta el lunes
En la cama casi es una extensión de uno mismo. Allí van a parar noches de insomnio, preocupaciones...
EliminarUn abrazo, Arantza.
Hasta me ha dolido el cuello cuando he pensado en dormir con mi cabeza apoyada sobre una almohada de jade o porcelana. Mi almohada y yo somos muy buenas amigas aunque jamás le consulto nada. Tengo la suerte de tardar muy poco en dormirme, apenas un par de páginas de un libro pero, debo reconocer que me acuerdo mucho de ella cuando viajo y debo acomodarme a una extraña.
ResponderEliminarSaludos Cayetano
A mí me ocurre lo mismo. Lo peor de los viajes es que hay que cambiar de almohada. Nos hemos vuelto "almohadodependientes".
EliminarUn saludo, Ambar.
Y que dificil resulta encontrar la adecuada, y que en falta se echa cuando se duerme fuera de casa...
ResponderEliminarSalud.
Una de las cosas que siempre echamos de menos cuando salimos.
EliminarUn saludo, El tejón.
No sé como se podía conciliar el sueño con aquellos materiales como la madera o la piedra, aunque en ocasiones el cansancio te rinde. Desde luego la almohada es una fiel compañera de sueños y desvelos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las cervicales hechas una pena. Gente dura aquella.
EliminarUn abrazo, valverdedelucerna.
No es invento baladí este. Y por mucho que digan algunos especialistas que es mejor dormir sin ella, que me aspen porque sin ella no soy persona. Bendito invento.
ResponderEliminarUn saludo
Yo tampoco me haría sin ella. Prefiero dejar el aperitivo a la almohada.
EliminarUn saludo.