No fue
Franco un hombre que destacara por su cultura. Rara vez se le veía con algún
libro. De mediana inteligencia, y escaso interés por saber y conocer, a él le
bastaba el convencimiento de que el mundo y más concretamente España sólo
podrían ser de una manera. El orden, la
jerarquía, la autoridad, la disciplina, la tradición, la religión católica eran
los pilares inamovibles sobre los que descansaba su reducida forma de entender
la vida. Su ideología obedecía a clichés fijos sobre los que no admitía discusión
alguna. Lo suyo era una cuestión más de fe que de otra cosa. Acostumbrado a la
vida militar, el modelo castrense lo aplicó a su país como si España se tratara
de un cuartel. Disciplina, mucha disciplina. Se cuenta que en los Consejos de
Ministros no permitía que nadie se levantara ni para ir al baño hasta que él no
terminara. De costumbres un tanto espartanas, era de todos conocida su
frugalidad en el comer y en el beber. No se le conocían grandes vicios.
Su
mediocridad le llevaba a veces a opiniones simplistas, al ridículo y al
infantilismo, como cuando achacaba todos los males de España a una
“conspiración judeo- masónica”, como cuando se dirigía a las cámaras leyendo un
texto en inglés pero con fonética en castellano, que más parecía aquello una de
las primeras películas de López Vázquez y Alfredo Landa hablando “en
extranjero” con las suecas en Benidorm, o como aquella vez que decía que los
norteamericanos envidiaban en realidad a España porque a ellos les hubiera
gustado ser de la Falange.
Serrano
Súñer, el “cuñadísimo” y filonazi, gran admirador de Hitler y Goebbels, hablaba
de las cualidades de Franco, al que no consideraba buen orador. El dictador
leía sus discursos sin energía, con ese tono blando y melifluo que resultaba
poco convincente. En definitiva: leía pero no interpretaba, olvidando una de
las características básicas de los movimientos totalitarios: la puesta en
escena, la escenografía, donde el orador debía convertirse en un histrión, en
un personaje casi de tragedia clásica que con su declamación llegara a
enfervorizar a las masas, transmitiéndoles la energía y la determinación del
líder.
Ingenuo
y hasta supersticioso, pensaba que era
un elegido y que estaba tocado por la mano de la Providencia, lo que en el
mundo árabe se conoce como “baraka”, buena suerte o buena estrella propiciada
por la divinidad. Sintiéndose como un nuevo “mesías” que conduce a su pueblo a
la salvación, pensaba que el destino le guiaba por el camino de los elegidos.
De su vocación por la simpleza religiosa data su fetichismo, casi idolatría,
por las reliquias de santos. En su habitación del Palacio de El Pardo guardaba
celosamente un relicario con el brazo incorrupto de Santa Teresa, el cual podía
contemplar desde su cama (1).
Sus
referentes históricos eran Felipe II, Isabel la Católica, Julio César,
Napoleón… Una relación tópica y
superficial hecha a base de grandes personajes… archiconocidos hasta por
lo que no saben nada de historia.
Frente a
su escasa cultura, destacó por otras cualidades: era astuto, frío, calculador,
ambicioso, mezquino... Supo aprovechar las oportunidades que le brindaron otros
para desplazarlos y ocupar el sitio principal en su propio beneficio. Su falta
de escrúpulos le llevaba a tomar duras decisiones frente a los demás. Nunca le
tembló el pulso a la hora de firmar una
pena de muerte. Y pocas cosas le quitaban el sueño, a juicio de sus allegados.
Los
generales que rodeaban a Franco y que participaron con él en la conspiración
militar que condujo a una guerra y que catapultó al general gallego al poder,
en realidad confiaban poco en él.
La
indefinición en los momentos previos al estallido de la guerra pesaron
negativamente en el concepto que de él tenían.
Juan Yagüe, Alfredo Kindelán, Antonio Aranda, José Enrique Varela
y Luis Orgaz no estaban por labor de entrar en la Segunda Guerra Mundial y
mostraban a Franco su oposición a la intervención en el conflicto. Sí lo estaba
el cuñadísimo Serrano Súñer, filonazi hasta las trancas. También la mayoría de
los falangistas, para quienes entrar en la contienda significaría combatir
contra los rojos a escala internacional.
Y Franco se valió de sus dotes de estratega y manipulador para
quedar bien con todos los suyos y no desairar al amo de Europa, al führer, con
quien finalmente se citó en Hendaya para decirle que España entraría en guerra
con unas condiciones que Hitler consideró inaceptables. Vamos, que Franco iba
de farol: le pido mucho para que me diga que no. La entrevista se “vendió” como
un éxito arrollador del Generalísimo que no metió a España en otra guerra
porque bastante tenía con la reconstrucción nacional tras la pasada “cruzada”.
Entre sus militares los había de todos los colores del espectro
político de la derecha tradicional: monárquicos alfonsinos, carlistas,
falangistas… La única manera que tuvo Franco de tenerlos contentos y
controlados fue hacer la vista gorda en los casos de corrupción. Por ejemplo,
mirar para otro lado cuando sus oficiales y generales utilizaban la tropa para
uso personal, mano de obra esclava empleada no en servir a la patria sino en
atender a intereses particulares. Otra manera de control consistió
principalmente en la realización de una política de concesión de títulos,
destinos, prebendas y condecoraciones. Hasta títulos nobiliarios concedió, como
si se tratara de un rey.
Queipo de Llano se fiaba poco de Franco y lo consideraba una
persona de escasa definición ideológica, ambicioso y más atento a su promoción
como salvapatrias que a su verdadero interés por España. No andaba con remilgos
a la hora de criticarle y era vox populi el apelativo nada cariñoso que le
dedicó de “Paca la culona”. Franco no sabía cómo deshacerse de él. Le
consideraba un peligro que podría hacerle sombra. Mandarle a Andalucía durante
la guerra era más un castigo que un premio porque allí tendría que vérselas con
gente de campo muy radical al estilo de los que asaltaron el cuartel de la
Guardia Civil en Casas Viejas. Era un destino complicado que podría
perfectamente acabar con él. Luego, a la luz de nuevas desavenencias según
avanzaba la guerra, Franco se lo quitó de encima mandándole lejos de
España, a Italia, para hacer compañía a
Mussolini, eso sí, con la advertencia al “duce” de que el general que enviaba
era un convencido antifascista.
Por José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, tampoco
tenía demasiadas simpatías. Digamos que el asunto era recíproco y no
congeniaban el uno con el otro. De ahí que su fusilamiento en Alicante durante
la guerra le vino de perillas al general para tener libre el camino y poder
apropiarse de la Falange, así el régimen tendría un referente político. De
manejar a sus dirigentes, otorgándoles cargos y ministerios, ya se encargaría
convenientemente para tener la organización absolutamente controlada. Tras la
guerra, los sueños revolucionarios de los falangistas fueron sustituidos por
cargos que el dictador fue suministrando, además de seguir haciendo la vista
gorda en casos de corrupción.
Por
estas y otras “virtudes” es por lo que el hispanista Preston (2) califica al
caudillo de perfecto manipulador. Una cualidad que le llevó a fabricar de sí
mismo una imagen distorsionada y construirse una aureola de leyenda con la que
pasar a la posteridad: padre y protector de los españoles, salvador de la
patria, héroe de la guerra, timonel de la civilización cristiana, enviado de
Dios…
___________________
(1) La vida secreta de Franco, David Zurdo y Ángel
Gutiérrez. EDAF. Madrid, 2005
(2) El gran manipulador, Paul Preston.
Ediciones B. Barcelona, 2008.
Las mejores virtudes de Franco, y entiéndase: sangre fría, astucia y una cierta dosis de psicopatía. Sombrerazo de artículo
ResponderEliminarUn saludo
El general Franco fue un dictador de "pensamiento" monolítico, de piedra berroqueña, con un ideario montaraz, asalvajado inamovible, incapaz de admitir todo pensamiento distinto al suyo; intolerante de garrote y tente tieso, de moral cuartelaria, un represor autoritario. Pero dejando aparte las consideraciones sobre su persona creo que España tiene una deuda pendiente con Franco, esto es: la celebración de un juicio que condene sus crímenes, sólo así se podrá avanzar "sólo un poquito" en suturar la brecha que hay abierta entre las dos españas. Una brecha que viene de antiguo.
ResponderEliminarSalud
Buenos días Cayetano.
ResponderEliminarDesgraciadamente, ser gobernante no es sinónimo de tener cultura, ni valores, ni capacidad de liderazgo. La vida nos enseña que a veces con muy poco se consigue una barbaridad y Franco es un caso paradigmático en ese sentido.
Siempre podremos decir que peor fue lo de Fernando VII, aunque como consuelo no valga un pimiento.
Un saludo y que disfrutes del día.
Manuel Fernández Luccioni
Los Laberintos del Arte
Siempre le veo como lo describes. Me ha encantado este fragmento.
ResponderEliminarPor cierto, ¿por qué Queipo de Llano le llamaba "Paca la Culona"? 0_o ¿No será por lo mismo que "Paquita Puntillas? Venga, cuéntenoslo, don Cayetano.
¡Salud y República!
Buena entrada, enhorabuena
ResponderEliminarY todo ello por la Gracia de Dios, joder, que asi decían las estampillas y monedas de la epoca
ResponderEliminarCaudillo de España por la Gracia de Dios...no olvidarlo jamas, que todavia se levantaba la inspiración y mandato divino
Aunque tengo el libro, no viene mal un recordatorio como este de hoy. Un personaje verdaderamente singular que, a pesar de sus debilidades en ciertos aspectos, como aquí se apunta, se las valió para someter a todo un estado durante cuarenta años. ¡Tiene migas la cosa!
ResponderEliminarUna persona que logra obtener el poder y mantenerlo durante tantos años, debe usar estas cualidades en grado de gran maestro. Las leyes del poder son inmutables y valen tanto para Franco como para Stalin, Julio César, Fidel Castro, Mussolini o el cacique rural de turno.
ResponderEliminarUn saludo
No estoy seguro de que Franco en Hendaya fuese de farol. Sus peticiones a Hitler fueron demasiado ambiciosas, pero él creía que estaban justificadas, que la alianza con España era de enorme valor para Alemania.
ResponderEliminarTodo lo contrario que Hitler, que despreció a Franco y le trató como a un personaje de segunda fila que accedería a sus deseos sin protestar y sin pedir nada a cambio.
Creo que los dos querían que España entrase en la guerra, pero no se pusieron de acuerdo en el precio.
Un saludo.
Félix: gracias. Creo que sí salió redondo. El personaje se lo merece, como otros de su "talla": Adolf, Benito, Iossif...
ResponderEliminarUn saludo.
Francesc: creo que en eso que apuntas somos un caso único en la llamada Europa democrática. Así nos luce el pelo.
ResponderEliminarUn saludo.
Dissortat: creo que porque tenía el culo respingón y levantaba la parte trasera del uniforme con su prominencia. También porque Queipo de Llano no le tenía demasiado afecto.
ResponderEliminarUn saludo.
Los Laberintos del Arte: era un individuo muy simple, con pocas virtudes y también pocos vicios. Anodino y gris.
ResponderEliminarUn saludo.
Carlos: muchas gracias. Muy amable.
ResponderEliminarUn saludo.
Nando: Dios nos hizo una "gracia" que duró 40 años.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: mis lectores lleváis ventaja al haberlo leído antes. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Carlos: una madera especial hay que tener para obrar así.
ResponderEliminarUn saludo.
Nonsei: Franco estaba muy presionado por los distintos sectores que le auparon en el poder. Unos querían la guerra y otros no. Y debía contentar a todos. La única salida viable y honrosa frente a los suyos era decir que lo había intentado y que Hitler no quiso darle tanto como pidió. Pero, bueno, es una conjetura como otras que hay.
ResponderEliminarUn saludo.
Cayetano, ya lo había leído, lo escribiste estupendamente y lo encuentro muy interesante.
ResponderEliminarGracias por encontrar guapo a mi "Piratilla"...
Un abrazo.
Yo creo que oculto muchas carencias culturales e intelectuales amparado por la manipulación estricta de los medios de comunicación y su método dictatorial de gobernar, no digo que fuese un trol en todos los sentidos, pues por su estatura seguro no lo era jajaja, pues alguien con un nivel de inteligencia medio o superior a la media no necesitaría de estos menesteres para gobernar un país... solo hay que fijarse en símiles actuales, ejemplos los hay por desgracia y muchos...
ResponderEliminarUn abrazo.
elperrroverde
Rosario: le comentaba precisamente a Francisco que los que adquirísteis el libro esto ya os sonaría por ser un capítulo del mismo.
ResponderEliminarUn saludo.
Pedro H.R.: mediocre como tantos otros, sólo que sin ser elegido por nadie. Bueno, por Dios sí. Eso decían.
ResponderEliminarUn saludo.
Una semblanza magistral. Poco se puede añadir a lo que expones, tan solo expresar un deseo "Nunca más".
ResponderEliminarUn abrazo.
Es lo curioso de los dictadores, la mayoria padecen de una estrechez mental (hay algunas excepciones) y sin embargo lucidos para otras cosas! Que miedo!! Caray que buena descripcion de Francisco! Aquí hemos tenido dictadores de medio pelo! Con ideas muy pobres y que finalmente se convertian en lo mismo que ellos decian combatir, es asi que los indices de corrupcion crecian exponencialmente cuando ellos tomaban el poder.
ResponderEliminarLo has descrito muy bien: un gran manipulador que con astucia colocaba a sus oponentes en el sitio en el que menos le perjudicarían.
ResponderEliminarSaludos
Antonio: esperemos no cometer los mismos errores en el futuro apoyando a cualquier salvador de la patria que venga a pegar tiros.
ResponderEliminarUn saludo.
Gary Rivera: como decimos por aquí, en todas partes cuecen habas.
ResponderEliminarUn saludo.
Antorelo: no era culto, pero sí era listo y sabía manejar las situaciones en su provecho. Tenía buena asesora en casa.
ResponderEliminarUn saludo.
Es curioso porque en realidad esa es la imagen del "caudillo" más extendida y también la mía...pero resulta terrible tener que reconocer que un tipo ruin, ignorante, inculto, mediocre y talibán fuera capaz de construirse un país entero a su medida, desgobernarlo con puño de hierro en guante de hierro,secuestrar su memoria, mantenerse en el poder durante cuarenta años ininterrumpidos, y seguir mandando después de muerto... porque manda.
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano
Pues menos mal que era "normalito", aún así lo tuvimos cuarenta años, no hay que olvidarlo. Simplemente porque de "normalitos" tenemos el congreso lleno y sería triste volver a repetir.
ResponderEliminarUn besote.
Bueno pues llego a tu blog y me encanto esta entrada que me ayuda mucho más a entender lo ocurrido en España en un periodo tan grande como lo fue su dictadura., Lo que me sorprende es justo esa capacidad de perdurar en el tiempo, pues en general la historia de los dictadores es que suelen durar muchos años y caer en un momento de debilidad por una revolución, como el caso de Porfirio Diaz o Chauchesku el rumano, pocos dictadores llegan a tener una vida tan a placer longeva y sin sobresaltos como Franco.
ResponderEliminarCreo que todos tenemos cualidades y todos tenemos defectos, pero creo que no solo Franco las poseía, más bien creo que la España que goberno tenía muchas de esas cualidades que permitieron se sostuviese, una Iglesia católica fuerte y una población sobre todo en la pronincia ignorante, credula que buscaba un modelo paternalista, que cambio con la llegada de las nuevas generaciones en los 60s y 70´s.
Hablar de Franco es hablar de una vileza, una traición y un deshonor a todo lo que representó España, esa España moderna, laica y republicana, que es la que debería existir si no fuese porque lo dejó "atado y bien atado" con la monarquía juancarlista, continuación de su régimen vil en donde se ha perpetrado el mayor latrocinio generalizado que nación europea haya conocido en tiempos contemporáneos. Suiza rebosa de dinero robado, incluído el del petróleo de J.C., un porcentaje que nos extrajo a los Españoles hasta los años 90. Franco fue un desastre, fue totalitario durante dos décadas y asesino durante todo su mandato. Hubo crecimiento económico porque lo tenía que haber solo que en España se retrasó por su empecinamiento en la autarquía. Como escritor firmó diversos artículos, como Jachim Boor y el guión de Raza. Un mediocre que consiguió transformar España en un país mediocre e inculto, lleno de petulantes con gran autoodio colectivo.
ResponderEliminarHe leído la biografía de Paul Preston y encaja con lo que tú escribes. Hasta se afirma que alargó la guerra para así desangrar al bando contrario y no tener después un volumen de prisioneros muy alto. Pero pasito a pasito murió en lacama, algo que otros dictadores no lo han podido hacer.
ResponderEliminarUn abrazo.
En este episodio sobre Franco veo lo mucho que ignoramos de quien fue nuestro gobernante durante 36 años. Sí sabía contado por una azafata, que en un viaje al extranjero de Carmen Polo, para solucionar la casilla del formulario del famoso brazo (o mano) de Sta. Teresa que viajaba con ella, lo incluyeron en “conservas y salazones”.
ResponderEliminarAdra: la única explicación posible es que hizo lo que hizo gracias a los apoyos, a todos los que estaban interesados en que aquí hubiera lo que hubo.
ResponderEliminarUn saludo.
Detalles: con un dictador ya tuvimos bastante. Que no se repita.
ResponderEliminarUn saludo.
Alvaro Loza: en efecto, Franco se mantuvo gracias a una España rural y atrasada. Cuando el país se fue modernizando, el régimen no sobrevivió. Terminó a la muerte del dictador.
ResponderEliminarUn saludo.
Luis: una pesadilla colectiva que algunos se empeñan en no reconocer que se padeció.
ResponderEliminarUn saludo.
Valverde de Lucerna: como Pinochet. Se fue de rositas.
ResponderEliminarUn saludo.
Ana Mª Ferrin: tiene gracia lo de las conservas y salazones. Al fin y al cabo, la reliquia es lo más parecido a la "mojama".
ResponderEliminarUn saludo.
Se te olvida que fue el mejor representante de licores:
ResponderEliminarFranco fue SOBERANO de España y VETERANO en África. Regresó a España y se hizo FUNDADOR, la Iglesia le hizo DECANO por FABULOSO, por CABALLERO y por ESPLÉNDIDO. Se pude decir que no hubo otro como él desde FELIPE II.
Se casó con la ASTURIANA y a nosotros nos libró de las CADENAS del marxismo sin hacer EL MONO.
Llevaba cerca de 43 años sin salir de la CASTELLANA. Unos decían que llegaría a los 96, otros a CENTENARIO y, algunos que quizás a los 103.
Seguro que te acuerdas de esto... jajaja
Un abrazo
Javier: muy divertido, aunque el que inventó la ocurrencia tiraba un poco para el lado oscuro. Otro habría dicho que fue él quien nos puso precisamente LAS CADENAS no el que nos las quitó. Y fíjate otro detalle: tanto alcohol en honor de un hombre que no bebía. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Qué tendría este hombre que nos oprimió durante décadas? A veces me pregunto si no hubo otros generales más inteligentes que él que hubieran podido quitarle de en medio de un manotazo. Pero no, se ve que aunque de poca cultura, de voz chillona, con nulos conocimientos de inglés, apegado hasta más no poder al incensario y a los curas, simple y gris, nadie pudo quitarle las riendas del poder. Todo aquél que osó intentarlo, aunque fuese un colega de armas, acabó desapareciendo del mapa (véase Sanjurjo, Mola o Yagüe).
ResponderEliminarY lo curioso es que fue un niño acomplejado, miedica, sin un testículo(lo perdió en una batalla) y con poco salero para las mujeres. En eso se parecía en cierta medida a Hitler.
Está visto que los bajitos y acomplejados tienen muy mala leche.
Un saludo
Hola Cayetano:
ResponderEliminarA Franco lo comparo con un dictador venezolano llamado Juan Vicente Gómez. No estuvo tanto tiempo en el poder, pero si fue muy similar al generalisimo...Quizás la única diferencia es que Gómez fue algo más inteligente. Murió en el poder, como franco, de insuficiencia renal, por la diabetes, gobernando una semana más después de su muerte (parece que Chávez también lo hizo), porque quisieron hacer coincidir la muerte del "Benemérito" con la del libertador Bolívar...
Saludos
ResponderEliminarExcelente semblanza. Se lee fluidamente y con agrado.
No dejó de ser un dictador sanguinario. Ninguna de sus pocas cualidades podrá obviar eso.
· Saludos
· CR · & · LMA ·
Carmen: chiquito pero matón. Aunque no era culto, era listillo y redomado. Y supo quitarse de encima a los que le hacían sombra.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: qué tendrá el poder entre gente tan ambiciosa que hasta ya muertos siguen dando guerra.
ResponderEliminarUn saludo.
Ñoco le bolo: lo de las "virtudes" va un poco de coña. Quizá la única a destacar era su sobriedad. No tenía vicios. Y, bueno, yo hasta dudo que eso sea una virtud.
ResponderEliminarUn saludo.
Si uno se pone a analizar todas las personalidades de estos hombres (y por que no mujeres!) que han dejado algunas huellas nefastas en las historias de sus tierras, encuentra tantos denominadores comunes que se pregunta: cómo nos nos dimos cuenta antes de tal o cual estereotipo? Es por lo menos curioso que después haber existido, aunque con distintos niveles de riesgo, un Hitler, o un Duce o un Franco, entre otros, no nos dimos cuenta antes?
ResponderEliminarSaludos Cayetano!
Buenas tardes Cayetano: Mira que tenemos en este pais gente para gobernar y siempre tiene que tocarnos el inclito e incapaz proyecto de ibero transnochado
ResponderEliminarejem.-Fernando VII
F.Franco y por que no otro gallego
y perdon Mariano Rajoy
Pdt-"Sin animus molestandi" a los habitantes de las cuatro provincias mas bonitas del noroeste peninsular
Patzy: eran otras épocas, con otros problemas, otro nivel cultural... Esos dictadores son producto de su tiempo. Allí encajan bien.
ResponderEliminarUn saludo.
Magnífica descripción.
ResponderEliminarFreud diría que era un " psicópata " peligroso ( por su falta de humanismo y por no sentir culpa por sus acciones criminales)
Éso de que " leía pero no interpretaba" me quedó dando vueltas....
Creo que la mayoría de los que sostienen regimen espartano rozan la mediocridad y lo obsesivo.
Gran artículo.
Abrazos.
"El que carece de vicios, carece, también de virtudes."( Lincoln)
ResponderEliminarTal vez sea cierto.
Carmela: no tenía vicios pero sí aficiones, como la caza (de animales y enemigos).
ResponderEliminarUn saludo.
Joxean: sí, siempre nos toca la lotería con estos ínclitos personajes. Será que noslosmerecemos. O no.
ResponderEliminarSaludos.
Por desgracia, y por mi edad, sufrí la época de Franco, tienes razón en todo lo que dices, era un personaje inculto, aunque listo y astuto. Creo que es una característica de la derecha española, Rajoy tampoco me parece que sea un ilustrado, solo le he visto con el Marca bajo el brazo, y de Aznar ..... en fin .... Otra opinión me merecen la derecha catalana o la vasca
ResponderEliminarCayetano:” Dios da pan a quien no tiene dientes” DIOS!!! Que rabia me ha dado este refrán siempre, que pena que siempre nos han faltado los incisivos para pegarle un buen bocado a esos tipos de PAN.
ResponderEliminarPero bueno no vale ahora llorar, me despido con dos refranes
Que cada palo aguante su vela (ese para nosotros)
El tiempo pone a cada uno en su lugar (ese para los de arriba)
Un saludo.
Manuel: algunos sufrimos los rigores del régimen aquel. Todavía recuerdo las cargas de los grises en la universidad. Y sí, esta derecha rancia que gobierna no se caracteriza precisamente por sus inquietudes culturales Si fuera de otra manera no tendría tanta inquina a la cultura y a la educación.
ResponderEliminarUn saludo.
Joxean: y como decía mi suegra... nadie se va de este mundo sin su zarandeo. Un consuelo.
ResponderEliminarY seguimos gobernados por mediocres y melifluos que nunca van a ser juzgados.
ResponderEliminarMuy buen artículo.
Saludos.
El Tejón: parece que estamos condenados a soportar esa carga siempre. La única ventaja es que no tenemos que aguantar a cada uno otros cuarenta años.
ResponderEliminarUn saludo.
Mi opinión es que el personaje era insignificante, sí, pero en un país también insignificante, por eso se fue salvando a poco que maniobrara con oportunismo previsible.
ResponderEliminarNo creo que alargara la guerra a posta, es que no daba para más: escuela militar de la primera guerra mundial, ataques frontales de infantería, nada de Blitzkrieg, trinchera o ataque frontal y eso fue lo que provocó una mortandad brutal, pero POR AMBAS partes, las bajas del bando "nacionalista" eran inmensas, qué sentido tiene alargar una guerra en estas condiciones? lo lógico es exterminar luego de la guerra, que fue realmente lo que hizo. No no era un militar brillante, pero mejor que sus conmilitones que no eran gran cosa, más bien militares de despacho. Franco era un africanista que podía exhibir experiencia guerrera y manejo de las tropas coloniales, el grueso del ejército que era indispensable en los primeros compases de la guerra. Por eso lo eligieron a él.
En lo demás el tipo era un freakie, sólo hace falta ver las películas de las que hizo el guión: raza, por ejemplo, su visión del mundo y de Espana era ridícula, maniquea, sin fisuras con una interpretación de la Historía providencial y divina.
En Hendaya, Franco fue dispuesto a entrar en la guerra, pero Hitler se rió de sus pretensiones coloniales en el norte de Àfrica. Luego Hitler le mandó un documento que Franco se vió obligado a firmar, donde Hitler decidía cuando se produciría esa entrada. El desastre ruso hizo cambiar de planes a Hitler y fabricó la leyenda de un Franco que paró el avance nazi en Hendaya. Ridículo.
Gracias por tu estupendo comentario, Joselito. Un análisis el tuyo muy riguroso y objetivo. Ya sabes que Mussolini no tragaba a Paquito desde el desastre de Guadalajara -o desde antes- con esas tácticas africanistas que comentas pero que no siempre fueron acertadas. Franco tenía delirios de grandeza y soñaba con un gran imperio, algo inviable frente al indiscutible amo de Europa que era -y sigue siendo- Alemania.
EliminarUn saludo.