El sueño de la razón produce monstruos,
grabado de la serie "Los Caprichos" de Francisco de Goya.
Desde la segunda mitad del siglo XVIII a mediados del siglo XIX fuimos testigos en el mundo occidental de una profunda transformación que afectó al plano económico, ideológico, político, social, institucional, cultural, demográfico, laboral... Es decir, una completa revolución que repercutió en todos los ámbitos.
De esta forma, una sociedad anticuada, con grandes desigualdades sociales y poco productiva, la del Antiguo Régimen, se fue poco a poco transformando en una sociedad más moderna, abierta, participativa y avanzada.
La clase social que protagonizó cambio tan notable fue la burguesía, quien desplazó a la nobleza y a la monarquía de derecho divino de la esfera del poder y del control económico. Se trató pues de un fenómeno triple:
Una revolución ideológica, base de las demás transformaciones: la Ilustración, que puso los cimientos de las demás revoluciones. Pensadores de la talla de Voltaire, Montesquieu, Rousseau y los enciclopedistas son aquí los grandes protagonistas.
Una revolución económica: la industrial, que transformó la producción y las relaciones laborales. El ejemplo más representativo es la Revolución Industrial Inglesa.
Una revolución política: la liberal burguesa, que llevó al poder a la burguesía, dando lugar con el tiempo a sistemas políticos liberales, más participativos.
Hay que decir que este triple proceso revolucionario no se dio con la misma intensidad ni en el mismo momento ni en el mismo orden en los distintos países. Incluso hay lugares donde apenas triunfó ese proceso.
Rusia, por ejemplo, va a seguir padeciendo un régimen casi feudal hasta bien entrado el siglo XX.
En España se habla de "ensayos revolucionarios" de corto alcance. Incluso se menciona el "fracaso" de la revolución industrial en nuestro país.
En efecto, en España asistimos a un fracaso generalizado del triple proceso transformador, tan necesario por otra parte para modernizar el país.
¿Cuáles son las principales razones que lo explican?
O dicho de otra forma...
¿qué factores hicieron que nuestro país perdiera el "tren de la modernidad"?
La burguesía, motor de cambio en esa época, era una minoría y su fuerza, relativamente escasa. La Iglesia tuvo mucho poder en el control de la sociedad, de la cultura y del pensamiento. Salvo algún pequeño paréntesis reformista, hubo en España Inquisición hasta la muerte de Fernando VII. Este rey supuso además un pesado lastre para nuestra modernización.
Una sociedad tradicional y estamental como la nuestra, con preeminencia de la nobleza y del clero, aferrados a prebendas y privilegios, suponía un freno para el cambio necesario. Los ilustrados españoles eran una minoría de escasa fuerza y bastante vigilados por los poderes reales de la nación. Muchos de ellos fueron castigados por sus aficiones o actuaciones como Pablo de Olavide, Esquilache o el Conde de Aranda. A pesar de los intentos de reforma, incluyendo alguna que otra “desamortización”, en España no hubo una verdadera revolución agraria y se mantuvieron estructuras arcaicas y obsoletas como el latifundismo.
El atraso cultural de la población es otra razón de peso. España era un país de analfabetos, un país tradicional donde los cambios que venían de fuera eran vistos con desconfianza. Por si fuera poco, hay muchos oficios que eran despreciados por considerarse viles o de poca categoría: tonelero, calderero, esquilador, tabernero, carnicero… Un país de escasa población –entre 12 y 14 millones- y con oficios manuales que se desprecian… Un país poco productivo. Ya Carlos III hubo de emitir en su día un decreto (1) donde se ennoblecían ciertos trabajos: el de curtidor, el de zapatero, el de herrero…
Tampoco ayudaron los acontecimientos que tuvieron lugar dentro y fuera del país. La pérdida de las bases coloniales, con la independencia de las colonias iberoamericanas, privó a España de un cimiento económico importante. Las constantes guerras que padecimos: guerra de sucesión, guerra de la independencia, guerras carlistas… supusieron la ruina económica. A ello hay que sumarle la inestabilidad política derivada de los frecuentes golpes de estado -pronunciamientos y cuartelazos- que se producen en nuestro país a lo largo del siglo XIX, lo que daba poca confianza a los inversores.
En España no hubo una verdadera revolución liberal estable. Hubo ensayos de corta duración, como el Trienio Liberal de Riego o el Sexenio Revolucionario, que acabó como el "rosario de la aurora", y predominio de gobiernos liberales moderados con un exceso de control por parte de la monarquía, lo que dificultaba el impulso reformista necesario. Tampoco hubo una Revolución Industrial al estilo de Inglaterra. Lo que se dio fue un proceso de industrialización lento, tardío, incompleto y con grandes desigualdades regionales – País Vasco, norte cantábrico, Cataluña- que ocasionaron que mientras algunas zonas despuntaron en este sentido otras permanecieron en el atraso como sociedades tradicionales agrarias. Jordi Nadal habla de “fracaso” de la Revolución Industrial en España (2)
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(1) La vida española en el siglo XVIII. Fernando Díaz Plaja. Barcelona 1946. Citado por Albert Dérozier en Historia de España, Ed. Labor. Varios autores. Vol. 7. Barcelona, 1991.
(2) El fracaso de la Revolución Industrial en España, 1814- 1913. Jordi Nadal, Ariel. Barcelona, 1977
De esta forma, una sociedad anticuada, con grandes desigualdades sociales y poco productiva, la del Antiguo Régimen, se fue poco a poco transformando en una sociedad más moderna, abierta, participativa y avanzada.
La clase social que protagonizó cambio tan notable fue la burguesía, quien desplazó a la nobleza y a la monarquía de derecho divino de la esfera del poder y del control económico. Se trató pues de un fenómeno triple:
Una revolución ideológica, base de las demás transformaciones: la Ilustración, que puso los cimientos de las demás revoluciones. Pensadores de la talla de Voltaire, Montesquieu, Rousseau y los enciclopedistas son aquí los grandes protagonistas.
Una revolución económica: la industrial, que transformó la producción y las relaciones laborales. El ejemplo más representativo es la Revolución Industrial Inglesa.
Una revolución política: la liberal burguesa, que llevó al poder a la burguesía, dando lugar con el tiempo a sistemas políticos liberales, más participativos.
Hay que decir que este triple proceso revolucionario no se dio con la misma intensidad ni en el mismo momento ni en el mismo orden en los distintos países. Incluso hay lugares donde apenas triunfó ese proceso.
Rusia, por ejemplo, va a seguir padeciendo un régimen casi feudal hasta bien entrado el siglo XX.
En España se habla de "ensayos revolucionarios" de corto alcance. Incluso se menciona el "fracaso" de la revolución industrial en nuestro país.
En efecto, en España asistimos a un fracaso generalizado del triple proceso transformador, tan necesario por otra parte para modernizar el país.
¿Cuáles son las principales razones que lo explican?
O dicho de otra forma...
¿qué factores hicieron que nuestro país perdiera el "tren de la modernidad"?
La burguesía, motor de cambio en esa época, era una minoría y su fuerza, relativamente escasa. La Iglesia tuvo mucho poder en el control de la sociedad, de la cultura y del pensamiento. Salvo algún pequeño paréntesis reformista, hubo en España Inquisición hasta la muerte de Fernando VII. Este rey supuso además un pesado lastre para nuestra modernización.
Una sociedad tradicional y estamental como la nuestra, con preeminencia de la nobleza y del clero, aferrados a prebendas y privilegios, suponía un freno para el cambio necesario. Los ilustrados españoles eran una minoría de escasa fuerza y bastante vigilados por los poderes reales de la nación. Muchos de ellos fueron castigados por sus aficiones o actuaciones como Pablo de Olavide, Esquilache o el Conde de Aranda. A pesar de los intentos de reforma, incluyendo alguna que otra “desamortización”, en España no hubo una verdadera revolución agraria y se mantuvieron estructuras arcaicas y obsoletas como el latifundismo.
El atraso cultural de la población es otra razón de peso. España era un país de analfabetos, un país tradicional donde los cambios que venían de fuera eran vistos con desconfianza. Por si fuera poco, hay muchos oficios que eran despreciados por considerarse viles o de poca categoría: tonelero, calderero, esquilador, tabernero, carnicero… Un país de escasa población –entre 12 y 14 millones- y con oficios manuales que se desprecian… Un país poco productivo. Ya Carlos III hubo de emitir en su día un decreto (1) donde se ennoblecían ciertos trabajos: el de curtidor, el de zapatero, el de herrero…
Tampoco ayudaron los acontecimientos que tuvieron lugar dentro y fuera del país. La pérdida de las bases coloniales, con la independencia de las colonias iberoamericanas, privó a España de un cimiento económico importante. Las constantes guerras que padecimos: guerra de sucesión, guerra de la independencia, guerras carlistas… supusieron la ruina económica. A ello hay que sumarle la inestabilidad política derivada de los frecuentes golpes de estado -pronunciamientos y cuartelazos- que se producen en nuestro país a lo largo del siglo XIX, lo que daba poca confianza a los inversores.
En España no hubo una verdadera revolución liberal estable. Hubo ensayos de corta duración, como el Trienio Liberal de Riego o el Sexenio Revolucionario, que acabó como el "rosario de la aurora", y predominio de gobiernos liberales moderados con un exceso de control por parte de la monarquía, lo que dificultaba el impulso reformista necesario. Tampoco hubo una Revolución Industrial al estilo de Inglaterra. Lo que se dio fue un proceso de industrialización lento, tardío, incompleto y con grandes desigualdades regionales – País Vasco, norte cantábrico, Cataluña- que ocasionaron que mientras algunas zonas despuntaron en este sentido otras permanecieron en el atraso como sociedades tradicionales agrarias. Jordi Nadal habla de “fracaso” de la Revolución Industrial en España (2)
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(1) La vida española en el siglo XVIII. Fernando Díaz Plaja. Barcelona 1946. Citado por Albert Dérozier en Historia de España, Ed. Labor. Varios autores. Vol. 7. Barcelona, 1991.
(2) El fracaso de la Revolución Industrial en España, 1814- 1913. Jordi Nadal, Ariel. Barcelona, 1977
El problema estriba en la idiosincrasia Cayateno. Junto con la desconfianza de lo que viene de fuera, aunque ahora parece que se asimila más fácilmente, hasta quienes se aferran al poder, a pesar de ser incompetentes...Esto último en nada ha cambiado. Y no solo en la sociedad española...
ResponderEliminarSaludos Cayetano. Muy bueno
Amén, un análisis perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo creo que la razón fundamental de nuestra ruina, en buena parte del XIX, fue precisamente la Revolución Francesa y la invasión de Napoleón que nos hizo perder mucho de lo conseguido durante todo el siglo XVIII.
ResponderEliminarUna interesante entrada para debatir muchos aspectos.
Saludos.
Verdaderamente, monsieur, es muy difícil que un país que está enzarzado constantemente en guerras civiles y golpes de Estado pueda salir de ningún pozo. Por el contrario, cada vez cavará más profunda su propia fosa. Aunque todas las condiciones que le rodean sean idóneas, si uno se empeña en suicidarse, lo acaba consiguiendo.
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
Retablo: echar la culpa de todos los males patrios a la Revolución Francesa es como echar la culpa de la crisis mundial iniciada en Lehman Brothers a Zapatero.
ResponderEliminarUn tema apasionante sin embargo, con muchos matices.
Saludos.
Manuel: un mal endémico de muchos sitios.
ResponderEliminarUn saludo.
Jose Senovilla: muchas gracias. He intentado hacer un síntesis de algo muy complejo y con muchos matices.
ResponderEliminarUn saludo.
La Dame Masquée: así es, Madame. Parece que todo de juntó para fastidiarnos.
ResponderEliminarUn saludo.
Un análisis certero, breve y claro, felicidades.
ResponderEliminarLo descorazonador, es que doscientos años mas tarde, seguimos en el "Que inventen ellos" de Unamuno.
Saludos.
Tuvimos una tormenta tan perfecta que aun dura la resaca. El rey Felón ayudó mas aún a la catástrofe, pero no fue el único. El pueblo gritaba "viva las cadenas", eso es un mal síntoma.
ResponderEliminarEn los años 1980 tuvimos otra oportunidad, pero pero parece que ahora la estamos dilapidando. El tiempo lo dirá...
Saludos, Cayetano
Un análisis concienzudo de una realidad tan compleja como descorazonadora. Habrá que suscribir el "Me duele España" de Unamuno.
ResponderEliminarUn saludo cordial
puede que tenga que remontarse un par de siglos atrás,cuando por razones que habría que estudiar,toda la riqueza producto del saqueo a las américas,seguía viaje casi sin escalas hacia Flandes y creo que tambien hacia Inglaterra.
ResponderEliminarLa forja del capitalismo no se pudo dar en esa España que ya había aplastado a los comuneros .
España no tuvo un Cromwell.Las revoluciones politicas de finales del siglo 18 hay que buscarlas en esa Inglaterra del 17,que quizás se hubiera podido esbozar mucho antes en la peninsula.Pero en la historia contrafáctica no es historia sino especulación.
Por otra parte,la independencia de América no fue una de las razones de la decadencia, sino la decadencia la razon de nuestra independecia de la metropoli.Amen de ello,Inglaterra mientras perdia su colonia americana iba protagonizando la revolucion industrial.
para largo el tema
Rodericus: debe ser porque no tenemos remedio. Gracias por el amable comentario.
ResponderEliminarUn saludo.
Carlos Martín: cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Parece que al menos con nosotros eso se cumple.
ResponderEliminarUn saludo.
Rosa Cáceres: me acuerdo mucho de Unamuno, qué razón tenía.
ResponderEliminarUn saludo.
Nando: un tema muy complejo, con muchos aspectos que se entrecruzan.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo triste es que desde entonces han pasado varios trenes que nos podrían haber llevado a una posición más favorable de la que estamos y hemos ido perdiendo cada uno por culpa de una mentalidad opaca, por rendirnos antes de luchar, por unos nacionalismos que en vez de sumar hacen restar, por unos líderes más preocupados en mantener su estatus que en dar de comer al hambriento, por.... tantas injusticias que dan ganas de vomitar.
ResponderEliminarBesos, Cayetano
Arantza: muchas veces me planteo que a lo mejor es que no tenemos remedio o que tenemos lo que votamos y nos merecemos.
ResponderEliminarUn saludo.
Un minucioso análisis del que todavía padecemos las secuelas. En Andalucía, tierra de latifundios, todavía estamos bajo ese yugo y ahora nos traspasan a la sociedad de servicios, al lugar de esparcimiento estacional de los que sí progresaron.
ResponderEliminarUn abrazo.
La Revolución Francesa y Napoleón malograron nuestro proceso de recuperación, conseguido con grandes esfuerzos a lo largo del siglo XVIII. La tendencia de España habría sido la de evolucionar de manera progresiva hacia una reforma profunda del Antiguo Régimen, algo que se estaba produciendo de manera evidente en el reinado de Carlos III. La Revolución Francesa fue una calamidad y Napoleón, sin dudar de su genio, otra.
ResponderEliminarNo quiero polemizar pero no me resisto a volver a debatir sobre tan apasionante asunto.
Saludos.
Francisco: el latifundismo fue otra de las razones poderosas del atraso agrícola y social de Despeñaperros para abajo.
ResponderEliminarUn saludo.
Retablo: la Revolución Francesa fue una de las razones de nuestro atraso pero no la única. Si uno coge cualquier manual de historia de bachillerato verá que se esgrimen muchas razones de nuestro atraso. No una sola.
ResponderEliminarEn este sentido, no fueron culpa de la Revolución Francesa:
El atraso cultural endémico de los españoles.
La escasa población productiva y consumidora.
El absolutismo de Fernando VII
La Inquisición.
Las prebendas de la Iglesia y de la Nobleza.
El latifundismo.
La escasa burguesía nacional.
Las guerras carlistas.
No podemos echar la culpa de todo a los de fuera.
Además, si José Bonaparte hubiera sido rey en vez del “felón”, posiblemente habríamos tenido una monarquía parlamentaria y no un sistema absolutista que frenó la modernidad. Salvo que el Congreso De Viena nos le echaran para atrás ¿Qué “Pepe Botella” era un rey extranjero e impuesto? Toma, como todos. Los Borbones también eran franceses y nos lo impuso Luis XIV.
En todo caso, es mi modesta opinión como un humilde profesor de historia que la ha impartido muchos años en el bachillerato. Y por supuesto, no es la única opinión. Verdades absolutas no hay.
Un saludo.
Estimado don Cayetano,
ResponderEliminarparto de la siguiente premisa. La sociedad española del siglo XVIII experimentó una profunda transformación que fue, tristemente interrumpida, por la situación internacional provocada por la Revolución y las guerras napoleónicas.
No sabemos lo que habría podido ocurrir con seguridad, pero no es aventurado pensar en una natural evolución en España hacia formas políticas y sociales mucho más dinámicas y abiertas, sin el trauma de veinticinco años de guerras en Europa provocadas por la Francia revolucionaria y por Napoleón.
Con algunas de las razones expuestas por usted, por supuesto, estoy de acuerdo, con otras no tanto. Y mucho menos defiendo el hecho de culpar a otros países de nuestros males, aunque coincidirá usted conmigo en que una guerra de seis años, con varios cientos de miles de muertos sobre una población de apenas una docena de millones, la interrupción de un proceso productivo normal y del comercio regular con las Indias desde 1795, la destrucción de la Armada y de las modestas infraestructuras, etc., no se debieron a la mala cabeza de los españoles sino a la dependencia de la política exterior francesa hasta 1808, a una estrategia errónea y a la injustificda e ilegítima agresión de una potencia - Francia- que era, teóricamente aliada de España. Por supuesto ahí acabaron todos los sueños de modernidad y reforma.
Respecto a la Inquisición y a la nobleza también podríamos hablar. Antes de 1789, durante el XVIII, la primera apenas contaba ya con actividad y la nobleza, siendo muy poderosa y latifundista(como en la modernizada y activa Inglaterra) no impedía un progresivo desarrollo de unas clases medias urbanas cada vez más dinámicas y que serán la base social del liberalismo de pocos años después.
Finalmente, José Bonaparte, creo sencillamente, habría sido un rey títere de Napoleón y cabeza de un estado satélite con un régimen, eso sí, modernizante y autoritario pero nada liberal en el sentido estricto del término.
En fin, don Cayetano, perdone usted la extensión del comentario pero es lo que ocurre cuando usted escribe entradas tan interesantes y que nunca dejan indiferente al lector.
Mis saludos.
Retablo: veo que mi entrada da para mucho.
ResponderEliminarY que todo es opinable y discutible.
En todo caso, como ya dije, no existe una causa única que explique ese atraso de nuestro país.
A mis alumnos de Bachillerato siempre les he comentado que las causas de cualquier hecho histórico relevante suelen ser varias, no una sola. La Revolución Francesa está detrás de muchos aspectos de nuestra historia, pero además hubo otros factores como ya detallé anteriormente y no voy a volver a comentar.
Un saludo.
Tema interesante y complejo. Bien planteado y con posibilidades.
ResponderEliminarAlgunos personajes repetidos hoy con otros ropajes. El mismo lastre interno que impide que este país nuestro despegue. Seguimos perdiendo trenes. Sería bueno que aprendiéramos de la historia.
Un abrazo
Víctor: en mi opinión, creo que este país arrastra un mal endémico desde hace siglos. No sé si alguna vez tendremos remedio, colectivamente hablando.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por tu comentario.
Y a todo eso podemos añadir que en este país, cuando alguien tiene una idea genial, se le ignora, se le ningunea o, en el peor de los casos, se le ridiculiza.
ResponderEliminarEso sí, una vez que ha tenido éxito en el extranjero, todos nos apuntamos al carro y los políticos son los primeros en querer hacerse una foto.
Se me ocurre, por ejemplo, el caso del cartagenero Isaac Peral.
Un saludo.
Perdimos el tren de la Revolución Francesa, de la Revolución Industrial y Revolución Religiosa... la que no veía mal el comercio y el papel de la burguesía.
ResponderEliminarSaludos
Tampoco tras la muerte de Fernando VII y hasta la Primera República y aún después supimos ponernos al nivel que otros conseguían: guerras civiles, inestabilidad política y sobre todo la falta de capitales (ni siquiera el hombre más rico de España entonces, el marqués de Salamanca, que por hacer costruyó el tren de las fresas, para llevárselas a la reina, digo yo, pero poco más) logró encauzar la mala situación arrastrada desde los años anteriores.
ResponderEliminarUna entrada magnífica.
Un saludo.
Hasta Carlos IV todo iba bien e incluso España estaba a la cabeza de muchos aspecto culturas y científicos, baste recordar la magnífica expedición de Malaspina...pero las invasiones napolónicas, la subida al trono de "El Deseado" y las sublevaciones americanas...seguido por la larga travesía isabelina y de Espadones hasta la llegada de Alfonso XII nos sumieron en un retraso crónico que aún no hoy nos cuesta superar.
ResponderEliminarUn saludo
La Fuensanta y el Antón: Isaac Peral Esquilache, Olavide... y tanta gente preparada y renovadora. Somos la repera.
ResponderEliminarDLT: suma y sigue. Parece nuestro sino.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier: perdimos todos los trenes de alta velocidad. Así nos va.
ResponderEliminarUn saludo.
Gran reflexión, amigo Cayetano, del mismo modo que ha sido muy interesante su intercambio de posturas con el Sr. Retablo.
ResponderEliminarPersonalmente creo que independientemente de las causas puntuales que se han apuntado en muchos comentarios (la mayoría muy acertados), existe de fondo rasgos que poco o nada han cambiado.
Cito un comentario de su padre a Pablos en el Buscón de Quevedo (c. 1603-08): "-Hijo, esto de ser ladrón no es arte mecánica sino liberal. (...)
-Quien no hurta en el mundo, no vive. ¿Por qué piensas que los alguaciles y jueces nos aborrecen tanto? Unas veces nos destierran, otras nos azotan y otras nos cuelgan. (...) Porque no querrían que, donde están, hubiese otros ladrones sino ellos y sus ministros. Mas de todo nos libró la buena astucia".
Un saludo y perdón por la extensión.
Anónimo Castellano: genial esa aportación de Quevedo. Ya dijo en otra ocasión...
ResponderEliminar"¿Qué importa mil horcas, dice alguna vez,
si es muerte más fiera hambre y desnudez?"
Los ricos repiten por mayores modos:
"Ya todo se acaba, pues hurtemos todos."
Un sabio.
Saludos.
Carolvs: en efecto, el país se iba entonando hasta que llegó el manejado Carlos IV y ahí empezó la cuesta abajo: invasión napoleónica, llegada del nefasto rey felón, etc.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí :(
ResponderEliminarTenemos un talento peculiar, yo diría que único y enorme para desaprovechar las oportunidades...y esa costumbre tan nuestra de despreciar lo que ignoramos, que siempre es casi todo.
Un abrazo
España perdió el tren hace mucho tiempo, ya lo creo, y de esos polvos vinieron estos lodos. Esa modernidad la vislumbraron los duques de Béjar cuando implantaron en Béjar las manufacturas allá por el remoto siglo XVII, quizá porque en ellos vieron el motor económico de sus estados. Pero dentro de la nobleza muy pocos se pusieron manos a la obra en este empeño.
ResponderEliminarSegún Jordi Nadal no existió revolución industrial en España y lo creo firmemente porque tardamos mucho en poner en marcha una raquítica industria que sólo se concentraba en ciertos puntos del mapa y, para más inri, nuestros principales recuersos eran explotados por empresas extranjeras ante la imposibilidad de que la burguesía se embarcara en tales proyectos. Ellos fueron los sustitutos de la nobleza, meros vividores de sus rentas. Sólo a algunos se los pudo llamar tal.
Y, del asunto político, mejor no hablo.... Un desastre.
Un saludo
Veo que algunos comentaristas se refieren al proceso independista de las americas, inevitable por otra parte ,como causa del retraso comparativo de España.
ResponderEliminarCraso error.Inglaterra, cuna de la revolucion industrial,sufrió la independencia de la actual norteamerica.
Adra: ya lo dijo Machado. Remedio tenemos poco.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmen: se nos juntó todo para que no levantáramos cabeza. Y desde entonces andamos cojeando.
ResponderEliminarUn saludo.
Nando: Inglaterra supo encontrar otros mercados tras la independencia americana y así mantener su imperio. El "hambre de algodón" y otras materias primas la llevó a dominar Egipto y la India, por ejemplo. No hay que olvidar que durante el siglo XIX se hizo dueña de medio mundo, cosa que en España no ocurrió. Además la burguesía de negocios inglesa era muy activa y emprendedora, mientras que aquí la escasa burguesía imitaba a la nobleza y no invertía apenas. Nada que ver un país con el otro.
ResponderEliminarUn saludo.
Esta me la guardo para leerla tranquila y disfrutarla a partir del 4 de Noviembre, ya sabes cómo ando..... uff qué dolor de lumbares . Besos.
ResponderEliminarEmejota: ánimo, que las lumbares no van a poder contigo.
ResponderEliminarUn saludo.
Este artículo que has escrito, Cayetano,te ha quedado de colección! Muy interesante, sobre todo para quienes no somos españoles y no dominamos vuestra historia más que en el marco de las generalidades. Gracias! Y abrazo.
ResponderEliminarPatzy: este artículo y otros seleccionados del blog y algunos nuevos, formarán parte en breve de un libro que sacaré a la luz en un par de meses a lo sumo. Se trata de un adelanto.
ResponderEliminarUn saludo.
Precisamente estamos estudiando esta época mis alumnos de sexto de Primaria y, sin ser un entendido un historia, les comentaba que la historia en España en este periodo discurrió por caminos distintos que en Europa, mientras que las ideas de la revolución Francesa fueron calando en los países extranjeros, España seguía anclada en el retraso cultural, social, político... Lo has expresado perfectamente. Además me servirá para continuar con la Edad Contemporánea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Valverde de Lucerna: aunque a chicos de sexto, ese es en el fondo el mensaje. España caminando por una senda diferente a la del resto de la Europa avanzada. Los docentes tendemos mucho a la síntesis, como es el caso de esta entrada, para dejar las cosas claritas y sencillas a nuestros alumnos.
ResponderEliminarme alegra que te sea de alguna utilidad.
Un saludo.
España es cojonuda para perder todos los trenes. En 2021 seguimos sin saber nada de si Europa es un continente o un helado de fresa.
ResponderEliminarSí, parece que tenemos una condena que arrastramos desde siglos.
EliminarGracias, Unknown, por tu comentario.