Escuela franquista
Eso dice la canción.
Y sí, hemos cambiado mucho en las últimas décadas.
En casi todo para bien.
Y sí, hemos cambiado mucho en las últimas décadas.
En casi todo para bien.
Por ejemplo, en lo referente al tabaco, hemos pasado de tener profesores que fumaban en el aula atestada de mozalbetes a estar prohibido fumar casi en tu propia casa. En la clase de Matemáticas todos los chicos fumábamos gratis gracias a la humareda de don Casiano y sus "peninsulares" (años 60).
Hemos pasado de una situación en la que te arreaban dos tortas por cualquier motivo a otra en la que te pueden denunciar si agredes a un menor, aunque sea una simple colleja en público a tu hijo. Una época en la que los niños iban con miedo a la escuela por si caía algún capón a otra en la que los que tiemblan al ir al instituto no son precisamente los niños...
Hemos pasado de una situación en la que te arreaban dos tortas por cualquier motivo a otra en la que te pueden denunciar si agredes a un menor, aunque sea una simple colleja en público a tu hijo. Una época en la que los niños iban con miedo a la escuela por si caía algún capón a otra en la que los que tiemblan al ir al instituto no son precisamente los niños...
En general podemos decir que dejamos atrás algunas tradiciones nefastas.
Bárbaras costumbres de la España profunda.
Señales inequívocas del atraso secular en que estábamos metidos...
Por ejemplo, cómo fabricar varias generaciones de alcohólicos.
Era típico que los padres o el abuelo fueran contigo al bar y pidieran una "caña" para él y un "corto" con aceitunas para el niño (Mi hermano siempre pedía bonito con mayonesa). Y el niño feliz, claro.
¡Y da unas ganas de comerrrrrrr!
¡Una golosina, como las chuches!
Los chicos andábamos como locos de que llegara la hora del aperitivo. La "quina" o vino quinado tenía una graduación de entre 13 y 15 grados, superior al vino común. Comías como con más alegría. No sé.
Foto facilitada por mi hermano Fernando
Foto facilitada por mi hermano Fernando
Los niños del hospicio también tienen derecho. Sólo faltaría.
Si de mayores no encuentran trabajo, al menos que beban.
Muy buno lo de la Cruzcampo y aspecto lozano de los chavales jaja
ResponderEliminarLa última foto, con los niños haciendo cola para recibir su bebida, es buenísima. Para guardar en el álbum.
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
El cambio es enorme, pero en algunos aspectos hemos pasado de un lado al opuesto como en todo movimiento pendular. Antes se educaba con miedo, pero ¿se educa ahora en verdadera libertad y respeto al otro y a lo ajeno?
ResponderEliminarUn abrazo
En España somos de pendulazo: o muy blanco o muy negro, nunca encontramos el término medio que preconizaba Aristóteles y que hace que los pueblos y las civilizaciones sean mas tranquilas.
ResponderEliminarTambién hemos pasado de lo que citas en cuanto a tabaco y alcohol a marihuana (y lo que no es maría)para todos y botellón adolescente. Y como también nos cuentas, de cambiar el orden de quien recibe las collejas (y no tan collejas) en colegios e institutos. Spanish pendulazo, ¿será la calor?
Saludos, Cayetano
Carolvs: la España del atraso. En estas cosas hemos cambiado mucho y para bien.
ResponderEliminarUn saludo.
La Dame Masquée: para meter en la cárcel directamente a los adultos responsables.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: no voy a decir que en el camino medio está la virtud, porque sería dar demasiada relevancia a ciertas cosas típicas de un sistema que se apoyaba sobre todo en el atraso y en el miedo. Se respetaba a los maestros y a las autoridades más por temor que por convicción. Seguro que en otras sociedades atrasadas y autoritarias que siguen existiendo hoy en el mundo - África, Asia-también encontramos aspectos que nos pueden parecer positivos, sólo que el precio a pagar resulta excesivo. Yo, como docente -en la reserva, pero docente de vocación- siempre eché de menos un poco más de respeto hacia nuestro trabajo, como ocurre por ejemplo en Finlandia con una democracia avanzada y alto nivel de vida, cosas que no son necesariamente incompatibles. Un tema que da para mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Es tremendo. ¡Qué tiempos!
ResponderEliminarOdio la quina. Con pasión. Me huele a rayos y me sabe peor. Los punkis de los últimos ochenta y primeros noventa la mezclaban con orujo y al brebaje resultante lo llamaban matadioses.... Todavía cuando yo tuve a los niños las señoras más viejas del pueblo me trajeron quina santa catalina y vino sansón... lo llamaban "el reconstituyente", lo mejor para amamantar debe ser hacerlo bolinga perdida, jaja, osea que ya ves, alcohólicos desde la lactancia :)
ResponderEliminarBuenas tardes, Cayetano.
ResponderEliminarLa imagen de los niños esperando su cerveza es de todo menos graciosa. Por suerte las cosas han cambiado mucho y se ha cortado de raíz con esta y otras costumbres (barbaridades) tan arraigadas.
Ahora tenemos otras cosas. Me parece que más que un movimiento pendular, muchas veces son palos de ciego, pasos adelante y también pasos hacia atrás.
Un saludo y gracias por mostrarnos estas imágenes tan reveladoras.
Retablo: evidentemente cualquier tiempo pasado no fue mejor.
ResponderEliminarUn saludo.
Carlos: a veces pienso que este país nuestro no hay que tomárselo demasiado en serio.
ResponderEliminarUn saludo.
Adra: bárbaras costumbres de un país lleno de bárbaros.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: bienvenido a esta tu casa. Un país el nuestro que a veces no tiene claro a dónde va.
ResponderEliminarUn saludo.
A mí la Quina me hizo un hombre, así que nada que alegar.
ResponderEliminarSe usaba con un huevo crudo para los resfriados y funcionaba,ja,ja,ja por el huevo o por el alcohol, vaya usted a saber.
Y aquellas tartas con mantequilla, galletas y Quina Santa Catalina...qué buenas.
Un abrazo
Jose Senovilla: sí, sí. Tú di lo que quieras, pero seguro que a tus hijos no les recomiendas ni les permites que tomen bebidas alcohólicas.
ResponderEliminarUn saludo.
La educación ha dado un cambio tremendo en estos años, no deberíamos olvidar el respeto a los profesores, sumando la forma de ahora, el cariño y la amistad hacia los alumnos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cayetano a mi solo me daban el taponcito de la quina, vamos un chupito, que rico estaba, como lo añoro. ¿La seguirán vendiendo?.
ResponderEliminarUn saludo.
Como diría Enrique (viejas fotos), cualquier tiempo pasado no fue mejor, sólo diferente.
ResponderEliminarSe habla mucho de la educación finlandesa. Pero no olvidemos que la escuela es un reflejo de la sociedad. ¿No será que en Finlandia la sociedad ya está educada, y por eso los maestros pueden dedicarse más a enseñar? Si se viene educado de casa, el maestro podrá dedicar más tiempo a las matemáticas o la historia.
Un saludo.
Yo no viví esa época de la quina, pero si la del vino sansón (en Venezuela). Aún recuerdo la publicidad de la televisión: Gran vino sansón, de los buenos el mejor!!! Y salía un muñequito con el pelo largo...Y sabía asqueroso...
ResponderEliminarEl comentario de Carolus (Carlos ) me deja pensando sobre que hemos cambiado el tabaco por otras drogas y por botellones...
Saludos Cayetano
Rosario: tú has dado en el clavo. Respeto al profesorado y buena atención a los alumnos.
ResponderEliminarUn saludo.
Eduardo: ¿Lo añoras? Eso es que te gustó.
ResponderEliminarUn saludo.
La Fuensanta y el Antón: pensamos lo mismo. La educación es cosa de casa.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: sólo que se suele empezar más tarde lo del botellón que a beber cerveza o quina en mi generación. Niños con diez o doce años y se veía normal.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo sí tomé quina para comerrrrrrrrr mejor y sí, sí que hemos cambiado.
ResponderEliminarAhora los que tienen que cambiar son los que nos siguen y dar la vuelta a lo que ocurre. Vengo de la manifestación contra la Ley Wert
me ha gustado ver a mucha gente joven.
Besicos, amigo.
Increíble! No sé si es que yo no lo recuerdo, o es que aquí, al menos esto, no ha pasado! Sí, por ejemplo, en la mesa solíamos tomar apenas medio dedillo (infantil y horizontal) de vino tinto con soda (como para darle color), pero no en todas las casas, la mía era una de las que NO...Lo de la publicidad que has compartido, me asombró! Y sí, algunas pesos le hemos quitado de encima a los chicos, aunque parece que sintieron el cambio, porque ahora se agregan preocupaciones entre ellos mismos, y sino fíjate en el tema del "bullying", un acoso tan temible y tan de moda, que ya ni sé si unos tragos los hubieran idiotizado menos!!! (es broma, humor negro para desdramatizar). Abrazo, Cayetano.
ResponderEliminarCabopá: y ahora que tenemos libertades y podemos cambiar esto con los votos, somos tan memos que votamos una y otra vez a los que sólo se ocupan de sus prebendas.
ResponderEliminar¿Tenemos lo que nos merecemos?
Un saludo.
Patzy: antes el acoso escolar no existía porque no se hablaba de él; pero lo había. En mi colegio, ay del que se dejara pegar una vez. Lo llevaba crudo: cobraba todos los días.
ResponderEliminarUn saludo.
Estas escenas que nos enseñas nos parecne hoy imposibles. Quita, quita, cómo iban a dar de beber a los niños de un hospicio cerveza Curzcampo, hubiera pensado de no haberlo visto con mis propios ojos.
ResponderEliminarDe todas formas, no se rasgaban las vestiduras en otros tiempos por ponerle al niño un dedo de champán en Noche Vieja. Creo que, en petit comité, todavía esta costumbre perdura...
Un saludo
Los raciales peninsulares eran auténticos troncos. Eso decían...
ResponderEliminarUn abrazo.
Carmen Cascón: champán en Nochevieja y tabaco. Un día es un día, dirían.
ResponderEliminarUn saludo.
DLT: había peninsulares, ideales y celtas cortos. Labores de tabaco negro de Tabacalera que tenían en su interior más postes telefónicos que tabaco.
ResponderEliminarUn saludo.
Y lo hacer fumadores a casi todos. Se comprban los celtas sin boquilla a la cerillera, se compraban por unidades, más tarde ya en cajetillas. Fomentar la bebida era muy propio de la época, como tomar el vermut, que luego ibas para casa un poco tocado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Valverde de Lucerna: lo de los celtas qué gran verdad. Tres por una peseta y sobraban diez céntimos para un "saci" y que tus padres no te olieran el alientazo. ¡Qué tiempos!
ResponderEliminarSí, Eduardo, se sigue vendiendo.
ResponderEliminarAyer compre una botella de "Xerez-Quina Valdespino", en Barcelona.
Os juntamos un grupo de amigos desde la infancia (hoy todos jubilados) y salió el tema y también la misma duda.... Por aquí no se ha dejado de vender; está comercializada como cualquier otro licor. Saludos desde Barcelona. Montse
03.04.16
Gracias, Clara, por pasar y comentar.
ResponderEliminarUn saludo.
Mi abuela me hacía yema batida con azúcar y oporto, un hermoso recuerdo de infancia... Qué se dirá en el futuro de las costumbres de hoy día?
ResponderEliminarSeguramente se dirá que los chicos comían muchas porquerías azucaradas.
EliminarUn saludo, Xurxo.