Hace unas semanas, el compañero de fatigas y bloguero Eladio hacía una entrada con un chiste de Forges en su inicio. Yo le hacía el siguiente comentario:
"Forges siempre es un valor seguro. Yo tuve la suerte de conocerlo en persona, en casa de sus padres. Su hermano Enrique era compañero mío en la Facultad. En su familia todos eran unos personajes increíbles. Cada uno en su estilo. (...) Muchas anécdotas para contar aquí. Hablo del cambio de régimen, cuando moría Franco y luego llegó el rey con Suárez.”
En efecto, aquéllos eran unos años agitados. Franco se moría a marchas forzadas, mientras la oposición democrática luchaba para abrir España a la libertad y a la modernidad. Años de incertidumbre, con una extrema derecha muy activa y combatiente, que veía que la España en la que ellos creían, de dictadura y ausencia de libertades, se les derrumbaba día a día…
Esa actitud crispada fue la que llevó posteriormente a esos grupos durante los primeros años de la transición a cometer atentados como la matanza de abogados laboralistas en Atocha, el paquete bomba contra la revista El Papus o el artefacto que en junio de 1976 estalló en La Vaquería de la calle Libertad 8, lugar de encuentro cultural y de copas para muchos de nosotros aquellos años de cambio.
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Autónoma de Madrid
En aquellos momentos yo estudiaba Filosofía y Letras, rama de Geografía e Historia, en la Universidad Autónoma de Madrid. Tenía un compañero simpático, excéntrico, cultísimo y sumamente original en su porte, en su vestimenta y en su exquisita educación, que se llamaba Enrique Fraguas, hermano de Antonio Fraguas (más conocido por Forges. Forges es la traducción al catalán de Fraguas, adoptada por Antonio como nombre profesional y en honor de su madre catalana). Enrique era menudo y delgado y a pesar de su juventud, aunque era algo mayor que nosotros, podría tener 26 ó 27 años, vestía elegantemente, de forma tradicional, con traje, y a veces le daba por llevar bombín y bastón, como un lord británico de camino a su oficina. Lógicamente, esta forma tan llamativa y conservadora de vestir levantaba comentarios y suscitaba sospechas sobre su persona. Hay que pensar que en aquella época de finales del franquismo había gente de la policía, de la Brigada Político Social -“los Sociales” los llamábamos nosotros- infiltrada en el mundillo universitario dada la cantidad de gente “peligrosa” de izquierdas que pululaba por las aulas, sobre todo en las Facultades de Filosofía, Sociología, Políticas, etc., consideradas más “revoltosas”. Pues bien, en ese contexto de no saber si el compañero que tienes al lado es un estudiante o uno de la secreta infiltrado, el “maqueo” del amigo Fraguas levantaba sospechas. El propio Enrique comentaría más adelante: “Una vez vino uno y me dijo que si yo era un “Social”. Vamos, que si no me lo quitan de en medio…me pega una..., porque era un tío como un castillo.”
Enrique, por su aspecto y sus modales, tiraba a conservador , o eso nos parecía a nosotros, pero a un tipo de conservadurismo al que no estábamos acostumbrados los jóvenes más o menos de izquierdas en aquel tiempo: era monárquico constitucionalista y un demócrata convencido, dialogante y antifranquista. Estaba seguro de que cuando muriera Franco, iba a acceder al poder su “sobrino”, como él llamaba al rey, e iba a traer la democracia a nuestro país, como luego se vio. Enrique era ante todo un demócrata en una época donde eso no existía como práctica política. Cuando digo “era” para referirme a Enrique, no lo digo porque luego cambiara, me consta que no, sino porque tras los años de estudiantes, y por razones de distancia y de proyectos diferentes, fuimos desgraciadamente perdiendo el contacto. La última vez que le vi fue cuando celebramos el nacimiento de mi hijo mayor. Vivíamos entonces en Leganés. El hombre vino en taxi desde el centro de Madrid donde residía para traer un regalo al pequeño. Más tarde me enteré de su fallecimiento. Siempre tuvo una salud frágil.
Enrique vivía con sus padres en un piso antiguo, de gente acomodada, cerca del Retiro, en la calle de Alberto Bosch, muy cerquita del Museo del Prado. Un edificio de esos que tenía ascensor utilizable sólo de subida, con verja de hierro, asiento tapizado, y el hueco al aire entre las escaleras.
Un día en que estábamos en su casa mi entonces novia Pilar y yo, nos contaba el origen de la palabra “muslamen” que aparece en los chistes de su hermano.
Al parecer, los Fraguas , cuando eran pequeños, iban mucho al Retiro dada la cercanía del parque. Y un día, sin saber cómo, me imagino que jugando donde hubiera agua, unas avispas se cebaron con ellos y los chicos regresaron a casa llorando llenos de picaduras y diciendo “¡Nos han picado unas avispas en el muslamen!”
Chiste de Forges con "muslamen" incluido.
(continuará)
Cayetano: me ha encantado esta entrada y como lo has narrado. Imagino que fueron años difíciles para los estudiantes. Muy distinta debió ser esa UAM de la que no viví en la Facultad de Economía no ha tanto tiempo. La tuya parece que estaba mucho más politizada a causa de la efervescencia del momento político que se vivía.
ResponderEliminarSoy un gran admirador de Forges y parece que su hermano era también todo un personaje además de un visionario, pues adivinó todo lo que vendría después de la muerte del Paquísimo.
Un abrazo.
En efecto eran años muy politizados.
ResponderEliminarEnrique Fraguas era un monárquico constitucionalista, tolerante, antifranquista, respetuoso y consecuente con sus ideas. Una gran persona.
Saludos, Carolus.
Encantadora entrada llena de nostalgia por aquellos años, dificiles sin duda, pero en los que tambien se mezclan los recuerdos entrañables de su epoca de estudiante. Qué buenas tertulias debían de tener con tan buenas compañias!
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
Qué suerte la tuya, compañero. Y qué estupenda el recuerdo tan emotivo que haces de él.
ResponderEliminarSaludos.
A veces, madame, la nostalgia se apodera de nosotros inevitablemente. Señal de que uno va creciendo o se va haciendo mayor. Dios mío, esto debe ser el prólogo de las batallitas que se cuentan a los nietos.
ResponderEliminarUn saludo.
Reinas del garito:
ResponderEliminarEl tiempo todo lo pone en su sitio y se valoran personas que conocimos y cosas que nos pasaron y que en su día quizá no dimos la importancia merecida, porque nuestra cabeza o nuestro corazón estaba en otra parte.
Un saludo.
He disfrutado mucho con esta entrada. Por aquella época fue engendrado y nació mi segundo hijo. No hay melancolía, para nada, me hace mucha gracia recordarlo, sobre todo si encima nos cuentas tu relación con los Forges. Naciendo en un lugar como ese, frente al retiro, no se me ocurre otra cosa que ser centrista, o moderado, pero no rojeras. Siento que haya fallecida, uno más de mi quinta que se va. Tuve una curiosa experiencia de ambos extremos en mi propia casa, y a la vista de las pruebas, que una es muy practica, saque unas conclusiones terriblemente imprácticas, que me han llevado a este lúdico retiro personal. Espero la continuación con impaciencia. Un abrazo.
ResponderEliminarEmejota, gracias por comentar.
ResponderEliminarSobre amigos, familiares e ideologías, con los años me he dado cuenta de que las ideas políticas o religiosas no hacen ni malo ni bueno a una persona. Conozco gente estupenda muy alejada de mis ideas y que sin embargo me llevo estupendamente con ella.
En la próxima entrada vienen las mejores anécdotas en relación con los Fraguas.
Un saludo.
Cayetano: parece que el bueno de tu amigo compartía mis ideas política entonces, monárquico-demócrata y antifascista (franquista).
ResponderEliminarSaludos.
Por eso te lo he comentado, Carolvs, ya que observo algún parecido. En aquella época, los monárquicos demócratas eran una "rara avis" dentro de las familias políticas del país y más raros si eran partidarios de don Juan Carlos y no de don Juan. Había monárquicos simpatizantes o próximos al franquismo como José María Pemán, el que tuvo palabras duras contra Unamuno en la Universidad de Salamanca cuando la guerra.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, imagino, los monárquicos de aquella época eran juanistas de viejo cuño, hijos de monárquicos alfonsinos que lucharon en la Guerra Civil o se exiliaron como el Rey, y no juancarlistas, ellos defendía la subida al trono de don Juan, y también estaban los carlistas en sus diversas ramas...pero don Juan Carlos era todo un desconocido.
ResponderEliminar¿como era aquello?
ResponderEliminarnunca se es más libre que cuando se lucha contra una dictadura
o algo por el estilo,no lo recuerdo bien
A nosotros nos paso en el ultimo año con los asesinos seriales en el poder.
Sabiamos que ya no tenian margen para repetir masacres y le metiamos para adelante con la muerte en el alma
¿ y ahora?
nuevos vientos soplan y parece que la esperanza reverdece
La verdad, Carolvs, es que salvo monárquicos constitucionalistas como el amigo Fraguas, pocos querían a Juan Carlos como rey. Los de izquierdas no se fiaban de él, pensaban que iba a ser un mero continuista de Franco, y los franquistas recelaban de su juventud y lo veían poco partidario del "movimiento". Continuamente sacaban chistes sobre él y sobre su capacidad para llevar el país.
ResponderEliminarNadie imaginaba que con la colaboración de casi todos y con el papel importante que jugó Suárez, el país iba a cambiar decisivamente.
Un saludo.
Nando, vosotros lo tenéis mucho más reciente que nosotros. Los asesinos y culpables de tanto desaparecido los habéis tenido muy cerca. Eso debe doler mucho.
ResponderEliminarEsperemos que sea verdad y que todo reverdezca.
Un saludo.
Tendréis que perdonarme, pero si estuviera en esa época hubiera apoyado a don Juan a muerte. Es que Juan Carlos desde el principio se demostró como continuador del Franquismo, solo Forges y pocos más se imaginaban lo que pasaría...
ResponderEliminarSaludos
Perdón, Fraguas.
ResponderEliminarHola Don Matu. Es cierto que al principio parecía que Juan Carlos iba a ser el continuador de Franco, pero pronto se vio que no al iniciar el proceso para la reforma política.
ResponderEliminarUn saludo.
Un lujos, visto desde la distancia, poder ser protagonista de uno de los momentos más interesantes de la Historia de España. Porque, como tu bien cuentas, Cayetano, estuvistes en el meollo de la cuestión, en la Universidad donde se fraguaban (en este caso viene al pelo la frase) los movimientos estudiantiles que ponían en jaque al erosionado y decadente régimen surgido de la Guerra Incivil. Te veo corriendo en medio de las porras y caballos de los "grises"...
ResponderEliminarSaludos
Si cuando te decía que el tema podría dar de sí...
ResponderEliminarSaludos
Me gustó mucho tu narrativa sobre esa época que viviste.Y la descripción de tu relación con los Forges.
ResponderEliminarEs decir que el " ocaso" del caudillo determinó una etapa de incertidumbre.
Claro!En la Facultad de Filosofía y letras era donde las ideas estaban en ebullición, tratando de indagar quién se mantenía fiel a la dictadura y quien no.Lo mismo pasó aquí.
Y fue , justamente , en dicha facu( hablo de Argentina)donde se marcaba a determinados estudiantes ... que luego pasaron a ocupar las listas de " desaparecidos."
Lástima que no continuaste sosteniendo el vínculo amistoso con Enrique.
El origen del término " muslamen " es divertido.
Jamás lo hubiese adivinado.
Interesante y completa entrada!
Hola Cayetano:
ResponderEliminarNunca he vivido en dictaduras,poco conozco de eso. Me imagino que fueron días difíciles, porque desconocías a tu interlocutor. Eso hace que hasta desconfíes del ser querido.
Interesante visión esta que has mostrado
Saludos
Carmen, los de la Autónoma tuvimos más suerte, porque al estar en una hondonada veíamos llegar de lejos a los "grises" con sus "lecheras" y nos daba tiempo a poner tierra por medio. Tiempos moviditos, eso sí.
ResponderEliminarUn saludo.
Eladio, tú has sido el causante de que me pensara el sacar un par de entradas sobre el tema. Así que gracias.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmela, es verdad que los considerados más "revoltosos" por la dictadura solían ser los de Letras. Y ya veo que en tu país ocurría lo mismo. Debe ser algo vocacional.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel, estás de suerte si nunca has padecido los zarpazos de la dictadura. No se aconseja a nadie vivir siempre en estado de alerta, con miedo a opinar o a ser detenido arbitrariamente.
ResponderEliminarUn saludo.
Esta serie has iniciado me va a llevar a esa época universitaria que yo también viví. En la Facultad de Filosofía, en Murcia, las cosas estaban que ardían. Recuerdo haber corrido delante de la policía a caballo y haberme ocultado, con otros compañeros y un catedrático, detrás de la barra de una cafetería jajaja
ResponderEliminarTengo todos los libros de viñeras de Forges, incluso la "historia de la España Forgesporánea". Soy admiradora de su ingenio y su originalidad.
pero en cuanto al término muslamen...jamás se me hubiera ocurrido pensar que era original, llevo oyéndolo y usándolo toda la vida, fíjate qué cosas.
¿Te acuerdas del uso que hace Muñoz Seca del término con igual desinencia "Chorizamen", cuando Aljalamita, Raquel, Rezaida y Azofaifa se disponen para actuar en el campamento guerrero?
Seguiré tu serie con todo el interés del mundo.
Es verdad, amiga Rosa,"chorizamen" en "La venganza de don Mendo". Que Forges usara con frecuencia el término "muslamen" no le hace acreedor de ser el inventor del término, otra cosa es que contribuyera a su difusión gracias a los chistes. Luego estaba, eso sí, la imaginación de su hermano Enrique para adornar/ exagerar cosas. En la 2ª y última entrega hay anécdotas más sabrosas. Y una travesura mía que debo confesar.
ResponderEliminarUn saludo.
Ay cayetano, que llego tarde, pero en el Cabo de Gata, no he usado casi Internet pues es muy lento, me ha encantado tu entrada, recuerdo esos ascensores, tengo en la memoría el de la casa de mis tias y mi abuela que vivían en la calle Alfonso XII
ResponderEliminarLo del muslamen, toda la vida mi abuela nos daba pellizcos al mismo tiempo que repetia esa palabra con gran cariño.
Un abrazo amigo, desde mi librillo.
Claro, Alfonso XII, calle perpendicular a la de Alberto Bosch, al lado del Retiro. Esas casas antiguas de techos altísimos y con ese mismo tipo de ascensor de asiento tapizado y sólo de subida. Había que bajar a pata.
ResponderEliminarUn saludo, Rosario.
Hola Cayetano,
ResponderEliminarTe mando un poco de brisa fresca desde la orilla del Mar Menor,todavía sigo por aquí...
Hoy has hecho una entrada buenísima,admiro y leo a Forges desde que nació El País coleccionamos "Los Forrenta" y los tengo encuadernados.
Los "Sociales"o la "Social" visitaban nuestra Escuela Universitaria, sería por que yo estudiaba Sociales...? je,je...
Todo lo que hemos vivido y todo lo que pasó en aquellos años, debemos seguir contándolo para que no se olvide...No sé por qué la gente tiene tan mala memoria...
Espero con mucho interés la continuación de esta lección reciente.
Besicos salados,amigo.
Enhorabuena por la entrada... consigues que estas narraciones no se parezcan en nada a las historias del abuelo cebolleta... ;) los que nacíamos por aquellos entonces no nos hemos enterado de la misa a la mitad como quien dice hasta hace cuatro días, y aún hay muchos que se piensan que en España siempre se ha vivido así, como ahora, por lo que historias como esta, en primera persona, hacen mucho más cercana una etapa de nuestra historia no tan lejana como muchos se piensan.
ResponderEliminarEn efecto, Cabopá, tiempos grises aquellos, nunca mejor dicho.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, José Luis, lamentablemente muchos ignoran nuestra historia más reciente. Creo que no es bueno haberla vivido, pero tampoco lo es desconocerla.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenísima la entrada, excelente relato... se puede vivir!
ResponderEliminarQuien vivió esos tiempos no salió ileso y menos no comprometido... con el decir y el hacer.
Un abrazo enorme.
Eran tiempos difíciles, pero llenos es esperanza y juventud.
ResponderEliminarUn saludo, Lenny.
hola!!! que historia mas bonita, intrigante y curiosa jejeje me encanta espero poder leer mas partes de esa historia que veo que a empezado y ya veremos cuando termina ( jeje espero que sigas contando anécdotas de tu juventud, me encantan) un saludo profe!!
ResponderEliminarHombre, si es mi alumno aventajado y frecuentador de mi blog, el amigo Álvaro. Espero que este curso te vaya bien por esos andurriales académicos.
ResponderEliminarUn saludo.
hola!!, hombre como para no frecuentar tu blog, pozo de sabiduría y alberca de simpáticos intelectuales jeje, pues tengo que coger con fuerza los estudios por que me e animado y voy a hacer bachillerato (humanidades con ciencias sociales) y me voy a preparar en una academia una FP de técnico en emergencias sanitarias para presentarme en mayo en Guadalajara, asi que bueno con mucha fuerza se consigue lo que uno se proponga, un gran abrazo profe.
ResponderEliminarPues nada, Álvaro. Mucho ánimo y ya sabes el dicho: el que la sigue, la consigue.
ResponderEliminarUn saludo.