Donde esté un buen
entierro que se quiten las bodas.
No hay color.
Cuando vas de entierro
no tienes que aguantar al gracioso de turno, al pariente borracho metepatas, a
los impresentables que quieren cortar la corbata del novio, ni siquiera a la
Tuna cantando “clavelitos de mi corazón”. No tienes que soportar los estúpidos
chistes del compañero de mesa, ni el “vivan los novios”, ni los horrendos
bailes nupciales, ni los langostinos de sospechoso rebozado, ni la asquerosa
tarta, ni el mal cuerpo que se te pone tras la ingesta abusiva de comidas y
bebidas, ni a los nenes maleducados que corretean entre las mesas tirándolo
todo, que parece que los padres, cuando andan de farra, socializan su
paternidad y reparten los inconvenientes de la misma entre todos los presentes.
Un entierro además dura
poco. Lo justo, no como esos bodorrios interminables, seguidos de baile con
todo el repertorio de canciones horribles tipo “La conga” o “El baile de los pajaritos” que, modestamente,
creo que se fabrican pensando exclusivamente en torturar al personal.
Un entierro sale mucho
más barato para los asistentes. No tienes que pagar el cubierto ni contribuir a
los gastos de ningún viaje tras la ceremonia. Al contrario de lo que pasa con
el viaje de novios, la barca de Caronte es muy económica. Al único que le sale
caro el asunto es al difunto o a la compañía de decesos.
Además puedes estar
serio, sin hablar con nadie, con cara de vinagre, que nadie va a notar que
estás a disgusto puesto que tu expresión la achacarán siempre al momento grave
y luctuoso que se vive.
No me imagino en un funeral a la viuda del finado, vuelta de espaldas a la concurrencia, tirar el ramo de crisantemos al grito de "a ver quién es el próximo", mientas la peña pugna por hacerse con él.
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Entrada publicada originalmente en La Charca Literaria
No me imagino en un funeral a la viuda del finado, vuelta de espaldas a la concurrencia, tirar el ramo de crisantemos al grito de "a ver quién es el próximo", mientas la peña pugna por hacerse con él.
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Entrada publicada originalmente en La Charca Literaria
Cierto, CAYETANO, cierto, Donde esté un funeral que se quiten las bodas.
ResponderEliminarLos funerales unen a todos, mientras que las bodas sólo unen a dos.
Hay una serie de detalles que se repiten en todos los funerales. Los chistes, el "era buena persona", "no somos nada", "la viuda está de muy buen ver", ostras..."el viudo es joven, ya verás que pronto..."
Sólo se aburre el que está en la caja, pero dicen, vaya uno a saber, que no hay que preocuparse, que está dormido para siempre.
Salut
Me gusta eso de que "los funerales unen a todos, mientras que las bodas sólo unen a dos".
EliminarUn abrazo, Miquel.
Jajaja, pues el entierro es rápido, pero el velorio... Y lo de "a ver quién es el próximo" sí que lo he oído pero en vos bajita ;)
ResponderEliminarUn saludín.
LO bueno es que te puedes ir pronto y solo estar un rato para dar el pésame a los familiares.
EliminarUn saludo, Xurxo.
Totalmente de acuerdo, pero yo añoro los entierros de antes. Ahora los tanatorios parecen el bar de la esquina, con gente vociferando, señoras criticando la indumentaria de otras señoras en voz alta, niños saltando desde los macetones, agentes de seguros de deceso haciendo campaña entre los presentes, caballeros que vuelven de "pimplar" en la cantina soltando carcajadas destempladas...
ResponderEliminarNo exagero, desgraciadamente en el ultimo año he tenido que acudir dos veces a diferentes tanatorios de la ciudad, y el espectáculo ha sido idéntico.
No digo que haya que estar en actitud desconsolada y sollozando, pero es que esto se parece mas a la cantina de un teatro en el entreacto, que a un velatorio.
Definitivamente morirse ya no es lo que era.
¡¡ Joder con los deudos !!.
La gente cada vez tiene menos compostura, educación o modales.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
En mi próximo funeral voy a ser yo quien tire el ramo de crisantemos. Y apuntando, además: hay cosas que no se deben dejar al azar.
ResponderEliminarAbrazos, Cayetano
Harás bien, que hay mucho hipócrita que va al cementerio a hacer el papelón.
EliminarUn abrazo, Xibelius.
¡Puestas así las cosas!¡Los cementerios resultan tan caducos como sus visitantes, al menos le recuerdan a uno la banalidad final y los bodorrios cuestión de intereses mercantiles soterrados! Ay
ResponderEliminarNo soporto Halloween pero menos aún al Tenorio, que por muy clásico que fuera siempre me resonó como insulto a cierta condición humana, algo que nadie elige libremente y por tanto básicamente injusta.
Vivimos en un mundo -y en un país- donde lo cíclico tiende a celebrarse. Rituales que vienen cada año a recordarnos esto o lo otro:e l inicio de la primavera o del verano, el año nuevo, el día de la madre o el de difuntos... No me gusta tampoco nada la moda impuesta de Hallowen. Para asuntos macabros prefiero las Leyendas de Bécquer, no la tontería de trato o truco.
EliminarUn saludo, Emejota.
El último párrafo lo voy a enmarcar.
ResponderEliminarAbrazos
Francesc Cornadó
Jejeje. Gracias, Francesc.
EliminarUn abrazo.
Me has convencido, nunca lo hubiera pensado así. Lo del ramo de flores, debería ser obligatorio, por aquello del morbo.
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano
Somos el país de las flores: para las bodas, para el cumple de la amada, para los muertos, la familia Flores, etc.
EliminarUn saludo, Carlos.
Jajajaja siempre y cuando no te encuentres con la viuda de "5 horas con Mario“ que antes que aguantarme a esa prefería asistir a 5 enlaces.
ResponderEliminarBesos
Sí, se ve que la mujer tenía una lista de agravios preparada.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Leyendote he recordado cierta caricatura gallega que dice así:
ResponderEliminarEl muerto dentro del foso dice: Maria, que no estoy muerto. A lo que ella responde: -Marcelino vas a saber tu más que el médico :D.
Me gustan los cementerios, no tanto los velorio y entierro porque por algún extraño motivo, me empiezo a reír... sin parar. Pero disfruto mucho la visita a el cementerio...
Saludos Cayetano
El cementerio es el sitio donde reina una mayor paz. Allí nadie se mete con nadie, ni discuten de política, de fútbol o de lo que sea. Todos se llevan bien.
EliminarUn saludo, Manuel.
Aunque ahora ya no se estila, porque los entierros se hacen en los tanatorios, antes se ofrecían pastas y bebidas como anís, más de uno se iba contento para casa. Pero si es cierto que puedes tener cara de funeral que nadie te lo va a reprochar.
ResponderEliminarUn saludo
Siempre se dijo: el muerto, al hoyo. Y el vivo, al bollo.
EliminarUn saludo, Valverde de Lucerna.
No puedo creer que no te gusten las bodas. Algo tan bonito con niños corriendo por el medio y camareros esquivándolos, todo lleno de cuñados y yernos y DiYeis.
ResponderEliminarHasta hubiera dicho que tú le dabas bien a la cadera con Despacito, Despacito.
Recapacita, Cayetano. Piensa que si sólo vamos a funerales, las bodas, bautizos y comuniones, se acabarán.
Fui a la mía porque era imprescindible. Jejeje.
EliminarUn saludo, Ana.
Como hay gente pa tó, seguro que has dado una idea a alguien que pasara por aquí, y acabarás poniendo de moda el lanzamiento de ramo en los funerales. Dentro de un siglo será una tradición, y los historiadores buscarán como locos su origen.
ResponderEliminarFeliz domingo.
Bisous
Pero sólo vale si son crisantemos. Jejeje.
EliminarUn saludo, Montserrat .
La duración breve, en algunos casos, es de por sí, lo más interesante.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Y el protagonista del día sin rechistar, como debe ser.
EliminarUn saludo, J.
Hola Cayetano, antes de que me olvide me parece fantástico lo de los crisantemos al aire, que bueno.
ResponderEliminarEs cierto lo que describes de las bodas, yo procuro esquivarlas, son un verdadero coñazo. Donde haya un buen funeral que se quiten todas las bodas. Es cierto que los funerales suelen ser tristes, aunque creo que el único triste es el finado, los demás después de llorar una temporada se recupera la normalidad, el finado no se recupera jamás.
Un saludo
Puri
Los funerales son tristes pero auténticos y además no hay que pagar ni el cubierto ni el viaje.
EliminarUn saludo, Puri.
Yo tiraré por la economía: claro que es mucho más barato el viaje, que a diferencia del de novios, es sólo de ida.
ResponderEliminarSaludos.
Y luego hay novios desaprensivos que, al poco de casarse, van y se divorcian. Y luego vuelven a casarse y te vuelven a invitar, etc. Eso no es formalidad. Para formalidad la del difunto, que lo hace una vez y ya está.
EliminarUn saludo, DLT.
Pues mira, a mí no me gustan los bodirrios, pero menos los entierros. Hay que aguantar el velatorio, una reunión de paisanos y amigos, incluso postizos, que se reunen al fresco en verano y al calor en invierno, para charlar y charlar durante horas de lo bueno que era el muerto, aunque lo hayan aborrecido toda su vida. Hay que aguantar la misa, con el panegírico del cura que nunca lo conoció, el dicurso emocionado de los hijos y el pésame en fila, uno por uno, con la retahíla "te acompaño en el sentimiento", vacía de emoción y de sentimiento. Hay que aguantar de pie en el cementerio, viendo descender el atáud, cantando interiormente para no dejarse aterir por el miedo. Chico, prefiero el tostón de las bodas.
ResponderEliminarUn saludo
Cada uno es libre de elegir -o eludir- su propio calvario.
EliminarUn saludo, Carmen.