Los griegos eran muy machistas. De eso no hay ninguna duda. Y la mujer aparece -y no es casualidad- como un ser manipulador. Ahí tenemos a Pandora, ahí tenemos a Helena, la que armó la de Troya. Y Atenea, Afrodita y Hera liando más el conflicto entre aqueos y troyanos, tomando partido y manejando los hilos.
Los
hilos, siempre los hilos.
Y así, tirando de ellos, nos encontramos con Ariadna.
Tres
Ariadnas, para ser exactos.
¿O tal
vez una sola que actúa tres veces interpretando diferentes papeles?
Las tres
tienen cosas en común: son guapas, son cultas… y son manipuladoras. En un sentido no peyorativo: intentan manejar los acontecimientos y las personas para conseguir un objetivo. No con un interés
manifiesto de hacer daño. A ninguna de ellas se la puede calificar
negativamente. Simplemente, actúan así por cuestiones profesionales, por afán
investigador o por buscar una salida del atolladero.
Veamos:
1º La Ariadna del bosque, la que
busca un camino para salir de allí, la que prepara todo para que las cosas
vayan como tienen que ir. Necesita que Manuel cumpla una misión. Y le deja el
ovillo en un lugar concreto para que pueda dar con la salida. Objetivo:
encontrar al minotauro y matarlo. Como en el mito de Ariadna y Teseo. Sólo que
el monstruo es una metáfora que habita en la mente o en el corazón de las
personas: acabar con el minotauro es terminar con las propias miserias, los
propios miedos, es enfrentarse con los problemas que limitan la actuación
humana, es superar las fobias que anidan en la mente y provocan ansiedad y
locura:
En el
ayer están todas las respuestas. Hay que viajar al pasado y eliminar las causas
que están detrás de todos los laberintos que impiden encontrar una salida a los
problemas. Problemas como el que se nos presenta ahora. Si queremos gozar de la
libertad, debemos combatir cada uno con
nuestro propio minotauro.
Y para
eso hay que salir de aquí. Hay que seguir buscando. Seguro que la salida la
tenemos al alcance de nuestras manos. Hay que dar con ella.
2º La Ariadna ejecutiva de una gran empresa, la que
maneja el hilo convenientemente para hacerse con el proyecto innovador de
Manuel, otro Manuel ( o tal vez el mismo, dado que el presunto autor de los
relatos parece responder a ese nombre). La que logra que su empresa oficial
rechace el planteamiento aparentemente, para luego apropiarse ella de él, dado
que tiene otra empresa en secreto. Mecanismo para lograrlo: la seducción. Un
arma que, sin quererlo, le viene facilitada por la película que elige -¿al azar?- nuestro personaje con el fin de matar el rato. La protagonista es calcada a
ella. Inconscientemente despierta el deseo de Manuel de poseer a la heroína del
cine, con su traje de cuero ajustado que realza sus sensuales formas. Cuando
sale del cine tiene un mensaje en el hotel, una propuesta para su proyecto y
una insinuante proposición de encuentro entre los dos:
Trabajo para otra empresa de
la que soy además una de las principales accionistas -eso no es oficial, así que no pude decírtelo
en la reunión- a la que sí le gustaría
que compartieses tu proyecto con todos nosotros. Por supuesto, respetaríamos las condiciones iniciales que
nos propusiste.
Si no tienes nada mejor que
hacer esta noche, te espero a las diez en mi apartamento con una copa de
champán para celebrarlo.
3º La Ariadna doctora, la del
gabinete psicoterapéutico, la que conduce a Manuel a través de un mundo onírico
paralelo, no sabemos si como simple experimento científico o como parte
interesada en el asunto. Podría ser la misma Ariadna del bosque, de hecho
también era doctora. Siempre nos quedará la duda:
Vamos a continuar con el
tratamiento. Es necesaria como siempre su colaboración. Manuel: va a seguir
tumbado un rato más. Es necesario que se mantenga relajado y continuar así la
sesión. Como le conté en su momento, estamos aplicando un protocolo de sueño
inducido mediante un procedimiento de hipnosis
combinado con apoyo farmacológico totalmente inocuo. Para que la terapia tenga
resultados positivos, hemos de llegar hasta el final.
Las tres
preparan el camino para que Manuel realice una actuación que para ellas es
vital. Lo que ya no sabemos es si ese camino es real, producto de un sueño o un
delirio de la locura que padece nuestro protagonista.
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Desde el laberinto es un libro de UNO editorial.
Solo disponible en papel. No se vende en librerías. Para solicitar un ejemplar puedes escribir a este correo: geaberca@gmail.com
Parece muy interesante todo este desdoblamiento de raíz mítica. Por de pronto me baje la versión corregido de Desde La Frontera. más adelante, ya te lo haré saber cuando le llegue el turno, por ahora tengo una lista muy grande de pendientes.
ResponderEliminarUn abrazo
Todo a su tiempo, que las lecturas hay que tomárselas con calma para disfrutarlas y digerirlas.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Muy psicológico, si, pero dejemos de lado la cuestión de sexos tan manida y reconozcamos que cualquier ser que se siente más fuerte que los demás tiende a imponerse a los mismos, seguramente porque acabe hasta las narices de tanta debilidad, igual debe ocurrir con la cuestión mental, cualquiera con una mente más fuerte que los demás intenta imponerse por la misma razón, pero en un mundo tan primitivo como en el que hemos sido educados donde la fuerza física se impone no es de extrañar que cualquier ser, me da lo mismo hombre que mujer, con mayor inteligencia que la del bruto primitivo, al ejercerla, si se nota, sea tachado de manipulador.
ResponderEliminarHemos nacido en el periodo social apropiado como para tener el privilegio de observar la gran brecha igualatoria que ha surgido entre los sexos.
Ya ves, yo fuí educada en la igualdad, fuí inocente como cualquier varoncito de pro durante muchísimos años y para sobrevivir en un mundo ofensivamente machista no me quedó otra que alejarme del mismo habida cuenta que mi sentido de la justicia me decía que aleatoriamente podría haber nacido varón, que no había elegido sexo ni circunstancia y que no sería mi persona la que juzgara inutilmente, para eso los griegos, sus tradiciones y sus herederos ya se bastaban y se sobraban.
Y lo que no es pura realidad es, simple y llanamente, ficción, como pasa con este trabajo.
EliminarUn saludo, Emejota.
No estoy de acuerdo con la primera Adriana-Manuel. Mi forma de salir del laberinto es muy griega (o macedonia) sablazo al nudo gordiano. El pasado simplemente desempolva fantasmas, la solución está siempre en el presente,como si fuéramos a morir dentro de un instante. Las otras Adrianas, me caen mucho mejor, no hay color.
ResponderEliminarUn saludo, estimulante post para pensar.
Tú eres más de Alejandro que de Freud y del psicoanálisis. No esperaba menos de ti. Jejeje.
EliminarUn saludo, Carlos.
Aunque desdoblada, Ariadna siempre mantiene el hilo...
ResponderEliminarMe ha sugerido intercambio de personalidad. A veces lo hacemos sin darnos cuenta (estando seguro que lo hacemos)
Saludos Cayetano.
Esa es la idea. El hilo conductor siempre es importante.
EliminarUn saludo, Manuel.
Pues yo me quedo con la Ariadna del bosque. Es cierto que para alcanzar la libertad debemos combatir contra nuestro propio minotauro. Me va mucho más esa Ariadna, y eso que no soy taurina :)
ResponderEliminarBuenas noches.
Bisous
A mí también es la que más "me mola"; aunque no sé por qué me da la sensación de que es la misma, solo que actúa según el "guión" conveniente en cada momento.
EliminarUn saludo, madame.
Yo pienso que se entremezclan las tres Ariadnas es como si cambiara su personalidad dependiendo del momento y lugar. A decir verdad la Ariadna del bosque tiene una filosofía que atrae.
ResponderEliminarUn saludo Cayetano.
Puri
Así es, Puri. Dependiendo del lugar y de la circunstancia, Ariadna actúa de una manera o de otra. El libro es muy metafórico y hay que tomarse lo que se nos narra en el plano simbólico.
EliminarUn saludo.
Lo que hizo de Ulises un héroe convierte a sus contemporáneas en indeseables que perturban la paz de los siempre pacíficos hombres... Ay. Me temo que la única manera de las mujeres de manifestar su capacidad de liderazgo o sus inquietudes era a costa de pagar el precio de ser consideradas liantas, manipuladoras, o, directamente, brujas o diablesas.
ResponderEliminarSaludos, Cayetano
Machistas redomados que, sin embargo, nos ofrecen un material nada desdeñable para adecuarlo a nuestras aventuras literarias. Ulises, además de inteligente y aventurero, le fue infiel a su mujer unas cuantas veces. No obstante hay dos mujeres en el relato homérico que se salvan de tener un papel negativo: Penélope y Nausicaa.
EliminarUn saludo, Xibelius.
En uno de los vdiversos mitos de la creación según los griegos -no recuerdo de qué poeta-, Zeus creó al hombre y después por alguna afrenta -creo que cuando Prometeo roba el fuego y se lo devuelve a la humanidad- los castiga enviándoles a la Mujer, como un mal. Pero no un mal corriente, la denomina 'un Hermoso Mal'. Siempre me ha fascinado esta idea, no en el sentido de que sean malvadas, eso no depende del sexo, pero sí me parece que tienen una sensibilidad y percepción m´s sutil y profunda del mundo de la que tenemos nosotros. Aunque estoy de acuerdo con un comentario más arriba cuando dice que cualquiera que tenga una mente más poderosa tratará de imponerla.
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano.
En efecto, Pedro. La manipulación no entiende de sexos. Solo que en la antigüedad, en muchas culturas machistas, culpaban a la mujer del origen de los males, como la Eva judeocristiana o la Pandora griega.
EliminarUn saludo.
Me gusta la Ariadna del bosque, porque intenta que venzamos nuestros temores, nuestras miserias, esa me la quedo, la pena es que no tengo aspecto de Teseo ni por asomo.
ResponderEliminarPinta muy bien tu propuesta.
Un abrazo.
Aquí como somos muy castizos, en vez de a Teseo tenemos a Manuel que hará lo propio.
EliminarGracias, Valverde de Lucerna.
Un abrazo.
Hola Cayetano, me gustan las tres Ariadnas, pero sin lugar a dudas me quedo con la segunda, me parece la más maquiavélica.
ResponderEliminarUn abrazo y muchos éxitos.
Gracias, Conchi.
EliminarEs una Ariadna del mundo de la empresa,emprendedora y ambiciosa, que sabe lo que quiere. Como las otras dos, prepara convenientemente su estrategia o madeja para que Manuel siga el hilo.
Un abrazo.
Ajustado a la verdad: Somos cada uno un único personaje interpretando diversos papeles, situación antigua como el mismo mundo. Igual que la salida, que existe y sólo tenemos que dar con ella. Todo el capítulo es excelente.
ResponderEliminarGracias, Ana. Celebro que te gustara. Lo de Ariadna, el hilo y el laberinto ofrecía unas posibilidades la mar de sugerentes, máxime cuando se trata de los relatos de un "loco".
EliminarSaludos.