Noche de lobos en el Pirineo navarro, cerca de Roncesvalles y pegando a la frontera con Francia.
Una casucha de madera perdida entre los árboles.
Unos hombres que quieren recuperar lo perdido tras la derrota del 39.
Lobos, maquis… y la Guardia Civil.
La puerta de la chabola se abre con un quejido y, en el marco, con fondo oscuro, se recorta la figura de un hombre corpulento.
Es Ibarrola. Lleva gorro y chaquetón. Y por las briznas blancas que adornan hombros y bigote, se adivina que fuera está cayendo lo que no está escrito.
- Otra noche de perros. Estoy de la nieve hasta los mismísimos.
- Atranca bien la puerta, no sea que además de la ventisca se nos cuele algún amigo de esos que andan por el monte y bajan a merodear. Esos tienen más hambre que nosotros.
- No hay cuidado, Zubizarreta. Temo más a los guardias civiles que a los lobos.
Llevaban allí cuatro semanas, escondidos, esperando noticias del otro lado. Parece que en París les habían dado para el pelo a los nazis y que tras el Desembarco de Normandía habían liberado el “midi francés”. Y otros españoles, republicanos como ellos, habían jugado un papel muy importante en la resistencia.
Ahora tocaba liberar España de fascistas. Y pronto llegaría a raudales la ayuda francesa.
Era cuestión de tiempo.
Eso pensaban.
Iniciar una guerra de reconquista desde las montañas. Desde el Cantábrico a los Pirineos. Con la ayuda de los que ya habían luchado en Europa contra el fascismo.
El avance de la resistencia produciría el levantamiento de la población civil. Para ello era fundamental que los guerrilleros fueran tomando algunas posiciones e ir formando sobre la marcha un contingente de nuevos guerrilleros. Y así, poco a poco, ir avanzando. Como los partisanos yugoslavos…
- Hace un frío que pela también aquí dentro. Lástima que no podamos encender fuego.
- El humo se vería desde bastante lejos y sería nuestra perdición. Si no queremos que den con nosotros, tendremos que aguantarnos.
- Para calentarnos tenemos esto- agitó sonriente uno la botella de aguardiente.
- No te pases con el orujo, Zulueta. Y procura tener la cabeza en su sitio. Posiblemente te haga falta y no es conveniente que te la vuelen.
Se pasaba hambre. La comida a veces se reducía a pan negro y un puñado de algarrobas. Si había suerte, algo de queso. A veces les hacían llegar desde las aldeas cercanas algo de carne o judías que se las comían frías. Gentes buenas y comprometidas que se arriesgaban para que ellos pudieran comer algo. Eran los llamados “enlaces”, los que les facilitaban alimentos, municiones, noticias… Funcionaban a través de “estafetas”, lugares convenidos de contacto, bajo una piedra o en el hueco de un árbol, donde los guerrilleros dejaban sus notas con lo que necesitaban.
Algún día, todos reconocerán que los verdaderos héroes de esta guerra de montes no fueron los maquis sino los enlaces, la gente corriente sin armas que se la jugaban por ayudar a los guerrilleros, a veces sin una motivación claramente política, sino tan solo humanitaria. Cuando les pillaban, sabían que les tocaba sufrir la cárcel y la tortura. A muchos los mataron a palos.
Y eran ellos los que de vez en cuando les proporcionaban comida.
Poca cosa casi siempre. En todo caso, no pasaban más necesidades que muchos españoles civiles en sus hogares. Eran unos años muy duros para casi todos.
-Estas judías frías están realmente asquerosas. Me comería ahora mismo una buena rata asada…
A pesar de las penalidades y de las privaciones, la moral era en un principio elevada.
La brigada la formaba un grupo pequeño de hombres armados. Valientes, sin duda; pero pocos.
Fragmento de un capítulo de "En la frontera"
Pocos pero aguerridos, que duda cabe. Recordando a aquellos furtivos que se apostaban en las montañas para darle caza al gabacho con nocturnidad y luego blandirse en retirada cual fantasma, traían de cabeza a las tropas de Napoleón. Eran otros tiempos, sí, había pasado más de un siglo, pero el espíritu de los maquis y sobre todo de los enlaces jugándose el pellejo merece nuestro reconocimiento.
ResponderEliminarSaludos, Cayetano
Buena comparación la que haces entre guerrilleros de distintas épocas. Aunque hay diferencias ideológicas, ambos grupos proceden de clases populares y tienen muchos puntos en común. Hobsbawn les llamaría "rebeldes primitivos".
EliminarUn abrazo, Félix.
Nos hace usted viajar en el tiempo. De la Edad Media al siglo de Oro y ahora a terribles episodios del siglo XX cuyas secuelas aún toca purgar. Un relato real como la vida misma.
ResponderEliminarFeliz domingo.
Bisous
Todos andan alrededor de alguna "frontera" física o psicológica.
EliminarUn saludo, madame. Y también feliz "dimanche".
Por cercano a nuestra generación, seguramente, las gentes envueltas en tal circunstancia me producen mucho dolor, debo estar vieja, porque así recuerdo que sentían las susodichas.
EliminarSe pasó mal. Algunos no tuvieron más remedio que echarse al monte porque les buscaban por sus antecedentes republicanos.
EliminarSaludos, Emejota.
Valientes y pocos....Los olvidados, los que fueron apartados del tablero de juego de los aliados tras el fin del nazismo, a pesar de los buenos servicios prestados en la Francia ocupada.
ResponderEliminarLos que tuvieron que retirarse del Valle de Arán, al comprobar que el presunto "alzamiento" civil contra Franco no llegaría nunca, como tampoco llegaría el apoyo de los aliados.
Perseguidos y exterminados por otros que sufrían casi tantas privaciones como ellos.
Olvidados hasta por los suyos.
Un abrazo.
Últimamente están apareciendo estudios sobre estos olvidados por la historia, como los de la nueve de la División Leclerc.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
La gente de entonces se vestía por lo pies y los tenía bien puestos. No me imagino este relato a fecha de 2016, somos mucho mas flojos. L zona que citas en los años 70 y 80, era un coladero de etarras y sobre todo de contrabandistas. De los segundos, alguno que otro me encontré alguna noche. Compartíamos queso y vino. Otros tiempos. Es una zona muy bonita, pero dura.
ResponderEliminarUn saludo
La montaña y la cercanía del país vecino siempre han sido un atractivo tanto para maquis como para contrabandistas y etarras.
EliminarSaludos, Carlos.
Después de ascender varios kilómetros por una estrecha carretera llega el pequeño autobús a la plaza del pueblo, han sido horas y kilómetros agotadores y sudorosos; descendemos del autobús y nos encontramos la plaza llena de guardias civiles armados hasta los dientes. No entiendo nada, es un pequeño pueblo del interior de la provincia de Valencia, es el medio dia y nada indica que exista ningún peligro, salvo esa presencia armada; estamos a principios de los 50. Ese relato es verídico, la presencia de la Guardia civil armada hasta los dientes era debida a la presencia del maquis en las montañas que rodeaban el pueblo, de eso se enteraría mi padre poco después, yo aún no había nacido.
ResponderEliminarEsto ocurría en Andilla (Valencia), allí tengo enterrada a una hermana.
Tiempos duros aquellos.
EliminarGracias, José Antonio, por tu interesante aportación.
Un saludo.
Relato que hiela, como el invierno que les toca vivir...
ResponderEliminarMomentos duros, por ideas o por la falta de lo mínimo para una vida decente...Pero que se seguía adelante.
Saludos Cayetano
O por simple espíritu de supervivencia. Algunos eran gente perseguida.
EliminarUn saludo, Manuel.
Ilusiones truncadas de conseguir un mundo más justo y mejor, aunque no se supiera muy bien como lograrlo. La solidaridad de algunos salvó a muchos de ellos, la cerrazón de otros condenó a muchos otros. Ojalá que nunca se repitan aquellos duros tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo Cayetano
Gentes que se vieron obligadas por las circunstancias a jugárselo todo. Y perdieron.
EliminarUn abrazo, Ambar.
No se si habrás visto "Silencio roto", tu entrada me recordó esta magnifica película.
ResponderEliminarSaludos.
No la he visto, pero gracias por tu recomendación. Intentaré hacerme con ella.
EliminarUn saludo, El Tejón.
Me queda lejos esos tiempos pero en casa de mis abuelos se oía hablar de ellos. Aunque también es cierto que según el bando, así salía la conversación.
ResponderEliminarBesos y gracias
Cierto. Para los de mi familia eran poco menos que el diablo personificado.
EliminarUn abrazo, Arantza.
Qué bueno tener un recuerdo para aquellos hombres del maquis que se prolongó bastante, y que en mi barrio del Born de Barcelona fue todo un tema relacionado con bastantes familias. Forma parte del mundo solidario y vecinal que viví de niña, de silencios, de conocer a los que a veces venían de noche a ver a la madre, comían lo que se reunía y volvían a las montañas sin el más mínimo descanso, siempre huyendo. Cuando la policía cogió al que decían que fue el último maqui, Ramón Vila, el Caracremada, estuve tiempo que muchos compañeros de colegio y vecinos me preguntaban si éramos familia, porque mi segundo apellido es Jaraquemada.
ResponderEliminarOs pudieron complicar la vida por el tema del apellido. La gente poco inteligente es dada a inventar vínculos extraños y nunca sabes cómo van a reaccionar; sobre todo porque, con el tema de los maquis, hubo mucha psicosis y, para algunos, los guerrilleros eran peor que el demonio.
EliminarUn saludo, Ana Mª.
No he vivido esa época Cayetano, no había nacido, mi padre, republicano, fue hecho prisionero con 19 años en la batalla del Ebro y llevado a un campo de concentración en Francia, no sabe como se libró de no ir a la segunda guerra mundial, porque lo que no se sabe en España, es que desde esos campos, se enviaba a los prisioneros a luchar en la vanguardia de los ejercitos de Hitler.
ResponderEliminarYa es hora que se sepa, que ante el mundo entero, en Hendaya Franco negó su ayuda a Hitler(una comedia) porque le prometíó que enviaría a los prisioneros de los campos de concentración y a los voluntarios que formaron la Division azul
Queramos o no todo esto forma parte de nuestro pasado histórico y quienes lo sufrieron no les quitan el dolor y el horror de sus seres queridos, porque ahora se intenten quitar las estatuas de Franco, o cambiar el nombre de las calles que hacen referencia a esa etapa... ¿pondrán alguna vez a una calle el nombre de un maquis? ¿o niegan que existieron y lucharon por sus ideales de libertad?
Por Extremadura he escuchado que había varios grupos escondidos, incluso hoy una anciana guardesa de una dehesa, me contó como el pueblo llevaba a su casa del campo, víveres para estos perseguidos. Si lees "La mujer del maquis" se pone el vello de punta.
Un saludo.
Ángeles
Gracias Cayetano, es la primera vez desde que estoy en la red, que oigo mencionar a estos hombres perdedores de la guerra.
Gracias a ti, Ángeles. Un testimonio muy interesante el que nos brindas.
EliminarUn saludo.
A toro pasado, la guerrilla fue un disparate estratégico que acabó en un desastre absoluto. Y, entre medias, los hombres, dejándose la vida en las sierras y en las aldeas. Dicen que los de La Nueve estaban convencidos que su próximo desfile sería en Madrid. No pudo ser.
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano
Un desastre. Algunos no tuvieron más remedio que echarse al monte porque los estaban buscando. Y De Gaulle no se implicó.
EliminarUn abrazo, Xibelius.
Los maquis resistieron como jabatos en las montañas esperando una ayuda para expulsar a los nacionales que nunca llegó. Y mientras el frío, el hambre, el miedo, esconderse, esconderse, esconderse de las batidas de la Guardia Civil y de los posibles traidores. Los enlaces se jugaban el cuello para mantenerlos con vida a riesgo de sus propias vidas. Por aquí, como supondrás, los hubo, escondidos en el monte a la espera de tiempos mejores, al igual que "topos", que hacían lo propio en pleno casco urbano, encerrados en vida tras un armario o debajo de una escalera, en un cuartucho húmedo sin luz ni agua, con temor a que un vecino sumara dos y dos y llamara a las autoridades. Duros tiempos aquellos.
ResponderEliminarUn saludo
Un saludo
Duros tiempos, en efecto. Me has recordado, al hablar de los topos, al personaje aquel de Los girasoles ciegos.
EliminarUn saludo, Carmen.
¡¡Fueron tiempos muy duros !!
ResponderEliminarLos enlaces fueron importantísimos y anónimos,
sin gloria pero con solidaridad y arrojo.
La madre d e una de mis mejores amigas fue enlace durante
la segunda Guerra Mundial, en Francia. Ella conducía a los aviadores aliados caídos, a través de las lineas alemanas a la resistencia, de hecho ella se unió a la resistencia después de saltar de un tren en marcha que la llevaba a los campos de Exterminio. Yo la conocí en Buenos Aires, tendrías que haber conocido su fuerza, su entereza, la vida que irradiaba....
Estaré atenta a la continuación
Un abrazo,
Muy fuertes tenían que ser estos enlaces. Mucha entereza y las ideas muy claras. Tiempos complicados y duros.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Gente valiente que luchaba por sus ideas y que gracias a esos enlaces podían sobrevivir. Siempre huyendo y escondidos en las montañas,esperando sin saber el resultado de esa espera. Tanto unos como los otros gente aguerrida y luchadora. Una época complicada y desconocida por muchos.
ResponderEliminarCayetano interesante entrada.Siempre es bueno saber cosas de nuestro pasado.
Besos
Puri
I
Gracias, Puri.
EliminarTiempos complicados, en efecto.
Saludos.
Hola Cayetano, paso a saludarte y espero que estés bien. He estado unas semanas ausente, pero todo se acaba y de nuevo comienzo a disfrutar de vuestras publicaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Conchi. Siempre se agradece verte por aquí.
EliminarUn abrazo.
Yo vivo en una zona de gran actividad guerrillera. Aquí la guerra civil duró veinte años más que en el resto de España. Por cierto, en mi tierra nunca se utilizó la palabra maquis. Eran simplemente los "escapados".
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano.
Gracias por esa estupenda aportación.
EliminarUn saludo, Nonsei.