Auto de fe celebrado en México
Continuación...
Comentábamos en una entrada anterior que en enero de 1570 una real cédula de FelipeII establecía formalmente la Inquisición en Lima.
Sin embargo, es de justicia señalar que en una real cédula posterior, dictada en 1575, y que se convirtió en ley, dispuso que los inquisidores apostólicos no procedieran contra la población india, cuyas faltas serían juzgadas y castigadas por los eclesiásticos ordinarios.
Comentábamos en una entrada anterior que en enero de 1570 una real cédula de FelipeII establecía formalmente la Inquisición en Lima.
Sin embargo, es de justicia señalar que en una real cédula posterior, dictada en 1575, y que se convirtió en ley, dispuso que los inquisidores apostólicos no procedieran contra la población india, cuyas faltas serían juzgadas y castigadas por los eclesiásticos ordinarios.
Al igual que ocurría en España, además de inquisidores, el Tribunal del Santo Oficio contaba con una red de informantes o delatores. Si se producía una acusación, la Inquisición tenía potestad para adoptar todo tipo de medidas, incluida la tortura, para verificar la información recibida. Las penas podían ser de prisión, multas, azotes, destierro e incluso la muerte. En todo caso, parece ser que la actuación del Santo Oficio en América tuvo un resultado mucho menos encarnizado que en España. Y que la pena de muerte se aplicó solo en muy contadas ocasiones.
En la mayor parte de los procesos, las penas estaban relacionadas con comentarios, blasfemias y críticas que podrían considerarse contrarios a la ortodoxia cristiana y se saldaban generalmente con la imposición de una multa, como aquella vez en Chile en la que un condenado vio que le abrían una causa por llegar a comentar que Dios no le "podía hacer más mal ni darle mayores penas en esta vida" que la reciente muerte de su esposa. Se consideraba una herejía poner en cuestión el poder omnímodo de Dios.
En Lima condenaron a uno por el atrevimiento de decir que Adán no tenía ombligo. Y eso que tenía lógica la cosa: según el relato bíblico, el primer hombre no nació de madre.
Otros casos, citados por José Toribio Medina :
El de "Juan de Alarcón, clérigo, de Salamanca, que repetía a las criollas en la confesión que eran hermosas y discretas y que no parecían nacidas en tierras del Perú, permitiéndose de cuando en cuando abrazarlas, fue desterrado del obispado del Cuzco y privado de confesar por tres años."
O el del soldado Gaspar del Peso, que "fue encausado porque habiendo sido acuchillado en una pendencia, exclamó, dirigiéndose a uno: «no quiero que Usted me vea, ni Dios tampoco.»
O el de Pedro de Villadiego, mercader, «que hablando en conversación con ciertas personas, vino a decir que estando una vez San Pedro en una taberna había pasado por allí Nuestro Señor Jesucristo y le había preguntado: «¿qué haces, Pedro?» y que le respondió San Pedro: «multiplicar», y que le dijo Nuestro Señor Jesucristo, «haz y vente».
O el de algunos frailes dados a la lujuria, como «Fray Juan de Aillón, de la Orden de nuestra señora de la Merced, natural de Palencia, en Castilla, sobre que en el acto de la confesión y fuera de confesión, solicitó a cierta mujer a que tuviese cópula carnal con él, y reprehendiéndole ella de lo que decía, y que quería tomar otro confesor, el reo la dijo que sería descubierto si tomaba otro confesor y la amenazó si lo tomaba. Asimismo, confesando a otra cierta mujer doncella en su monasterio en una capilla, estando la dicha mujer asentada de rodillas a sus pies, la trató de amores y la abrazó y besó, diciéndole muchas palabras lascivas torpes, y deshonestas; (...) y después muchas veces, viniéndose a confesar con él, tuvo con ella otras muchas torpezas, y luego la decía que confesase aquel pecado con él y que no lo confesase con otro, y la decía y persuadía que no le acusase, que le echaría a perder; y pasó con esta doncella en el acto de la confesión en diversas veces muchas cosas muy torpes y deshonestísimas."
La inmensa mayoría eran casos de este tipo.
O el de algunos frailes dados a la lujuria, como «Fray Juan de Aillón, de la Orden de nuestra señora de la Merced, natural de Palencia, en Castilla, sobre que en el acto de la confesión y fuera de confesión, solicitó a cierta mujer a que tuviese cópula carnal con él, y reprehendiéndole ella de lo que decía, y que quería tomar otro confesor, el reo la dijo que sería descubierto si tomaba otro confesor y la amenazó si lo tomaba. Asimismo, confesando a otra cierta mujer doncella en su monasterio en una capilla, estando la dicha mujer asentada de rodillas a sus pies, la trató de amores y la abrazó y besó, diciéndole muchas palabras lascivas torpes, y deshonestas; (...) y después muchas veces, viniéndose a confesar con él, tuvo con ella otras muchas torpezas, y luego la decía que confesase aquel pecado con él y que no lo confesase con otro, y la decía y persuadía que no le acusase, que le echaría a perder; y pasó con esta doncella en el acto de la confesión en diversas veces muchas cosas muy torpes y deshonestísimas."
La inmensa mayoría eran casos de este tipo.
Los siglos XVI y XVII fueron tiempos de máximo funcionamiento de la institución, que coinciden con los de mayor celo religioso. Luego, ya en el siglo XVIII, se inicia la decadencia del Tribunal, que culminó con su extinción a comienzos del siguiente siglo.
Bibliografía:
Por tanto lo mas recomendable para sobrevivir consistía en ser palmer@ y mud@.
ResponderEliminarRespecto a lo del pobre diablo de nombre Juan, sin palabras, mientras la carrrrne siga pegada a la osamenta ..... porque si me soltara...ay....cuanta pena, dolor y miseria. Y en estos momentos todo me sonríe...y ya de paso...que viva la ciencia y no decaiga su estimulo. (Obsérvese que no utilizo inmaterial término) Estamos inmersos en la materia y aunque comprenda los comportamientos basados en el desconocimiento, no puedo ni debo compartirlos.
Un saludo de 24 gradetes o más desde casa.
Eso pretenden las distintas "inquisiciones", que el personal aplauda o, mejor, que esté calladito y a ser posible que colabore.
EliminarEnvidia me das con esos 24 graditos mediterráneos. Disfruta tú que puedes.
Magníficos los dos artículos sobre la Inquisición en América. Te lo agradezco y felicito.
ResponderEliminarLa Inquisición continúa, va adoptando otras formas, el caso es que el poder dispone de una maquinaria fenomenal para controlarnos y actúa como le interesa, acalla cualquier voz crítica y aplica el castigo.
Salud
Francesc Cornadó
No te falta razón: los nuevos inquisidores se metamorfosean para pasar desapercibidos y actúan desde sus particulares "púlpitos" en nombre de algo grande, como la salvación nacional, el consumo compulsivo y esas cosas modernas.
EliminarUn saludo, Francesc.
Las amonestaciones me recuerdan a la escena del lapidamiento en "la Vida de Brian", y la mención al bacalao "por Jehová".
ResponderEliminarEs de imaginar que estos asuntos serian otra forma de recaudar dinero.
Un abrazo.
Has dado en el clavo: recaudación pura y dura, como ahora con las multas de tráfico.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
Madre mía, la de botellas que se tenía que haber bajado el tal Pedro de Villadiego en otra taberna. Menudo añadido al Nuevo Testamento!
ResponderEliminarFeliz tarde.
Bisous
Un chiste "irreverente", que dirían las beatas, castigado como si fuera un delito.
EliminarSaludos, madame.
Es curioso que publiques esta entrada precisamente hoy. El 8 de febrero de 1950 fue creado el Ministerio para la Seguridad del Estado, abreviado STASI, en la RDA. Los métodos de la STASI siempre me recordaron a los de la Inquisición, aunque según parece su creación se inspiró en modelos de la URSS.
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Pura coincidencia; pero, ahora que lo dices, parece hecho adrede. Terrible la STASI.
EliminarUn saludo, Ambar.
Aquel que fue acusado por decir que Dios no le podía causar más dolor que la muerte de su señora no saldría de su asombro. Lo que le faltaba al buen señor...
ResponderEliminarUn abrazo¡
Pero parece ser que no era políticamente correcto y le dieron dos collejas. ¡Qué sabrán los curas de amores de pareja!
EliminarUn abrazo.
Ahora ya no se quema ni se tortura en esta sociedad (en otras, si), pero la Inquisición de Lo Políticamente Correcto, o la ley de la manada de borregos, funciona a pleno rendimiento en la cultura occidental. Mas y mejor que en la etapa decadente de la Inquisición.
ResponderEliminarPor ejemplo, a ver quien dice que lo de los abusos a mujeres en Alemania es por no tener control de inmigrantes, o que no te crees el cambio climático, o que nadie nos cuenta nada de la violencia de mujeres contra hombres, o cosas similares. El que lo diga, arderá en la hoguera de la manada políticamente correcta. Que conste que no lo he dicho, que solo era un ejemplo, no tengo vocación de hereje socialmente chamuscado ;-)
Un saludo
Ahora se ha diversificado la oferta de inquisidores que desde sus respectivos púlpitos acusan implacables con su dedo. No faltan quienes demonizan contra todo aquello que otros obvian. Hemos mejorado en que muchos no se callan y pocos arden en la hoguera; aunque pueden vetar tu participación en algunos medios, ocupaciones y saraos.
EliminarEn este caso concreto, hago mía, más o menos, la frase de Voltaire: puedo no estar de acuerdo en lo que dices, pero defiendo tu libertad para decirlo.
Un saludo.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarComo comentas, la inquisición en América fue más ligth y creo que fue en parte a que muchas de las "culpas" fueron atribuidas a los indios y a ellos realmente se le amonestaban de forma leve. La de Cartagena de Indias, a la estaba adscrita la Provincia de Venezuela, tuvo muy poco trabajo. Algunas amonestaciones y multas y por supuesto torturas. He estado buscando datos, pero ha sido complicado. Mi bilbiografía está muy antigua (es de 1932) y está bastante deteriorada. De todas formas, leyendo por encima, aparentemente no hubo ninguna sentencia de muerte en ella.
Saludos
Parece que todos coinciden en que fue más suave allí que aquí. Y que casi siempre se quedó en eso: una forma de recaudar a través de las multas.
EliminarUn saludo, Manuel.
Me ha hecho gracia eso de que el padre Adán no tuviese ombligo, pues realmente no podía tenerlo, pero claro, supongo que eso le haría imperfecto a ojos de la Santa Iglesia.
ResponderEliminarSaludos
Eso de romper con "el cordón umbilical" de la Iglesia no podía tolerarse.
EliminarUn saludo, Dissortat.
Por lo que nos cuentas las acusaciones algunas veces eran risibles, pero claro quien era el guapo que contradecía a los inquisidores, porque lo del ombligo de Adán es de traca, esta claro que no lo tendría porque según dicen, no nació de mujer sino por obra de ese dios al que ellos admiraban .
ResponderEliminarUn gusto Cayetano leer estas cosas, el refrán de" nunca te acostarás sin....." en mi caso lo aplico de forma rotunda.
Un saludo
Puri
Los inquisidores tenían dos objetivos muy claros: controlar a la gente y recaudar a base de multas.
EliminarUn saludo, Puri.
En algunos casos los reos dan pena... Solían procesarles por asuntos menores que hoy sonrojan y que en otros tiempos podían ser motivo de traición. La lengua disparada a veces era motivo de reclusión, más que por las declaraciones en sí por lo que los oídos avispados de los vecinos o de los amigos jurarían haber escuchado.
ResponderEliminarUn saludo
Hoy llamaríamos a eso "presunción de culpabilidad". Eres culpable a menos que demuestres lo contrario.
EliminarUn saludo, Carmen.
Estimados amigos: como tengo activada la moderación de comentarios, me ha vuelto a ocurrir algo que ya me pasó alguna vez: dar a eliminar en vez de a aceptar. Esta vez ha ocurrido con algunos comentarios de Myriam. Lo siento. Mis disculpas.
ResponderEliminarHace unos años visitando un castillo coincidió que tenían una exposición de los aparatos de tortura que se utilizaron en la Inquisición. Pensé que conmigo hubiera sido un proceso rápido, con sólo verlos mi cerebro ya empezó a confesar todas las culpas posibles.
ResponderEliminarEn Santillana del Mar conocí un museo, otro en Aranjuez y otro en Garganta la Olla (Cáceres), pero este último era un montaje del ex alcalde, un "engañaturistas": había juntado cuatro cacharros típicos, algo de mobiliario y un par de instrumentos de tortura que posiblemente le fabricó un lugareño.
EliminarA mí me pasa como a ti: antes de que me toquen un pelo, confieso que maté a Prim.
Un saludo, Ana.
Qué entretenida entrada. Y como lo último que he leído ha sido el comentario de Ana María y tu respuesta, me he acordado que yo lo vi en Granada. También hubiera cantado, también...,como un ruiseñor y todo el repertorio.
ResponderEliminarUn saludo.
En los últimos tiempos han proliferado museos de estos por todas partes. No sé cuánto habrá de verdad y cuánto de invento o exageración. La Inquisición tenía sus tribunales específicos en pocos lugares. Uno muy famoso en España, para desgracia de los condenados, era el de Llerena.
EliminarUn saludo, DLT.
jajajaja el segundo comentario era para esta entrada pero me cayó en la primera parte, no importa.
ResponderEliminarY menos mal que el famoso Tribunal se extinguió...esperemos que no surjan otros, ni que nadie sea capaz de leer nuestras mentes, ultimo reducto propio y personal :-)
Un abrazo
Me lo imaginé. No te preocupes, allí está bien.
EliminarY el Tribunal también. Que no vuelva nunca jamás.
Un abrazo, Myriam.