Sexta obra de Ana María Férrin, a mitad de
camino entre la crónica urbana y su pasión por Gaudí. No es una novela. Son relatos con un nexo de unión.
Todo transcurre en poco más de un día.
Los episodios giran en torno a la plaza
donde se levanta La Sagrada Familia.
Por sus alrededores pulula toda una
variopinta fauna, –local y foránea- como si la plaza y el imponente edificio que
se alza en ella ejercieran sobre personas y animales un magnetismo especial,
algo así como un gigantesco y poderoso imán que a todos es capaz de convocar.
Y de esta forma nos encontramos con…
Un topo y su familia amenazada de
desahucio.
Un médico cirujano a caballo entre África
y Europa.
Un escultor japonés que unió su nombre al
de Gaudí.
Una aviadora que nos hace una “visita” a
Barcelona de “altos vuelos”.
El arquitecto cubano exiliado
voluntariamente, pero incapaz de romper el billete de regreso a su patria.
Una víctima de malos tratos, que
abandona su vida de esclava.
Gente venida a menos que hurga en los
contenedores de basura.
Expertos en conversar y amigos de comer en
buenos restaurantes de la zona.
El escritor que hace el amor con su amante
ocasional en un lugar poco apropiado, pero urgente y necesario.
Un compositor musical. Un artista que
antes fue presentador de televisión. Una dama de vida alegre por vocación.
Una periodista, un repartidor de butano, una
judía sefardí, taxistas.
Un profesor a punto de jubilarse...
Un profesor a punto de jubilarse...
Gente anónima que pasea sus miserias y sus
alegrías, también sus fantasías, sus recuerdos, sus añoranzas...
También un Gaudí incomprendido, hacedor de "cuevas de trogloditas" y de pasillos curvilíneos donde se deben sentir cómodas
sobre todo "las serpientes".
Y comprobamos que en las alturas no
solo están los ángeles, sino también albañiles trabajando.
Una escritora -de apellido Férrin- que nos
revela que el arquitecto catalán pudo usar la cama de hospital en la que murió
un paciente gitano de Mataró.
Y la inenarrable paz que nos invade cuando
por fin hemos sido capaces de poner punto final al libro que tantos meses nos
costó construir.
“¿Es la creación siempre un vicio
solitario?”
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Ana María es autora de otras obras, como por ejemplo: Gaudí, de piedra y fuego y Gaudí, la huella del genio.
Gracias Cayetano.
ResponderEliminarA ti, Emejota.
EliminarUn saludo.
Un autor que dedica su espacio privado para divulgar la obra ajena, es una persona generosa, además de muy seguro de sí mismo. Felicidades, Cayetano.
ResponderEliminarUn abrazo.
En mi caso, una persona agradecida por los buenos ratos que he pasado con la lectura de este libro.
EliminarUn abrazo, Paco.
Muy interesante el deambular de todos los personajes en torno a la Sagrada Familia, como me intriga leerlo, mañana mismo estoy en su busca, tambien quiero saber si está publicado el nombre del gitano de Mataró. Gracias Cayetano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Según nos cuenta Ana María, la autora, Gaudí murió en el Hospital de la Santa Cruz en la misma cama donde estuvo un tal señor Pubill, gitano de Mataró.
EliminarLa autora tendrá mucha más información que yo, que al fin y al cabo soy un simple lector.
Un abrazo, Conchi.
Posiblemente la creación sea un acto solitario pero dudo que sea un "vicio". Parece interesante el libro de Ana Mª Férrin, lo pondré en mi la lista de lecturas.
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Lo de "vicio solitario" es por una frase textual del libro. Cuando una persona es capaz de abstraerse tanto del mundo que le rodea, como Gaudí, la creación se convierte casi casi en una "droga" que no le deja apenas pensar en otras cosas.
EliminarUn saludo, Ambar.
Me lo "apunto", soy testigo de la "fauna" que pulula alrededor de la Sagrada Familia, y le sugiero a la autora que haga una prolongación dedicada al turismo que atrae a Barcelona la obra del Maestro.
ResponderEliminarCierto, Gaudí murio en el Hospital de la Santa Crúz por voluntad propia. Le indicaron al taxista que lo llevase al Hospital Clínico, pero el insistió en ir al de la Santa Cruz. Llevaba años visitando y haciendo compañía a enfermos sin recursos ingresados allí.
Siempre he admirado la humildad del Maestro. ¿ Podemos imaginarnos ahora a Calatrava visitando a indigentes en un hospital público ?.
Pues puede ser que el tal Pubill fuera un ancestro del rumbero Peret. Su nombre completo era Pedro Pubill Calaf, y tenia familia en Mataró.
Un abrazo.
Eso parece, que había alguna relación del gitano de Mataró fallecido con Peret, el de la rumba catalana. Le cantarían eso de " no estaba muerto, que estaba de parranda."
EliminarUn abrazo, Rodericus.
Gracias por la recomendación, Cayetano. Una sugerencia tuya (literaria también) siempre es acogida con total certeza y credibilidad. Por lo que leo, la obra está bien concurrida de personajes variopintos. A tener en cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es, Félix, una obra muy entretenida por la cantidad de personajes que aparecen.
EliminarUn abrazo.
Conociendo el buen hacer de la autora en su blog, estoy segura de que se trata de una magnífica obra inspirada en un tema que domina a la perfección.
ResponderEliminarFeliz tarde.
Bisous
Y de hecho, alguna vez en su blog ha incluido algún pasaje relacionado con esta obra.
EliminarFeliz tarde también, madame. Saludos.
Tiene buena pinta, lo anotaremos en agenda.
ResponderEliminarUn saludo.
Además tiene un buen montón de fotografías en color en su interior.
EliminarUn saludo.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarSeguro que estará interesante. Descubrí el blog de Ana gracias a que ella venia por aquí. Soy neófito en el tema y por aquí aprendo.
Saludos
Al final acabamos conociendo a la misma gente por las idas y venidas a los blogs de los amigos.
EliminarUn saludo, Manuel.
Ana es periodista, investigadora y, por encima de todo, como podemos comprobar en su blog, una escritora de primera categoría. De eso no me cabe ninguna duda y ahí están sus trabajos para demostrarlo. Sin olvidar su campechanía, su simpatía y su desprendimiento a la hora de tratarla en un mano a mano. De ello puedo dar fe.
ResponderEliminarUn saludo
Comparto contigo punto por punto tu opinión sobre la autora.
EliminarUn saludo, Carmen.
Por tu reseña, Cayetano, parece ser un libro
ResponderEliminarmuy interesante. Me lo apunto,
Un abrazo
Un libro que merece la pena.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Acabo de ser consciente de la abultada nómina de personajes que fueron introduciéndose en el texto a medida que transcurrían las 24 horas de la acción. Aunque en este caso todos tenían asignado su papel desde el principio, por ser historias reales cuyos generosos protagonistas aparecen –excepto dos- prestando su imagen a este reportaje novelado.
ResponderEliminarComo las de Pedro Pubill Calaf, “Peret”, y parte de su familia contando la vida de los Pubill, vecinos de Mataró desde hace siglos. Anécdota increíble que conocí siendo una adolescente y que nunca hubiese podido confirmar de no caer en mi mesa las Memorias del doctor Josep Trueta y lograr entrevistar a sus hijas.
Recibe mi agradecimiento a tu ventana, Cayetano.
Gracias a ti.
EliminarPor el abultado "elenco" de personajes, se aprecia que la obra está muy bien pensada.
Mi enhorabuena por ello.
Un saludo, Ana María.
Ana María no sólo es una autoridad en la materia, sino además una magnífica escritora, puedo dar fe de ello. Leer sus letras siempre es fuente de placer y enseñanza. Un saludo.
ResponderEliminarImposible para mí decirlo mejor que tú lo has hecho. Veo -y compruebo- que compartimos una opinión muy similar.
EliminarUn saludo, DLT.
Siempre has tenido buen gusto...
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por esa apreciación. Procuro afinar en la selección de lecturas. Y a este libro de Ana le ocurre lo que a alguno de los tuyos, que no cansa por tratarse de episodios distintos, aunque tengan algún nexo en común.
EliminarUn abrazo, Javier.
Interesante reseña.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Valverde de Lucerna.
EliminarUn saludo.
Por lo que nos cuentas en esta entrada Cayetano el libro tiene muy buena pinta, en estos momentos tengo dos libros de cabecera, pero intentaré buscarlo para mas adelante leerlo.Desconocía a esta autora pero si tu la recomiendas trataré de saber algo más sobre ella.
ResponderEliminarEs cierto que en los alrededores de las grandes catedrales siempre pululan gente muy variopinta, aquí en nuestra catedral de Santiago también los hay.
Saludos Cayetano
Puri
Las catedrales siempre tienen un halo de misterio que atrae.
EliminarUn saludo, Puri.