Pero el término Apocalipsis, además de su carga de amenaza
bíblica y destructora, también tiene otros significados: fin de una era, final
de viaje de un mundo que se presuponía estable y eterno.
¿Qué es lo que termina?
¿Tal vez esta civilización? Y aquí enlazaríamos
conceptualmente con el término de “decadencia”.
Aunque sería una "decadencia general" o "global".
Aunque sería una "decadencia general" o "global".
Nadie parece dudar a estas alturas que vivimos en un mundo
desquiciado, basado en el consumo compulsivo, en la competitividad, en la
escasez. Como dice Luis Racionero en
la introducción de ya un clásico en este asunto (1), “la idea de que no hay bastante para todos originó la paranoia
colectiva en que está basada la sociedad actual.” Y sigue argumentando que
el miedo a que nos quiten lo nuestro lleva a gastar fabulosas cantidades en
seguridad y en ejércitos. Y el mundo se construye en torno a la riqueza que la
sociedad es capaz de acumular. Se valora el ser rico, la eficiencia, la productividad,
el poder, el éxito…Y se dejan de lado otros valores más humanísticos, como la
creatividad, la solidaridad o el amor.
Según Erich Fromm
(2) esta forma de vida nuestra basada en el consumo nos lleva a una creciente
ansiedad y no nos hace felices. De hecho, los porcentajes de alcoholismo,
delincuencia y suicidios son síntomas de que esta sociedad no es feliz y está
enferma.
Según datos facilitados por la Organización Mundial de la
Salud (3), antes de que se iniciara la crisis financiera y mundial, entre los
países con mayor índice de suicidios se sitúan naciones ricas como Suecia,
Finlandia, Bélgica, Japón, Francia o Alemania. Y algo curioso, países mucho más
pobres que los citados, como Grecia, Guatemala, Honduras, Colombia o Egipto,
tienen -o tenían- una tasa mucho más baja.
Y en esta sociedad nuestra, con el fin de justificar a ultranza
el modelo socioeconómico que disfrutamos o padecemos, también se habla mucho de la libertad.
Hoy a muchos se les llena la boca con esa palabra, pero casi
siempre que hablan de ella lo hacen en términos económicos. Nos acordamos más
de Adam Smith que de Voltaire, por ejemplo.
La libertad económica. La del "laissez faire"
La libertad de los mercados, porque la del individuo no
existe.
La verdadera libertad es una quimera.
Desde que nace, el individuo no es libre, porque debe aceptar
una cultura vigente que se le impone como única y verdadera, unos ideales, una
forma de ver la vida desde una perspectiva “políticamente correcta”. Cuando
alguien osa proponer soluciones a los problemas actuales que se salen del guión
correcto, se le mira como a un bicho raro, se le critica o se le tacha de
“marginal” o “revolucionario”. Se vuelve un personaje incómodo al que se estigmatiza y se le tiende
a excluir de columnas de opinión y de tertulias, porque el sistema ha trazado unas
líneas rojas que nadie debe traspasar.
Pero la pregunta es ¿puede mantenerse mucho tiempo más un
mundo basado en la competitividad, en el consumo desaforado y en el lucro? ¿Es
sostenible, naturalmente hablando, un planeta cuya meta es la producción y el
consumismo ilimitados, cuyo método para conseguirlo es la destrucción y el
deterioro del medio que habitamos?
¿Será esa la señal inequívoca de que nos vamos acercando al
verdadero apocalipsis?
______________
(1) Luis Racionero, Ensayos
sobre el apocalipsis. Kairós. Barcelona, 1973. Pág.13.
(2) Erich Fromm, Op. Cit. Pág. 29.
(3) Datos de la OMS recogidos en http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_tasa_de_suicidio
Para mi la sociedad actual se encuentra en el mismo estado de aburguisamiento, pasividad y vivir de las rentas en que se encontraba la sociedad romana al poco de su caida en poder de los bárbaros procedentes del norte y el oriente. Aquellos romanos habían olvidado el significado del esfuerzo y el espíritu guerrero de sus padres y abuelos que les habían llevado a dominar el mundo, justo lo mismo que la juventus actual, acostumbrada a tenerlo todo sin el más mínimo esfuerzo, una sociedad de ni-nis voluntarios (que prefieren vaguear a sacarse una carrera o a jugar a la videoconsola antes que levantarse a las 7 para ir a trabajar aunque sea por 500 €)...¿estamos ante el fin de la sociedad occidental? esa sociedad que fue puntera y que lucho por los derechos de los que hoy disfrutamos...muy probablemente
ResponderEliminarCarolvs: en efecto se habla mucho de la tercera generación, la que tuvo abuelos luchadores, más tendente a que se lo sigan dando todo hecho. Es un problema de sus padres que los han educado en no privarles de nada. Así que tampoco valoran nada. Pero no son todos. Los hay,afortunadamente, que sí son luchadores, como lo fueron sus padres y abuelos. pero han de mamarlo en casa.
ResponderEliminarUn saludo.
Estoy totalmente de acuerdo con todo el post. Pero una pregunta me intriga desde hace tiempo: ¿todo lo que citas es sólo consecuencia de esta civilización o - lo mas inquietante- es consecuencia de que el ser humano es así, independientemente de la época histórica o de cualquier civilización?
ResponderEliminarPor mi parte, me inclino hacia la 2ª opción sin descartar la primera, además de que los humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor.
Saludos, Cayetano
Carlos: posiblemente sea un mal intrínseco de la propia humanidad. El problema añadido ahora es que somos demasiados en el planeta, consumimos más, contaminamos más, deterioramos el medio más. Y antes era más llevadera la cosa.
ResponderEliminarUn saludo.
Es muy cierto cuanto dices, Cayetano. Y la prueba de que no son los bienes los que dan la felicidad es ese mismo ejemplo del que hablas de la estadística de suicidios anteriores a la crisis. El egoísmo, el YO, es el que destruye la armonía de la vida. ¡Muy bueno!
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que vivimos en una sociedad falta de valores, los mismos que nuestros padres y abuelos trataron de transmitirnos y que en menos de una generación hemos tirado por la borda.
ResponderEliminarSaludos
Me he acordado de unas palabras de Carl Sagan, quien señaló que ocultar verdades incómodas es algo propio de la religión o la política, y radicalmente opuesto al pensamiento científico.
ResponderEliminarTiene toda la razón Luis Racionero, (a quien cabo de conocer a través de tu blog). El cambio que necesita la sociedad están en la ciencia, el humanismo y el arte, que son precisamente lo que se llevan intentando cargar desde hace mucho tiempo (o al menos, intentan ponerlos a su servicio), para allanar el camino a la avaricia.
Qué penica.
Una entrada que invita sin duda a la reflexión. Estamos ante una gran crisis de valores,hemos perdido de vista lo que de verdad importa, y lo peor es que las generaciones que nos siguen tan sólo tienen como referencia el poder del dinero y como meta el consumo que de su posesión se pueda derivar. Algunos hemos conseguido trasmitir a nuestros hijos el valor del esfuerzo,del trabajo, del propio respeto...pero serán ellos capaces de trasmitirlo a los suyos, podrán luchar contra viento y marea para conseguirlo..
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Me acuerdo mucho de unas palabras de José Luis Sampedro; o paramos por la razón o parararemos por la catástrofe... pues nada, se ve que tendrá que ser por la catástrofe
ResponderEliminar:(
Francisco: me imagino que con la crisis habrán cambiado alguno datos estadísticos; pero está claro que no es más feliz el que más tiene.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier Sanz: se nos suele olvidar quiénes somos y de dónde venimos. He visto algunos ejemplos de egoísmo y despilfarro que claman al cielo.
ResponderEliminarUn saludo.
El tuyo es todo un argumento filosófico y, a estas alturas, creo que, visto desde tu óptica crítica, podríamos replantearnos un sinnúmero de otros términos que engloban conceptos que no sé si deberíamos también revalorizar, por ejemplo, de tu texto, además del de "libertad", me plantearía que es hoy en día ser "rico" o "pobre"...o qué implicaría ser "civilizado"? o ser "humano"? o "creativo"? o "amoroso"? Nietzsche se haría un festín con esto que te escribo! Interesante artículo, Cayetano! Un abrazo.
ResponderEliminarLa Fuensanta y el Antón: y lo decía Racionero en ese libro hace ya cuarenta años.
ResponderEliminarUn saludo.
Ámbar: es muy importante lo que dices, vital diría yo. Tenemos una responsabilidad enorme con la educación y el ejemplo que demos a nuestros hijos, ya que la sociedad globalmente valora otras cosas, porque sólo pretende formar buenos y obedientes consumidores.
ResponderEliminarUn saludo.
Si me permites un comentario sobre una cuestión secundaria, creo que el índice de suicidios tiene más que ver con la edad media de la población que con la renta per cápita.
ResponderEliminarUn saludo.
Adra: la humanidad no escarmienta nunca. Es nuestro sino.
ResponderEliminarUn saludo.
Patzy: replantearnos todo es algo tremendamente humano y racional.
ResponderEliminarUn saludo.
Nonsei: según los datos consultados el total de suicidios está basado en el número total de suicidios divididos por la población total, no ha tenido en cuenta otras variables a excepción del sexo.
ResponderEliminarUn saludo.
Poe un lado decirte que el cuadro me encanta por la cantidad de secretos que esconde.
ResponderEliminarY sí amigo es el fin de una civilización en la que o evolucionamos a mejor o nos destruiremos en el momento que el agua comience a escasear ya que será el detonante que nos llevará al Apocalipsis.
Un abrazo
Senovilla: el agua, el hambre, las injusticias, la degradación del medio... son grandes retos que o los solucionamos o esto tiene fecha de caducidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Una reflexión que comparto contigo.
ResponderEliminarUna muestra de la decadencia que vivimos, es que el gobierno, quiere volver al mismo modelo que nos llevó a la crisis...Esto significa que carecemos de ideas para seguir evolucionando.
Ya sabemos que todo tiene su ciclo de vida. Posiblemente estemos asistiendo a los últimos de esta forma social que vivimos.
Saludos Cayetano
No es necesario proponer soluciones diferentes para que te miren como bicho raro y te marginen; es suficiente simplemente con saltarse uno o dos de los cientos de cánones de consumo impuestos hoy en día. Hace poco leí que un estudio reciente demostraba que quienes no tenían perfil de Facebook eran mentes tendentes a ser psicópatas... Lo más triste es que la mayoría del rebaño se lo cree, y al que no tenga esa u otra red social, le miraráb y dirán: "Mira, ahí va el psicópata".
ResponderEliminarMe hace gracia, sobre lo del consumo, un anuncio que hay ahora de no sé que compañía telefónica que ofrece una tarifa para renovar el móvil todos los años, por el 'placer que sientes al cambiar de smartphone'. Así, a algunos con más resistencia y a otros con menos, pero al final a todos, nos van creando falsas necesidades pero que al final acaban siendo reales...
Interesante entrada, Cayetano. ¡Un saludo!
Muy cierto. El materialismo es cada vez mayor, y nos hemos convertido en esclavos del dios Dinero. Evidentemente no es ahí donde reside la felicidad, y, sin embargo, el hombre continúa persiguiéndolo absurdamente, como si creara adicción. Es como una rueda que no puede dejar de girar, y de la que no nos permiten salirnos. ¿Se podrá al final?
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
Manuel López: coletazos de una época difícilmente sostenible.
ResponderEliminarUn saludo.
Pedro Manuel: te marginan si te empeñas en vivir fuera del rebaño. Sölo quieren consumidores obedientes.
ResponderEliminarUn saludo.
La Dame Masquée: dudo mucho que seamos capaces de salir de ese círculo vicioso, por lo menos a nivel colectivo.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenos días, Cayetano:
ResponderEliminarMe parece que esta idea de que vivimos en una sociedad que ha perdido sus valores se ha dado siempre, generación tras generación. ¿Es que acaso desde que el mundo es mundo, no se ha hablado de cómo cambia el lenguaje, siempre para peor? Cabe imaginarse todo lo demás... (Esta reflexión está muy bien desarrollada en "Midnight in Paris" de Woody Allen).
No sé si seremos mejores o peores personas que los que nos precedieron, me parece que pueden cambiar los medios, la organización de las sociedades, etc., pero las personas seguimos siendo tan parásitos como siempre, por mucho que siempre haya un justo en Sodoma...
Un saludo.
Anónimo Castellano: estás en lo cierto. No te falta un ápice de razón, pero hay una diferencia cuantitativa. Ahora somos muchísimos más en el mundo y tenemos una capacidad mucho mayor para cargarnos nuestro entorno. Si fuéramos pocos a contaminar y destruir esto sería mucho más llevadero.
ResponderEliminarUn saludo.
Estoy absolutamente segura de que aquellos que menos tienen son más felices porque no tienen miedo a perder más que la propia vida. Los occidentales vivimos en el miedo perpetuo a no triunfar, a tener menos que el vecino, la envidia nos carcome y el dinero nos sirve como vehículo para mirar por encima del hombro al resto de nuestros semejantes. Somos esclavos de nuestra imagen y no valoramos lo más importante: la familia, la felicidad, la naturaleza, las pequeñas cosas.
ResponderEliminarUn saludo
Carmen: has dado en el clavo. No valoramos lo realmente importante.
ResponderEliminarUn saludo.
La crisis de valores actual, que la hay, no es exclusiva de estos tiempos. Como he leído, en tiempos de Roma, sucedió; más veces después también. Lo que puede ocurrir es que el desarrollismo y consumismo impuesto por la sociedad de una especie que cree ser la dueña del mundo, un mundo cada vez más pequeño, podría llevarnos a la sutodestrucción.
ResponderEliminarOjalá no sea así.
Un abrazo.
DLT: claro. El problema es que cada vez somos más y contaminamos más, es decir, destruimos esto muy deprisa.
ResponderEliminarUn saludo.
Me has dejado mal cuerpo, no porque no lo haya pensado en otras ocasiones, sino porque ahora constato que el mundo camina hacia su autodestrucción, gastando y consumiendo más de lo que se tiene pero a la vez con un mundo lleno de desigualdades, con hambrunas y pobreza, aunque tengo la esperanza de que el futuro sea mejor, sino será la apocalipsis o la decadencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Valverde de Lucerna: la única manera de no llegar al desastre empieza por ser consciente del problema.
ResponderEliminarUn saludo.
No nos dejaran caer en el espanto de la degradaciòn social, somos sus consumidores. nos necesitan y nos mantendràn aunque sea a duras penas.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Fus: eso quiero pensar yo, salvo que la cosa se les escape de las manos como ha pasado ya tantas veces en la historia cuando ha sucedido lo imprevisible. Nunca se sabe. Y esta humanidad nuestra mantiene un gigante con pies de barro.
ResponderEliminarUn saludo.