domingo, 26 de octubre de 2025

Los nenes franquistas



Solo los que ya tenemos una edad podríamos añorar aquellos tiempos vividos, pero no por el franquismo, sino porque éramos jóvenes, de niños jugábamos mucho en la calle, y ya de adolescentes íbamos a la universidad, teníamos salud, conocíamos chicas o chicos, nos enamorábamos…


Pero no me cabe en la cabeza que chavales de hoy, con toda la libertad y poder adquisitivo que tienen, puedan pensar que aquello era mejor que esto.

Si hubiera una máquina del tiempo me llevaría a esos chicos ignorantes a aquellos años terribles de privaciones y silencio, años grises y tristes, en blanco y negro como en el Nodo. No soy un sádico que desee mal a nadie, solo me los llevaría una temporada,  como a Mr. Scrooge del cuento de Dickens, para que miraran y compararan.

Qué "bien" se vivía en los años 40 y 50…

sin derechos ni libertades, con cartillas de racionamiento, con miedo a ser detenidos arbitrariamente y con miles y miles de compatriotas nuestros emigrando a Suiza y Alemania para quitarse el hambre, porque en España se pasó hambre.

Qué bien lo pasábamos en el colegio en los años 60...

Sí, muchos sufríamos castigos físicos, aguantábamos cantos patrióticos o religiosos, éramos adoctrinados obligatoriamente en la religión católica, y no podíamos opinar nada, ni de religión, ni de política, ni quejarte de los malos tratos...  Si los maestros te daban un par de collejas, en casa no decías nada porque te podrías llevar alguna más:

"Algo habrás hecho", era lo que se decía normalmente.

-A fulano le han fusilado.

-Algo habŕa hecho.

Había en algunos centros educativos métodos humillantes, como ponerte orejas de burro, castigarte con los brazos en cruz y de rodillas...

Qué bonito es que en un viaje nocturno en tren le pidan a tu madre delante de ti el permiso del marido para viajar "sola" o con los hijos. Algo que se me quedó grabado para siempre. Yo tendría ocho o nueve años.

En aquellos tiempos se pasaba de la tutela del padre a la del marido, qué bien lo pasaban las mujeres cuando no podían trabajar ni abrir una cuenta bancaria sin permiso de su esposo.

¿Y los que no eran heterosexuales? Los homosexuales lo tenían crudo, tenían que disimular su condición si no querían que les dieran una paliza o les aplicaran la ley de vagos y maleantes.

¿Y los que tenían otras creencias religiosas? Pues ajo y agua. Solo estaba permitida una religión, la oficial. Y las demás como si no existieran.


¿Y la mili obligatoria? Para muchos, entre los que me cuento, era un secuestro legal. En mis tiempos no había objeción de conciencia. Ibas a la mili o al calabozo.

Qué bien lo pasábamos durante el período de instrucción, abandonando estudios o trabajos, reptando bajo las alambradas con todo lleno de barro, haciendo instrucción o maniobras bajo la lluvia, fregando perolas y centenares de platos cuando te tocaba cocina, haciendo guardias, aguantando insultos y vejaciones por parte de los mandos, perdiendo un tiempo precioso de tu vida mientras servías a la patria retirando escombros de la casa del teniente, que había pensado hacer reforma en su casa a costa del trabajo gratuito de los soldados. Y esto lo digo porque lo sufrí en carne propia. Igual que de niño sufrí en carne propia la bofetada que me soltó el cura aquel, que me tiró al suelo y “se me aflojaron los esfínteres” meándome patas abajo.

Pues nada, ya que parece que la máquina del tiempo no funciona, invito a todos esos chavales a informarse por su cuenta un poco, a que lean e investiguen sobre lo que fue la España franquista, la inmensa suerte que tienen de no haberla padecido, y a no creerse siempre las mentiras del amigo falangista, o del vecino ultracatólico, o del pariente que vota a la derecha extrema.


21 comentarios:

  1. Donde se informan estos chavales, no se habla de nada de eso, esa es a raíz del problema, están desinformados, o mal informados. Los maestros te daban un par de collejas, y acuérdese de la palmeta del profesor para castigar al alumno.
    Saludos.

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    1. El que lo probó lo sabe, que diría don Lópe.
      Saludos.

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  2. No pueden saberlo, Cayetano, como no puede perdonar aquel a quien no le han hecho nada. Han de pasarlo.
    Mira, Cayetano, hay un problema serio, al igual que los padres que sobreprotegen a los hijos y los hacen frágiles y a la primera de cambio les coge un trauma cuando las cosas se tuercen, al igual, digo, se actúa ahora desde el gobierno.
    Me explico: El "sino se me vota a mí vendrá la ultraderecha y veréis", es secuestrar, guste o no, lo que tarde o temprano pasará. Soy partidario de que venga la derecha y todo lo demás, que no será poco, es así que se verá lo que es, y al menos tendrán noción de lo que fue.
    Y dentro de una generación, ya volverá la social democracia, con más fuerza si cabe, pero para eso antes ha de ver que es lo que era aquello.
    Un saludo
    Salut

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  3. Cayetano:
    muy buena la entrada de hoy, como siempre.
    Gracias.
    Salu2.

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    1. Gracias. Hoy me salgo del tono habitual pero me apetecía hacerlo.

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  4. Los chicos de hoy día, tienen sus problemas, sus alegrías y pesares. No están para que les cuenten "batallitas", del pasado. Es lo que veo en mis nietos, que van desde los 25 años a uno y medio .El bebé sólo le interesa el biberón y las galletas, jejeje
    Saludos.

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    1. Tienes una buena colección de nietos. Enhorabuens. No te debes aburrir mucho.

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  5. No entiendo como se ha podido llegar a esta situación tan lamentable y preocupante.
    Saludos.

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    1. Yo tampoco. Algunos chicos deben ver en esto un acto de rebeldía frente a la realidad política.

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  6. Muy buen artículo Cayetano. Poniendo de manifiesto lo que ocurría y que muchos jóvenes de hoy ni siquiera conocen porque no se lo ha contado su entorno o no se lo han explicado en el colegio. Tú que conoces muy bien el sistema educativo sabes que cuando se ha pretendido enseñar en valores (esos sí, universales) siempre ha habido y hay quien dice que es adoctrinar. Y para adoctrinamiento la religión (por supuesto católica, como toda la vida) que continúa, (como en ningún otro país de Europa) en el currículo de nuestras enseñanzas.
    Estos nenes desinformados deberían leer algunas cosas de provecho como tu artículo y sobre todo habría que hacerles una inmersión de unos cuantos días en eso que tanto añoran. Veríamos lo rápido que saldrían corriendo.

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  7. Era la posguerra. Yo nací en los sesenta y todo eso ya había pasado. Un beso

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    1. Los que nacisteis en los 60 tuvisteis más suerte. Os pilló la adolescencia con el tío Paco ya fallecido. Eso que ganasteis.

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  8. Quizá todos tenemos una parte de culpa en esta desinformación de los jóvenes por haber querido pasar página, olvidarnos de aquellos negros tiempos y mirar para adelante pensando que no van a volver. Pero han vuelto, están a un paso, y la única esperanza es que sabemos que los jóvenes no suelen votar, pues si por ellos fuera, tendríamos pronto en el gobierno al tipo ese de las chaquetas dos tallas menos

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    1. Que no te quepa ninguna duda. Estamos condenados a repetir los mismos errores. La maldición de Sísifo. No aprendemos.
      Un saludo.

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  9. Has hecho una buena fotografía de aquellos tiempos. Yo también los viví y no entiendo que haya jóvenes que añoren aquella época, precisamente los que nunca han gozado de tanta libertad como ahora. Un saludo.

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    1. Sí, parece contradictorio. Pero el desconocimiento es muy suyo.
      Saludos.

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  10. Nací a primeros de los 60 pero en mi casa no se bendecía la mesa ni se comulgaba con las ideas impuestas. Mis hijos tienen claro la vida que se sufrió en esa época que narras y a mis nietos cuando preguntan, se les abren los ojos para que nadie pueda engañarles.
    Un abrazo

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    1. Claro. Cada uno hace lo que puede a nivel familiar. Otra cosa es lo que pase en otras familias o en otros ambientes.
      Un abrazo.

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  11. Desde luego, quienes no vivieron esos años los mitifican desde la ignorancia. Yo no volvería a aquellos años, en mi colegio de monjas todo era penoso y el trato a las alumnas variaba según la procedencia familiar. Viví el final del franquismo en mi adolescencia y lo que recuerdo es un paisaje triste y gris. En fin, quienes dicen añorarlo, no resistirían ni dos días.
    Abrazo

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