De joven me gustaba ir de campamento.
Lo pasaba bien junto a mis compañeros con los juegos y las canciones de noche junto a la hoguera.
También jugábamos a ser soldados.
¿Oyes el redoble del tambor? Me decía un monitor joven. ¿No se te eriza la piel de la emoción?
Algo después, ya mayor, cumplí con mis obligaciones militares.
Algunos de mis compañeros disfrutaban con las maniobras y los ejercicios de tiro.
Nos entrenábamos para ser soldados.
¿Oyes el redoble del tambor? Me decía un instructor joven. ¿No se te eriza la piel de la emoción?
Cuando estalló la guerra yo andaba ya en la treintena.
Hubo gente de mi edad que disfrutaba limpiando el fusil y disparando al enemigo.
Éramos soldados y debíamos ganar la guerra.
¿Oyes el redoble del tambor? Me decía un oficial joven. ¿No se te eriza la piel de la emoción?
Acabé tullido, sin las dos piernas, y en una residencia para soldados heridos en combate.
Tras la comida nos instalábamos en el salón y los internos jugábamos a las cartas o al dominó.
Aquel día en la tele ponían una película sobre la batalla del Marne.
¿Oyes el redoble del tambor? Me decía otro tullido desde su silla de ruedas.
¿No se te eriza la piel de la emoción?
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Redacté el texto pensando, como música de fondo, en la versión instrumental de Down Under, de Colin Hay. Ayuda a marcar el paso al desfilar.
Lo malo es que viendo lo que se ve, no se cambie de música.
ResponderEliminarSalut
Hay gente pa tó.
EliminarUn saludo, Miquel.
Forrest Gump también lo explica muy bien en su simpleza: “Pues… yo solo puedo decir una cosa sobre… la guerra de Vietnam. A veces, cuando las personas van a Vietnam, vuelven a casa con sus mamás sin piernas. A veces ni tan siquiera vuelven a casa. Eso es algo malo. Y Eso es todo lo que tengo que decir al respecto”. Esas fueron sus palabras jamás escuchadas porque le apagaron el micro.
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano.
Un sabio este Forrest Gump.
EliminarSaludos, Carolus.
Se agradece ,iniciar la semana con esta banda y su música marchosa .
ResponderEliminarA mi ,con esta música me bailan los pies, y eso que estoy sentada...
Me figuro desfilando...no cabe duda que es genial.
Feliz semana: dicen que la felicidad es cosa de la publicidad.
Pues publicitemos :pocas cosas son auténticas, la cuestión es no aburrirse...
Un abrazo.
Y eso que la canción de Colin va de coña.
EliminarUn abrazo, Bertha.
Terrible, a mí se me eriza la rabia con tanto tambor, con tantas armas y con tanta exaltación patriótica.
ResponderEliminarSalud
Las emociones no deben regir nunca el entendimiento, salvo para hacer poesía o pintar. Y sin pasarse.
EliminarUn abrazo, Francesc.
A mi se me eriza la piel pensar en los inocentes que van a una guerra convencidos de que a lo que van es matar al enemigo, cuando este es igual que él de inocente.
ResponderEliminarun relato que eriza la piel Cayetano.
Un saludo
Puri
Muchos jóvenes idealizan la bandera o la causa por la que luchan.
EliminarSaludos, Puri.
Se me acaba de borrar un extenso comentario en el que relacionaba la tamborrada de Calanda, Obelixy Antonio Escohotado a Espinosa!
ResponderEliminarAlegre esa musiquita que nos ofreces
Esas fatalidades ocurren de vez en cuando. Qué le vamos a hacer.
EliminarSaludos, Emejota.
A la guerra hi varen anar
ResponderEliminardeu mil homes, deu mil homes
a la guerra hi varen anar
i cap d'ells va tornar.
és un fragmento de un largo poema anti bélic, anti guerra, anti tambores, porque los tambores siempre son de guerra.
Si no los toca el baterista, hay guerra seguro.
EliminarSaludos, Francesc.
Un texto muy logrado. El patetismo humano siempre huele a épica y, por lo tanto, a pólvora en los tiempos modernos. Hemos visto algunas películas con tema militares de vuelta de Vietnam hechos una mierda. Muchos integraron movimientos de resistencia antimilitarista, otros han seguido emocionándose con el redoble, la trompeta o los desfiles. Pero siempre me he preguntado por los vietnamitas mutilados, de ellos ¿qué sabemos? Paradojas.
ResponderEliminarA mí solo me emocionan los redobles si hay detrás de ellos un buen baterista, como Simon Philips o Ginger Baker.
EliminarSaludos, Fackel.
Muy bueno el relato. Al paso que vamos cualquier dia no se nos va a erizar la piel, quedaremos sin ella. Estamos gobernados por locos y acabaremos mal...
ResponderEliminarSaludos
Sí. Y la locura es sumamente contagiosa.
EliminarUn saludo, Jose.
Que fanatismo
ResponderEliminarQue se vayan con la música a otra parte, leñe
Besos, Cayetano
Si al menos fuera música de verdad...
EliminarUn abrazo, Arantza.
Muy bueno tu relato, Cayetano. Triste... Como la guerra, como la realidad de misma...
ResponderEliminarLau Scoccimarro.
Gracias, Laura.
EliminarUn abrazo.
La música que espero y deseo es la de la destrucción masiva de todas las armas.
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano.
Esa es la mejor. Aunque me temo que la especie humana no tiene remedio.
EliminarUn abrazo, Paco.
Sería interesante saber la última respuesta.
ResponderEliminarPorque se diga lo que se diga, la piel se eriza según quien toque el tambor.
Saludos.
Hay muy buenos bateristas que tocan los tambores de maravilla.
EliminarUn saludo.
La guerra no tiene nada de heroico. Los hombres mueren, quedan tendidos en el campo de batalla, muertos o heridos, con terribles secuelas psíquicas y físicas. Las grandes cargas y los aspectos tácticos son para las las crónicas y las leyendas.
ResponderEliminarSaludos
Pues sí. La gloria se la llevan otros.
EliminarUn saludo, Carmen.
La guerra es un misterio por eso está entre nosotros desde que apareció la civilización, les recomiendo el libro que estoy leyendo La Guerra, cómo nos han marcado los conflictos de Margaret Macmillan historiadora canadiense , buen post , buena música . Un abrazo
ResponderEliminarSí. Parece que la historia de la humanidad siempre ha consistido en darnos de palos los unos a los otros.
EliminarSaludos.
Un relato que eriza la piel Cayetano.
ResponderEliminarEstuvimos en guerra.. Seguimos en guerra... Y el redoble de tambor, no me eriza la piel...
O será que quizás no lo veamos como guerra...
Saludos
Será. A mí solo me gusta el redoble del tambor dentro de las bandas de música.
EliminarUn saludo.
Me ha impresionado, no sé parece en nada a lo que acostumbras a escribir, falta la ironía y el puntito de humor. En esta ocasión no hay sitio para eso. Triste que haya que recordar lo que son las guerras. Un abrazo, cayetano.
ResponderEliminarSí. No es mi estilo habitual. De vez en cuando voy y me pongo serio.
EliminarUn saludo, Valverde de Lucerna.
Muy buen relato. Emociona 😜 la estupidez humana de quienes aman la guerra. 🤔 Besotes
ResponderEliminarSí. Hay gente para todo. Algunos creen que se soluciona algo con la violencia y la muerte.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Lo malo de las guerras, y no es lo único malo, es que en ella mueren quienes no las inician.
ResponderEliminarUn saludo.
Gente de usar y tirar. Al frente se va a morir por los intereses de otros.
EliminarUn saludo, DLT.
Demoledor, los seres humanos no tenemos arreglo. REpetimos siempre lo mismo pero a las guerras solo van los de abajo por los siglos de los siglos.
ResponderEliminarAbracines utópicos.-
Los que las organizan no van al frente de batalla.
EliminarUn abrazo, Irma.