Los que lo conocieron personalmente aseguran que Eusebio Castedo era un hombre serio, taciturno, poco dado a relacionarse con los demás. Decían de él que le gustaba la soledad y que era, por naturaleza o tal vez por vocación, de marcado carácter pesimista, antipático y tendente a la depresión.
Para
los que tuvimos la suerte de contarle entre nuestros amigos virtuales,
aficionados a las redes sociales, teníamos una imagen de él diametralmente
opuesta: era divertido, ocurrente, siempre dispuesto a la broma, a los
equívocos, a los juegos de palabras. Nos saludaba cada mañana desde su página
de facebook con alguna imagen divertida, con algún pensamiento atrevido, con
algún comentario jocoso. Siempre sacaba punta a cualquier cosa. En definitiva,
nos solía alegrar el día.
Por
eso, nos quedamos de piedra cuando recibimos aquel mensaje colectivo todos los
que estábamos en su lista de contactos:
Eusebio Castedo ha fallecido a la edad de 67 años.
El entierro tendrá lugar, mañana día 3 de noviembre,
a las 11 de la mañana, en el cementerio de San
Isidro de Madrid.
Hasta ese momento, el difunto permanecerá
en el tanatorio de Marqués de Vadillo.
Se
conoce que algún familiar, que conocía las aficiones de Eusebio, se tomó la
molestia de coger su móvil y comunicarnos el triste suceso.
De
no ser porque muchos estuvimos en el sepelio, acompañando a sus familiares,
podríamos pensar que era otra broma de las suyas; pero no. Yo mismo tuve la
oportunidad de verle en su ataúd, de cuerpo presente, a través de un cristal,
todo rodeado de coronas, enviadas de aquí y de allá. Eusebio Castedo había abandonado realmente
este mundo para siempre.
Estuve
en el tanatorio y en el cementerio al día siguiente. De no haber estado en
ambos sitios, podría albergar alguna sospecha sobre su muerte, pero estuve
allí. Insisto. Pude ver su rostro lívido tras la mampara, dentro de la caja, el
ataúd, las flores, sus familiares compungidos… Y luego cómo lo depositaban en aquel
hoyo, la losa encima, etc.
Por
eso, un escalofrío recorrió mi espina dorsal, mientras sentía que todo el vello
disponible del cuerpo se me erizaba cuando, al regresar a casa tras el
entierro, y visitar aquella noche mi página de facebook, pude comprobar cómo
entre los que le habían dado al “me gusta” de algo que hacía unas pocas horas
había publicado, figuraba el
fallecido. No puede ser, pensé. Debe ser
una equivocación. Tal vez otro con el mismo nombre. Algún bromista. Nervioso
como un flan pinché en su nombre que servía de enlace y me catapultó a su
página, a su biografía, con su foto… Era él.
Eusebio
Castedo falleció oficialmente a las tres de la madrugada del día 1 de noviembre de 2020, fue enterrado el 3 por la mañana y le dio al
“me gusta” después de las cuatro de la tarde de ese día. ¿Cómo era
posible? ¿Qué estaba pasando?
Mientras
estupefacto asistía a tamaño prodigio, en la radio una canción de Peret
decía:
Y no estaba muerto, no, no; y no estaba muerto, no, no.
Y no estaba muerto, no, no. Estaba tomando cañas, leré leré.
No estaba muerto, estaba de parranda.
No estaba muerto, estaba de parranda.
A
partir de ese día el difunto no volvió a tener actividad en las redes; aunque
el “me gusta” seguía ahí, inamovible.
Y es que algunos tienen una extraña manera de despedirse.
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Texto publicado originariamente en lacharcaliteraria.com
¡Ahora sí que estoy perdido! Si se trata de un alejamiento temporal, que lo disfrute. Si acaso es un para siempre atípico, descanse en paz. En todo caso, deja tras de sí su estela de guiños e incertidumbres.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dejamos un espacio al misterio.
EliminarUn abrazo, Paco.
Difícil, no cuadran las fechas ni las horas, ¿o es qeu fallan las redes? Sí, las redes siempre fallan y Peret siempre tiene razón.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Va a ser que fallan las redes. O que el muerto es un tipo la mar de divertido.
EliminarUn saludo, Francesc.
Magnífico relato. De cómo un “me gusta” nos lleva de parranda , jugando con las fechas!
ResponderEliminarSegún las leyes de la materia aquel último “me gusta” podría ser obra del autor de su esquela! Según las otras leyes:”la imaginación al mando”. Según mi forma de enfocar la muerte inevitable el pensamiento: “mira que tranquilamente dejó de penar”!
Hay un espacio para el misterio y la imaginación. O a lo mejor todo fue un error del facebook.
EliminarSaludos, Emejota.
yuyu, el mismo familiar que dejo el mensaje reportando su muerte, le daría al me gusta. Digo yo. Hubo una época en que se daban las claves del testamento digital a alguien de confianza para casos como este.
ResponderEliminarPodría ser una posibilidad. Lo otro ya es cosa de fantasmas y de efectos paranormales.
EliminarSaludos, Francesc.
A mi lo que me fastidia es que tenga mi edad...¡premonición¡
ResponderEliminarahhh....y no me gusta la cerveza ¡¡¡
Tu edad y la mía, por eso lo puse.
EliminarUn saludo, Miquel.
¡¡ Ahhhhh !!, de esto saca Iker Jiménez siete u ocho programas.
ResponderEliminar¿ Existe es "facebook" del mas allá ?.
¿ Se comunica con el nuestro ?.
¿ No se conforman los difuntos con que llevemos flores a sus tumbas y quieren darnos su opinión?
¿ Interferirán los muertos en las elecciones presidenciales americanas haciéndole la competencia a los "hackers" rusos ?.
Cuanto misterio......
Buenas preguntas. Seguro que al cantamañanas ese le gustan para hacer algún programa de esos.
EliminarUn saludo, Rodericus.
jajajajajajaja muy buenas preguntas. Sí señor.
EliminarAbrazos a ambos
Bueno, Cayetano, no está mal eso de demorar la decisión última solo para cumplir vía virtual con los seguidores. Qué tiempos estos en que ver al muerto in situ, es decir muerto en su desapacible cuna final, no es suficiente. Me lleva a una consideración: ¿Tendremos que dejar preparada una entrada de blog in extremis y dejar la clave a un íntimo para que parezca que estamos sin estar? A veces lo pienso y me río de mí mismo. Pero por consideración a esta tribu de blogueros que con fidelidad puntual intercambiamos opiniones el óbito bien vale una trampa.
ResponderEliminarMe encantó la narración.
No andas descaminado. Yo estoy por mandar a La Charca un montón de trabajos y, si un día me da el arrechucho, el encargo de poner: este texto nos lo ha enviado Cayetano aunque yo no está con nosotros. ¡Menudo tirón publicitario!
EliminarUn saludo, Fackel.
jajajajajja . Tambieñn yo lo he pensado.
EliminarEs que aquí o allá, es de buena educación
y consideración a nuestra amistad el despedirse.
Abrazos a ambos
El broche final, que se dice.
EliminarAbrazos.
Algunas cosas que se salen de lo corriente escapan a nuestro conocimiento, sobre todo si te juntas con un parrandero. Descanse en paz Eusebio y que nos vaya guardando sitio.
ResponderEliminarUn saludo.
Hay mucho bromista incluso en asuntos de ultratumba.
EliminarUn saludo.
El colmo de la sociedad en la que vivimos es que a partir de ahora, los fantasmas en lugar de aparecerse ante sus familiares, se aparezcan a sus contactos de facebook. Uy no no no no.
ResponderEliminarSAludos.
Y además ya no los puedes eliminar. Ya no están. Jejeje.
EliminarUn saludo, Manuela.
No resulta descabellado. No sé en otras redes pero en facebook por ejemplo, puedes dejar que una persona de confianza se haga cargo de tu página para despedirla y cerrarla. Como si fuera un tutor.
ResponderEliminarAún así, da yuyu
Besos, Cayetano
Muy cierto.
EliminarYo seguía la página de Rafael Amor, el cantautor argentino. Falleció y siguió publicando... Me imagino que su hijo, con quien compartía escenario y canciones.Lo cual no impidió que se me erizase el vello la primera vez que vi continuidad en su página de facebook.
Un abrazo, Arantza.
Genial relato, Cayetano!! Tan bien narrado que me quedo con la "duda cruel" si el suceso es real o no...
ResponderEliminarSaludos!!
Lau.
Podría ser real perfectamente; aunque queda más bonito como cuento de fantasmas.
EliminarUn abrazo, Laura.
Es muy posible que muy pronto creamos más a las redes que a nuestros propios ojos. Al fin y al cabo se ve con el cerebro.
ResponderEliminarSaludos.
No te quepa la menor duda. Estamos creando una realidad virtual paralela.
EliminarUn saludo.
Muy buen relato, Cayetano.
ResponderEliminarY da para pensar.
Quiero agradecerte muchos tus cariñosas felicitaciones en mi blog y que estuvieras presente en mi celebración.
Besos
MUchas gracias a ti, Myriam.
EliminarUn abrazo.
Qué decir ante algo así.
ResponderEliminar¿Que la misma persona que avisó del sepelio tuvo un rasgo de humor en su memoria?
¿Que los antiguos duendes de la imprenta le habían rendido un homenaje al divertido compañero?
O que, como bien apuntaís Peret y tú, el difunto no estaba muerto, que estaba de parranda. Eso sí, con mascarilla y guardando la distancia debida.
Me apunta a este último supuesto. Saludos, amigo.
Este muerto era muy bromista. Así que cualquier interpretación de las que pones nos valdría.
EliminarDe ser el familiar que manejaba su móvil dice mucho de esa familia.
Un saludo, Ana.
El relato como siempre impecable Cayetano.
ResponderEliminarY el final, a los que nos tienes acostumbrado... A lo mejor, murió para las redes...
Saludos. Ando algo disperso...el momento epidemiológico
Gracias, Manuel. Te comprendo lo de la dispersión. Son malos estos tiempos, sobre todo para los sanitarios.
EliminarUn saludo y cuídate.
Fue una forma de decir adiós. Peret tenía un punto muy especial. Un saludo.
ResponderEliminarSí. Es la posibilidad más simpática y paranormal. Si fuera un familiar suplantándole sería el desenlace más gamberro.
EliminarUn saludo, Valverde de Lucerna.
Si es que ya no sabe uno de que fiarse.
ResponderEliminarDecía un compañero de trabajo que tuve que estando él solo, él y la escoba con la que estaba barriendo, le faltó el bocadillo.
Han clonado la cuenta a Eusebio, seguro, jajaja
Gracias por el buen rato que he pasado leyendote.
Gracias, El tejón. Seguro que ha sido un hacker de esos.
EliminarUn saludo.
Nunca se sabe. Quizá tengan redes sociales allá arriba, en el Otro Mundo, en el Limbo, o el Cielo o el Infierno, y siguen encadenados al móvil de por muerte, como una larga condena para la eternidad.
ResponderEliminarBurrrhhhh, qué miedo.
Un saludo
Pues no lo había pensado pero tiene sentido: redes sociales, móviles e internet en el más allá. ¿Será Movistar la que parta allí el bacalao? ¿Se harán selfies con el diablo?
EliminarUn saludo, Carmen.
Ah pues un selfie con el diablo ahora en invierno tiene que salir bien y barato, por lo menos en calefacción. Eusebio siempre fue un tipo avispado.
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Además se enteró de que en el infierno había zona wifi gratis.
EliminarUn abrazo virtual.
Don Cayetano: la verdad que después de tantos meses perdida en mis cosas no se que pensar de este relato...
ResponderEliminarPues tiene cola, no concuerdan fechas y en cambio sigue su presencia: mire que quiere que le diga yo solo pasaba para saludarle y mi alegría es saber que a un sigues alimentando este rinconcito con tus estupendas narraciones.
Un abrazo y da que pensar este misterio eh...:)
...la realidad supera a veces la ficción.
ResponderEliminarMuchas gracias, Bertha.
EliminarUn saludo.