A principios del siglo pasado, un 70% aproximadamente de la población española vivía en pueblos; mientras que sólo un 30% de los españoles vivía en ciudades. Esta proporción, aunque fue variando con el paso de las primeras décadas, se mantuvo siempre a favor de las áreas rurales.
Y la España que salió de la guerra era una España rural.
Un gran porcentaje de la población, más de la mitad, vivía todavía en pueblos y aldeas, dedicándose a la agricultura o al cuidado del ganado.
Aún no se había producido el éxodo masivo del campo a la ciudad que tuvo lugar después.
No es de extrañar por ello que muchas letras de canciones se llenaran de caballos, caminos polvorientos, campos llenos de flores, carros y carretas.
Canciones campesinas para una España rural o para aquellos que, viviendo ya en ciudades, añoraban la vida sencilla del campo.
Veamos algunos ejemplos:
cuando pasa por el puerto
caminito de Jerez.
(Mi jaca)
Estando de romería.
Mi carro me lo robaron,
Anoche cuando dormía.
¿Dónde estará mi carro?
¿Dónde estará mi carro?
(Mi carro)
A mi vaca le ha gustado.
Se pasea por el campo,
Mata moscas con el rabo.
Tolón, tolón.
Tolón, tolón.
(Mi vaca lechera)
Trota por la carretera
No detengas tu carrera,
Que lleguemos tempranito.
(Corre caballito)
en los espejos del río.
Y un toro la está mirando
entre la zarza escondío.
(La luna y el toro)
y un par de claveles al pelo prendío / lleva mi romera.
(Doce cascabeles)
A una cierva entre la verde jara él iba siguiendo.
Por los contornos de Andalucía
No había otro perro como mi perro,
Ay, qué bonito cuando saltaba
Tras de las liebres por el romero.
(Ay, mi perro)
y fueron dos verdes luceros de mayo
tus ojos pa mí.
(Ojos verdes)
con una varita de mimbre en la mano,
por una verea que llega hasta el rio
iba Antonio Vargas Heredia el Gitano.
(Antonio Vargas Heredia)
suenan las campanas de la madrugá
y salta a los montes la luna lunera
y a mi vera, vera te siento llegar.
(Pena mora)
Luego, a partir de los años sesenta, España se fue industrializando y las ciudades crecieron imparablemente. Iban llegando a raudales emigrantes de otros lugares del país. España cada vez era menos rural y más urbana. Se estaba transformando definitivamente: el sector primario se iba reduciendo en beneficio del secundario y del sector servicios. La llegada de capital extranjero con el fin del aislacionismo económico y cultural del régimen de Franco vino acompañado de profundas modificaciones en los gustos musicales. La canción popular basada en la copla fue desapareciendo o quedando arrinconada en reductos más tradicionales. Era el turno ahora de la canción juvenil, que empezó a irrumpir con fuerza de la mano de grupos de chicos de lengua inglesa que hacían furor entre la gente joven pues se sentían identificados con ellos: Los Beatles, Los Rolling, The Who, The Kinks. Y en España: Los Brincos, Los Bravos, Los Pekeniques...
Y la música popular se hizo urbana.
Y habitó entre nosotros.
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(Repesca y actualización de una entrada publicada en este blog el 20 de septiembre de 2010)
Nos queda la duda de que si triunfa el teletrabajo, tal vez se vuelvan a llenar los pueblos y esa España vacía y olvidada. Si así ocurre, será interesante ver lo que se canta.
ResponderEliminarUn saludo.
Ojalá. Mis dos hijos teletrabajan desde marzo (Deloitte y KPGM), pero de vez en cuando los requieren para que se acerquen a sus sedes centrales en Madrid (No convocan a todos, lo hacen por turnos). No estaría mal lo que dices. De hecho conozco a gente que se iría con los ojos cerrados ante la posibilidad de vicir en un entorno rural tranquilo y trabajar desde casa; pero creo que las empresas andan recelosas de perder parte del control sobre sus empleados.
EliminarUn saludo, Carlos.
Buena descripción de lo que nuestra generación vivió y estupenda selección de cancionero.
ResponderEliminarEvidentemente mi familia más cercana hunde sus raíces en ese campo. El que más adelante se sacrificaría para llenar de “universitarios” las ciudades.
Los que vivimos la música de los sesenta y setenta veíamos esa música como distante, antigua y muy pueblerina, incluso paleta. Al igual que la gente mayor de las zonas rurales veían la música pop y rock urbana como cosa de hippies, melenudos y gente rara.
EliminarUn saludo, Emejota.
Una entrada llena de añoranza.
ResponderEliminarSaludos.
Por el contenido de las letras de las canciones se puede hacer la radiografía de toda una sociedad.
EliminarUn saludo, Pitt Tristán.
Ahhhh, norrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr....norrrrrrrrrrr
ResponderEliminarEsto es la verdad y la vida:
https://youtu.be/hZzsLwqK3iI
¡Salut¡
Echarñe un vistazo a ese enlace. Gracias.
EliminarUn abrazo, Miquel.
Qué buenos eran estos gamberretes de letrillas urbanas, con su 600 a toda pastilla.
EliminarLas canciones son un verdadero documento que explica los cambios sociales. Son, como has dicho, la radiografía de toda una sociedad.
ResponderEliminarAhora todo va cambiando, creo que mucha gente se marchará de las ciudades al campo y las canciones nos lo volverán a contar.
Saludos
Francesc Cornadó
El reencuentro con la naturaleza. Por necesidad más que por vocación. Vamos por ese camino.
EliminarUn saludo, Francesc.
Y el pasodoble le cedió espacio al twist, y el Dúo Dinámico inmortalizó a la chica de 15 años, y Bonet de San Pedro dejó de mirar al mar, y la conga resistió los embates del rock quedando relegada al último lugar... y los modernos miraban al otro lado de la luna, a la que llamaban "The Dark Side of the Moon", and so on.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ah, qué buen álbum conceptual el de The Dark Side.
EliminarUn abrazo, Paco.
Como veo que conectas con cantos y coplas del mundo rural te diré que hay un libro de Manuel Vázquez Montalbán titulado "Cancionero general del franquismo. 1939-1975", que no tiene pérdida. Lo tengo como una joya. La recopilación de temas es amplísima y solo leyendo las letras de las canciones que vienen puede uno sacar conclusiones sobre lo que fue aquella España de los forrenta años.
ResponderEliminarMe suena haber ojeado en alguna ocasión alguna parte de ese libro de Vázquez Montalbán. Posiblemente me inspiré en él para esta entrada. Lo que leemos va dejando un poso dentro de cada uno de nosotros. Remiro viejas entradas mías sobre la cultura de posguerra y me rencuentro esta joya de don Manuel que tú citas:
Eliminar"La canción nacional tiene sus umbrales diferenciales. Por una parte se tiñe y confunde de gitanismo y cante hondo, por otra se acerca a la floreada frontera del cuplé. El punto de equilibrio es la tonadilla, su característica de modificación modernizada de la histórica tonadilla escénica. Casi todas estas canciones se hicieron populares a través de la radio, pero con la catapulta previa de espectáculos teatrales andalucistas.
La canción nacional testimonia un voluntarismo ideológico determinado: efectismo, nacionalismo, majeza, pero no puede evitar cierto número de contrasentidos: el inmoralismo evidente en la mayor parte de personajes femeninos y una tristeza de fondo que se correspondía al temple a satisfacer de un pueblo que había pasado por la experiencia de una guerra.
La corriente de la canción nacional sobrevive hasta los años setenta, pero gracias a la inercia retórica. Es decir: esta tendencia está históricamente vivificada por el culto a la peculiaridad y al aislacionismo; en cuanto las fronteras se abren y penetran capitales y discos extranjeros, esta tendencia queda arruinada y sólo subsiste para alimentar retóricamente a un público inmovilizado en esta fase del gusto. Su adecuación a los tiempos marca el viaje que va desde el Romance de la otra hasta Dónde estará mi carro, desde Conchita Piquer a Manolo Escobar."
Un saludo, Fackel.
Eran otros tiempos y no muy lejanos.
ResponderEliminarAhora se vuelve a los pueblos, al campo, a las áreas rurales, lejos del bullicio y caos de las grandes ciudades.
A lo largo de la historia siempre existió, creo yo, esa tensión campo- ciudad_burgo.
Besotes x 2
Siempre la hubo, es cierto. Funcionaron siempre como mundos opuestos.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Formo parte de esa gente que se ha ido de la ciudad al medio rural y créeme que estoy contento con ese cambio, sobretodo con todo esto que nos ha pasado en este año.
ResponderEliminarPero has descrito lo que ha pasado en muchos países con sus población y posterior cambio de gustos.
Los inmigrantes son una posibilidad interesante en esa España vaciada... sé de paisanos que lo han hecho como yo
Saludos Cayetano
Inmigrantes y gente harta de la ciudad, desempleados... Una buena opción para empezar una nueva vida, como en Australia, aunque por diferentes motivos.
EliminarUn saludo, Manuel.
A ver... porque somos muy de adoptar gustos de otros y vale que lo hagamos con música de calidad pero hay quien no es nada exquisito.
ResponderEliminarBesos y un abrazo
Sí, consumimos de todo. Preferentemente subproductos. No hay más que ver la época actual.
EliminarUn abrazo, Arantza.
Lástima que los pueblos se estén quedando huérfanos de paisanos y paisanas, estoy haciendo el inventario de los palomares tradicionales de León, prácticamente ya lo tengo terminado y me parte el alma ver como los estamos dejando morir todo. A los políticos solo se les llena la boca con la España rural antes de pasar por las urnas ya que luego todo son trabas y problemas. Pero estoy segura que nada de lo que está ocurriendo en nuestro pueblos es casual.
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Pues habrá que cambiar el chip mental porque mucha gente sin empleo de las grandes ciudades podría recomenzar su vida en zonas rurales, paliando así el problema de la España vaciada.
EliminarUn saludo.
Lo curioso es que en mi entorno todavía existe gusto por la copla, aunque estemos hablando de la generación que vivió la juventud y adolescencia en los años 60. ¿Será porque aquí todavía bailaban por pasodobles y se deleitaban con las zarzuelas?
ResponderEliminarSaludos
Muy lógico lo que comentas de Béjar por su situación con pueblos colindantes donde se mantienen más tiempo las tradiciones. En las grandes ciudades como Madrid o Barcelona pasa lo mismo en algunos barrios populares, con gente procedente en su día de Extremadura, La Mancha o Andalucía. Allí la rumba y la copla siempre tuvieron mayor presencia que en los distritos céntricos.
EliminarUn saludo, Carmen.
Pero siempre quedó en aquel transito de lo rural a lo urbano la nostalgia. Bien no lo recuerda El tractor amarillo, menudo descapotable, una especie de atavismo por lo rural.
ResponderEliminarUn saludo.
Y es lo que se lleva ahora.
EliminarIUn saludo, DLT.
Lo curioso es que los ingleses se basaron en una mezcla de su música folk y en la música tradicional de los negros para crear su música moderna...
ResponderEliminarAsí es. Todo viene de lejos.
EliminarUn saludo, Xurxo.
Yo siento nostalgia por todas esa canciones que me encantan Cayetano. Ahora es verdad que hay gente que desean volver a los parajes rurales.
ResponderEliminarAbrazos.
Forman parte de un tiempo con sus lugares concretos.
EliminarUn abrazo, Conchi.
Completito tu recorrido por nuestra copla, que, como nos informó Carlos Cano, "no es canción sino poesía y cabe dentro la vía".
ResponderEliminarMe has dejado un eco de infancia entre patios y canciones mientras hacía los deberes.
Como funciona a veces la moviola...
El gran Carlos Cano hizo que la copla fuera, si no entendida o compartida, al menos respetada. Creo que hizo mucho en su momento.
EliminarUn saludo, Ana.