13 de marzo de 1902: en Madrid se matricula el primer automóvil, un Renault descapotable de catorce caballos, perteneciente al marqués de Bolaños.
Ese mismo año, el 17 de mayo, asumiría la corona Alfonso XIII, con tan solo 16 años de edad.
Doble estreno pues.
El coche era capaz de alcanzar la increíble velocidad de 40 kilómetros por hora. Y Luis María Pérez de Guzmán y Nieulant, el marqués propietario del cacharro, parece ser que fue un hombre amante de los coches y un adelantado a su tiempo. El vehículo costó una fortuna, nada menos que 17.000 pesetas de la época, más 200 pesetas de la licencia.
Algunos se animaron y en 1920 ya eran más de 1.000 los coches que llegaron a circular por la ciudad. Todo un caos circulatorio para la época.
¡Qué locura! Dios mío -se dirían algunos- ¿A dónde iremos a parar con tanta máquina metiendo ruido por las calles?
La culpa de todo la tuvo Henry Ford cuando puso en práctica la producción en cadena aplicada a la fabricación de vehículos. Por esa razón empezaron a popularizarse los coches a partir de 1910. Y consecuentemente aumentaron los accidentes de tráfico. Los primeros cacharros alcanzaban la increíble velocidad de 20 kilómetros por hora y la gasolina se vendía en las farmacias.
El primer peatón que murió atropellado encontró su trágico final en Londres y era una mujer. Corría el año 1896 y el "bólido" circulaba a 7 km por hora. Eso fue al menos lo que dijo quien manejaba el auto. La fallecida era una tal Bridget Driscoll.
Me ha chocado lo de la gasolina en las farmacias y las velocidades que se alcanzaban. A principios del siglo XX estaban preocupados por los restos que dejaban las caballerías y los vehículos de tracción animal. Pensaban que en el Siglo XXI el problema del estiércol sería muy preocupante...
ResponderEliminarUn saludo
El estiércol, los olores... los vehículos de tracción animal es lo que tienen. Solo hay que darse una vuelta por donde se hacen ferias anuales... La mierda es muy natural, pero no deja de ser mierda.
EliminarUn saludo, Carlos.
Esta entrada le va a encantar a uno de mis hijos amante de los coches "antiguos", bueno es un decir, de los coches de su infancia. También a mi me ha gustado un montón y muevo chismes en uno del siglo pasado....el siguiente eléctrico cuando la batería les dure un mínimo de 700 km. y de segunda mano, eso siempre, que de algo servirá tener un entendido al respecto en la familia.
ResponderEliminarNo hay nada como un entendido en casa sobre este asunto. Los que no entendemos de motores estamos condenados a que nos time cualquiera.
EliminarUn saludo, Emejota.
Un médico venezolano, llamado José Gregorio Hernández, tambien fue atropelado por un "bólido" en 1919. El primer cche en Caracas llegó en 1904 y era para el entonces presiente de la República El General Cipriano Castro. Era un Darracq (también francesa) aunque ya entonces se conocían como Opel.
ResponderEliminarSaludos
La gente estaba acostumbrada a cruzar las calles con tranquilidad pasmosa y pasaban esas cosas.
EliminarUn saludo, Manuel.
La virgen santa¡ ¿en una farmacia se adquiría la gasolina? que cosas :) Lástima que la señora Bridget no lo pudiera contar, posiblemente habría declarado "No lo ví venir". Estos autos-locos, la imagen de "Pier no-doy-una" y cia. es magnífica xD
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano
Cosas de antiguo, amigo Félix. La gasolina en las farmacias y los preservativos en los comercios.
EliminarUn abrazo.
"¿A dónde iremos a parar con tanta máquina metiendo ruido por las calles?" Los que pensaban que el mundo se había vuelto loco tenían razón, jejeje.
ResponderEliminarSaludos
Aquí empezó todo el lío. Luego no pararon hasta hoy.
EliminarUn saludo, Xibelius.
Algo que casi nadie conoce, es que el primer motor de gasolina, se construyó por encargo de John Davison Rockefeller. Era el propietario de la Standard Oil, poderos compañia de petroleos centrada en la extracción y el refinado de petroleo para obtener keroseno de iluminación.
ResponderEliminarLa gasolina era un residuo del proceso, con la que no sabían muy bien que hacer ( incluso la vertían en los ríos ) dado la inflamable que era. Y el viejo Rockefeller pidió a sus ingenieros un motor que aprovechase aquella "porquería" para dar potencia o iluminar sus refinerías.
Ciento y pico de años después, el keroseno es casi un producto marginal comparado con la producción de gasolinas.
Un abrazo.
Gracias por tu sustanciosa aportación. Quién lo iba a pensar. Al petróleo le pasa como al cerdo, que de él se aprovecha todo.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
Con ese volumen de tráfico y vehículos matriculados en esa época lo que si tengo claro es que "La Carmena" de entonces no tuvo que usar las medidas restrictivas que hoy sufren los que circulan por la ciudad..la contaminación parece provenía de otros sitios un tanto indecorosos jejeje..
ResponderEliminarUn saludo.
La contaminación sería mínima. Y el caos circulatorio escaso.
EliminarAsí que los quebraderos de cabeza de los ediles vendrían por otros motivos. De momento, quitar las cagadas de las caballerías de aquellos que todavía no habían modernizado sus carruajes.
Un saludo, el perroverde.
Bueno, en algo hemos avanzado...no creo que hoy te dejes atropellar por un bólido que venga a sólo 7km por hora! Supongo que habremos aprendido a mirar para ambos lados antes de cruzar, y a salirnos de el medio de la calle cuando vienen los autos! Ja! Simpático artículo! Abrazo Cayetano.
ResponderEliminarComo enamorada que eres de la vecina Italia, estarás de acuerdo conmigo que donde más se aprende a esquivar coches para que no te atropellen es en la bulliciosa y mágica Roma.
EliminarUn abrazo, Patzy.
Que interesante! No se porqué al leerte recordé la muerte de Pierre Curie en Paris en 1906, pero él fue atropellado en realidad por un carruaje tirado a caballos.
ResponderEliminarGaudí, el famoso arquitecto catalán, también murió atropellado. Este por un autobús que también circulaba despacio.
EliminarUn abrazo.
En cuanto a vehículos, en Argentina tuvimos al gran Anastasia, que en 1910 estaba experimentando con motores y un par de años más tarde creo un automóvil que lleva su nombre, también vehículos con motores suyos creo que participaron en ka Tour de France de 1912.
ResponderEliminarUn abrazo
Era la época de la locura, de los inventos, de las innovaciones... Empezaba un nuevo siglo y el optimismo estaba bastante arraigado entre la gente. Luego vinieron los problemas.
EliminarOtro abrazo.
El móvil me cambió el nombre Anasagasti era el famoso argentino.
EliminarDisculpa es que este no es smartphone sino bobofón... ;-)
Optimismo y mucho. En esa época Argentina era el granero del mundo.
Y también había innovaciónes e inventos.
Después vinieron.... Y se cargaron el país...
Pero cómo se puede atropellar a alguien a 7 km por hora? Hay que ser patoso. Y qué pocos reflejos la peatona, para no verlo venir. Yo creo que el conductor iría un poco más rápido que lo que admitió. Todo lo que permitían aquellos bólidos, claro.
ResponderEliminarFeliz tarde.
Bisous
Yo también creo que era una excusa para no asumir que iba más deprisa, al menos algo más de lo que declaró.
EliminarUn saludo, madame, y feliz tarde también.
No me imagino yendo a comprar gasolina a la farmacia: "póngame una botellita de super que me voy de viaje". Y el de los 7 km por hora diría que no la vio, o que no le dio tiempo a frenar.
ResponderEliminarSaludos!
Lo tendrían por garrafas, como el jarabe para la tos.
EliminarUn saludo, Kassiopea.
El mismo año del atropello, Walter Arnold se convirtió en la primera persona que fue sancionada por exceso de velocidad. La sanción que se le impuso fue de un chelín y las costas del proceso. Lo curioso es que el policía que lo detuvo, tras la correspondiente persecución, iba en bicicleta.
ResponderEliminarUn abrazo
O sea que la velocidad era por necesidad "excesiva".
EliminarUn abrazo, Javier.
La verdad es que hay muchas maneras de ser un o una adelantada a la época en que nos ha tocado vivir. La Sra Driscoll ha pasado a la historia por ser la primera en morir como consecuencia de un atropello por vehículo a motor. Con la poca cantidad de vehículos a motor que circulaban que mala suerte tuvo.
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Algunas personas salen del anonimato y se les recuerda por cosas horribles como esta. Estoy pensando también en el rey Favila. ¿Qué hizo? Casi nadie lo sabe. Pasó a la historia porque lo mató un oso.
EliminarUn saludo, Ambar.
jajajaja eso sí que es tener buen tino para pasar a la historia, habiendo reinado apenas «dos años, siete meses y diez días». ¡Qué cosa con este Asturiano!
EliminarUn abrazo
La pregunta: quién era Favila.
EliminarLa respuesta: uno al que lo mató un oso.
Un abrazo, Myriam.
Podría decir algo de la pobre señora Driscoll o del modelo T de Ford, pero no. Qué bien elegida está la ilustración. Los gansters, Penélope Glamour y Pedro Bello, los trogloditas y Pierre No Doy Una, eran unos de mis dibujos favoritos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gran serie aquella de dibujos que gustaba a grandes y chicos.
EliminarUn abrazo, DLT.
La gasolina en la farmacia.... no tenía ni idea. Curioso
ResponderEliminarBesos, Cayetano
Entonces no extrañaría, como tampoco nos extrañó nunca que en los estancos se vendieran sellos. ¿Qué tendrá que ver el tabaco con Correos?
EliminarUn abrazo, Arantza.
Cayetano, lo de que todos deberíamos tener 15 minutos de gloria...
ResponderEliminarMira la pobre Bridget, maldita la gracia.
Pobre. Si hubiera vivido hoy tendría un pase, pero morir atropellada en aquellos tiempos... Bueno, alguna vez tendría que ser la primera y le tocó a ella.
EliminarUn saludo, Ana Mª.
¿Cómo sería ir a bordo de ese primer cacharro que pululó por las calles de Madrid de copiloto junto al marqués de Bolaños? Imagino las caras de los transeúntes, atónitos ante aquella cafetera que circulaba como por arte de magia sin animales tirando de ella. ¿Cosa de brujería? ¿De magia? ¡A dónde vamos a ir a parar!, pensarían algunos santiguándose a su paso.
ResponderEliminarUn saludo
Acostumbrados como estaban a los carruajes de caballos que ponían todo perdido de boñigas por donde pasaban, habría sido un bonito espectáculo ver esas caras.
EliminarUn saludo, Carmen.
La gasolina se vendía en farmacias, ¡qué tiempos aquellos! ¡Coches que alcanzaban velocidades de vértigo!.
ResponderEliminarUn saludo.
locos de atar. Saludos.
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