Si viviera en el valle del Ebro, ya estaría loco del todo por culpa del cierzo (el viento de este valle). Recomiendo las ventanas nuevas: se te queda la casa impermeable como un submarino. Conozco un amigo que se dedica a eso, si alguien está interesado, os pongo en contacto.
Jejeje. Eso fue en la casa antigua. En esta, las ventanas son gruesas, de batientes y con rotura de puente térmico. No entra aire y no se escapa la calefacción. Saludos, Carlos.
Te iba a recomendar cambiar las ventanas, como en Suecia, con doble vidrio y de esas cuyo vidrio no se rompe porque no es vidrio. Bueno, ya me entiendes, pero veo que esto pasaba e la casa vieja. Enhorabuena por la nueva.
¿Has probado a poner música en tu reproductor que contrarreste a esa otra natural que te asusta? Los sonidos de la naturaleza son todos ellos bellos, pero si en verdad no lo aprecias así, creo oportuno que acudas al psicólogo, quizá él sepa encauzarte hasta que logres disfrutar de esos sonidos del silencio que nos acompañan.
Pues no te cuento lo que pasa en el norte de Gerona con el viento de Tramontana.
Puede soplar sin descanso durante dias, y los de allí juran que les afecta, a algunos mas y a otros menos, pero que tiene consecuencias sobre el comportamiento del personal.
Tas seguro de que era e viento ???? No sería el lobo ? ¿ ese que del cuento de los tres cerditos ? Ojo que anda suelto...y se dedica a soplar y soplar y las casas derribar. Creo haberlo visto el otro día, si, deambulaba por un paraje suizo.
Así nos sentíamos en la niñez cuando nos llenaban la cabeza de historias tenebrosas y las ventanas y puertas eran un coladero de viento aullador o ululante. Después hemos puestos ventanas que nos aíslan del exterior y no oímos casi nada. Por eso, disfruto cuando estoy en el campo o en pueblo y todavía oigo esos vientos que antes producían miedo y ahora producen añoranza. Un saludo. Postdata: He escuchado a los All Men Brothers, son una joya.
Pues resultan que vas a tener razón con esto del viento en el campo, como que da menos miedo. Me alegro que te hayan gustado cómo interpretan Jessica. Son muy buenos los amigos de All Men Brothers. Un saludo.
Te aconsejo que cambies las ventanas. Con los psicoanalistas nunca se sabe, llegas con el recuerdo de un miedo infantil sin importancia y sales con un trauma y un montón citas semanales para el tratamiento. Es broma, todos mis respetos a los psicólogos por los que siento una gran admiración. La sobrecarga emocional que sufren todos los días tras pasar consulta no es fácil de gestionar. Lo sé bien porque tengo amigos y familiares psicólogos. Buen relato, como siempre. Besos
Pues ahora nos leemos La desesperación de Espronceda y todo arreglado. Ni ventanas nuevas ni psicólogos, ese ulular queda en un juego de niños. Saludos.
Lo de la "fricativa bilabial" me ha ganado. Como te acerques a un psic. lárgale toda la retahila fonética y te reirás del ulular de otro tipo de vientos!
O dejar volar un poco menos la imaginación. O leer menos novelas de terror, como dice mi madre. O poner la tele con más volumen para apagar el ulular que viene de fuera. Son tantas las cosas que se pueden hacer... Un saludo
Aquí me tienes practicando el ¡Uhhh!! mientras te leo.
Y ahora que he llegado al final pienso que en estos tiempos de crisis, tan malo para el bolsillo sería cambiar las ventanas, como visitar al psicólogo. También está la opción de acudir al consejero espiritual, pero no sé si tú estás por la labor, Cayetano.
Por mucho que intento entrenar se ve que los silbidos no son lo mio Cayetano, yo ya hubiera cambiado las ventanas, ya que el viento me causa mucho respeto.
Me gustaría vivir en un lugar donde no soplara el viento. La verdad que a mí me altera el humor, y no positivamente. Sí, habría que ver lo que un psicoanalista tendría que decir.
Si viviera en el valle del Ebro, ya estaría loco del todo por culpa del cierzo (el viento de este valle). Recomiendo las ventanas nuevas: se te queda la casa impermeable como un submarino. Conozco un amigo que se dedica a eso, si alguien está interesado, os pongo en contacto.
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano, excelente texto.
Jejeje. Eso fue en la casa antigua. En esta, las ventanas son gruesas, de batientes y con rotura de puente térmico. No entra aire y no se escapa la calefacción.
EliminarSaludos, Carlos.
Te iba a recomendar cambiar las ventanas, como en Suecia, con doble vidrio y de esas cuyo vidrio no se rompe porque no es vidrio. Bueno, ya me entiendes, pero veo que esto pasaba e la casa vieja. Enhorabuena por la nueva.
ResponderEliminarAquí me tienes silbando fricativamente jajajaja
Besos
Estas ventanas nuevas han costado una pasta, pero no "silban". Jejeje.
EliminarUn abrazo, Myriam.
¿Has probado a poner música en tu reproductor que contrarreste a esa otra natural que te asusta? Los sonidos de la naturaleza son todos ellos bellos, pero si en verdad no lo aprecias así, creo oportuno que acudas al psicólogo, quizá él sepa encauzarte hasta que logres disfrutar de esos sonidos del silencio que nos acompañan.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé qué resulta más caro si las ventanas nuevas o el psicólogo. Habrá que pensarlo seriamente.
EliminarUn abrazo, Paco.
Pues no te cuento lo que pasa en el norte de Gerona con el viento de Tramontana.
ResponderEliminarPuede soplar sin descanso durante dias, y los de allí juran que les afecta, a algunos mas y a otros menos, pero que tiene consecuencias sobre el comportamiento del personal.
Un abrazo.
Tuve la suerte de conocer la Tramontana en Menorca. Costaba trabajo andar.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
A lo mejor vale ir al psicólogo...Puede que no solo sea culpa de viento y las ventanas viejas...
ResponderEliminarMuy bueno Cayetano como siempre
Saludos
O a lo mejor hay que hacer una doble inversión: psicólogo y carpintero.
EliminarUn saludo, Manuel.
Tas seguro de que era e viento ????
ResponderEliminarNo sería el lobo ? ¿ ese que del cuento de los tres cerditos ?
Ojo que anda suelto...y se dedica a soplar y soplar y las casas derribar.
Creo haberlo visto el otro día, si, deambulaba por un paraje suizo.
Ya me has metido el miedo en el cuerpo. Todavía no puse rejas en mi casa nueva. Como venga el lobo...
EliminarUn abrazo, Miquel.
Así nos sentíamos en la niñez cuando nos llenaban la cabeza de historias tenebrosas y las ventanas y puertas eran un coladero de viento aullador o ululante. Después hemos puestos ventanas que nos aíslan del exterior y no oímos casi nada. Por eso, disfruto cuando estoy en el campo o en pueblo y todavía oigo esos vientos que antes producían miedo y ahora producen añoranza.
ResponderEliminarUn saludo.
Postdata: He escuchado a los All Men Brothers, son una joya.
Pues resultan que vas a tener razón con esto del viento en el campo, como que da menos miedo.
EliminarMe alegro que te hayan gustado cómo interpretan Jessica. Son muy buenos los amigos de All Men Brothers.
Un saludo.
Te aconsejo que cambies las ventanas. Con los psicoanalistas nunca se sabe, llegas con el recuerdo de un miedo infantil sin importancia y sales con un trauma y un montón citas semanales para el tratamiento.
ResponderEliminarEs broma, todos mis respetos a los psicólogos por los que siento una gran admiración. La sobrecarga emocional que sufren todos los días tras pasar consulta no es fácil de gestionar. Lo sé bien porque tengo amigos y familiares psicólogos.
Buen relato, como siempre.
Besos
O las cambio o las dejo abiertas del todo. Es la única manera de no oír ese silbido ululante.
EliminarUn abrazo, Ambar.
Pues ahora nos leemos La desesperación de Espronceda y todo arreglado. Ni ventanas nuevas ni psicólogos, ese ulular queda en un juego de niños.
ResponderEliminarSaludos.
Eso ya son palabras mayores.
EliminarUn saludo, DLT.
Lo de la "fricativa bilabial" me ha ganado. Como te acerques a un psic. lárgale toda la retahila fonética y te reirás del ulular de otro tipo de vientos!
ResponderEliminarLos psicólogos están peor que sus pacientes. Eso dicen. Será contagio. Jejeje.
EliminarUn saludo, Emejota.
Aquí me tienes a las 6,50 de la mañana intentado ulular o aullar, debo practicar más... e ir al psicólogo también :)
ResponderEliminarSaludos, Cayetano.
Te van a denunciar los vecinos por licántropo. Jejeje.
EliminarUn saludo, Félix.
O dejar volar un poco menos la imaginación. O leer menos novelas de terror, como dice mi madre. O poner la tele con más volumen para apagar el ulular que viene de fuera. Son tantas las cosas que se pueden hacer...
ResponderEliminarUn saludo
O tomarte dos copas de vino y dormir como un bendito. Jejeje. Cualquier cosa menos la tele alta, que despierta al personal.
EliminarUn saludo, Carmen.
Aquí me tienes practicando el ¡Uhhh!! mientras te leo.
ResponderEliminarY ahora que he llegado al final pienso que en estos tiempos de crisis, tan malo para el bolsillo sería cambiar las ventanas, como visitar al psicólogo. También está la opción de acudir al consejero espiritual, pero no sé si tú estás por la labor, Cayetano.
Lo del asesor espiritual es otra opción; aunque esos lo resuelven todo con mandarte rezar.
EliminarUn saludo, Ana.
Por mucho que intento entrenar se ve que los silbidos no son lo mio Cayetano, yo ya hubiera cambiado las ventanas, ya que el viento me causa mucho respeto.
ResponderEliminarUn beso de Espíritu sin Nombre.
Cambiar las ventanas tiene además efectos positivos en el recibo de la calefacción.
EliminarUn abrazo, Conchi.
Acabo de regresar de un desierto cercano y muy inhóspito y me encuentro con tu extraordinario texto. Magnífico, te felicito.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Me gustaría vivir en un lugar donde no soplara el viento. La verdad que a mí me altera el humor, y no positivamente. Sí, habría que ver lo que un psicoanalista tendría que decir.
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous