La histeria colectiva, el clima de fanatismo y de intransigencia religiosa o ideológica ha dado lugar a lo largo de la historia a episodios tristes y sórdidos como este, el de los enjuiciamientos por brujería en la localidad de Salem, cerca de Boston, donde entre 1692 y 1693 se celebraron varios procesos judiciales contra un importante número de vecinos de aquella localidad acusados de practicar brujería.
Todo empezó con una denuncia por parte de dos niñas que, debido a que sufrieron una serie de problemas como espasmos, convulsiones, llanto o incoherencia en el habla, dijeron que habían sido embrujadas por algunas mujeres del lugar. Y señalaron a presuntas culpables de hacer esas prácticas. Un médico examinó a las afectadas y no apreció ningún problema de salud desde un punto de vista físico, por lo que se atribuyó el problema a la influencia del demonio.
Algunos aprovecharon la credulidad del juez que admitió a trámite las denuncias para realizar sus propias venganzas personales. Y aumentaron los casos de brujería y de personas implicadas hasta llegar a un número importante de acusados, un total de 141. Veinte de ellos fueron ejecutados.
El atraso y el fanatismo fueron los culpables y también las rencillas personales entre vecinos quienes vieron una buena oportunidad para desembarazarse de sus enemigos.
En la historia siempre se han dado casos de este tipo, donde la intransigencia y el rigorismo religioso o político han sabido buscar culpables entre gente distinta por su fe, por su origen o por su comportamiento. También ha sido una manera muy útil desde el poder para crear un enemigo común, un chivo expiatorio al que se le responsabiliza de todos los males habidos y por haber y que se hace merecedor del odio colectivo. Se le suele denominar como "caza de brujas".
Es curioso la cantidad de acusaciones de brujería que hubo durante ese siglo, también en Europa. Pienso en todos los casos que hubo durante el reinado de Luis XIV, con aquel asunto de los venenos y las misas negras.
ResponderEliminarFeliz semana, Cayetano.
Bisous
Se le podría llamar el siglo de las brujas. Trento marcó mucho las últimas década del siglo XVI y, sobre todo, el XVII.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Nada que no ocurra en estos tiempos. Solo cambia el continente, el contenido es el mismo.
ResponderEliminarsalut
Sí. Esto debe ir por rachas. Ahora hay una oleada de conservadurismo que apunta en un dirección parecida.
EliminarUn abrazo,Miquel.
Fue, creo yo, una truculenta forma de deshacerse de mujeres que querrían ser independientes, o no dominadas por los maridos.
ResponderEliminarY muy mala suerte con un par de niñas, quizás epilépticas con las que se inició todo.
Horrible.
Besos, Cayetano
Muchos de los procesos por brujería que se dieron en la historia fueron por conductas en exceso, digamos, liberales.
EliminarUn abrazo, Myriam.
De vez en cuando la sociedad sale a cazar brujas....
ResponderEliminarY así la plebe duerme tranquila gracias a sus feroces guardianes.
EliminarUn abrazo, Xurxo.
Siempre ocurrió, sucede hoy día y seguirá pasando. El buscar un enemigo aunque no exista es moneda común en nuestra raza. Si a eso le añadimos el no haber cogido un libro en su vida, o la falta de espiritu crítico para bien discernir, o ambas cosas, ya tenemos a unos pocos líandola parda. Y ya se sabe: la masa hace efecto llamada, es como una bola de nieve...
ResponderEliminarSaludos, Cayetano!
Muy peligrosa la masa. Cuando empieza a actuar no sabes cuándo va a terminar.
EliminarUn saludo, Félix.
Un "ajuste de cuentas" entre vecinos. Me recuerda a los "paseos" de nuestra guerra incivil. En la mayor parte de los casos fueron envidias, fobias familiares e incluso la excusa para apropiarse del patrimonio ajeno mediante incautación al "enemigo".
ResponderEliminarSaludos.
No te quepa la menor duda. En todas estas cosas hay mucho de envidia y rencillas con el vecino.
EliminarUn saludo, Rodericus.
Supongo que buena parte de este fanatismo –aunque ahora también existe, pero con otros enfoques- se debía al desconocimiento de las leyes naturales, de la ignorancia sobre casi todo, bien aprovechado por la Iglesia, cuya jerarquía era igualmente ignorante de ello, y que fijaba todo comportamiento en un exacerbado maniqueísmo (o estás con Dios o con el diablo), y en el pecado y la culpa. A España se la convirtió, merced a una injusta Leyenda Negra, en paradigma del atraso que tal situación suponía. Así vemos como en otros lugares también cocían habas, aunque en nuestra casa lo hicieramos a calderadas: por esos años al rey Carlos II, se le puso el apelativo de “Hechizado” creyéndolo endemoniado.
ResponderEliminarSaludos.
Pelearse con otros vecinos por tema religioso se puso de moda en aquellos tiempos. Hoy la controversia interna de los países es más por motivos políticos. Los tiempos cambian y también las modalidades de represión y fanatismo.
EliminarUn saludo, DLT.
Los protestantes eliminaron mucha mas gente por brujería con su Inquisición que por estos predios, pero la fama se quedó en España.
ResponderEliminarPor otra parte, la caza de brujas es una parte innata del comportamiento humano como seres sociales que somos. Con Internet, ahora se hace de forma mas rápida y potente. Cosas del progreso.
Un saludo, Cayetano.
El dilema moral surge cuando los gobernantes de turno aprovechan el miedo o el desconocimiento de la gente para hostigar a un colectivo, convirtiéndolo en chivo expiatorio, como tantas veces pasó. Y pasa.
EliminarUn saludo, Carlos.
Has hecho una crítica, bastante sutil, de la sociedad pasada, presente y seguramente futura. Nuestro refranero es muy explícito: " calumnia que algo queda" y después nos dedicaremos a cazar a las brujas.
ResponderEliminarNo vale pensar sólo en los altos estamentos de la sociedad porque en cualquier pequeño pueblo, en cualquier comunidad de vecinos, en cualquier colegio basta conque alguien calumnie a alguien para que se inicie la cacería.
Un beso, Cayetano
Muy cierto todo lo que dices. Y es una pena que sea así.
EliminarUn abrazo, Ambar.
Yo creo que nada ha cambiado.
ResponderEliminarSeguimos igual o quizás en peores circustancias...Se caza brujas para deleite de algunos y beneficios de otros, en todos los estamentos sociales: Racismo, exclusión por sexo o por religión...quizás cazamos brujas y ni nos damos cuenta
Saludos Cayetano
En todas las "cacerías" siempre hay alguien detrás que maneja los hilos en su propio provecho, y gente más o menos inocente manejada.
EliminarUn saludo, Manuel.
Saludos, Cayetano.
ResponderEliminarHay que ver, desde el origen de los tiempos, lo resistentes que han salido los demonios para que algunos logren sus fines. Tras una guerra nuclear sólo quedarán ellos y las cucarachas.
Cierto. Bicho malo nunca muere.
EliminarUn saludo, Ana.
Maldito lado oscuro de nuestro género. Ese tan anti-empático y cruel.
ResponderEliminarSeguiré muy liada, al menos este mes. Cuando me relaje volveré a bloguear!
El lado oscuro, tan verdadero como el claro. Es una lacra que arrastramos como especie.
EliminarSaludos, Emejota.
Hay páginas de la historia como botones de muestra de aquello que no se debe hacer. En el nombre de las creencias, también de las conquistas, se han cometido tantas barbaridades que no deben ser borradas, sino bien conocidas para que no se repitan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Exacto. Perdonar, siempre; olvidar, nunca.
EliminarUn abrazo, Paco.
Cualquier acontecimiento se utiliza como excusa contra el vecino y éste fue un caso claro. Un ejemplo más de fanatismo y persecución como hay numerosos a lo largo de la historia. Por enumerar alguno, la Guerra de Independencia se utilizó para perseguir a los afrancesados y a los que defendían ideas de aperturismo político al modo francés. O la quema de alumbrados y erasmistas en la Edad Moderna.
ResponderEliminarUn saludo
Muy cierto. Algunos aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para hacer de las suyas.
EliminarUn saludo, Carmen.
Siempre se aprovechan estas situaciones para vengar afrentas personales, lo triste es que se crea un estado de fanatismo que no admite la razón por ningún lado. Espero que la actual ola pase pronto.
ResponderEliminarUn saludo.
Fanatismo y visceralidad se llevan mal con sensatez y racionalidad.
EliminarUn saludo, Valverde de Lucerna.
La historia siempre está ahí como ejemplo de atrocidades que no se deben repetir como el caso que nos cuentas Cayetano.
ResponderEliminarSiempre existieron y existirán esas cazas de brujas, pero trataran de adornarlas para que no sea tan llamativa.
Interesante este momento de la historia.
UN saludo
Puri
En efecto, Puri,siempre se busca una excusa, un pretexto, como con las guerras,para cometer las mayores barbaridades en nombre de lo que sea: la religión, la patria, etc.
EliminarUn saludo.
Es espeluznante lo de las brujas de Salem, en la historia se han dado mucho más casos.
ResponderEliminarUn abrazo de Espíritu sin Nombre.
Muchos. Es una vieja costumbre de nuestra humanidad, a veces tan despiadada.
EliminarUn abrazo, Conchi.
El Santo Oficio, aquí en España fue mucho menos severo en las penas de brujería, en comparación con lo que usted refiere. Los inquisidores, en este caso, supieron ver que se trataba más de desconocimiento y superstición que de herejía o de cosas mayores.
EliminarSaludos, don Cayetano.
Aunque nunca fueron hermanitas de la caridad estos del Santo Oficio, sí es cierto que la leyenda negra que se montó sobre nuestro país cargó las tintas más de lo merecido.
EliminarUn saludo.
Y, si nos damos cuenta esto es; como un ciclo: que cada "X" tiempo tiene que estallar.O bien, en forma de caza de brujas o bien con fanatismos que solo hacen que se prenda la mecha del odio...Y sobre todo si hay intereses creados que más da destrozar vidas; siempre que se consiga meter miedo.-Triste realidad, que a un en el siglo que estamos no hay que escarbar mucho.
ResponderEliminarEn España, ya tenemos muchas cicatrices con estos fanatismos.
Feliz semana ya estamos en la recta final del Curso.
Muy cierto. Cada dos por tres tenemos algún episodio similar.
EliminarSaludos, Bertha.
Bueno, en el siglo XVII creían en el diablo y las brujas, en el siglo XXI creemos en los políticos y en la TV, no hay muchos cambios que digamos...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Políticos y TV, los nuevos "diablos".
EliminarUn saludo, José A. García.