Se hace difícil entender el progreso sin las máquinas, sin la tecnología; sin embargo, la humanidad aparece cada vez más atrapada por la tiranía de los artilugios que, si bien nos facilitan la vida, también logran esclavizarnos.
No hay más que ver a toda esa masa de adolescentes abducidos a todas horas por sus maquinitas personales, que obran la maravilla de permitir aparentemente la comunicación con todo el mundo, mientras consiguen la plena incomunicación con las personas de su entorno más inmediato.
La tiranía de las máquinas.
Efectos colaterales perversos.
El fenómeno no es nuevo. Ya a finales del siglo XVIII, con el desarrollo de la Revolución Industrial en Inglaterra, muchos obreros manuales constataron cómo la introducción de la maquinaria en las fábricas lograba reducir la necesidad de mano de obra, lo que llevó a algunos a protagonizar una rebelión contra las máquinas.
El movimiento se vino a llamar “ludismo”, en homenaje a Ned Ludd, primer trabajador en romper el bastidor de un telar mecánico.
“La primera medida contra la destrucción de máquinas y fábricas se dio en 1769 con una ley aprobada por el Parlamento inglés. Estos delitos serían castigados con la pena capital. Los trabajadores elevaron protestas al parlamento para que se prohibiese el empleo de las máquinas. Al no conseguir ninguna respuesta positiva a sus demandas, se reanudaron las destrucciones en los primeros decenios del siglo XIX. Como el movimiento alcanzó una enorme dimensión, el gobierno inglés respondió con el empleo del terror.
En 1812 se generó, al respecto, un intenso debate parlamentario. Lord Byron pronunció un discurso contra el proyecto de ley, pero de nada sirvió. La ley castigaría con la pena de muerte, como antes, las destrucciones.
En España también se dio el fenómeno de la destrucción de máquinas e incendios de fábricas en los albores del proceso de industrialización.
Las primeras manifestaciones de ludismo en España tuvieron lugar en Alcoy en el mes de marzo de 1821, en pleno Trienio Liberal. Los tejedores ocuparon la ciudad y una multitud destruyó muchas máquinas, exigiendo al Ayuntamiento que se desmontasen las que quedaban. Estos hechos provocaron la intervención del ejército. Las Cortes tomaron la decisión de indemnizar a los fabricantes. Las autoridades quisieron ver la mano de la reacción absolutista detrás de esta violencia pero, en realidad, fue el primer episodio de odio hacia una tecnología que podía afectar al salario y al empleo.”
El texto en cursiva y entrecomillado está extraído del siguiente enlace, que lleva por título “El ludismo: la sublevación del hombre contra las máquinas”, de Eduardo Montagut.
Yo me sublevo contra la Nintendo de mi hijo, y de buen grado la reventaría contra el suelo en muchas ocasiones. Supongo que en el fondo soy un ludista modificado e imagino que no soy el único padre que lo es.
ResponderEliminarSalud!
La verdad es que a veces los chicos nos exasperan con tanta dependencia hacia las maquinitas, las videoconsolas, etc. Hay que controlarse a veces. Te comprendo.
EliminarUn saludo, Dissortat.
Bienvenido al mundo bloguero, se te echaba de menos.
ResponderEliminarRespecto a tu post, curiosamente, cada vez se habla mas del ludismo, algo que hasta hace poco nos sonaba a chino. También existen estudios en los que se razona que si bien las revoluciones tecnológicas anteriores suprimieron unos trabajos y crearon otros, no va a ser el caso en esta ocasión. Vamos hacia un paro del 100 %. Ya veremos qué sociedad sale de este fenómeno...
Un saludo.
A este paso no sé quién va a tener poder adquisitivo para consumir y seguir engrasando la maquinaria. Podemos entrar en un círculo vicioso y absurdo que no conduzca a ninguna parte.
EliminarUn saludo, Carlos.
Desconocía lo de Ludd...mira que origen!
ResponderEliminarAquí, por ejempo, el fanatismo por los teléfonos celulares es impresionante! Cuando viajas en el metro, comprendes que ya nadie se mira entre sí...van todos, jóvenes y viejos, absortos ante esos pequeños adminículos que encierran la vida en unos pocos gigas...reconozco que es fascinante el progreso...pero me resisto un poco ante tal dependencia.
Saludos, Cayetano! Un gusto leerte.
Es un mal generalizado. Los fabricantes han sabido crear un enorme ejército de gente dependiente, más enganchados que los drogadictos con la cocaína.
EliminarUn saludo, Patzy.
Interesante entrada, la tecnología de hoy día tiraniza al hombre, lo hace dependiente de una forma exagerada. Los efectos colaterales de esta nueva era tecnológica son principalmente la incomunicación, las calles están llenas de zombis que son incapaces de pensar por ellos mismos.
ResponderEliminarUn placer pasar por aquí, lo haré más a menudo, si quieres dar una vuelta por mi blog tienes a tu disposición algo para leer más o menos entretenido,te invitaría a un café pero por ahora la tecnología no lo permite.Si además me dejas una huella de tu paso mejor que mejor.
Un saludo
Puri
Gracias por ese café virtual. Pasaré encantado por tu blog.
EliminarUn saludo, Puri.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarIntento controlar al máximo las "maquinas personales" de mis hijos...En ciertos momentos no se usan, pero ya sabes...
Ahora tenemos las fabricas casi que en casa...Con la impresora en 3d, tienes una pequeña fabrica, que puede producir practicamente de todo...Ya veremos como encaja esto en el futuro próximo.
Saludos
Tenéis los padres de ahora unos retos nuevos que no tuvimos los que ya contamos con hijos independizados. Nunca hay que bajar la guardia para evitar que el uso de las maquinitas interfiera en los estudios y en otras obligaciones de los chicos.
EliminarUn saludo, Manuel.
Recuerdo haber llorado muy pocas veces en mi vida, pero la última vez que lo hice fue delante de trece ordenadores y pantallas, sensores, conexiones y tubos que controlaban las constantes vitales de un ser muy querido, fueron horas terribles y al final las máquinas la salvaron. o, podremos decir que la mujer habrá alcanzado un grado de libertad notable.
ResponderEliminarDicho esto afirmo, sin embargo, mi pesimismo: no creo que superemos los riesgos, no creo que la técnica se socialice, no creo que la educación alacance, no creo...
Salud
Grandes beneficios, en efecto; pero demasiados puntos oscuros. Lo importante para el sistema es consumir y no hacer demasiadas preguntas.
EliminarUn saludo, Francesc.
Recordaba algo de este movimiento obrero por el origen del la palabra "sabotaje".
ResponderEliminarParece ser que que algunos obreros belgas averiaban los primeros telares automáticos lanzando en ellos sus zuecos de madera, "sabots" en idioma francés.
Mirando atrás, la llegada de la informática moderna supuso hace unos años la eliminación de muchos puestos de trabajo en las oficinas de administración de las empresas, en poco tiempo las máquinas de escribir se convirtieron en piezas de museo.
Una autentica sangría, lo que no sabemos es cual será la siguiente, ni en que nos debemos "reciclar".
Un abrazo.
Muy interesante lo de los "sabotajes" y del tiro al blanco con los zuecos.
EliminarEl problema actual no viene de la modernidad ni del progreso, sino de los objetivos que se plantean los fabricantes, cuyo horizonte no es la felicidad de los ciudadanos del planeta sino la consideración que de estos se tiene como meros consumidores.
Un saludo, Rodericus.
Puede que mi falta de fe me dicte estas palabras, pero se ve venir la muerte de la sociedad del bienestar, una humanidad claramente escindida como antaño o peor aun, dos humanidades: de siervos y de cyborgs, y lo que es peor: consentida por sus ancestros mas inmediatos, es decir, nosotros, en virtud de nuestra insaciable comodidad.
ResponderEliminarCiertamente, tampoco me gusta nada el mundo que estamos construyendo, un mundo no de ciudadanos felices sino de consumidores compulsivos y de esclavos que mantengan en funcionamiento la maquinaria.
EliminarUn saludo, Emejota.
Fenomenal artículo que nos arroja luz documental sobre el inicio de esta nueva era. Algunos ya lo vieron venir y otros sufrieron en sus propias carnes el invento de J.Watt allá por el siglo XVIII. La época de la computación que vivimos aún está en pañales pese a todo lo avanzado. De hecho ya mucho esclavismo con aparatos ya sean de tuercas o transistores. No quiero ni pensar lo que nos deparará el futuro. El humanismo se va al carajo, con perdón.
ResponderEliminarObservó que has regresado con "la maquinaria bien engrasada" ;)
Un saludo
Nada más apropiado para empezar el "nuevo curso" que este recuerdo al maquinismo y sus detractores, con esa masa de chavales que ingresan al instituto sin apartar la vista de sus maquinitas del demonio.
EliminarMuchas gracias por tus apreciaciones, amigo Félix.
Un saludo.
Muchas gracias. Un comentario muy amable.
ResponderEliminarUn saludo.
Será que vivimos en un mundo de contradicciones...
ResponderEliminarSin tecnología no hay desarrollo y en un mundo tan competitivo "camarón que se duerme, la corriente se lo lleva".
Por cierto, te has dado cuenta de que te has pegado dos meses de vacaciones en el blog?
Un abrazo y bienvenido.
El progreso tiene esas dos caras: la positiva y la que no tanto. El problema actual es que todo está basado en el consumismo compulsivo, sin importar las necesidades reales de los ciudadanos. No es casual ver a tantos chavales enganchados a sus maquinitas. Es una adicción sabiamente creada y planificada por los que más se benefician de ello: los fabricantes.
EliminarY sí, me he pegado unas vacaciones blogueras de muy señor padre. El blog estaba necesitando una buena pausa para que su administrador se pudiera dedicar a otros quehaceres.
Un abrazo, Javier. Y gracias por seguir ahí.
ah caray! no sabia que la revolución había comenzado tan temprano.
ResponderEliminarTengo la suerte de aprovechar las ventajas de la tecnologia sin ser completamente secuestrado por ella, ayer vi al menor de mis primos caminar como zombi mirando su celular y me dio risa ver como se chocaba contra un poste!!
En fin es cuestion de sopesar las ventajas y desventajas.
Ese es el secreto: usar la tecnología y no dejar que ella te use a ti.
EliminarUn saludo, Gary Rivera.
Pues es difícil predecir el futuro, y sí hay riesgos, pero la capacidad adaptación del hombre y de la sociedad, son enormes. Y el asunto tiene tantos puntos de vista. Desde algunos de ellos los efectos no son deseables, desde otros sí. Estamos en lo de siempre. Hay que sacar la balanza.
ResponderEliminarUn saludo.
Servirnos de las máquinas sin que lleguen a esclavizarnos. Eso sería lo ideal.
EliminarUn saludo, DLT.
La sociedad avanza con la técnica, de eso no tengo dudas. De los beneficios que reporta al ser humano, si, y ahí los ludistas han resultado unos profetas. Ayer entraban en mi mismo ascensor una pareja treintañera cada uno absorto con su móvil. Pero lo más curioso fue ver al bebé de poco más de un año que llevaban en su sillita, con otro teléfono bien agarrado al que iba apretando los iconos y tan ajeno a lo que le rodeaba como sus padres.
ResponderEliminarSaludos.
El problema no está en el progreso, en la tecnología, sino en el mal uso de los adelantos, de las innovaciones, comprobando tristemente cómo algunas personas quedan esclavizadas, abducidas... Y cómo puede esto repercutir negativamente en las relaciones personales.
EliminarUn saludo, Ana María.
En Béjar, y a pesar de que la industrialización fue introducida muy lentamente, habida cuenta de que no dispusimos de ferrocarril hasta los últimos años del siglo XIX, se produjeron algunos levantamientos luditas más importantes a principios del siglo XX. Y no me extraña: las máquinas amenazaban con destruir decenas de empleos. Tecnología versus ser humano. Difícil guerra.
ResponderEliminarUn saludo
Hoy, el daño añadido es la conversión de muchos usuarios en autistas en potencia, siempre ensimismados con sus móviles, consolas, ordenadores...
EliminarUn saludo, Carmen.
Y ya lo creo que ha afectado. Lo que nos facilita la vida, al mismo tiempo nos la hunde. Pero el caso es que ya no sabríamos vivir sin las máquinas.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Exacto. Lo ideal sería usarlas, pero que no sean ellas las que nos usen.
EliminarEse es el dilema: mantenerse fuerte ante la avalancha consumista.
Feliz tarde igualmente, madame.
Menos mal que no ganaron los luditas, aunque uno pueda comprender sus razones.
ResponderEliminarSaludos.
Es que eso de destrozar es mala cosa. Hay que educar para un uso responsable de la tecnología más que romperle el nene la videoconsola.
EliminarUn saludo, Retablo.
Recuerde que si usted tiende a culpar a las circunstancias, condiciones y demás usted perderá el control sobre sí mismo. Bahaya Keringkan Pakaian Dalam Rumah
ResponderEliminarHerti Musthofa: en primer lugar, gracias por dejar en mi entrada su comentario. En segundo lugar, indicarle que, si ha leído las opiniones que han dejado los seguidores del blog o las mías propias, el tema da pie a un debate sobre las virtudes y los inconvenientes del mecanicismo. Y, como tanto los fabricantes como los consumidores de artilugios son personas, pues son ellas en última instancia las que han de optar por su buen uso o por su abuso. El pretexto para llegar a comentar cosas de nuestros tiempos, caracterizados por un consumismo desaforado, era esa rebelión que en tiempos pasados hicieron algunos obreros contra las máquinas. El objetivo de la entrada no era "culpar a las circunstancias" únicamente de los males que pudiera acarrear un mundo dominado por las máquinas, sino alertar del consumo irresponsable por parte de todos. Planteado así, es optativo resistir o dejarse abducir. Yo, por ejemplo, y lo saben los que me conocen y me siguen el facebook, tengo un móvil viejo que no tiene wasap, y que no pienso cambiar hasta que se rompa. Lógicamente, no se puede afirmar que yo haya perdido "el control" sobre mí mismo.
EliminarUn saludo.