Quemar libros siempre fue un deporte de mentes retorcidas y fanáticas.
Girolamo Savonarola, el fraile dominico, hizo famosas sus “hogueras de las vanidades”.
También es archiconocida la quema de libros judíos y contrarios a la raza aria por parte de los nazis, acción que luego copiaron los militares chilenos bajo el mandato del general Pinochet. Cuentan que al parecer quemaron equivocadamente unos libros sobre arte cubista, pensando que eran libros comunistas cubanos. La cultura no era lo suyo, estaba claro.
En la ficción literaria también tenemos buenos ejemplos:
El expolio de la biblioteca del ingenioso pero enloquecido hidalgo don Quijote por parte del ama y la sobrina, con ayuda del cura y del barbero, episodio conocido más como el “donoso escrutinio”.
El expolio de la biblioteca del ingenioso pero enloquecido hidalgo don Quijote por parte del ama y la sobrina, con ayuda del cura y del barbero, episodio conocido más como el “donoso escrutinio”.
La labor de quemalibros de los “bomberos” de Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, novela de ciencia ficción en cuyo título se habla de la temperatura a la que arde el papel, todo un clásico del género.
Manuel Vázquez Montalbán hace que su detectivesco personaje Pepe Carvalho encienda la chimenea quemando algún libro.
¿La mala literatura merece la hoguera? ¿Merece la hoguera la mala literatura?
Jamás tendré entre mis libros favoritos ni el "Mein Kampf" ni "Camino" ni las obras de Pemán; pero no dudo que alguna vez pueda hacerles una visita para comprender mejor ciertas mentalidades, aunque tan sólo sea para buscar documentación con el fin de analizar una época o un tipo de pensamiento. La hoguera jamás.
Jamás tendré entre mis libros favoritos ni el "Mein Kampf" ni "Camino" ni las obras de Pemán; pero no dudo que alguna vez pueda hacerles una visita para comprender mejor ciertas mentalidades, aunque tan sólo sea para buscar documentación con el fin de analizar una época o un tipo de pensamiento. La hoguera jamás.
Por su parte, Heinrich Heine, poeta y ensayista alemán del siglo XIX, escribió “Ahí donde se queman libros se acaban quemando también seres humanos.”
Sobre otras quemas y otros asuntos, ver el capítulo correspondiente de...
Solo un pequeño apunte sobre "Mein Kampf", y es que, aunque evidentemente no sea uno de mis libros favoritos, creo que para los aficionados (o los profesionales) de la historia contemporánea, debería ser de lectura obligatoria.
ResponderEliminar¡Salud!
Tal vez el mas antiguo cremador de libros fue el emeprador Qin Shi Huang, el primer emperador de una China unificada. Tuvo muchas luces, pero esta fue una de sus sombras. Creo que lo de quemar libros es tan viejo como el publicarlos (bueno, por lógica, un pelín mas moderno)
ResponderEliminarMala y peligrosa filosofía la de quemar lo que no nos gusta, se empieza por libros... y ya se sabe como se sigue.
Saludos
No sé si el comentario anterior se habrá publicado.
ResponderEliminarDecía que es una lástima que haya personas que desarrollen semejantes fobias. Ponernos en contacto con los demás a través de los libros está en la base de lo que somos.
Muy buena entrada. Un saludo.
Manuel Fernández Luccioni
Los Laberintos del Arte
De todos los libros se aprende,incluso lo que no debemos aprender. Supongo que, la quema, se trata de la manera más sencilla de borrar ideas y pensamientos. Siempre será más fácil que terminar con las personas.
ResponderEliminarUn besote.
Comparto con Dissortat lo del "Mein Kampf", un libro, que al igual que el Manifiesto Comunista o Estado y Anarquía de Bakunin, leí en mi juventud, por curiosidad, pero también por conocimiento...está bien saber el porqué de las cosas.
ResponderEliminarEn cuanto a la quema de libros recientemente vi la película "La Caduta degli Dei" de Luchino Visconti que relata el ascenso al poder de los nazis desde la perspectiva de una familia alta-burguesa industrial del sur de Alemania, y donde hay una gran quema de libros en un isntituto.
Un saludo
Jamás de los jamases enviaría un iibro a la hoguera, ni tan siquiera el de belen esteban, que ya dan ganas...
ResponderEliminarDissortat: sí, como documento para analizar por parte de los historiadores, no como un misal para los nazis.
ResponderEliminarUn saludo.
Carlos: los que os dedicáis al libro digital os libráis de la quema.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: la inseguridad personal y la intransigencia andan detrás de estas fobias.
ResponderEliminarUn saludo.
Detalles: destruir la memoria de los pueblos, como si esas manifestaciones culturales jamás hubieran existido, es el objetivo que anda detrás de tamaña aberración.
ResponderEliminarUn saludo.
Carolvs: son libros que conviene conocer y hasta analizar para poder criticarlos, otra cosa es que los tengamos siempre en la mesilla de noche.
ResponderEliminarUn saludo.
Félix: el que dices viene muy bien para envolver vasos si haces mudanza.
ResponderEliminarUn saludo.
Argentina con sus dictaduras batio records al respecto. En Cordoba,bajo la bota de Luciano Benjamin Menendez, hoy procesado y preso,se quemaron miles de ejemplares "·disociativos".
ResponderEliminarLuego fue objeto de la furia JUDICIAL,centenares de miles de ejemplares de la legendaria editorial Centro Editor de America Latina que llego a publicar algo asi como 10 millones de libros
Nando: a los dictadores les asusta la cultura. La odian. Eso de que la gente conozca otras cosas y pueda elegir sus opciones les pone nerviosos.
ResponderEliminarUn saludo.
Pepe Carvallho, el detective de Vázquez Montalbán, usaba la biblioteca para encencer la chimenea de su casa de Vallvidrera, decía que había leído libros durante 40 años de su vida y ahora los quemaba...
ResponderEliminar:D
Espero no terminar haciendo lo mismo.
Saludos :)
Adra: menos mal que lo de don Manuel era simplemente una estrategia literaria, como la gastronomía. Y tal vez un guiño a don Quijote. No creo que fuera quemando libros por ahí.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, lo de Vázquez Montalban era toda una boutade y como tal hay que tomarla. Conviene releer la escena de la quema de libros en el Quijote, que también tiene una carga irónica que a veces no se recuerda. ¡Y qué potente es la imagen de los bomberos quemalibros de Bradbury!
ResponderEliminarYo, personalmente, nunca quemaría ningún libro. Ni aunque estuviera maldito como el Necronomicon.
Saludos, Cayetano
Xibelius: antes reciclar que quemar, como en La ladrona de libros.
ResponderEliminarUn saludo.
No estoy a favor de quemar libros, ni siquiera de tirarlos a la basura Alguien puede disfrutar con lo que yo considero un aburrimiento o un pésimo estilo de escritura. La hoguera y el basurero no son sitios adecuados para los libros porque los destruyen para siempre y entonces no hay vuelta atrás.
ResponderEliminarEn Béjar también se produjo una quema de libros en la guerra civil. De eso quizás colguemos algún día una entrada.
Un saludo
Respecto al Necronomicón, nunca podréis quemarlo, lo tengo a buen recaudo...
ResponderEliminarFdo.- El árabe loco
La angustia que sentí en Berlín, viendo aquella estantería vacía. Y el recuerdo con olor a humo....
ResponderEliminarUn beso
Pues no se que decir sobre quemar libros, hay algunos que les tengo ganas, aunque no son buenos para encender chimeneas, así que lo dejaré para otra ocasión. Recuerdo la quema de libros del Quijote, allí estaban el cura y el bachiller para ir dejando aquellos que consideraban que se merecían sobrevivir, una forma interesente de mostrar las aficiones de Cervantes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Independientemente de su ideología, es una pena no leer a Pemán, hoy día totalmente proscrito. He leído cosas de este autor bellísimas. Salvando las distancias, es como aquellos que no quieren leer a García Lorca, Miguel Hernández o Alberti por las mismas causas. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminar"The Book Thief" es una novela de Markus Zusak (2005), relatada por un narrador particular, la Muerte. Es la historia de una niña, acogida por una familia en la Alemania nazi, que, "robaba" libros o los recuperaba de las "hogueras" que con ellos hacían los nazis, porque el poder de las palabras y de la imaginación eran para ella una forma de escapar de los nefastos eventos que la rodeaban durante la II Guerra. En el 2013 se hizo la película, a mí me gustó, te la recomiendo...(obvio, me vino a la mente porque la vinculé con el tema que has propuesto). Saludos, Cayetano!
ResponderEliminarCarmen: esperaremos esa entrada tuya sobre la quema de libros en Béjar.
ResponderEliminarUn saludo.
Félix: del señor Lovecraft no se quema nada. Todo se aprovecha.
ResponderEliminarUn saludo.
Arantza: eso tiene que impactar mucho. Tremendo.
ResponderEliminarUn saludo.
Valverde de Lucerna: aunque hay libros a los que les "tengo ganas", prefiero "reciclarlos" a "quemarlos".
ResponderEliminarUn saludo.
Felipe: me refiero a ciertos escritos políticos franquistas de Pemán hechos durante la dictadura, no a sus textos literarios. En cuanto a comparar su obra con la de Lorca... en fin, sobre gustos ya se sabe.
ResponderEliminarUn saludo.
Patzy: no leí la novela pero sí vi la película. Me encantó.
ResponderEliminarUn saludo.
En la guerra con Chile cuando los chilenos llegaron a Lima, asaltaron la ciudad y usaron los libros de la biblioteca nacional para las fogatas! Se llevaron también muchos libros y obras de arte, pero los libros se usaban como leña para guarecerse del frio y cocinar!
ResponderEliminarTodavía estamos sufriendo que se quemara la biblioteca de Alejandría.
ResponderEliminarLo importante no es lo que pone en el libro, sino la inteligencia y el sentido crítico de quien lee. Si hay sentido común, no hay que temer lo que diga ningún libro.
Gary Rivera: qué pena de libros quemados. Ahora que si es para cocinar porque no hay otra forma... al menos es por una razón de fuerza mayor.
ResponderEliminarUn saludo.
La Fuensanta y el Antón: cuántas cosas habrán ardido en Alejandría que se habrán perdido para siempre. Es algo que siempre pienso y me da una rabia enorme. La estupidez humana no tiene límites.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarYa había leído el episodio en tu libro. No quemaría ningún libro, porque para debatir con quien no comparte tus pensamientos, hay que saber como piensa.
Mein Kampf...Algunas páginas he leído...
Saludos
Mientras leía la entrada pensaba en la frase que pones como colofón “Ahí donde se queman libros se acaban quemando también seres humanos” y me la he encontrado al final.
ResponderEliminarAunque no tiene nada que ver, el espíritu no es el mismo, me gustaría señalar una anécdota de Luis Cernuda. Leer los libros arrancando y tirando la página que se lee. Me imagino que no lo haría siempre y que ha quedado solo como anécdota. En cierta ocasión, viajando en tren de Sevilla a Madrid, iba leyendo un libro de esta manera y le preguntaron por qué lo hacía, respondiendo que: "Estoy sembrando el camino de poesía".
No tiene nada que ver con lo que comentas, pero por asociación de ideas (destruir libros) me ha venido a la cabeza.
Un abrazo.
Manuel: esa es la diferencia que hay entre la gente intransigente y la gente dialogante o tolerante, el respeto a las opiniones de los demás aunque no se compartan.
ResponderEliminarUn saludo.
Antonio: excentricidades de un genio como era Cernuda. Como todos los grandes tenía sus manías.
ResponderEliminarUn saludo.
Esto de quemar libros es un deporte estúpido y, lamentablemente, muy viejo. Cuando Omar tomó Alejandría en 644, soltó...
ResponderEliminar"No hay más que un libro verdadero: el Corán. Si los libros de esa biblioteca contienen cosas opuestas al Corán, son impíos y hay que quemarlos; y si dicen lo mismo que el Corán, son superfluos y hay que quemarlos también"
Así que, los quemó.
Saludos
Javier: los fanáticos en la historia, independientemente del credo o de la ideología, han actuado siempre igual.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué bueno lo del arte cubista. Será un chascarrillo, pero describe perfectamente lo asno que hay que ser para andar quemando libros.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Madame: no me extrañaría nada dadas las dotes culturales de ciertos especímenes, al estilo del sargento Arensivia.
ResponderEliminarUn saludo y buen fin de semana.
Sin embargo, hay que reconocer que, con tal de vender, se está ofertando pésima literatura como si fuese buena. Y lo peor de todo es que muchos lectores la toman como tal.
ResponderEliminarUn abrazo
Antorelo: libros de usar y tirar, de una sola lectura, libros para los que leen poco, best seller. La larga mano del mercado no respeta nada.
ResponderEliminarUn saludo.
Estoy en la misma línea de tu actitud. Para mí no todos los libros son iguales, pero todos, absolutamente todos, tienen una enseñanza que no se debe exterminar; también los que no me gustan o cuyos pensamientos son diametralmente opuestos a los míos. Más que incendiarios, los libros necesitan conservadores bibliófilos.
ResponderEliminarUn abrazo
Francisco: en efecto todos sirven para algo, ya sea entretenimiento, enseñanza, advertencia y ejemplo de lo que no se debe hacer.
ResponderEliminarUn saludo.
Es verdad!
ResponderEliminarDonde hay una hoguera de libros "se queman seres humanos".Se queman ideas.
En realidad el objetivo es ése : hacer ceniza ideas pero no se logra.
Pues, de alguna manera , las ideas sobreviven.
Abrazos.
Carmela: aunque algo chamuscado, el Ave Fénix renace de sus cenizas.
ResponderEliminarUn saludo.