Estatua agredida
Decía
Lorca que "Las estatuas sufren por los ojos con la oscuridad de los ataúdes, pero sufren mucho más por el agua que no desemboca, que no
desemboca…”
Sin
embargo, yo creo que no lloran por eso, sino por las barrabasadas del vandalismo
urbano (y rural).
Se
supone que las estatuas situadas en espacios públicos como parques y jardines
son homenajes a personajes célebres, a hijos predilectos de la localidad; pero
a menudo parecen seres salidos de una trifulca, de un linchamiento o de una lapidación. Es
patético el aspecto que presentan algunas cuando pasan unos años. El tiempo,
los gamberretes de turno y las simpáticas palomas, amén de otros animales, incluyendo los autodenominados "racionales", se
encargan de embadurnar de excrementos, salivazos y otros proyectiles al
monumento en cuestión.
Algunos, no contentos con esto, completan el "paisaje" de la desolación, aderezando la zona donde se erige la estatua con todo un despliegue de envases, latas vacías y bolsas de plástico que en su momento guardaban en su interior chucherías y refrescos
Algunos, no contentos con esto, completan el "paisaje" de la desolación, aderezando la zona donde se erige la estatua con todo un despliegue de envases, latas vacías y bolsas de plástico que en su momento guardaban en su interior chucherías y refrescos
Y
el personaje queda así agredido, vejado, humillado, manchado y hasta mutilado.
Estéticamente deja mucho que desear.
Es muy triste que el destino final de una estatua sea ser cagada por los pájaros o servir de diana para los escupitajos de cualquier descerebrado.
Es muy triste que el destino final de una estatua sea ser cagada por los pájaros o servir de diana para los escupitajos de cualquier descerebrado.
Si
queremos honrar la memoria de una persona, mejor situar su efigie en un lugar
cerrado, lejos de meadas, deposiciones y pedradas.
Por eso estoy siempre pidiendo que no me hagan una estatua. Aprovecho para reiterar mi petición ;-)
ResponderEliminarSaludos, Cayetano
Eso a las estatuas modernas y abstractas no les pasa, o al menos nadie se da cuenta, porque ya vienen retorcidas y enrobinadas de fábrica.
ResponderEliminarYo encerraría en los museos a los vándalos. Pero en los museos de cera, en la sección de terror.
Saludos.
Carlos: una buena "estrategia".
ResponderEliminarSaludos.
La Fuensanta y el Antón: no os falta razón. Creo que en Arco pasan desapercibidos los ataques vandálicos.
ResponderEliminarUn saludo.
Me duelo lo mismo que has manifestado. Pero cuando la afrenta a la memoria son el óxido o las cosas propias de la naturaleza como los excrementos de las aves, lo encuentro justificado como el tributo que hay que pagar por estar permanentemente exhibido para notoriedad pública. Lo que me parece irracional es el vandalismo de algunos y que eso no se erradique con contundencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajaja! No me río de tu artículo, sino del comentario de Carlos, aquí arriba! Lo penoso es que muchos de estos próceres no han tenido la oportunidad de dejar en sus testamentos igual solicitud: "por favor, no me hagan estatuas!"...y ahí están, pero no me extraña...si la humanidad se ha "cagao" en todo, siempre! Estos, al menos, son de piedra, y no se quejan ya. Abrazos, Cayetano.
ResponderEliminarPor desgracia y gracias al incivismo y falta de educación regados de grandes dosis de drogas y alcohol de algunos incívicos se va haciendo difícil levantar monumentos a personajes ilustres. Si este monumento está en un parque alejado del centro donde se hace botellón con asiduidad suele suceder que se decapitan personajes históricos amén de orinarles y pintarles de todos los colores posibles. Es el triste caso del Dr. Antonio Rico Cabot, ilustre médico alicantino, republicano y concejal que ya ha sido decapitado más de una vez. En cambio, en el centro, en una gran peana monumental, al lado de la famosa Explanada alicantina se encuentra la estatua exenta del insigne político gallego y Presidente del Gobierno José Canalejas que fue diputado por Alicante( cunero, por supuesto). Ahí no hay agresión porque está muy alto y en lugar muy visible. Al final habrá que poner cámaras por todas partes para disuadir a los malnacidos que destruyen nuestro patrimonio.
ResponderEliminarComparto el comentario de Carolus...Yo tampoco quiero estatua.
ResponderEliminarHace mucho, en Caracas, colocaron un busto de Carlos Gardel (el cantante de tangos argentino). Y resulta que a los mismos que pedían el busto del cantante, le quitaron la cabeza porque no se parecía...
Saludos
Yo me inclino más por insistir en la educación cívica de la población (no solo los jóvenes hacen de las suyas). A los homenajeados se les puede encerrar en un museo, pero entonces la razón de ser del recuerdo público desaparece. Así que los vándalos de todas las edades y tiempos terminan por salirse con la suya. Besazos.
ResponderEliminarEstoy contigo Cayetano a las estatuas deben protegerlas por lo menos con unas buenas rejas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hombre, pozzi. Tu entrada me ha hecho analogizar automaticamente lo que les ocurre a las "estátuas" de carne, las que se quedan paradas en algún momento de su historia personal, desde luego se exponen a que les echemos todo tipo de "flores", nada agradables la mayoría de las veces, porque se lo habrán ganado a pulso, pero...¿y la caridad? ¿Existirá?
ResponderEliminarUff, menudo rollazo. Bs.
Hay estatuas y estatuas, un buen recurso para evitar lo que denuncias es crear el máximo número de huecos:
ResponderEliminarhttp://funny-pics.co/wp-content/uploads/Weird-statue.jpg
Por otra parte, por la calle hay demasiado aprendiz de "pitcher" de cualquier fluido corporal. Y la pena, es que muchos de ellos están en las aulas.
Saludos
Estoy con la Fuensanta y el Antón :D...Porque a mi, que soy mu borrica, a veces me darían ganas de "tunear" no a las obras, sino a los autores :D
ResponderEliminarUn abrazo
El comentario que te hemos hecho en esta entrada nos ha inspirado una nueva viñeta. Puedes verla entrando en nuestro blog.
ResponderEliminarUn saludo inspirado.
No me gustan los homenajes, suenan a despedida o algo peor. Pero, si en alguna ocasión, deciden honrar mi memoria,el dinero de la estatua que se lo den a alguien que esté en apuros. Seguro que no se cagará, escupirá o golpeará y me recordará alguna vez.Un besote.
ResponderEliminarBuenos días, Cayetano.
ResponderEliminarYo creo que el principal problema está en que en la sociedad no se tiene conciencia alguna de lo que son los bienes colectivos, que pagamos entre todos, para disfrutarlos entre todos.
¡Cuánta educación se ha perdido por el camino!
Francisco: vándalos y no sólo en "Vandalucía", una epidemia global de niñatos consentidos.
ResponderEliminarSaludos.
Patzy: me imagino que a los descendientes del personaje homenajeado no les tiene que hacer gracia alguna estas agresiones.
ResponderEliminarUn saludo.
Luis: así es, un patrimonio de todos.
ResponderEliminarSaludos.
Manuel: qué manía han cogido con decapitar estatuas. Una plaga.
ResponderEliminarSaludos.
Isabel: por desgracia, creo que las medidas educadoras no son las únicas. Hay que combinarlas con otras medidas. Y que el agresor no se vaya de rositas.
ResponderEliminarUn saludo.
Rosario: o que sea difícil su acceso, porque con lo de las rejas... los metemos a todos en la cárcel sin merecerlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Emejota: si te paras en medio de la calle, como mínimo te mea un perro.
ResponderEliminarUn saludo.
Alma de Adra: eso ya es más comprensible.
ResponderEliminarUn saludo.
La Fuensanta y el Antón: de allí vengo ahora precisamente. A esa escultura no hace falta que la agredan, ya está agredida por su autor y no me "agrada".
ResponderEliminarUn saludo.
Detalles: estoy de acuerdo contigo. De hecho prefiero la incineración a que me entierren para evitar que puedan manejar mis restos. ¡Uf! Mira que me he puesto fúnebre.
ResponderEliminarUn saludo.
Anónimo Castellano: no sé si será cosa del clima o del Mediterráneo, pero este incivismo que padecemos es una plaga.
ResponderEliminarSaludos.
Eladio: es que por las aulas pasan todos, los mejores y los peores. Los meones y los continentes.
ResponderEliminarMuy curiosa esa escultura con los huecos. Podría ser parte de la solución.
Un saludo.
Y pensar que es un reconocimiento a personajes relevantes... Si levantasen la cabeza, pensarían que con reconocimientos como estos mejor haber pasado por este mundo sin pena ni gloria.
ResponderEliminarSaludos
Es curioso que las estatuas tratando de hacer historia son testigos mudos del paso del tiempo y de la historia.
ResponderEliminarY sí, lo que debiera de ser un bello recuerdo, cae en manos del olvido y el abandono.
De todos es responsabilidad cuidarlas , cierto, pero ¿Y si quien las tiene que proteger no lo hace?.
Me ha gustado mucho la entrada.Saludos, Cayetano
Javier: y que lo digas. Debe ser muy triste acabar como estas estatuas.
ResponderEliminarUn saludo.
Hay personas que interpretan que esas esculturas, al estar a pie de calle, son susceptibles de padecer mofa, befa y escarnio público, como si al hacerlas accesibles perdieran su condición de homenaje a un personaje de valía. Es desprenderlas de su pedestal y ya comienza el desastre. Bueno, algunas con pedestal también acabn siendo destrozadas porque los gamberros tienen la cualidades de los monos a la hora de trepar.
ResponderEliminarUn saludo
La verdad es que hay estatuas que son tan feas que se merecen eso y más, pero hay que ser respetuosos con lo que representan y mirar más allá de lo meramente estético. (Estoy pensando en un par de estatuas en concreto que dinamitaría por lo horribles que son).
ResponderEliminarSaludos, don Cayetano.
David: algunas de ellas reciben más escarnio y violencia en propia piedra que cuando no eran estatuas.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmen: un homenaje se convierte en broma de mal gusto.
ResponderEliminarUn saludo.
Dissortat: yo también. Lo que pasa es que luego pienso en los talibanes y en las estatuas de Buda que se cargaron.
ResponderEliminarUn saludo.
La falta de educación, la incultura y la indolencia de todos, nos lleva a estos desmanes, pero no, creo que donde deben estar es en las calles y plazas. Es allí donde mejor adornan la vía pública y donde la gente, toda la que pasa y tiene algo de curiosidad, conoce y aprende de quiénes son y qué hicieron los representados. Un abrazo.
ResponderEliminarDLT: habrá que sacar de la calle entonces a los vándalos de turno y meterlos a ellos en el museo de cera, como dice el Antón.
ResponderEliminarUn saludo.
A mí me gustan las ciudades con estatuas. Que existan en la sociedad actual desaprensivos que no entienden que esa escultura es un bien de todos incluso de él no me parece motivo para que el resto de los ciudadanos nos veamos privados de ellas.
ResponderEliminarUn saludo Cayetano
Ámbar: hay lugares donde el respeto a lo que es de todos -y una estatua lo es- está más extendido; otros, en cambio, presentan una situación penosa. La estatua de la foto está precisamente a pocos metros de donde vivo y su estado es cada vez más lamentable por culpa del vandalismo. Ello fue lo que me motivó a escribir este post.
ResponderEliminarUn saludo.
Lamentable.
ResponderEliminarCerca de casa hay una estatua de Felix Rodríguez sin nariz. El monumento de Bécquer en el Parque de Maria Luisa tiene los dedos de las gitanas rotos y la daga del ángel desaparece en el momento que es repuesta. Recientemente le arrancaron la cabeza a la estatua de la fuente de "los meones" de la Puerta de Jerez, en una celebración futbolística (ya está restaurada)
ResponderEliminarAsí podríamos citar muchísimas agresiones a monumentos y mobiliario público sin parar. Es un mal endémico de toda España y cada día parece superarse a sí mismo.
En fin... no sigo porque me pongo malo.
(Los monumentos que cito son de Sevilla).
Un fuerte abrazo.
Retablo: y que lo diga. Una pena.
ResponderEliminarAntonio: para que mí que juegan a ver quién hace más daño. Es lo que estamos creando entre todos, una generación de descerebrados impunes.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Una reflexión utópica.
ResponderEliminarNo hace mucho vi en un pueblo una pieza tallada con seis siglos de antigüedad plantada en la acera de una pequeña calle y ahí estaba la joya, entera y sana.
En lugar de esconder a nuestras estatuas, la pregunta es: ¿se potencia el respeto hacia la figura del educador? ¿somos los padres responsables? ¿Cumple el Ayuntamiento su labor de prevención y mantenimiento? Y ya sean menores o adultos, ¿Se castiga con la máxima dureza a esos energúmenos?
Muchos interrogantes, Cayetano. Saludos.
En todas partes cuecen habas y nuestras ciudades están llenas de porquerias por todas partes.Saludos desde mi mejana
ResponderEliminarAna Mª Ferrin: esas preguntas son las que hay que hacerse en esta sociedad pasota y en exceso consentidora que ha relegado la educación de los hijos a quienes ni se valora ni se respeta.
ResponderEliminarUn saludo.
Felipe: será un producto de la incultura o del pasotismo social y familiar.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Esa me suena!
ResponderEliminarCayetano junior: y a mí "també".
ResponderEliminarBeso.
Delicado tema para comentar sobre aquellas estatuas censuradas para tapar un pasado que ocurrió por desgracia.
ResponderEliminarY que las censuren está bien, pero coño, con perdón de la expresión, que las dejen en un museo pues la historia es imborrable según tengo entendido, aunque a algunos les guste lavar la memoria a su antojo.
Un abrazo amigo.
Muy buenas, Cayetano.
ResponderEliminarCierto que es una pena como muchas personas tratan a las estatuas, pero encerrar todas las efigies en museos supondría rendirse. Entiendo lo que dices, pero el sitio idóneo de muchas estatuas es la calle, donde se puedan admirar de diario, a pesar de vándalos y palomas.
Sin ir más lejos, a Woody Allen no paran de romperle las gafas y eso que está en pleno centro de Oviedo, pero cuando he vuelto este verano, le habían puesto gafas nuevas. La gente lo quiere y se hace fotos con él: si estuviera en un museo, se sentiría solo y deprimido.
Bueno, te mando un saludo y, ahora que he retomado la vida blogger tras el verano, te leo más de seguido.
Jose Senovilla: claro, el museo sería el sitio ideal para esas estatuas que dices. Aunque no creo que muchos alemanes o italianos fueran a perder el día yendo a ver las efigies de Hitler o de Mussolini.
ResponderEliminarUn saludo.
Pedro Manuel: en el fondo, mi entrada es una rabieta por el deterioro que sufren muchas en los espacios públicos. Una llamada de atención por el incivismo que hay. Claro que los ciudadanos tienen derecho a hacerse fotos con Woody Allen -con gafas nuevas- o con la Regenta (ésta el año pasado estaba tan lozana y fresca allí frente a la catedral).
ResponderEliminarUn saludo.
Hay mucho incivilizado, más de lo que creemos.
ResponderEliminarUn saludo.
Eduardo: es una paradoja que cuanto más avanza una civilización más incivismo hay. Por lo menos por estas latitudes del mediterráneo.
ResponderEliminarUn saludo.
Cayetano, pagamos por ver en el museo de cera a esos que mencionas y al que yo te digo. Ver la cara de semejantes individuos es bueno para entender quienes fueron y lo que hicieron, lo demás lo considero censura y eso si que no es bueno para nadie.
ResponderEliminarUn abrazo
Jose Senovilla: y es que hay gustos de todos los colores.
ResponderEliminarSaludos.
Querido Cayetano, lástima me produce tener que aumentar, con dos tristes casos en mi ciudad, la nómina de estatuas maltratadas y objeto de impune vandalismo, gratuito e ignorante; hace ya años las víctimas fueron la estatua de doña Emilia Pardo Bazán, en los jardines de Méndez Núñez, escenario del botellón coruñés, y la recoleta Plaza del Humor, donde la nariz de nuestro insigne Álvaro Cunqueiro ha tenido que ser repuesta en más de una ocasión.
ResponderEliminarLo dicho, caro amico, una lástima.
Mil bicos.
Profedegriego: es lamentable que lo que es patrimonio de todos, unos cuantos vándalos, niñatos malcriados por sus padres, lo destrocen. Es lo mismo que ocurre en algunas aulas, donde un grupo de energúmenos objetores impiden a los demás el derecho a formarse en un ambiente distendido y agradable. Así nos luce el pelo.
ResponderEliminarUn saludo.
Eso demuestra el poco respeto que se tiene por las estatuas o por el patrimonio, enumerar ejemplos de este comportamiento sería interminable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Valverde de Lucerna: sí, es un problema de educación en el respeto hacia los demás.
ResponderEliminarUn saludo.