Siglo VI de nuestra era. Imperio Bizantino. Teodora, de origen plebeyo y dudosa reputación, era la esposa de Justiniano.
Se dice que tuvo una vida disoluta antes de su matrimonio con el emperador bizantino.
De pasado farandulero, artista circense, pertenecía al grupo profesional de las “cortesanas” que acompañaban a los cómicos, enseñando sus partes y provocando a los espectadores, con los que después solía tener trato carnal.
Justiniano se enamoró perdidamente de ella y tuvo que cambiar la ley para poderse casar con una prostituta, permitiendo al resto de la población el poder hacer lo mismo.
Una vez esta dama llegó al poder, logró introducir cambios legislativos que favorecían a las clases populares, sobre todo a la mujer, como por ejemplo la primera ley del aborto, despenalizó el divorcio y la bigamia, permitió la prostitución siempre que no fuera algo obligado por terceras personas, de hecho los violadores eran condenados a muerte. Todos esos cambios se recogen en el “Corpus Iuris Civilis” o Código de Justiniano, compendio de leyes romanas tradicionales y de su época.
Procopio de Cesarea era el historiador fundamental de este momento, a quien se atribuye una Historia secreta donde pone a caldo al emperador y a su señora, a la que tilda de ninfómana y pervertida sexual. El grado de objetividad del historiador está puesto en duda:
“Pero tan pronto como llegó a la adolescencia, y estaba ya preparada para el mundo, su madre la puso en el escenario. Inmediatamente se hizo cortesana, de la clase llamada infantería tal cual los antiguos Griegos solían llamar a una mujer común , pues ella no tocaba la flauta o el arpa, ni entrenaba siquiera para bailar, sino que sólo entregaba su juventud a cualquier persona con que se encontrara, en total abandono”.
“En materia de placer nunca fue derrotada. A menudo iba a merendar al campo con diez hombres o más, en la flor de su fuerza y virilidad, y retozaba con todos ellos, durante toda la noche. Cuando se cansaban del deporte, se acercaba a sus criados, treinta quizá en número, y luchaba en duelo con cada uno de ellos; e incluso ni así encontraba alivio alguno a su deseo. Una vez, visitando la casa de un caballero ilustre, dicen que se situó en el extremo más alto de su triclinio, alzó el frontal de su vestido, sin rubor, y así enseñó negligentemente su impudicia. Y aunque abría de par en par tres puertas a los embajadores de Cupido, se lamentaba de que la naturaleza no había abierto semejantemente los estrechos de su pecho, para que pudiera allí haber ideado otra recepción a sus emisarios. ”
“Pero cuando regresó a Constantinopla, Justiniano se enamoró apasionadamente de ella. Al principio la mantuvo sólo como su amante, aunque la elevó a rango patricio. A través de él Teodora pudo inmediatamente adquirir un perverso poder y unas muy grandes riquezas. Le parecía ella la cosa más dulce del mundo, y como todos los amantes, deseaba agradar a su amor con todo posible favor y regalarla con toda su riqueza. La extravagancia añadió combustible a las llamas de la pasión. Con la ayuda de ella para gastar el dinero saqueó al pueblo más que nunca, no sólo en la capital, sino a lo largo del Imperio Romano.”
Procopio de Cesarea, Historia secreta, Segunda parte, cap IX.
Nota: el subrayado es mío.
Teodora es considerada santa por la Iglesia ortodoxa y su santo se celebra el 14 de noviembre
Menuda mujer, de armas tomar, que se dice. Un soplo de modernidad y feminismo en la, imagino, Corte rígida del Bizancio altomedieval. El placer de Justiniano, el cual estaría más feliz que unas castañuelas. Desde luego que de las tres grandes civilizaciones del Viejo Mundo (Occidente, Bizancio y el Islam) la nuestra, la europea occidental, debería de dar lástima: bárbara, atrasada y mísera. Sin embargo, en nuestra península, al menos, podíamos presumir de ser civilizados en el territorio de Al Ándalus. Porque lo que se dice en las cortes de Aragón o Castilla y León......
ResponderEliminarSaludos Cayetano.
En efecto, amigo Juan, Al Ándalus era de lo mejorcito, culturalmente hablando, en esta época tan bárbara que teníamos por occidente.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu comentario.
Feliz fin de semana.
Sin duda Justiniano supo rodearse de gente valiosa. Gracias a Teodora, por ejemplo, permaneció en su puesto cuando estalló la revolución Nika, porque si hubiese sido por él hubiese salido huyendo. Sin duda alguna una mujer con gran visión política y con más agallas que su marido, como se desprende de este hecho.
ResponderEliminar1 saludo Cayetano!!
Agallas tenía la moza y aunque no fuera una santa hay que tener precaución con lo que nos cuenta Procopio de Cesarea. Es posible que no sea objetivo.
ResponderEliminarUn saludo.
Ha sido frecuente que alrededor de las mujeres que alcanzaron poder se hayan tejido muchas leyendas, sobre todo de tipo sexual. Es muy probable que Teodora haya sido bastante liberal para su época, y que sus enemigos políticos hayan exagerado las cosas.
ResponderEliminarSaludos desde Lima.
Arturo
Seguramente, Arturo, haya algo de exageración y algo de verdad.
ResponderEliminarUn saludo.
Y luego parece tan seria en los mosaicos... Quién lo diría, la mujer del emperador Justiniano una fulana. Pero, en fin, cosas igual o más raras se han visto. No sé qué dirían los padres de la Iglesia de la época. Imagino que no les haría ninguna gracia.
ResponderEliminarUn saludo
A veces los gobernantes o los que aspiran a tal cosa se encaprichan de mujeres muy alejadas de su entorno social, como actrices, vedettes e incluso presentadoras de TVE: Grace Kelly, Eva Perón, Imelda Marcos...Esto daría para una entrada curiosa. Pero claro, lo de Teodora -"don de dios" en griego- es muy fuerte. Me imagino que alguno se llevaría las manos a la cabeza.
ResponderEliminarGracias, Carmen, por tu comentario.
Un saludo.
Las emperatrices bizantinas guardan algunas historias muy poco edificantes. ¡Nos has cogido una de nuestra lista para la sección de mujeres de la Historia! Para no repetir tanto Teodora tendrá que cederle su puesto a Irene.
ResponderEliminarEn cuanto a la fama de Teodora, no es de extrañar que su poder hiciese a sus enemigos exagerar sus defectillos.
Para aquellos a los que les guste esta época, "El conde Belisario" de Robert Graves, es maravilloso.
¡Disfrutad de lo poco que nos queda de fin de semana!
¡Cachis la mar! Siento haberos pisado el tema de Teodora. Os aseguro que no tengo ninguna otra señora prevista para hacer entrada nueva. Ya puse en su día a Isabel II, Isabelona para los amigos.
ResponderEliminarSeguro, como bien decíais, que los enemigos de Teodora exageraron algo sus vicios personales. O no. ¡Quién sabe!
Un saludo.
Lo de Teodora sí que fue un ascenso, monsieur.
ResponderEliminarDesde luego el relato de Procopio de Cesarea suena poco objetivo, en parte porque tendria que ser superwoman, jiji. Pero de todos modos, parece que agua lleva ese rio.
Feliz domingo, monsieur
Bisous
Habrá mucho de verdad, madame, pero también habrá exageraciones.
ResponderEliminarUn saludo.
Buen domingo.
Muy interesante, esta Teodora es de la misma pasta que Mesalina, compitiendo en la Suburra con las lobas más expertas. A cierta clase de mujer siempre le ha dado resultado ganarse al poderoso con su entrepierna. Ahora también hay casos, vaya que sí. Que se exagere...no sé. Esas proezas pueden ser increíbles en un varón, pero no en una mujer, sobre todo si padece "furor uterino".
ResponderEliminarme llama la atención el comentario de Juan...Justiniano más feliz que unas castañuelas...jajaja...bueno, entrechocando los cuernos...tal vez el ruidillo fuera de castañuelas, sí, sí, puediera ser.
Sobre lo que decía Juan, amiga Rosa, mi padre que en paz descanse tenía una frase muy ocurrente de buen "granaíno": "Mas vale un bombón a medias que una mierda pa mí solo." Lo contaba como una anécdota de uno que tenía una mujer muy guapa pero que lo engañaba.
ResponderEliminarUn saludo.
No se si me estoy equivocando, esta fue la que cuando le recomendaron abandonar el palacio por una revuelta dijo aquello de "el púrpura será un magnífico sudario"... como dando a entender que con lo que le había costado llegar no se iba a largar así como así..
ResponderEliminarHola Cayetano:
ResponderEliminarTuve problemas de conexion. Ya regresé.
Leyendo su entrada, Teodora me recuerda a muchas que iniciaron el camino (Amelia Earhart, Norma Rae, Florence Nigthingale entre otras).
Dicen que detrás de cada hombre exitoso, hay una mujer que le apoya.....
Saludos
Qué grande fue Teodora...y que de reir se han dado mis alumnos al leer su nombre y del consorte Justiniano. Pese a toda la historia gobernaron ambos el Imperio Bizantino, y fue a la muerte de este cuando empezó la progresiva desintegración del mismo.
ResponderEliminarDe casualidad,como siempre en la librería encontré: "Bizancio, el imperio que hizo posible la Europa Moderna" de Judith Herrin, lo recomiendo.
un placer visitarte, besosss
Cayetano dijo...
ResponderEliminarYa te digo, José Luis. Después de probar las mieles del poder, no iba a renunciar esta mujer a lo que tenía así como así y volver a la farándula cirquense.
Un saludo.
En el fondo, Manuel, se trata de mujeres inteligentes que al final logran su objetivo de triunfar en la vida a costa de lo que sea.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchacha en la ventana:
ResponderEliminarHabrá que echar un vistazo a ese libro que nos recomiendas.
Lo de los nombres... No me extraña que los alumnos se rían. Es que les ponían cada uno...Con mirar el santoral uno se percata del asunto.
Un saludo.
Jajajajaja muy buenos los dos comentarios de Rosa Cáceres y el de tu padre, jajajaja, se nota que Graná es la tierra de la "mala follá" jajajaj pero en el sentido gracioso, claro jajaja, no como el "malaje" de otra ciudad andaluza de cuyo nombre ni quiero acordarme. Jajajaja.
ResponderEliminarSaludos a los dos.
Juan.
Ya nos contarás, amigo Juan, la experiencia llena de "malaje" ("mal ángel") que te sucedió en otra ciudad andaluza, siempre y cuando sea "contable".
ResponderEliminarUn saludo.
Hola. Leí hace varios años un libro (que no es el de Gillian Bradshow) sobre el ascenso de Teodora, de cortesana a empertriz. ¿Lo conocés?, ¿me podrías dar el nombre exacto y el autor?. Gracias
ResponderEliminarAhora veo tu comentario. No conozco ese libro. Lo siento.
EliminarHace poco que terminé de leer La Historia Secreta de Procopio y me he reído bastante, es decir, que me la he pasado muy bien con todas sus salidas y críticas vilipendiosas. Y justo estoy preparando relatos sobre Theodora, Justiniano. Belisarius y Antonina. Me demoró un poco en publicarlos, pero estoy en ello. Jajajajaja. ¡La historia es apasionante! Y me divierto un montón.... Ando pérdida en el siglo VI- IX del Imperio Romano de Oriente. entre esos romanoi que llamamos bizantinos.
ResponderEliminarBesos
Hay muchas anécdotas. Lo importante es pasarlo bien con la historia.
EliminarUn abrazo, Myriam.
¡Hay tantas entradas antiguas aquí que no he leído aún, la iré haciendo de apoco!
ResponderEliminarPoco a poco, que no hay que coger un empacho.
Eliminarjajajajajajajaja Trataré
EliminarAbrazo
En la revuelta de Nika supo mantener más la calma ya que Justiniano estaba con "un pie y medio fuera" de Constantinopla. LLevando los pantalones que se dice.
ResponderEliminarSaludos Cayetano¡
Sí, se lo tomaba muy en serio. Más que el marido. Y era una mujer de armas tomar.
EliminarUn saludo, Félix.