jueves, 27 de junio de 2013

Disparates


Goya. Disparate 13. Modo de volar. 

Con esta entrada cuelgo los bártulos de profe y digo adiós a la profesión que me ha venido acompañando desde hace treinta y siete años. 
Debo decir que para mí ha sido un placer el haberme dedicado a este noble y antiguo oficio, muchas veces poco valorado y criticado. 
Si tengo que poner lo bueno y lo malo en los platillos de una balanza, el resultado es desde luego favorable.
Si tengo que hablar de sinsabores, los alumnos han sido los que menos los han causado. Y eso que he tenido de todo lo habido y por haber; pero las peores zancadillas no han venido precisamente de la gente más joven. 
Y nada mejor para una despedida que dedicar la entrada al tema de los disparates, al que ya dediqué hace tiempo un espacio y hoy retomo y en parte recupero. Así que algunas cosas seguramente os serán familiares.
El “profe” Luis Díez Jiménez fue quien empezó la costumbre de recopilar "ocurrencias" de los exámenes de los alumnos. La recopilación pionera llevaba por título “Antología del disparate”, allá por los años 60 y 70. De la famosa Antología, algunas perlas: 

Los egipcios: 

 "Los egipcios como los indios adoraban a los animales no como nosotros que los tratamos a patadas.”

¿Qué es el Paleolítico?: 

“Paleolítico significa "Edad de Piedra", pues los primeros restos humanos eran de piedra.” 

La soberbia: 

"Es un apetito desordenado de comer y beber, que se corrige practicando la lujuria". 

Los cuatro evangelistas: 

"Los cuatro evangelistas eran 3: San Pedro y San Pablo". 

Debo confesar que algunas veces -pocas por cierto y me arrepiento de no haber estado más “al loro”- he recopilado algunos disparates que mis alumnos "perpetraron" en sus exámenes. 
Hace muchos años, una alumna del antiguo COU me puso en un examen de Historia que Hitler se había suicidado en su “bunque” de Berlín tirándose al agua. 
La alumna aprobó selectividad. Menos mal que no le tocó ese tema. 

Batalla de Pavía. Museo de Birmingham. Siglo XVI.
Pintura flamenca de autor desconocido.

Digamos que paseamos por la España borbónica de las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIX. La época de Carlos III, Carlos IV, la invasión napoleónica, la llegada del rey felón, el impresentable Fernando VII... Una época de esperanzas porque en ella tienen lugar los primeros brotes de liberalismo, la primera constitución española, la Pepa, allá por 1812, cuando las Cortes de Cádiz... Y en ese contexto me tropiezo con algunos alumnos, muy imaginativos, que no han entendido bien del todo lo que era materia de examen. Así, al corregir me encuentro con: 

El "botín" de Esquilache.

(Cuando todo el mundo sabe que tras el famoso "motín", el ministro Esquilache lo único que se llevó fue un disgusto y tuvo que salir por pies de este pais atrasado y desagradecido. Hay algún otro "botín" por ahí, pero creo que ese es director del Santander.) 

Donde más lío hubo fue para referirse al paréntesis constitucional que tuvo lugar dentro de la época absolutista de Fernando VII: el trienio liberal de Riego, entre 1820 y 1823. Algunas formas de llamarlo: 

El trienio liberal de "regadío". 

(Me imagino que algo de agua habría, aunque la mayor parte de aquella España era de secano.) 

El "trineo" liberal de Riego. 

(¿El militar se pronunció en el Ártico? ¿No fue en Cabezas de San Juan?) 

El "tiempo" liberal de Riego. 

(Tiempo hubo, pero poco: tres añitos) 

El trienio liberal de "riesgo". 

(Que se lo digan al militar, que lo ahorcaron. Si te parece poco riesgo enfrentarse al monstruo de Fernando VII...)

Más adelante en el tiempo me encuentro con esto: 

El sexenio revolucionario terminó con la Batalla de Pavía. 

(Me imagino que el alumno - alumna en este caso- se refería a la "batalla" personal, más bien cuartelazo, del general Pavía; porque la famosa y real batalla tuvo lugar en tiempos de Carlos I, allá por el siglo XVI, un pelín antes.) 

Y dando un salto todavía mayor, nos vamos al final de la Primera Guerra Mundial, cuando se firmó la paz con Alemania, en un famoso acto. Nada menos que... 

¡El Tratado de "Versache"! 

Debe ser porque estuvo "de moda" un tiempo.

Y sobre bolcheviques rusos famosos, no hay que olvidar a... 

Lenin, Stalin y "Triskis". 

Así como suena, como los aros de maíz para aperitivo.

Y ya para rematar, de otro grupo de alumnos. 

Pregunta: ¿Por qué se dice que en el imperio de Felipe II nunca se ponía el sol? 

Respuesta: 

Porque su castillo tenía unas ventanas que no "traspasava" la luz

Pregunta: Tres artistas del Barroco italiano. 

Respuesta: 

Bernini, Borromini y "Guarrino Guarrini". 

El alumno protestó porque le puntué regular la respuesta. 
Tan real como la vida misma... 
 __________________________ 

Notas aclaratorias: 
Despedirme de la vida docente no significa que me despida de otras cosas. Sigo vivo y dando guerra.
Esta entrada no tiene como objetivo hacer chufla, mofa o befa de los alumnos, sino tan sólo de algunos de sus despistes o gazapos encontrados en sus exámenes y que pudieran resultar divertidos. 
Dedicada con cariño a todos los alumnos que han tenido la suerte o la desgracia de haberme aguantado como profe los últimos treinta y tantos años.

domingo, 23 de junio de 2013

Clase de gramática aplicada. Adjetivos II


Recorte y pegue aquí la imagen del dictador de su elección.



Táchese lo que no proceda (máximo seis adjetivos): 

Ambicioso, tirano, prepotente, intolerante, indigno, interesado, perverso, redomado, cicatero, malévolo, inhumano, terco, despiadado, mezquino, egocéntrico, inclemente, megalómano, miserable, déspota, bellaco, obstinado, dictador, obsesivo, desconfiado, ruin, inmisericorde, insidioso, opresor, taimado, iluminado, mediocre, retorcido, astuto, vil, sanguinario, manipulador, impresentable, abyecto, jactancioso, resabiado, obcecado, receloso, engreído, injusto, oportunista, rencoroso, criminal, despreciable, vengativo, calculador, sórdido, insaciable, cruel, pertinaz, vanidoso, aprovechado, malvado, maniático, inculto, pérfido, resentido, infame, genocida… acomplejado (cortesía éste último de Ana Mª Ferrin)

miércoles, 19 de junio de 2013

De iberos y romanos

Teatro romano de Mérida

Tardaron lo suyo, pero al final lograron dominar y romanizar la península.
Y eso que iberos y celtas eran un rato brutos y no se dejaban someter fácilmente.
Pero finalmente Hispania se convirtió en una provincia más del territorio controlado por Roma.
Y se construyeron teatros, anfiteatros, puentes y acueductos para que hoy vengan turistas a apreciar lo grandes que fuimos y de paso comprar recuerdos y consumir productos típicos locales. 
Durante la época romana, una vez que estuvimos colonizados y romanizados convenientemente, en esta tierra nuestra se hablaba el latín, sí… pero a nuestra manera. En la parte del sur persistía ese acentillo local tan peculiar que tienen los nacidos en Cádiz o Sevilla, algo que lógicamente chocaba con el estilo genuinamente clásico de la lengua de Virgilio. Éramos, por así decirlo, “romanos” de provincias, con nuestro sello tartésico- turdetano, un tanto singular en el habla. 

Aunque ya Estrabón (1) hablaba de los naturales del lugar. Y muy bien, por cierto:

 “… Los más cultos de los Iberos son los Turtedanos (Tartesios) ” 
 “…Los Turtedanos tienen muchos ríos salados (las marismas) por lo que han desarrollado la industria del salazón”. 

 No podemos decir lo mismo de la opinión que guardaba de los lusitanos y de las tribus del norte que vivían en zonas montañosas. Para él estas gentes eran los más atrasados de la península, mientras que los de levante y sur estaban considerados como los más "civilizados". 

Volviendo a la romanización. 
Trajano, Adriano y Teodosio. Tres emperadores que nacieron en Hispania
El emperador Adriano, uno de los que nació en nuestra tierra, por tanto andaluz y romano, tenía un acento muy particular; tanto es así que los senadores se partían de risa con sus expresiones. 
Eso nos cuenta al menos Espartiano, según recoge Rafael Lapesa en su "Historia de la Lengua Española" (2), donde incide en esa forma original de pronunciar el latín con marcado acento local que pervivió durante siglos a pesar de la romanización. 

 Porque una cosa es escribir … y otra, pronunciar: 

 Animula, vagula, blandula 
Hospes comesque corporis 
Quae nunc abibis in loca 
Pallidula, rigida, nudula, 
Nec, ut soles, dabis iocos... 

 (Pequeña alma, blanda, errante 
Huésped y amiga del cuerpo 
¿Dónde morarás ahora 
Pálida, rígida, desnuda. 
Incapaz de jugar como antes...?) 

 Para muestra un botón: inténtese decir en correcto andaluz, de Triana por ejemplo, el segundo verso.
 ___________________ 

Notas: esta pequeña entrada es un fragmento de otra más grande que oportunamente aparecerá en este blog. 
(1) Estrabón, Geografía. Libro III. Geógrafo, historiador, filósofo y matemático griego. Siglo I a. de C. al siglo I de nuestra era. 
(2) Historia de la Lengua Española, Rafael Lapesa. Editorial Gredos Madrid, 1981

domingo, 16 de junio de 2013

El día que terminó la crisis

Célebre portada de Supertramp

Hoy traigo aquí una estupenda reflexión de Concha Caballero sobre el fin de la crisis.
Creo que sensatez no le falta. 
Así que, tomándome la libertad, la "transcribo" (Control+C) a continuación: 

  “Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán que la crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que ser muy prudentes para evitar recaídas. Conseguirán que respiremos aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas. 
Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta pero esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa —mitad realidad, mitad ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios. 
 Un buen día del año 2014, cuando los salarios se hayan abaratado hasta límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, entonces la crisis habrá terminado. 
Un buen día del año 2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos seguros privados para garantizar nuestras vidas, entonces se habrá acabado la crisis.
 Un buen día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la solidaridad, entonces nos anunciarán que la crisis ha terminado. 
Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años le han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio. 
Por eso, no solo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa. 
De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio las últimas condiciones de nuestra rendición.” 

Concha Caballero es profesora de Lengua y Literatura y articulista. Colabora en Hoy por Hoy de la SER, en Buenos Días del Canal Sur, en Las mañanas de TVE y publicó esto en el País de Andalucía hace unos meses, aunque a mi me lo envió mi hermano Fernando por correo electrónico.

lunes, 10 de junio de 2013

La mala estrella de los hijos de los Reyes Católicos


Política matrimonial. Objetivo: aislar a Francia como potencia europea.

Humillaciones, traiciones, muertes prematuras, soledad, desamparo, matrimonios no deseados, locura… parece que el destino se cebaba con los herederos de los Reyes Católicos. Un destino muy diferente del que tuvieron sus padres. Para Isabel y Fernando, en líneas generales y dejando las infidelidades del esposo a un lado, la vida había sido grata, venturosa, de logros y conquistas. Habían conseguido unificar la mayor parte de la península desde un punto de vista territorial y religioso. Habían logrado desplazar a la nobleza del inmenso poder que habían tenido hasta entonces. Habían contribuido al descubrimiento de un nuevo mundo, base de conocimientos y granero de incalculables riquezas. Habían puesto las premisas para conseguir un estado moderno. En cambio, para los hijos, la pena y la desventura se interpusieron en sus caminos. De todo el abanico de posibles desgracias que pudieran darse, casi se podría afirmar que no faltaba de ningún tipo. Ni a propósito se hubiera reunido un mayor número de casos de infortunio.

 Isabel,  primera de las hijas de los reyes, casada por política de “matrimonio de conveniencia” con el rey Alfonso de Portugal. Y cuando éste murió, se desposó con el nuevo monarca, sucesor del anterior, Manuel I el Afortunado. Una estrategia de sus padres para lograr la unión dinástica de ambos reinos. Ella no mostró demasiado entusiasmo ante la nueva unión obligada. De hecho le atraía más el convento. Tenía vocación de monja. Murió durante el parto de su primer hijo.
Juan, don Juan de Trastámara, el segundo en orden, pero el primero por ser varón en figurar como candidato para ocupar el trono, casó con Margarita de Austria y murió poco después de tuberculosis. No dejó heredero porque su mujer quedó embarazada de un niño que nació muerto.
Los dos anteriores eran los hijos predilectos de Isabel la Católica. La muerte de ambos supuso un revés muy duro del que no se sobrepondrá nunca.
Juana, la tercera en el orden de edad, murió recluida en el monasterio de Tordesillas, abandonada y sola, incluso por parte de su propio hijo Carlos, tras una vida de locura –nunca mejor dicho-  y de amor enfermizo por su marido Felipe el Hermoso, al que siguió amando después de muerto. Un amor que jamás fue correspondido.

Catalina de Aragón
(Retrato de Michel Sittow)

María sustituyó a su hermana Isabel al casarse con su cuñado, el rey de Portugal. Otra boda obligada de conveniencia. Con el portugués tuvo una larga descendencia. Nada menos que 10  hijos. Uno de ellos, Juan, será el heredero al trono luso, y otra, Isabel, será la futura esposa del emperador Carlos V. Aquí se inicia la andadura de los matrimonios consanguíneos de nuestra Edad Moderna: bodas entre parientes, cuyo punto culminante se alcanzará cuando nazca el último de los Austrias españoles, Carlos II el Hechizado, enfermizo y sin descendencia.
El apodo de “afortunado” del marido  de María no vino por el hecho de emparentar con la corona española, sino por los logros obtenidos en temas coloniales y comerciales, como el descubrimiento y el control de nuevas rutas por el Índico y el Atlántico (nueva ruta descubierta por Vasco de Gama) y el descubrimiento del Brasil. Lo que contribuyó a hacer de Portugal un imperio mercantil rico y poderoso.

Y por último Catalina de Aragón, condenada a casarse con Enrique VIII de Inglaterra. Fue humillada y abandonada por su marido, quien la repudió para casarse con Ana Bolena, tras dar a luz cuatro niños que nacieron muertos y una niña, que sería la futura reina de Inglaterra, María I, María Tudor, más conocida como “María la sanguinaria” (Bloody Mary), por la persecución encarnizada de los protestantes. La Iglesia católica no aprobó el divorcio del rey por lo que éste se distanció de la religión que le negaba el derecho a su nuevo enlace. Con este fracaso, los Reyes Católicos perdieron la oportunidad soñada de aislar definitivamente a Francia, propiciando por el contrario el alejamiento de los ingleses de la fe católica y el nacimiento de la religión anglicana. Catalina acabó recluida en el castillo de Kimbolton donde al parecer murió del corazón a la edad de 50 años.

La consecuencia de todas estas muertes fue que la corona no quedó en manos de gente de la península, sino que pasó a manos de una monarquía extranjera y centroeuropea, los Habsburgo, ajena a la forma de sentir y de entender la vida por parte de los españoles. De este modo recayó el trono en un extranjero, Carlos, nieto de los Reyes Católicos pero también de Maximiliano de Austria, nacido en Gante y que no hablaba español -salvo con Dios, según decía- ni entendía la forma de ser ni las costumbres de los españoles, más interesado en sus asuntos europeos que en los de por aquí y que para mayor desgracia se rodeaba siempre de un cortejo de colaboradores extranjeros que acaparaban los altos cargos, recibiendo sustanciosos emolumentos, y a quienes les importaba España sólo como lugar del que extraer beneficios.


______________
Hablan de ello:
El trágico destino de los hijos de los Reyes CatólicosVicenta Márquez de la Plata.  Aguilar, Madrid 2007.
Los hijos de los Reyes Católicos.   En  http://blogs.ua.es/loshijosdelosreyescatolicos/

viernes, 7 de junio de 2013

El trabajo infantil


Pensábamos que era cosa del pasado.
De los tiempos de la Revolución Industrial.
Cuando los ciudadanos no tenían derechos.
Y los niños eran objeto también de la explotación de los mayores...


Duras y largas jornadas de trabajo en las fábricas y en las minas...
Insalubridad, riesgos laborales, ninguna protección social.
Una infancia perdida para siempre...
Luego pasó el tiempo y creímos haber superado por fin esa pesadilla...


Y cuando fuimos capaces de dejar de mirarnos el ombligo de Europa.
Y echar una ojeada hacia el mundo...


Vimos a esos niños de nuevo.
Con sus derechos pisoteados.
Los mismos niños de antaño quemando su infancia.
Aunque ahora las fotos sean en color.

domingo, 2 de junio de 2013

Panorama


  • Corrupción generalizada entre la clase política.
  • Los partidos mayoritarios se ponen de acuerdo en sus prebendas y obstaculizan la posibilidad de reformas a los demás grupos y formaciones.
  • Asistencia sanitaria que deja mucho que desear.
  •  Importante intromisión de la religión católica en asuntos educativos.
  •  Desigualdad social creciente.
  •  Mucho desempleo y gente necesitada.
  •  Economía sumergida, dinero negro y fraude fiscal.
  •  Monarquía inoperante y desacreditada.
  • Problemas con los nacionalistas y sus ansias de independencia.
  • Se dan movimientos sociales y culturales que hablan de regenerar la vida política...


Lógicamente estamos hablando de algunos problemas de la España de la Restauración, la época de Alfonso XII, la Regente María Cristina y Alfonso XIII.

¿Qué habíais pensado?