sábado, 30 de noviembre de 2013

Un capítulo de "Historias que no son cuentos". Sobre los conceptos de crisis y decadencia

Genserico saqueando Roma (Karl Briullov)
Se dice: el mundo está en decadencia, Europa sufre una grave crisis económica y financiera.
¿Es lo mismo crisis que decadencia?
¿Son dos caras de una misma moneda? 
Sobre el concepto “decadencia” no falta quien señala su carácter equívoco, ya que no siempre ha significado lo mismo. Aparte de las connotaciones de tipo económico o de fin de ciclo, puede llevarnos a interpretaciones de tipo cultural o moral. La decadencia  como “cierta complacencia por todo lo refinado  que albergaron las culturas antiguas” (1), o la decadencia como fin del protagonismo o de la hegemonía histórica o también el fin de una era.
En términos sociológicos hablaríamos de un “colapso societal o societario”.
Para Spengler (2) todas las culturas de la historia pasan por cuatro etapas, un ciclo vital semejante al de los seres vivos: juventud, crecimiento, florecimiento o madurez y decadencia. Según este autor, la civilización occidental estaría ahora en su etapa final. La única objeción a esta teoría, además de su esquematismo, es que se escribió durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial. Y ya casi ha pasado un siglo desde entonces.
Decadencia para algunos tiene connotaciones morales, aludiendo a ciertos comportamientos, como por ejemplo el paganismo, el alejamiento de los cánones religiosos. Un concepto subjetivo que equipara pecado o pérdida de valores, considerados los apropiados, con el término “decadencia”. Desde esta perspectiva religiosa integrista, las civilizaciones entran en decadencia cuando se “abandonan” en mano de los placeres mundanos y se alejan de la ortodoxia y del rigor cristiano. Muy apropiada esta consideración para la crisis del Bajo Imperio Romano. Gibbon (3)  arremete contra  los cristianos de aquel tiempo porque en sus ataques al paganismo no hacen otra cosa que intentar echar por tierra todos los avances humanistas que Roma había conseguido reunir en los últimos siglos. Negando la primacía de los valores ciudadanos a favor de los valores del alma y del mundo ultraterrenal, se aislaron en su mundo autista y, en el peor de los casos, combatieron cuando pudieron –a partir del siglo IV- ferozmente los brotes paganos, con la misma contundencia o aún mayor con la que fueron ellos en su día perseguidos. Y al arremeter contra los valores mundanos abrieron la puerta moralmente a los invasores bárbaros.
El cristianismo, según él,  fue culpable de la pérdida de valores cívicos romanos: “El clero predicó con éxito doctrinas que ensalzaban la paciencia y la pusilanimidad; las antiguas virtudes activas de la sociedad fueron desalentadas; los últimos restos del espíritu militar fueron enterrados en los claustros: una gran proporción de los caudales públicos y privados se consagraron a las engañosas demandas de caridad y devoción.” (Cap. 39)

Carlo Mario Cipolla (4) dice que no tienen por qué ir a la par crisis económica y decadencia política. Pone como ejemplo el caso español del Imperio de los Austrias en el siglo XVII. Señala que España frenó su crisis en las últimas décadas de la centuria; sin embargo la decadencia del imperio continuó hasta derrumbarse del todo en el siglo XIX.
Según este autor, se podría hablar de una teoría general aplicable a los distintos tipos de decadencia económica.
De este modo podría hablarse de
- 
Gastos enormes de defensa para el mantenimiento del status territorial. En épocas de crecimiento económico, los grupos religiosos fanáticos pueden detraer importantes cantidades de esta partida para destinarlo a su culto, a sus monumentos, a sus templos. Y como señalaría Gibbon, ello iría a largo plazo en detrimento de los gastos destinados a defensa.
Política creciente de impuestos. La presión fiscal siempre en aumento debido a esos gastos. De ello sabían bastante los pecheros castellanos, agobiados por esa política impositiva. Lo que se traduce en una
Reducción del consumo. La demanda de productos podría mantenerse por debajo de la producción de bienes dada la reducción del poder adquisitivo de los consumidores.
Resistencia al cambio. Desconfianza hacia lo que viene de fuera. Las instituciones existentes refuerzan esa oposición a todo lo que proviene del exterior. Ello explica por ejemplo por qué España, donde la Iglesia tenía un gran poder,  perdió el tren de la modernidad europea.
Obstáculos culturales y psicológicos.  Efectos perniciosos de una larga etapa de bienestar prolongado. Los que construyeron con su esfuerzo la etapa de bienestar van desapareciendo y dejando paso a las nuevas generaciones, habituadas a vivir permanentemente una situación de bonanza que consideran merecida y “natural”.  Puede que no estén preparados psicológicamente para mantener lo que otros construyeron.

Según los partidarios de la teoría del colapso, los derrumbes son inevitables, formarían parte de un ciclo, como la vida: las sociedades crecen, se desarrollan, se hacen más complejas y sucumben víctimas de sus propias dificultades por seguir creciendo y manteniendo sus estructuras. Es lo más parecido a una metástasis: el crecimiento continuo es lo que lleva al colapso. Lo ideal en los imperios y en las sociedades avanzadas actuales sería saber detenerse a tiempo, conformarse con lo conseguido y defenderlo; pero eso no ocurre.
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(1) Crisis del siglo III y el fin del mundo antiguo, José Fernández Ubiña.  Madrid Akal 1981

(2) La decadencia de occidente, Oswald Spengler. Espasa Calpe. Madrid, 1966. 

(3) Historia de la decadencia y caída del Imperio romanoEdward Gibbon.Turner. Madrid, 1984

(4) La decadencia económica de los imperios, Carlo M. Cipolla. Madrid, Alianza 1973

Esta entrada es un adelanto en exclusiva para mis lectores de un capítulo de mi libro "Historias que no son cuentos".

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Historias apócrifas. Ilegales


En contra de lo habitual, la noticia podría ser ésta….

Cinco detenidos en la frontera suiza por intentar introducir un alijo de dinero. Dos de los arrestados llevaban ocho kilos de billetes y talones bancarios camuflados en un doble fondo del equipaje. El dinero era procedente del fraude fiscal en España con destino a bancos suizos. Los presuntos delincuentes, vinculados al mundo empresarial y a la banca, han sido detenidos y puestos a disposición de la autoridad judicial. Al parecer, los detenidos ya tenían antecedentes en España por especulación inmobiliaria y bursátil, deslocalización de empresas, emisiones de participaciones preferentes, desahucios y despidos colectivos.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Alumbramiento

Llegó el gran día.
Por fin salió a la luz.
La gestación fue larga y laboriosa.
Pero el parto ha llegado a buen término.
Tengo el gusto de presentaros...    
(sonido de trompetas de película de romanos)            
 ♪ ♫ ♪ ♫  "¡tantatachán!"   ♪ ♫ ♪ ♫...


"Historias que no son cuentos"

Una colección de amenas lecturas de historia. 
Pensada originariamente para los que nunca les gustó estudiar historia.

Algunas de estas lecturas ya son conocidas por los asiduos de esta casa, por tratarse de antiguas entradas del blog, ahora remozadas, corregidas, ampliadas, puestas al día, ordenadas y con bibliografía. Otras son totalmente nuevas e inéditas.

Espero que el libro sea del agrado de todos los que os animéis a leerlo y que lo disfrutéis como yo he disfrutado haciéndolo.


. ¿Desde cuándo existe España?
. ¿Quiénes eran los "hidalgos de bragueta"?
. ¿Tuvo Hitler luna de miel? ¿Qué mujeres influyeron en su vida?
. ¿Por qué a Carlos II le llamaban "El Hechizado"?
. ¿De dónde proviene el término estraperlo?
. ¿A quién llamaban "Miss Islas Canarias 1936"?

A estas y otras preguntas intenta dar respuesta el libro.
Se puede adquirir en AMAZON o en la propia editorial ART GERUST

jueves, 21 de noviembre de 2013

Aliadófilos y germanófilos

Caricatura del Kaiser alemán devorando el mundo

Del Madrid o del Barça.
Bético o sevillista.
Trianero o de la Macarena.
De izquierdas o de derechas.
Aquí siempre hemos sido dados a llevarnos la contraria, a adoptar posturas enfrentadas en casi todo, en política, en deportes, en gustos musicales,  en la afición taurina...
O eres  forofo seguidor de Curro Romero ("currista") o estás con "los otros" toreros, con la oposición.
No hay término medio. Y que a nadie se le ocurra ser de dos opciones rivales, porque aquí lo llevaría crudo.

Los españoles no intervinimos durante la Primera Guerra Mundial. Nuestro país se declaró neutral. Sin embargo, como nos es propio por naturaleza, motivados por la propaganda de guerra de los contendientes y azuzados por la prensa nacional, participamos simbólicamente con nuestra particular forma de entender las cosas inclinándonos por un bando concreto. Así, como si se tratara de dos facciones enfrentadas durante una contienda civil, algo que desgraciadamente pronto pondríamos en práctica, los hispanos nos decantábamos por Francia o por Alemania y entrábamos en guerra, si no oficialmente, al menos de corazón, llevando apasionadamente nuestro particular campo de batalla a las tertulias, a la prensa y a los cafés, incluso estallaba “la guerra” entre los miembros de la propia familia: unos eran germanófilos y otros aliadófilos.

Para los no familiarizados con los pormenores de la que se conoció como la Gran Guerra, convendría recordar que los "germanófilos" eran los partidarios de Alemania y el Imperio Austrohúngaro, los Imperios Centrales, mientras que los "aliadófilos" eran los que apoyaban a los países de La Triple Entente y su aliados; es decir los que eran partidarios de Francia e Inglaterra entre otros. España era neutral oficialmente, pero eso no era obstáculo para que los políticos y la prensa se posicionaran abiertamente por un bando o por otro. Liberales, republicanos y gentes de izquierda estaban a favor de los aliados. Diarios como El País, El Socialista, La Mañana, El Liberal o El Heraldo de Madrid se alineaban con esta postura. Los conservadores, los monárquicos no liberales, los carlistas, los militares y buena parte del clero estaban a favor del Imperio Austrohúngaro y de Alemania. Parece ser que les gustaba eso del imperio, el orden y la disciplina. Les apoyaban desde la prensa publicaciones como El Correo Español, El Mundo, El Debate, La Nación, Nueva España, La Acción o El ABC, aunque algunos articulistas y colaboradores se declararon neutrales.  

Entre la clase política y las fuerzas vivas del país también había diversas posturas. El rey Alfonso XIII se declaraba aliadófilo, me imagino que de corazón y no sólo por razones estratégicas. Antonio Maura, Alejandro Lerroux y el Conde de Romanones también optaron por el bando de los países democráticos frente a los Imperios Centrales En el bando germanófilo se situaban algunos políticos conservadores y carlistas como Juan Vázquez de Mella y Fanjul. El ejército era mayoritariamente partidario de los Imperios Centrales, sobre todo entre los militares más jóvenes que admiraban la disciplina prusiana.
Los escritores también participaban en este juego, si bien la mayoría se inclinaba por Francia (francófilos). Mientras Jacinto Benavente, Pío Baroja y Carlos Arniches se declaraban germanófilos, Ramón Pérez de Ayala era el más firme aliadófilo, también lo era Valle Inclán (su supuesto carlismo era puramente estético y por llevar la contraria a la monarquía oficial. Entre algunos intelectuales como Valle, el carlismo, por su oposición al sistema alfonsino, poseía cierta aureola romántica y radical que, al igual que pasaba con el anarquismo, servía para manifestar un profundo desacuerdo con el sistema político vigente. Pero él se decantaba a nivel internacional por los aliados. A los alemanes los veía como una tribu bárbara e incivilizada sedienta de sangre). Otros aliadófilos eran Ramón Menéndez Pidal, Miguel de Unamuno, Benito Pérez Galdós, Clarín y los hermanos Machado.

martes, 19 de noviembre de 2013

Con un día de adelanto

Inicio de la Guerra Civil:   18 - 07 - 36

Fin de la guerra:              01 - 04 - 39

+___________________________________

Fecha de la muerte:        19 - 11 - 75


O tal vez la noche del 19 al 20.
Cuando amaneció nos dieron la noticia.
En todo caso, sabiendo de las artimañas de algunos por retrasar oficialmente el asunto, no me extrañaría que en vez del 20 hubiera sido unas pocas horas antes.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Repasando que es gerundio



DIVIDENDO
MINUENDO...

SUSTRAENDO.

Tres términos aritméticos muy apropiados para los tiempos que vivimos.
Con esto de la corrupción, los despidos y los recortes vamos a tener que retomar algunas lecciones de matemáticas ya olvidadas.
Hoy en las escuelas habría que proponer nuevos problemas adaptados a nuestra situación...

Se me ocurren estos dos:

"Un político corrupto gana en "A" 2500 euros netos al mes. Se lleva entre ayudas, complementos y dietas una cantidad anual libre de impuestos de 24000 euros. A esto hay que añadirle un sobre trimestral en dinero "B" con 1500 euros. ¿Cuánto percibe mensualmente?"

O este otro.

"En la fábrica donde trabajaba el padre de Juanito han hecho un ERE con una reducción de salario del 20%. Teniendo en cuenta que el salario medio era de 1400 euros brutos mensuales ¿qué cantidad neta recibirá supuestamente cada trabajador si además debe deducir del nuevo salario bruto un 20% entre IRPF y otros descuentos? ¿Tendrá suficiente para pagar la hipoteca que asciende a 896 euros mensuales? ¿Cuánto le sobrará para pasar el mes?"

Venga, que pongo nota.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Historias apócrifas. Pena capital.


Como las competencias en materia procesal y penal estaban transferidas, aquel legislador era un fervoroso partidario de instaurar la pena capital, la provincial, la autonómica y la local.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Apocalipsis IV

Un apocalipsis muy especial el de Brueghel el Viejo

IV


Pero el término Apocalipsis, además de su carga de amenaza bíblica y destructora, también tiene otros significados: fin de una era, final de viaje de un mundo que se presuponía estable y eterno.
¿Qué es lo que termina?
¿Tal vez esta civilización? Y aquí enlazaríamos conceptualmente con el  término de “decadencia”.
Aunque sería una "decadencia general" o "global".

Nadie parece dudar a estas alturas que vivimos en un mundo desquiciado, basado en el consumo compulsivo, en la competitividad, en la escasez. Como dice Luis Racionero en la introducción de ya un clásico en este asunto (1), “la idea de que no hay bastante para todos originó la paranoia colectiva en que está basada la sociedad actual.” Y sigue argumentando que el miedo a que nos quiten lo nuestro lleva a gastar fabulosas cantidades en seguridad y en ejércitos. Y el mundo se construye en torno a la riqueza que la sociedad es capaz de acumular. Se valora el ser rico, la eficiencia, la productividad, el poder, el éxito…Y se dejan de lado otros valores más humanísticos, como la creatividad, la solidaridad o el amor.

Según Erich Fromm (2) esta forma de vida nuestra basada en el consumo nos lleva a una creciente ansiedad y no nos hace felices. De hecho, los porcentajes de alcoholismo, delincuencia y suicidios son síntomas de que esta sociedad no es feliz y está enferma.
Según datos facilitados por la Organización Mundial de la Salud (3), antes de que se iniciara la crisis financiera y mundial, entre los países con mayor índice de suicidios se sitúan naciones ricas como Suecia, Finlandia, Bélgica, Japón, Francia o Alemania. Y algo curioso, países mucho más pobres que los citados, como Grecia, Guatemala, Honduras, Colombia o Egipto, tienen -o tenían- una tasa mucho más baja.

Y en esta sociedad nuestra, con el fin de justificar a ultranza el modelo socioeconómico que disfrutamos o padecemos,  también se habla mucho de la libertad.

Hoy a muchos se les llena la boca con esa palabra, pero casi siempre que hablan de ella lo hacen en términos económicos. Nos acordamos más de Adam Smith que de Voltaire, por ejemplo.

La libertad económica. La del "laissez faire"
La libertad de los mercados, porque la del individuo no existe.

La verdadera libertad es una quimera.
Desde que nace, el individuo no es libre, porque debe aceptar una cultura vigente que se le impone como única y verdadera, unos ideales, una forma de ver la vida desde una perspectiva “políticamente correcta”. Cuando alguien osa proponer soluciones a los problemas actuales que se salen del guión correcto, se le mira como a un bicho raro, se le critica o se le tacha de “marginal” o “revolucionario”. Se vuelve un personaje incómodo al que se estigmatiza y se le tiende a excluir de columnas de opinión y de tertulias, porque el sistema ha trazado unas líneas rojas que nadie debe traspasar.
Pero la pregunta es ¿puede mantenerse mucho tiempo más un mundo basado en la competitividad, en el consumo desaforado y en el lucro? ¿Es sostenible, naturalmente hablando, un planeta cuya meta es la producción y el consumismo ilimitados, cuyo método para conseguirlo es la destrucción y el deterioro del medio que habitamos?

¿Será esa la señal inequívoca de que nos vamos acercando al verdadero apocalipsis?
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(1) Luis Racionero,  Ensayos sobre el apocalipsis. Kairós. Barcelona, 1973. Pág.13.
(2) Erich Fromm, Op. Cit. Pág. 29.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Historias apócrifas. Aportaciones a la lengua castellana.


Contribución del Régimen anterior a la riqueza del léxico nacional.

Si los descendientes de Franco hubieran perpetuado el régimen...
¿podríamos considerar eso una...  franquicia ?

Franqueza: sinceridad, generosidad, ser "franco".
Francotirador: el que iba a las cacerías y le ponían las presas a tiro hecho.
Franca: Carmen Polo.
Francófono: el que habla la lengua de Franco.
Francófilo: el que lo ama.
Francachela: reunión, cuchipanda o guateque que se hace con el general para comer y divertirse.



Franquear: ponerle a la carta sellos de Franco.

Francmasonería: institución secreta fundada por el general.
Véanse las similitudes:





Contribuciones en otras lenguas y países:


Frango: pollo franquista portugués.
Frank: el padre de Ana, famoso judío amigo de Franco.
Frankenstein: famoso doctor que creó un monstruo que inauguraba pantanos.

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Hoy le tocó el turno al general gallego. Otro día puede que les toque a otros: Zapatero, Rajoy, Aznar, ... Nadie está libre.