lunes, 22 de febrero de 2021

Ben Hur: una película con más de una lectura

 


La más grande película de romanos jamás filmada.

¿Quién no la ha visto al menos una vez?

Año 1959. Dirigida por Willian Wyler. Una gran superproducción, protagonizada por Charlton Heston y Stephen Boyd. Rodada en pleno verano y con quince mil extras.

Judea, año 30 de nuestra era. Bajo la pesada bota de la dominación romana, un pueblo pretende sobrevivir.

La película recrea una historia ficticia: el desencuentro entre dos viejos amigos, Messala y Judá de Ben-Hur, uno romano y el otro judío, convertidos ahora en enemigos por negarse el segundo a delatar a los judíos enemigos de Roma. La historia discurre paralela a la de los últimos años de Jesús de Nazareth, otro gran perseguido por el poder imperial.

Los protagonistas contaron desde el primer momento con especialistas para el doblaje en escenas de riesgo, sin embargo, para los planos medios tuvieron que aprender a manejar las cuádrigas.

La película es una superproducción espectacular con escenas grandiosas como la batalla naval, con la galera donde el protagonista cumple condena, o la carrera de cuádrigas en el circo romano. Todo un alarde de cine épico con mayúsculas.

La película, ganadora de once óscars e interpretada soberbiamente, incluso por los actores secundarios, toca todos los temas universales, de ahí su éxito: el amor, el odio, la ambición, la amistad, la justicia, la injusticia, la venganza, el perdón...

Y luego señalar la otra lectura de la película: la propaganda interesada de sectores judíos norteamericanos —no es casualidad que el director naciera en el seno de una familia judía de Alsacia—  , el paralelismo que se hace entre esta historia de pueblo perseguido y martirizado y el holocausto judío a manos de los genocidas nazis.

Lo que Heston desconocía de la relación entre Messala y su personaje


Dos hombres se reencuentran tras varios años separados. Judá Ben-Hur y Messala no pueden contener su alegría: se agarran el brazo, se miran fijamente y de arriba abajo con media sonrisa, se rozan las manos al compartir una copa y no pueden evitar reír con nerviosismo. "Después de tantos años, todavía cerca", "sí, en todos los sentidos", "te dije que volvería", "no creí que lo hicieras, estoy tan feliz" .

Son frases que pueden interpretarse como declaraciones de amor. La escena culmina con Ben-Hur y Messala sorbiendo vino de sus cálices con los brazos entrelazados y mirándose intensamente. Según William Wyler, los dos hombres habían sido amantes. Charlton Heston, que interpretó a Judá Ben-Hur, tuvo una reacción furibunda cuando le hablaron de las connotaciones homoeróticas. Todavía hoy, 60 años después del estreno de la película, las interpretaciones son apasionadas y dispares. (1)

Se dice que Wyler ocultó a Heston la historia porque, siendo tan conservador, de enterarse se habría venido abajo y habría abandonado el papel: "Yo me encargo de Heston", concluyó Wyler, "pero que nadie le cuente ni una palabra".

El que sí lo sabía era Stephen Boyd y disfrutó mucho del secreto, mirando intensamente a Heston, como se puede comprobar, mientras bebían ambos de sus copas... por los viejos tiempos.

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(1)Fuente: artículo publicado en El País:

https://elpais.com/elpais/2019/04/15/icon/1555334298_905571.html


Remodelación de una vieja entrada mía de 7 de octubre de 2009

viernes, 12 de febrero de 2021

Regalos de enamorados



Ya solo te falta la prótesis mental.

Eso le dije a Marisole aquella tarde ante el televisor, mientras veíamos al unísono un nuevo programa del "Sálvame".

La verdad es que, de un tiempo a esta parte, mi novia le había cogido afición a aquello de la estética. Primero fue la dentadura completa, para sustituir las cuatro piezas pochas que le quedaban, y de paso se implantó cuatro incisivos adicionales porque todo el mundo le decía que cantaba muy bien con su vocecita aguda imitando a Fredy Mercuri: "Mamaaaa, just killed a man".

Luego vino el tabique de platino que sustituyó al perforado por su adicción inconfesable a la farlopa.

A continuación, el trasplante de hígado por su cirrosis hepática originada por el abuso de alcohol mezclado con ansiolíticos.

Tras su aparatoso accidente de moto, llegaron los hierros en cadera y fémur derecho y la pierna izquierda postiza.

Como fue perdiendo pelo, se agenció también una peluca que disimulara su alopecia.

Debo reconocer que al principio no hubo más remedio. No había elección. No era solo por estética, sino por necesidad dadas las circunstancias.

Pero luego fue por vicio que cogiera gusto al quirófano.

Primero se puso un par de tetas de la talla noventa y cinco.

A los seis meses llegaron los morros de bótox muy adecuados para cantar "Only you" a lo solista afroamericana.

Más tarde vino la silicona a sus glúteos para aparentar más culo.

No contenta con su transformación paulatina, que corría inversamente proporcional a nuestro saldo en el banco, se empeñó en que yo entrara en el juego aquel. Me pidió que me pusiera el cipote de titanio, recubierto de rugosa piel de serpiente pitón. Y sabe Dios que lo hice por satisfacerla, claro está.

Luego, tras mi caída por las escaleras, como consecuencia de aquella cogorza que pillamos, y dadas mis múltiples fracturas, me convenció para que reemplazara mis ya quebrados huesos por otros flexibles hechos de tuberías de pvc.

Después llegaron las prótesis para aumentar el grosor de mis brazos y hombros que quedaron recauchutados simulando un mayor volumen muscular.

Ella, por su parte, se sometió al cabo de un tiempo a darle la vuelta a su cara como el que se la da a un guante o a un calcetín. Parecía otra. Salvo una oreja que quedó descolocada y los ojos mal alineados, creo que estaba hasta más guapa.

Por mi cumpleaños me tuve que operar de hemorroides. De paso mi novia me regaló un agrandamiento de ojete para realizar con ella fantasías anales y, ya que estábamos, aprovechar para teñírmelo de blanco, que molaba mucho.

Por su santo le regalé algo que le hizo mucha ilusión: quitarse la papada y las bolsas bajo los ojos y con todo ello hacerse un monedero...

Así que para el día de los enamorados tuve el detalle de regalarle el implante definitivo: la prótesis mental. Era una intervención muy sencilla: anestesia local, escoplo y martillo, un par de golpes para levantarle la tapa y reemplazarle parte de su masa gris, a todas luces inservible, por bolas de poliestireno expandido.

El caso era rellenar el hueco.

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Texto publicado originariamente en lacharcaliteraria.com


lunes, 1 de febrero de 2021

Los Monty Python o el humor como método

 


El humor en un buen método motivador para el aprendizaje y para el entretenimiento. Hace que prestemos interés por lo que se nos cuenta. Y si además es humor inteligente, mucho mejor. Pues el que recibe el mensaje siente que le tratan con respeto y consideración, y ha de participar desentrañando el contenido que queda oculto pero insinuado tras el juego de las bromas y las segundas lecturas. El oyente deja de ser un mero receptor para pasar a ser cómplice del juego que se le propone...
Esa es la diferencia, a mi modo de ver, entre el humor inteligente y el humor simplón y burdo que busca la carcajada fácil y que no permite leer entre líneas. Sobran ejemplos que no tienen cabida aquí.

El humor es universal pero cada país lo elabora de forma peculiar, teniendo en cuenta el tipo de sociedad, sus intereses, su forma de ser — su idiosincrasia, que dicen algunos, su cultura... Y si echamos una mirada hacia las islas británicas vemos cómo destaca el humor de los Monty Python.
 
Este grupo comenzó como formación teatral y estaba integrado por Terry Jones, Graham Chapman, Terry Gilliam, Eric Idle, John Cleese y Michael Palin.
 
En 1969 tuvieron su gran oportunidad para ser conocidos por el gran público. Y lo lograron. Se trataba de un programa televisivo donde entrevistaban a personajes famosos y parodiaban situaciones históricas. El éxito fue absoluto y el grupo cómico empezó de esta manera a ser conocido más allá de sus fronteras.
 
Después de la televisión iniciaron el asalto de la gran pantalla. Y allí comenzó su carrera cinematográfica que los consagraría definitivamente. El largometraje que les dio el espaldarazo fue "Los caballeros de la mesa cuadrada", un film de bajo presupuesto que ellos mismos autofinanciaron, donde se narraban las disparatadas peripecias del rey Arturo y sus caballeros en busca del Santo Grial. 

El largometraje funcionó y posibilitó al grupo la realización de su película más emblemática: "La vida de Brian".

A pesar de ser considerado un film incorrecto desde un punto de vista de la ortodoxia religiosa, constituyó todo un éxito de taquilla y crítica.
 
La última gran película de ellos fue "El sentido de la vida", donde parodiaban y reescribían, a su manera, los episodios importantes que, a su juicio, formaban parte del ciclo de la vida, desde el nacimiento a la muerte. 

Luego vino el declive de la formación. La muerte de Graham Chapman (Brian, Arturo...) supuso un duro golpe. Se disolvieron como grupo aunque algunas veces volvieron a juntarse. 

La romanización como recurso humorístico 

La romanización fue el proceso de expansión y de asimilación de la cultura y de las instituciones romanas por parte de los territorios conquistados. De esta manera, los pueblos sometidos a Roma adoptaron su lengua, su adelantos, su arte... su cultura en definitiva. 

A pesar de ello, siempre hubo alguna resistencia por parte de la población que no quiso someterse. De ahí la escena de "La Vida de Brian", en la que el protagonista realiza una pintada en un muro de la ciudad con la invitación expresa a los romanos para que se larguen; pero en vez de poner "Romani ite domum", que sería lo correcto: "romanos (marchaos) a casa", en el grafiti callejero se puede leer "Romanes eunt domus". 


Al centurión de la patrulla de vigilancia parece que le preocupa más la mala traducción al latín que la intención de independencia de los ciudadanos rebeldes, por eso adopta el papel de profesor severo  y castiga al infractor a copiar cien veces la frase correcta. 

 — ¿Has comprendido? Si no está escrito al amanecer, te corto los cojones. 

Otra escena memorable de la misma película se produce cuando los diferentes grupos de resistencia a la dominación romana: el Frente Popular de Judea, el Frente del Pueblo Judaico, el Frente Popular del Pueblo Judaico y la Unión Popular, se plantean en asamblea responder a la siguiente pregunta: 

¿Qué han hecho los romanos por nosotros? 


Y van descubriendo que los opresores les han dado cosas como las obras de infraestructura: acueductos, alcantarillado, vías públicas..., la seguridad ciudadana, los baños públicos, la educación, la sanidad, el vino o la paz. 

 — ¿La paz? ¡Que te folle un pez!