Tortilla de Guillermo
(Esta es de verdad)
(Esta es de verdad)
Esta
tierra nuestra siempre ha dado muestras de creatividad y de imaginación cuando
las cosas han pintado mal.
La crisis terrible que se cebó con nuestro país durante el siglo XVII no impidió que florecieran como nunca nuestra pintura y nuestra literatura.
Ni la sequía, ni las plagas, ni la miseria, ni las continuas guerras en Europa por mantener un imperio que se caía a pedazos, ni los excesivos impuestos con que se flagelaba a los sufridos castellanos, pudieron eclipsar a personajes de la talla de Quevedo, Góngora, Calderón, Velázquez, Murillo o Zurbarán. Un Siglo de Oro a pesar de la decadencia generalizada.
Durante
nuestra pasada guerra civil y en la primera posguerra se pasó hambre a
raudales.
Las
cartillas de racionamiento de aquellos horribles años 40 apenas lograban satisfacer las necesidades básicas.
Era la época en que se tomaba achicoria en lugar de café, algarrobas en lugar
de chocolate, pan negro con salvado en lugar de pan blanco, guisos sin carne, pucheros con sólo huesos... Eso sí, las
lentejas solían venir con bichos, lo cual, si no se limpiaban bien, añadía algo de proteínas al raquítico menú.
Cuando se pasa mal, lo prioritario es encontrar los recursos necesarios para solucionar el principal problema que se plantea, que es el hambre. Las demás necesidades pueden esperar. Y es que en épocas de prosperidad y abundancia nadie piensa en cómo obtener lo mínimo para sobrevivir, sino en épocas de fuertes restricciones. Y de aquí viene el dicho de que el hambre agudiza el ingenio.
Cuando se pasa mal, lo prioritario es encontrar los recursos necesarios para solucionar el principal problema que se plantea, que es el hambre. Las demás necesidades pueden esperar. Y es que en épocas de prosperidad y abundancia nadie piensa en cómo obtener lo mínimo para sobrevivir, sino en épocas de fuertes restricciones. Y de aquí viene el dicho de que el hambre agudiza el ingenio.
Y en
este contexto posbélico español, la inventiva popular logró el milagro de fabricar...
¡una tortilla de
patatas sin huevos y sin patatas!
Ingredientes
y modo de preparación:
Se templa un poco de agua y se va añadiendo harina haciendo una pasta homogénea. Se le añade una pizca de sal.
A continuación se le va
incorporando la parte blanca de las naranjas que está entre la piel y los gajos
(el mesocarpio) y que previamente hemos mantenido en remojo unas horas para que
se ablande. Se le añade pimienta molida, una pizca de bicarbonato y un poco de
colorante para lograr el tono de la yema. Se remueve todo bien.
En una sartén
se echa un trozo de manteca de cerdo (el aceite era un lujo al alcance de muy
pocos). Cuando está derretida, se añade la pasta que hemos mezclado convenientemente
y se cuaja por ambos lados. Ya está
lista la “tortilla”. La verdad es que no tiene mala pinta. Y la apariencia -el “trampantojo”- sirve de estímulo visual para la segregación de jugos digestivos.
¡A comer!
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Esta entrada se la dedico a mi hijo Guillermo por haber demostrado ser un "manitas" en el difícil arte culinario.
También se la dedico a mi prima Anabel porque sé de su habilidad para preparar riquísimas recetas a partir de ingredientes sencillos, como puede comprobarse en su blog.
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Esta entrada se la dedico a mi hijo Guillermo por haber demostrado ser un "manitas" en el difícil arte culinario.
También se la dedico a mi prima Anabel porque sé de su habilidad para preparar riquísimas recetas a partir de ingredientes sencillos, como puede comprobarse en su blog.
Buenos días, Cayetano:
ResponderEliminarNunca me habría imaginado una tortilla de patatas sin huevos y sin patatas, lo cual culinariamente hablando ya era una comida de pobres, pensando en que las patatas hasta el siglo XVIII si no me equivoco, era la comida destinada a los caballos.
Muy interesante el post de hoy. Que pases un buen día, amigo Cayetano. Un saludo.
Pd: Felicidades a Guillermo. Eso si que es arte culinario.
Estupenda receta, Cayetano, esperemos que no cause furor, como la de la mayonesa sin huevo (a ver si encuentro la receta). Además, podríamos intercambiar trucos de cocina para pobres y hambrientos con Cuba, que también saben un rato de ésto.
ResponderEliminarEn fin, confío en que un recetario como el de esta tortilla no llegue nunca mas a ser de uso común... aunque nunca se sabe.
Saludos
No sé si salió el comentario que hice antes, pero dejo otro.
ResponderEliminarDecía que lo que no se nos ocurra a los españoles...; no sé donde había leído que en la posguerra habían inventado la tortilla sin huevos y ahora incluso veo la receta. Por cierto, la tortilla de la foto lleva huevos, no???
Abrazos, Cayetano.
Seguro que no nos estás dando liebre por gato??? A mí lo de la foto me parece una tortilla de patatas académicamente correcta :D
ResponderEliminarAbrazos
Al hambre, no hay pan duro.
ResponderEliminarBesos y buen provecho.
Anónimo Castellano: para el hambre no hay pan duro.
ResponderEliminarUn saludo.
Carolus: esperemos no llegar a tanto con la crisis y podamos seguir con la tortilla tradicional.
ResponderEliminarUn saludo.
Paco: sí, ésta que sale en la foto lleva huevos. Es que de las otras creo que no hay documentos gráficos porque en aquellos tiempos era un lujo lo de hacerte una foto.Y si no había para patatas y huevo...
ResponderEliminarUn saludo.
Alma: la de la foto es de las buenas. Te lo puedo asegurar.
ResponderEliminarUn saludo.
Arantza: así es. Lo importante es masticar algo que se pueda digerir.
ResponderEliminarUn saludo.
Vaya, me acabo de meter entre pecho y espalda un cuarto de tortilla como la de la imagen, entre pan, unido a un cafelito con leche.
ResponderEliminarMenuda receta, la mar de ingeniosa, pero me parece que antes muerta que sin huevos. .... ni papas. Bsss.
Vivimos en unos tiempos tan miserables que hoy día, con la harina a dos euros el kilo y las naranjas a 2,50 (imagino la gran cantidad de naranjas que se necesita para extraerles el mesocarpio). si encima tenemos que añadirle la manteca, el colorante, la pimienta y el bicarbonato, ya puestos nos sale más barato hacerla con un par de huevos y una patata. Y eso que el precio de las patatas también ha subido mucho últimamente, pero por lo menos sabrá a tortilla. Es que ya ni alternativas tenemos, porque todo está caro.
ResponderEliminarA lo de las algarrobas como sucedáneo del chocolate no me apunto.
Feliz día, monsieur
Bisous
Emejota: a ver, a ver... Un pincho de tortilla... ¿con un café? Eso no es muy nacional que se diga. Lo suyo es una cerveza o una copa de vino. Lo otro son cosas, digamos, de los "guiris". Jejeje.
ResponderEliminarMi padre se llevaba las manos a la cabeza un verano en Benalmádena porque unos turistas pidieron una tapa de boquerones fritos con un café. Bueno, sobre gustos...
Un saludo.
Madame: pues estaban ricas las algarrobas que yo comía de chico. Fíjate. Te las vendían en los puestos de pipas (hoy "de chuches").
ResponderEliminarY sí, al precio que está todo, habrá que inventar la tortilla sin huevos, sin patatas, sin mesocarpio naranjil, sin colorante, sin harina... O sea, una tortilla virtual, como las comidas esas que algunos piden en Arzak a base de olores y otras memeces. Esos tampoco comen. Y pagan.
Un saludo.
No sabía que tsles manjares existían sin sus ingredientes principales.
ResponderEliminarsaludos
Antorelo: lo de "manjares" es más bien psicológico. Ganas de llenar el buche.
ResponderEliminarUn saludo.
La cebolla es escarcha
ResponderEliminarcerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
Jeje! No sé si vosotros os dáis cuenta, pero cuando se leen páginas o blogs españoles, hay algo que os distingue para los foráneos como yo: la comida! Ya sabes que estoy planificando mi visita a tu país, y nos sorprendió, a mi marido y a mí, la cantidad de páginas, notas, artículos, publicidades, etc, etc, que tenéis allá vinculadas con "el arte culinario y las recetas"! Así que, por lo que veo aquí, aún si no me alcanzara la plata, tengo garantizada la buena comida (con poco hacéis magia)! Abrazooooo, Cayetano.
ResponderEliminarEs muy cierto que el hambre agudiza el ingenio y en aquellos años 40 se trataba de la supervivencia. Ahora estamos muy mal, pero sin comparación con lo que padecieron nuestros padres. Me contaba mi suegro que, en la posguerra, de soldado en Madrid, a veces vendía el chusco (ración de pan del soldado) y con ello compraba un kilo de naranjas y una entrada de cine; las naranjas se las comía con cáscara para llenar el estómago y llenaba con un poco de ficción cinematográfica las penurias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Leyendo la entrada y los comentarios me han venido a la mente estos célebres versos de Miguel Hernández:
ResponderEliminar"A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
Lo veo arar los rastrojos
y devorar un mendrugo
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo"
O también "hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda".
Realmente, aunque la crisis ya está llevando a familias a esta situación, la mayoría aún no sabemos l oque es pasar hambre de verdad. Esperemos revertir la situación...
Nando: la cebolla, esa gran protagonista en los versos de Miguel Hernández. Debe ser algo muy socorrido en tiempos de crisis, porque una muestra de amor es también aquella frase de "contigo, pan y cebolla."
ResponderEliminarUn saludo.
Patzy: se puede comer con poco dinero. El problema es saber dónde. Los sitios turísticos suelen ser caros.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: si la cosa no se agrava mucho más, esto es suave comparado con lo que pasó aquella década.
ResponderEliminarUn saludo.
Pedro Manuel: ¿será porque la tortilla de patata puede llevar cebolla?
ResponderEliminarUn saludo.
Que verdad es eso de que el hambre agudiza el ingenio.Por poner un ejemplo, quién no se ha imaginado a una asturiana de hace varios siglos con alguna vaca y muchos niños cuando se ha comido un arroz con leche o una cuajada y ha pensado ¿ quién inventaría ésto?
ResponderEliminarUna estupenda entrada.
Saludos
Ambar: la imaginación al poder.
ResponderEliminarUn saluo.
Definitivamente como se dice en Venezuela (y no sé si por estos rumbos también): La necesidad es la madre de todas las virtudes.
ResponderEliminarLa tortilla se ve muy buena.
Saludos Cayetano.
Qué entrada más curiosa, entretenida didáctica. Nos apuntamos la receta por si la cosa no mejora.
ResponderEliminarTambién empezaremos a probar lo de atar el hueso a un hilo para reutilizarlo en varios guisos, y lo de mezclar aceite y pimentón para fabricar sobrasada, que es como se hacía en la posguerra.
Un saludo fuensantonero.
La verdad es que a las personas que nos gusta guisar, el momento de la comida es una fiesta.
ResponderEliminarPero sin ingredientes... se presenta
dificil el menú.
Un abrazo.
Si tu amigo, en vez de cocinero, se nos hiciera político, ¡cuánto mejor nos iría! Besazos.
ResponderEliminarHablando de ingenio: si se pasaría hambre en Madrid durante la guerra que en la fuente de Neptuno se colocó una pancarta que decía: "O me dais de comer o me quitáis el tenedor"
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano.
Esta receta alternativa a nuestra tortilla de patatas la leí en un libro de Juan Eslava Galán.
ResponderEliminarPor cierto, dale la enhorabuena a Guillermo pero siento decirte que la mejor es la de mi madre.
Un abrazo
Yo no sé si querría probar eso, aunque como se dice por aquí, "al hambre no hay pan duro". ¡Ojalá no tengamos que pasar por ahí!
ResponderEliminar¡Salud! (Y toda la culpa la tuvieron los del jodido Alzamiento)
Me temo que al precio que están los ingredientes ahora, mejor nos quedamos con una tortilla francesa sin aceite y de un huevo (por eso del colesterol)
ResponderEliminarLa de la foto está "pacomersela" ahora mismo y eso que aún como cada día.
Curioso post, felicidades.
Manuel: sí, también se dice por estas latitudes. Y esta otra: para el hambre no hay pan duro.
ResponderEliminarUn saludo.
La Fuensanta y el Antón: aceite y pimentón para untar el pan a falta de sobrasada o chorizo. Da el pego y es más sano.
ResponderEliminarUn saludo.
Rosario: sin ingredientes poco se puede hacer. La imaginación tiene siempre un límite.
ResponderEliminarUn saludo.
Isabel: deja, deja. A mi hijo eso de la política no le gusta. Todos acaban tragando.
ResponderEliminarUn saludo.
DLT: cierto. Eso se cuenta. Y es que a humor negro no hay quien nos gane a los españoles.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier: es que madre no hay más que una.
ResponderEliminarUn saludo.
Detalles: la tortilla tiene siempre la propiedad de abrir el apetito a todo el mundo.
ResponderEliminarUn saludo.
Dissortat: si se comían los gatos y hasta las ratas. Imágínate qué manjar sería esa tortilla rara.
ResponderEliminarUn saludo.
Te recomiendo probar la mondadura de patata bien fina y limpia en una fritada especial con un poco de tocino.
ResponderEliminarUn abrazo
No me es del todo desconocida esa pseudo-tortilla. En algún sitio he leído algo.
ResponderEliminarHabrá que tener en cuenta la receta. Sobre todo si nos fiamos de los futuribles del FMI y derivados.
Abrazo, Cayetano!
La creatividad surje con el hambre....
ResponderEliminarSiempre ha sido así a lo largo de la historia.
Conozco a unos daneses que comen tortilla española con carajillo incluido.
Saludos
Gracias, un honor esa dedicatoria :)
ResponderEliminary me alegro q Guillermo, le guste la cocina.
tenemos en nuestra cocina, una buena remesa de platos creados por el ingenio, este no lo conocía y por los ingredientes debe ser de Levante.
besos
Senovilla: si la patata es nueva, la piel bien lavada puede comerse. Había un sitio en Huelva donde las patatas chips te las freían artesanalmente con la piel. Y estaban tremendas.
ResponderEliminarUn saludo.
Enrique: habría que abrir un blog con recetas de éstas para un futuro incierto.
ResponderEliminarUn saludo.
Dapazzi: tortilla con carajillo. Realmente curioso. Estos extranjeros tienen unas cosas...
ResponderEliminarUn saludo.
Clivia: y lo más curioso es que hizo la tortilla con la receta que me diste para hacer las patatas en el microondas. Salen de lujo y no se tarda nada en preparar el plato.
ResponderEliminarBesos, prima.
se ensucia menos, menos tiempo, tienen menos aceite, un lujo :)
ResponderEliminarlos puritas, no les gusta el microhondas, pero es un lujo si controlas los tiempos de tu micro
Clivia: así es. Un lujo "tortillero patatero".
ResponderEliminarProdigioso. ¡Es cosa que parece de alquimia!.
ResponderEliminarQuerido Cayetano, tu entrada viene muy bien a demostrar el dicho popular de que "El hambre agudiza el ingenio". Todo un hallazgo esta receta de tortilla-sin; esperemos que no haya que volver a ella.
ResponderEliminarMil bicos.
Retablo: de alquimia y/o de necesidad apremiante. El caso es llevarse algo a la boca.
ResponderEliminarUn saludo.
Profedegriego: el caso es que ya estamos acostumbrados a las comidas y bebidas "sin" o "light". Eso sí, por propia voluntad y no a la fuerza.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde luego es asombroso conseguir una tortilla sin huevos y sin patatas, aunque si no tiene huevos, ¿se puede llamar tortilla?
ResponderEliminarUn abrazo.
Valverde de Lucerna: pues igual que el vino sin alcohol. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias por la dedicatoria, señor padre :)
ResponderEliminarGuillermo: hombre, es que la tortilla te quedó muy bien.
ResponderEliminarBesos.
Bueno, nos comentas que no tiene mala pinta y efectivamente no la tiene pero lo que no nos has contado es si llegaste a comerla.
ResponderEliminarEn plan prepotente podríamos decir que esto de los sucedáneos lo experimentamos también con las angulas. Cuando estas desaparecieron de nuestras "exquisiteces" inventamos los fideos al ajillo que luego serían mejorados por las llamadas "gulas".
En fin hay que adaptarse al terreno y a los tiempos.
Saludos.
elpresley: he de decirte que la tortilla de la foto es una de las de verdad. De las de mentira no he llegado a probar. Me imagino que será un sucedáneo para matar el hambre. Nada que se parezca a la auténtica.
ResponderEliminarUn saludo.
Creo recordar alguna conversación en no se donde y por no se quién que en tiempos de guerra soldados españoles recogían los restos de las naranjas que dejaban los soldados franceses, ahora tiene un poco más de sentido.
ResponderEliminarGracias Cayetano,
No te extrañe. Aquí se pasó mucha hambre en tiempos de la Guerra de la Independencia frente a Napoleón. Lo quemaban todo los franceses.
EliminarSaludos, Txusito.