Durante el reinado de Carlos III se produjo este célebre motín. Corría el año 1766.
Una lectura superficial nos dice que tuvo lugar por la norma municipal que introducía cambios en la vestimenta de los españoles: supresión del chambergo o sombrero de ala ancha y de la capa larga y su sustitución por la capa corta y el sombrero de tres picos, siguiendo la moda europea, con el pretexto de evitar que embozados malhechores hicieran de las suyas en las calles al esconder armas entre sus largos ropajes.
Una lectura más profunda nos indica que existía un malestar de fondo por el hambre, las subidas de precios de productos básicos como el pan, y también por la desconfianza hacia los ministros extranjeros del rey borbón, como por ejemplo el marqués de Esquilache.
La medida en todo caso fue muy mal recibida, y eso que el ministro citado estaba interesado en modernizar la ciudad, pues fue él quien organizó la pavimentación, limpieza e iluminación de las calles de Madrid... Pero parece ser que la gente no estaba por la labor de cambiar su indumentaria.
Y estalló el motín. Miles de personas por las calles, enfrentamientos con las fuerzas del orden, pillaje...
Al final, los madrileños se conformaron con el destierro de Esquilache, mantener la vestimenta tradicional -y eso que con el tiempo se impuso la nueva indumentaria- y alguna baja en el precio de los alimentos de primera necesidad.
Y no llegó la sangre al río. El motín se quedó en eso: un simple motín, una algarada numerosa y ruidosa, pero nada más. No hubo ninguna revolución. No hubo autores intelectuales detrás que incitaran a las masas a una rebelión más profunda. No fue una revuelta de carácter político. Nadie estaba en contra del rey ni de la nobleza ni del orden establecido. Y eso que muchos privilegiados acapararon trigo y ello había encarecido los precios.
Momentos anteriores al motín. Los madrileños cambian a la fuerza su indumentaria.
Fuente: Wikipedia
En resumen: hubo motín, pero no una revolución como la que se dará en Francia.
En la Wikipedia podemos leer: "Las turbas populares que asaltaron el Palacio de Versalles y que trajeron de vuelta a París a la familia real, rebautizados como el Panadero y la Panadera, no son muy distintos de las madrileñas de veintidós años antes, pero la gestión política y social de los acontecimientos es abismalmente diferente. Ahí hubo un asalto al poder por parte de una nueva élite dirigente con conciencia de clase: la burguesía, definida como Tercer Estado por Sieyes. En España no la había. No fue el motín de Esquilache una vacuna contra la revolución, sino una muestra evidente del atraso relativo de España."
Y esto da qué pensar.
¿Cuándo y por qué se movilizan los españoles?
¿Con qué se conforman?
¿Tenemos lo que nos merecemos?
¿Somos cómplices del atraso secular de España?
Una lectura superficial nos dice que tuvo lugar por la norma municipal que introducía cambios en la vestimenta de los españoles: supresión del chambergo o sombrero de ala ancha y de la capa larga y su sustitución por la capa corta y el sombrero de tres picos, siguiendo la moda europea, con el pretexto de evitar que embozados malhechores hicieran de las suyas en las calles al esconder armas entre sus largos ropajes.
Una lectura más profunda nos indica que existía un malestar de fondo por el hambre, las subidas de precios de productos básicos como el pan, y también por la desconfianza hacia los ministros extranjeros del rey borbón, como por ejemplo el marqués de Esquilache.
La medida en todo caso fue muy mal recibida, y eso que el ministro citado estaba interesado en modernizar la ciudad, pues fue él quien organizó la pavimentación, limpieza e iluminación de las calles de Madrid... Pero parece ser que la gente no estaba por la labor de cambiar su indumentaria.
Y estalló el motín. Miles de personas por las calles, enfrentamientos con las fuerzas del orden, pillaje...
Al final, los madrileños se conformaron con el destierro de Esquilache, mantener la vestimenta tradicional -y eso que con el tiempo se impuso la nueva indumentaria- y alguna baja en el precio de los alimentos de primera necesidad.
Y no llegó la sangre al río. El motín se quedó en eso: un simple motín, una algarada numerosa y ruidosa, pero nada más. No hubo ninguna revolución. No hubo autores intelectuales detrás que incitaran a las masas a una rebelión más profunda. No fue una revuelta de carácter político. Nadie estaba en contra del rey ni de la nobleza ni del orden establecido. Y eso que muchos privilegiados acapararon trigo y ello había encarecido los precios.
Momentos anteriores al motín. Los madrileños cambian a la fuerza su indumentaria.
Fuente: Wikipedia
En resumen: hubo motín, pero no una revolución como la que se dará en Francia.
En la Wikipedia podemos leer: "Las turbas populares que asaltaron el Palacio de Versalles y que trajeron de vuelta a París a la familia real, rebautizados como el Panadero y la Panadera, no son muy distintos de las madrileñas de veintidós años antes, pero la gestión política y social de los acontecimientos es abismalmente diferente. Ahí hubo un asalto al poder por parte de una nueva élite dirigente con conciencia de clase: la burguesía, definida como Tercer Estado por Sieyes. En España no la había. No fue el motín de Esquilache una vacuna contra la revolución, sino una muestra evidente del atraso relativo de España."
Y esto da qué pensar.
¿Cuándo y por qué se movilizan los españoles?
¿Con qué se conforman?
¿Tenemos lo que nos merecemos?
¿Somos cómplices del atraso secular de España?
Aquí solo nos movilizamos por el Fumbol que dice Forges... me indigna ver a millones de personas en la calle celebrando un título deportivo y que nadie haga nada mientras nos toman por el pito del sereno, los bancos se lo siguen llevando calentito y los curritos vamos engrosando las listas del paro... definitivamente tenemos lo que nos merecemos
ResponderEliminarAhora, atrévete a quitarle a los niñatos el botellón. Verás la que lían.
ResponderEliminarUn saludo, José Luis.
Hombre no se, monsieur, a mi lo de solucionar las cosas a guillonitazo limpio como que no me va mucho, que quiere que le diga. Pero el conformismo que manifestamos a veces tambien me parece excesivo. Yo creo que de vez en cuando habria que hacer otro motin de Esquilache, y salir todos a la calle con la capa y el sombrero.
ResponderEliminarPero tiene usted razon, por el botellon sí que liarian una buena, eso seguro. Cuestion de prioridades, jiji.
Feliz jueves, monsieur
Bisous
Hola Cayetano:
ResponderEliminarSabes que soy inmigrante. Y veo la situación de la España actual como inmigrante. Realmente desconocía el motín al que hace referencia la entrada.
Aunque es odioso comparar, la política española actual se parece y mucho a la situación venezolana de hace unos 10-15 años, donde el establishment partidista (izq y der.) tambien se alternaban el poder, aislandose de la gente. Eso trajo como consecuencia una despreocupación por la política y por el que hacer como sociedad, dando paso a la personalización de las necesidades, es decir, si yo tengo para salir adelante, poco me importa quien mande. POr eso chabez (esta bien escrito, es con b de burro) es presidente. Ahora bien no se esta conforme con chabez, se quiere salir de él, aunque esperamos que sea el otro quien lo saque, justamente porque yo tengo satisfecha mis necesidades.
Quizás algo de esto paso alli: La gente consiguio algunas pequeñas victorias, que le resolvieron su quehacer diario....
Saludos
Lo de la guillotina fue una pasada impresentable, madame; pero la revolución era necesaria para que Francia se desarrollara y arrinconara las rancias prebendas de las clases privilegiadas, quienes no estaban dispuestas por las buenas a renunciar a su situación preeminente ni a pagar un solo impuesto.
ResponderEliminarYa sé que, debido a su condición social, este tema le da un poco de repelús; pero no debe olvidar que hubo nobles que apoyaron la revolución en Francia, como el conde de Mirabeau o el marqués de Lafayette, eso sí, eran moderados.
Gracias por su apreciable comentario.
Un saludo.
Gracias, Manuel por tu apreciada aportación.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo en el riesgo que corre la sociedad española de desligarse de la clase política y decir aquello de: todos son iguales. No es la primera vez que ocurre aquí. Ya ha pasado varias veces. Y las consecuencias no han sido buenas precisamente.
Sobre tu "amigo" Chávez qué decirte que no sepas. Eso sí, tiene sus seguidores, como todos los políticos.
Un saludo.
Moviendo los hilos aunque sin dar la cara, se encontraban miembros de la Iglesia Católica que recelaban de las reformas ilustradas de los ministros de Carlos III. Y es que la Iglesia en España, de tradición oscurantista, temía por cualquier innovación. El procemiento de Olavide por la inquisición es buen ejemplo de ello. Saludos
ResponderEliminarEste acontecimiento es el típico motin español, populachero y simplón. La nobleza azuzando a las masas para lanzarlas contra cualquier intento reformista. La burguesía -como bien indicas- era inexitente o muy escasa o su horizonte era emular a la nobleza y vivir de las rentas.
ResponderEliminarNo había conciencia de clase ni objetivo político, un simple malestar por la crisis de subsistencias típica del Antíguo Régimen que se manifiesta en una algarada callejera, con más ruido que nueces. Muy lejos de un precedente del famoso 14 de julio. Nacionalismo barato ante el italiano. De todas formas se extendió el motín más allá de Madrid, como en Zaragoza. Decirte que en la facultad nos contó la profesora López Cordón que Carlos III llegó a tener un carruaje preparado para una posible evacuación de Madrid. Eso era en ¡¡1766!!. Mala conciencia debería de tener al estar presto a evacuar la Villa y Corte.
Saludos Cayetano.
Suelo aludir al motín de Esquilache, cuando viene al caso, ante mis alumnos. Buero Vallejo también lo refleja en "Un soñador para un pueblo". Me encanta eso de los chambergo (muy útiles, por otra parte, por aquello del "¡agua va!") y la pañosa o capa española ("ven aquí,por Dios, madrileña guapa que debajo de esta capa cabemos los dos dice la canción) y quien dice una moza dice un trabuco o una faca o lo que sea...
ResponderEliminarYo creo que también hay que contar con el "tradicionalismo" que es parte de la idiosincrasia española desde siempre. Los españoles son reacios a las innovaciones.
ya no sé si es por tradicionalismo o porque nos hemos vuelto acomodaticios e individualistas. En la jerga actual, es que ya somos (hablo en general) pasotas. Lo consentimos todo. es papanatismo puro.
Pero, en fin, el motín de Esquilache a mí me hace mucha gracia, con los sastres esperando en las esquinas, protegidos por los guardias, claro, para recortar capas (capar capas) y coser alas de clambergo para convertirlo en sombrero de tres picos jajaja
Otro ejemplo más de como España tiene lo que se merece.
ResponderEliminarTristes saludos de alguien que ve las noticias y comprueba que su país se ha convertido en el mercado de unos poco politicuchos con el respaldo de millones de españoles que no hacen nada o incluso jalean a los que lo estan sangrando
Saludos, Javier. En efecto, la Iglesia detrás conspirando por miedo a las reformas ilustradas.
ResponderEliminarUna revolución a la inversa: utilizar al pueblo para que nada cambie.
Juan, creo que Carlos III tenía más miedo a la Iglesia y a su capacidad de movilizar gente que al propio pueblo amotinado. ¿Me suena esto de algo? Parece que la historia se repite.
ResponderEliminarUn saludo.
El pasotismo, Rosa, cre que es una característica que nos define como pueblo. Y también el miedo a los cambios: tradicionalismo que dices tú.
ResponderEliminarUn saludo.
Sila: ¿tendremos los españoles lo que nos merecemos? Creo que hace falta una regeneración profunda y limpiar las cloacas de tanta basura acumulada.
ResponderEliminarUn saludo.
Querido Cayetano, una entrada estupenda.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, cuando dices "Creo que hace falta una regeneración profunda y limpiar las cloacas de tanta basura acumulada"
Sería necesario hacerlo en todas partes del mundo, ya que el pueblo merece vivir en paz y sin tantas carencias.
Un gran saludo Isthar
Con qué mal pie entró Carlos III en España. Si nos fijamos es una situación similar a la que se produjo en las Comunidades, aunque sin nobleza revuelta contra el rey. Por eso quizás se quedó sólo en eso, en un motín sin sangre.
ResponderEliminarLa cuestión de los chambergos y los sombreros le da un tinte social que otros motines no tienen. Por eso lo recordamos, algo es algo. Recuerdo siempre un grabado que ilustraba este acontecimiento: en la Plaza de la Cebada de Madrid, creo, una mesa compuestas por dos individuos armados de unas grandes tijeras cortaban las capas de dos sufridos manolos, mientras unos alguaciles obligan a cercarse a un paisano que intentaba escaquearse de la poda.
Un beso
Posiblemente, Isthar, el cambio debe hacerse a nivel mundial. Lo que pasa es que los españoles además añadimos siempre más leña al fuego, como pasa ahora con la crisis: doble ración.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmen, siempre nos ha pasado en nuestra historia. Este país no estaba preparado para tanta innovación y tanta reforma como las que pretendía hacer Carlos III y sus ministros ilustrados.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Un saludo.