jueves, 15 de octubre de 2009

París en vísperas de la revolución

Toma de la Bastilla
Jean-Pierre Houël (1735-1813)

Imagen: Wikipedia



¿A qué olían las calles de París antes de la Revolución?

"En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor.

Y, como es natural, el hedor alcanzaba sus máximas proporciones en París, porque París era la mayor ciudad de Francia. Y dentro de París habia un lugar donde el hedor se convertía en infernal, entre la Rue aux Fers y la Rue de la Ferronnerie, o sea, el Cimetière des Innocents. Durante ochocientos años se había llevado allí a los muertos del hospital Hôtel-Dieu y de las parroquias vecinas; durante ochocientos años, carretas con docenas de cadáveres habían vaciado su carga día tras día en largas fosas y durante ochocientos años se habían ido acumulando los huesos en osarios y sepulturas. Hasta que llegó un día, en vísperas de la Revolución Francesa, cuando algunas fosas rebosantes de cadáveres se hundieron y el olor pútrido del atestado cementerio incitó a los habitantes no sólo a protestar, sino a organizar verdaderos tumultos, en que fue por fin cerrado y abandonado despues de amontonar los millones de esqueletos y calaveras en las catacumbas de Montmarttre. Una vez hecho esto, en el lugar del antiguo cementerio se erigió un mercado de víveres."

Patrick Süskind. El Perfume.



"Sans cullotte"
Un revolucionario francés


La Marsellesa (fragmento)

Letra en francés



Allons enfants de la Patrie.

Le jour de gloire est arrivé.

Contre nous de la tyrannie

L'étendard sanglant est levé (bis)

Entendez-vous dans nos campagnes.

Mugir ces féroces soldats ?

Ils viennent jusque dans nos bras,

Égorger vos fils, vos compagnes.


Refrain:


Aux armes citoyens!

Formez vos bataillons!

Marchons, marchons,

qu'un sang impur abreuve nos sillons.


Letra en castellano



Marchemos, hijos de la patria,

Que ha llegado el día de la gloria

El sangriento estandarte de la tiranía

Está ya levantado contra nosotros (bis)

¿No oís bramar por las campiñas

A esos feroces soldados?

Pues vienen a degollar

A nuestros hijos y a nuestras esposas.


Estribillo:


¡A las armas, ciudadanos!

¡Formad vuestros batallones!

Marchemos, marchemos,

Que una sangre impura empape nuestros surcos.


21 comentarios:

  1. Vamos una peste de pueblo... yo creo que no nos podemos hacer una idea de lo que era aquello.

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  2. Nos hemos vuelto muy finos, amigo José Luis. Aquello sí que era tufo horrible y no el olor a sobaquillo del metro de Madrid.
    Salutem.

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  3. Si es que ahora nos quejamos por vicio... Interesante el vídeo, claro y entendible.

    Saludos.

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  4. Nos hemos acostumbrado tanto a lo que tenemos que no lo valoramos.
    Gracias por tu comentario, Kassiopea.

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  5. Curioso... París olía en aquel entonces como ciertos garitos de Madrid hoy en día...

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  6. Bueno, mirandolo por el lado positivo, los pisitos en la zona debian de ser bien baratos, no?
    Por acostumbrada que estuviera la nariz, menudo estomago habia que tener para vivir por ahi.

    Feliz dia, monsieur

    Bisous

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  7. Primogénito: no exageres. No creo que el olor sea nada parecido. Quiero decir que habrá tugurios que huelan peor. Jeje.

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  8. Los pisos, madame, deberían ser baratos con nuestro poder adquisitivo actual. Me imagino que caros para aquellas gentes.
    Un saludo.

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  9. Cuando las personas piensan en otras épocas, hacen abstracción de sus miserias, lo cual es una falacia. Imaginemos la peste (me refiero a hedor) que debía de invadirlo todo en el medievo cristiano, y en el siglo XVI y XVII (¡Agua va!) e incluso en el XVIII.
    Siempre digo a mis alumnos que intenten viajar en el tiempo a la época que estudiamos, pero la mayoría quieren medir los usos y costumbres del pasado con la mentalidad de hoy en día, y así es imposible entender nada.
    La novela El perfume es dura, pero genial. La película que existe basada en la obra literaria me parece una buena adaptación.

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  10. vaya, con la peste y luego me quejo yo de los gitanos de aquí; pero la verdad sea dicha hay gente de hoy en día que le tiene miedo al agua y el jabón
    muy buen vídeo.

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  11. Estimado Cayetano, estupenda entrada.Cuando pensamos en épocas pasadas no tenemos en cuenta que fue bien difícil la vida, sin antibióticos, sin baños adecuados, sin medicamentos,sin desodorante,jiji y con muchas enfermedades, y un largo etc.
    Leí un libro de usos y costumbres de la edad media y la verdad que era un desastre.Eso de "AGUA VA"!!! tiene connotaciones catastóficas.

    Un gran abrazo Isthar.

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  12. Claro, así olía París, pero no sólo París, sino cualquier ciudad o poblado de cualquier parte del mundo. Eso habla del cambio que significó en nuestra civilización la higiene personal. Los franceses todavía son algo hediondos, pero en aquellos tiempos las narices de esas gentes debían pasar inadvertidas.

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  13. Gracias, Linsay, me pasaré por tu blog.
    Un saludo.

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  14. Es cierto, Rosa, que tendemos a juzgar el pasado con la mentalidad de hoy y nuestros alumnos más. Con la mentalidad actual, Quevedo sería considerado persona non grata, xenófobo, misógino... en vez de un genio de nuestra cultura.
    Gracias por tu comentario y bienvenida a esta modesta tinaja.

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  15. Gracias por tu comentario, Vangelisa. La verdad es que el invento del jabón revolucionó la higiene más que la máquina de vapor las comunicaciones.
    Un saludo.

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  16. En la España de Felipe IV, cuando todavía no había alumbrado público, la gente con posibles iba por la calle con un farolillo o candil de aceite para evitar pisar las porquerías que la gente arrojaba a la vía pública.
    Gracias, Isthar por tu comentario.
    Salutem.

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  17. Thaelman, creo que la gente se adapta a los olores de su tiempo. Las damas nobles se aireaban con el abanico para disimular el hedor que desprendían. ¡Uff!
    Salutem pluriman.

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  18. Estimado Cayetano, en mi blog
    http://isthar-poesias-senderosdelalma.blogspot.com/
    hay un regalito para ti.
    Isthar

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  19. La verdad es que es un detalle por tu parte y no me gustaría que lo interpretaras mal, Isthar, pero desde hace tiempo no acepto regalos. Ya me ha pasado en alguna ocasión con viejos conocidos y visitantes de este blog y creo que lo han entendido.
    Gracias de todas formas. Un saludo.

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  20. Hola Cayetano, perdona mis tardanzs en responder, pero el tiempo y el catarro se aunan en no djarme un minutillo con el ordenata. Me gusta tu entrada. París estaba ya preparado para que la burguesía se alzase contra el putrefacto sistema del Antíguo Régimen. La revolución subsigueinte fue la REVOLUCIÓN por antonomasia.
    Saludos.

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  21. Gracias, Juan, por el comentario. Y arréglate ese catarro. En nuestro trabajo estamos expuestos a cientos de virus que andan por ahí.
    Un saludo.

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