miércoles, 13 de mayo de 2009

La expulsión de los moriscos




Embarque de moriscos en el Grao
Imagen: Wikipedia

1609

EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS




En 2009 se conmemora el cuarto centenario de la expulsión de los moriscos.

Descendientes de los musulmanes que habían vivido en nuestra península y obligados a convertirse al cristianismo, 300.000 moriscos de Aragón, Valencia y Andalucía principalmente fueron obligados a dejar España por orden del rey Felipe III, según estrategia del valido el duque de Lerma (quien obtuvo grandes beneficios con la venta de casas incautadas a los expulsados)

El “incapaz” Felipe III nunca tuvo interés por los asuntos de gobierno. Entregó el poder en la práctica a su valido don Francisco de Sandoval y Rojas, nombrado pronto duque de Lerma , ambicioso personaje considerado como el prototipo de la corrupción en España quien utilizó el poder en su provecho y dio cargos a familiares y amigos.

La guerra contra los turcos en el Mediterráneo, sobre todo a raíz de la victoria de Lepanto, creó un ambiente de hostilidad por parte de la población hacia los moriscos. En este terreno propicio, se propagó el bulo de que los moriscos españoles conspiraban contra España a favor de los turcos.

Así se firmó la orden de expulsión firmada por el rey: debían abandonar sus casas y propiedades en breve plazo bajo pena de muerte. De esta manera perdieron sus pertenencias. Muchos fueron asaltados en la huida por cudrillas que les robaban y asesinaban.



Duque de Lerma en Wikipedia




La expulsión significó en el plano moral un acto de barbarie e intransigencia, a nivel demográfico un retroceso histórico, al perderse población y mano de obra especializada y eficiente en un país poco poblado, de ocho millones y medio de habitantes, y desde el punto de vista económico un desastre, una mala operación. Una parte considerable de la agricultura española estaba en manos de este colectivo, en especial los regadíos de las zonas levantinas o de las vegas de Granada, y la mayoría de los agricultores españoles no conocían las técnicas que se aplicaban en esos cultivos. La expulsión también supuso una merma en la recaudación de impuestos.

España tardará tiempo en recuperarse económica y demográficamente, moralmente aún no se ha recuperado.



El País recoge en un artículo este evento.


7 comentarios:

  1. Este hecho fue denunciado en la época por Cervantes en el Quijote, lo cual es de mucho mérito ya que es indudable que dicho pasaje no iba a gustar mucho a los gerifaltes.

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  2. Como tú dices, había en la época gente en contra de la expulsión, incluyendo parte de la Iglesia. Cervantes rinde homenaje a ese colectivo. No en vano, elige un nombre muy significativo para el supuesto narrador de las aventuras de El Quijote, nada menos que "Cide Hamete Benengeli" ¿De dónde saldría ese personaje con ese nombre?
    Un saludo, José Luis.

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  3. Además de la sangría económica, también dolió la sangría cultural. Desde ese momento se perdió el cosmopolitismo español y se dió una "paletización", que se prolongó todo el siglo XVII: fanatismo religioso por la Contrarreforma, decadencia generalizada, etc. Creo qie esa expulsión debió de ser como los éxodos que ya conocemos de las "otras Españas" que helarían el corazón al decir de Machado y que tanto satanizó Marcelino Menéndez Pelayo. Éxodos como el de los liberales de 1814 y 1823; el de los republicanos de 1939. Eso sin mencionar el de los judíos de 1492.
    Una de las peores páginas de nuestra historia.
    Saludos.

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  4. Totalmente de acuerdo, Juan.
    Este pueblo nuestro, bárbaro y paleto, aferrado siempre al orgullo local o nacional, ha sido aficionado a fastidiar a los diferentes, sean judíos, musulmanes, conversos, liberales, republicanos, del "barsa" o del "atletic".
    Saludos.

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  5. Hola Cayetano te dejo un poema de Antonio Machado,trata de como somos las personas:las sencillas...y las otras, las que se creen tan superiores que apestan...
    Un saludo.
    Este poema pertenece al libro de (Soledades) de Antonio Machado
    He andado muchos caminos
    He andado muchos caminos,
    he abierto muchas veredas;
    he navegado en cien mares,
    y atracado en cien riberas.

    En todas partes he visto
    caravanas de tristeza,
    soberbios y melancólicos
    borrachos de sombra negra,

    y pedantones al paño
    que miran, callan, y piensan
    que saben, porque no beben
    el vino de las tabernas.

    Mala gente que camina
    y va apestando la tierra…

    Y en todas partes he visto
    gentes que danzan o juegan,
    cuando pueden, y laboran
    sus cuatro palmos de tierra.

    Nunca, si llegan a un sitio,
    preguntan a dónde llegan.
    Cuando caminan, cabalgan
    a lomos de mula vieja,

    y no conocen la prisa
    ni aun en los días de fiesta.
    Donde hay vino, beben vino;
    donde no hay vino, agua fresca.

    Son buenas gentes que viven,
    laboran, pasan y sueñan,
    y en un día como tantos,
    descansan bajo la tierra.

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  6. Es una poesía muy bonita, un homenaje a la sencillez, de Antonio Machado. Hay una versión cantada de Joan Manuel Serrat también muy acertada.
    El padre de un conocido mío decía que había dos tipos de personas: los que se dedican a fastidiar a los demás y los que aguantan a los que fastidian. Mitad y mitad.
    Saludos.

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