El siglo XIX español fue una
época de inestabilidad política y social con profusión de golpes de estado o
cuartelazos que encumbraron a militares en puestos de responsabilidad de gobierno por obra y gracia de las armas. Multitud
de calles de Madrid llevan nombres de esos “espadones” que escribieron algunas
páginas de nuestra historia pasada, la mayor parte de ellos son de la época isabelina.
Calles como...
Narváez, perpendicular con
O’Donnell que sale de la calle de Alcalá y se convierte en carretera.
Serrano, desde Alcalá, paralela al Paseo de la Castellana.
Espartero (Príncipe de Vergara), calle enorme, de más de cuatro kilómetros, desde la Plaza del Perú hasta la calle de Alcalá, perpendicular a
Diego de León.
Manuel Pavía, cerca de la avenida de la Albufera en Vallecas.
Topete, en Alvarado, cerca de Bravo Murillo y próxima a Cuatro Caminos.
Rafael de Riego, de Méndez Álvaro a la calle del Ferrocarril, entre la estación de Atocha y la de Delicias.
Martínez Campos, (Metro Iglesia).
Pues empecemos por esta misma calle.
Paseo del General Martínez Campos.
Nunca mejor dicho... Ni calle ni avenida: "paseo". Eso fue lo que el general se dio en 1874 desde su pronunciamiento en Sagunto para proclamar como rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II, puesto que el gobierno provisional dirigido por Serrano decidió no enfrentarse al militar.
O’Donnell que sale de la calle de Alcalá y se convierte en carretera.
Serrano, desde Alcalá, paralela al Paseo de la Castellana.
Prim, entre Chueca y Banco de España.
Espartero (Príncipe de Vergara), calle enorme, de más de cuatro kilómetros, desde la Plaza del Perú hasta la calle de Alcalá, perpendicular a
Diego de León.
Manuel Pavía, cerca de la avenida de la Albufera en Vallecas.
Topete, en Alvarado, cerca de Bravo Murillo y próxima a Cuatro Caminos.
Rafael de Riego, de Méndez Álvaro a la calle del Ferrocarril, entre la estación de Atocha y la de Delicias.
Martínez Campos, (Metro Iglesia).
Pues empecemos por esta misma calle.
Paseo del General Martínez Campos.
Nunca mejor dicho... Ni calle ni avenida: "paseo". Eso fue lo que el general se dio en 1874 desde su pronunciamiento en Sagunto para proclamar como rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II, puesto que el gobierno provisional dirigido por Serrano decidió no enfrentarse al militar.
Serrano
El que abrió a la reina el camino del amor
y otro camino, el del exilio. Equidistante en el plano entre los extremos
como Pavía o Topete. El lugar que ocupa Serrano en el plano de Madrid está bien centrado y situado, cerca de
todo, tanto de posturas drásticas, hasta el punto de participar en la expulsión
de Isabel II, como de posiciones más moderadas, aceptando presidir un gobierno
de concentración nacional tras el golpe del general Pavía.
Pavía y Topete:
Buena situación. Vallecas y
Alvarado. De todos los citados son los más distantes en el callejero y tal vez
en posiciones. Uno terminó con el sexenio democrático y el otro colaboró en su
inicio. Aunque bien mirado, a Topete habría que haberle puesto en Chueca, cerca
de Prim, compañero de fatigas, y no precisamente en el barrio de Tetuán de las Victorias en donde, por el contrario, habría que haber situado en justicia a
O’Donnell, quien casualmente acampó allí con sus
tropas, cuando todavía era campo, tras regresar victorioso de África en espera de su entrada triunfal en Madrid. Lo que no llegó a suceder. Con el tiempo, el campamento atrajo a comerciantes y se fue formando un nuevo barrio. A pesar de no estar allí su calle, es una buena idea poner la auténtica enfilando la radial 3 para luego
enlazar con la carretera de Valencia, así el trajín de soldados, el ruido de sables y las boñigas de caballo quedan relegados casi al extrarradio, donde menos molesten.
Cuentan que en una ocasión que marchaba el general para tierras africanas, Isabel II le dijo que si ella fuera hombre se iría con él, a lo que el consorte Francisco de Asís, más conocido popularmente como "Paquita", le dijo aquello de... "Lo mismo digo, O'Donnell. Lo mismo digo."
Rafael de Riego, el que se sublevó en Cabezas de San Juan (Sevilla) contra Fernando VII, y al que obligó a respetar la Constitución de Cádiz, tiene su calle cerca de la estación de Atocha, como si hubiera venido desde tierras andaluzas en tren para la ocasión. Y por si las cosas se dieran mal, no sea que hubiera que salir corriendo con las maletas -en caso de que El Felón decidiera pasarse La Pepa por el forro, como así pasó-, era preferible, por si las moscas, andar cerca de los andenes y lo más lejos posible de la plaza de la Cebada.
Cuentan que en una ocasión que marchaba el general para tierras africanas, Isabel II le dijo que si ella fuera hombre se iría con él, a lo que el consorte Francisco de Asís, más conocido popularmente como "Paquita", le dijo aquello de... "Lo mismo digo, O'Donnell. Lo mismo digo."
Rafael de Riego, el que se sublevó en Cabezas de San Juan (Sevilla) contra Fernando VII, y al que obligó a respetar la Constitución de Cádiz, tiene su calle cerca de la estación de Atocha, como si hubiera venido desde tierras andaluzas en tren para la ocasión. Y por si las cosas se dieran mal, no sea que hubiera que salir corriendo con las maletas -en caso de que El Felón decidiera pasarse La Pepa por el forro, como así pasó-, era preferible, por si las moscas, andar cerca de los andenes y lo más lejos posible de la plaza de la Cebada.
En el meollo de Madrid, en pleno ensanche, nos encontramos con
Narváez, Diego de León y Espartero (Príncipe de Vergara).
Narváez entrecruzándose con O'Donnell, como pasó en la historia real.
Narváez entrecruzándose con O'Donnell, como pasó en la historia real.
También ocupan una posición perpendicular Príncipe de Vergara, o sea el general Espartero, y Diego de León. Dos calles que se cruzan. Es como si uno de los dos cortara la trayectoria del
otro. Como si se estorbaran mutuamente. Y así fue. A punto estuvo Diego de León de truncar
la carrera del señor Baldomero cuando, en plena regencia de éste, participando
en una maniobra desestabilizadora, colaboró en
1841 en una aparatosa intentona golpista, pero le salió mal la jugada. Fue
detenido y mandado fusilar. O sea que fue el “Príncipe de Vergara” el que cortó
el paso al otro y no al revés, como estaba previsto.
________________
(*) Uno de los implicados en el atentado de Prim pudo ser con casi toda seguridad el Duque de Montpensier, quien tenía pretensiones de ocupar el trono de España y al que Prim había rechazado de plano, entre otras cosas porque había matado a un hombre en un duelo.
Atentado de Prim
A Juan Prim y Prats deberían haberle cambiado la calle, haber puesto su nombre a la calle del Turco -que hoy no se llamaría Marqués de Cubas-, porque fue allí donde sufrió el atentado que le costó la vida (Aunque según las últimas investigaciones, no murió de esas heridas, sino estrangulado en su propia casa unos días después). El general tenía más enemigos que amigos y la autoría del asesinato sigue siendo hoy un misterio sin resolver, aunque hay claras sospechas de que pudo ser alguien, republicano o monárquico, que no quería que Amadeo de Saboya, más conocido por los españoles como "Macarronini I", fuera el rey de España (*). Y Prim era el principal valedor de éste tras el derrocamiento de Isabel II. De todos maneras no gozaba de muchas simpatías entre los borbónicos, por declaraciones del estilo de "Es tal la convicción que tengo de que la dinastía borbónica se ha hecho imposible para España, que no vacilo en decir que no volverá jamás, jamás, jamás." ________________
(*) Uno de los implicados en el atentado de Prim pudo ser con casi toda seguridad el Duque de Montpensier, quien tenía pretensiones de ocupar el trono de España y al que Prim había rechazado de plano, entre otras cosas porque había matado a un hombre en un duelo.
Azaroso siglo para España el S XIX, que comenzó con una invasión francesa, terminó con el desastre de 1898 y entre medio aprovechamos para pronunciamientos y guerras carlistas. Mejor nos hubiera ido con una buena revolución industrial (y social)
ResponderEliminarPero somos así, que le vamos a hacer.
Excelente, breve e instructivo post.
Saludos, Cayetano
Hoy me das de lleno con el tema de los "espadones": primero por familiaridad entre el tema y mi apellido; luego porque me has hecho recordar el callejero de Madrid tan vivido y degustado. Trabajé durante años en Alcalá, casi donde nace la calle O'Donnell.
ResponderEliminarUn abrazo
Estupendo análisis de los grandes generales y otros rangos militares españoles del XIX metidos a políticos, con su correspondientes recuerdos en el callejero de Madrid. Lo politizado que estaban entonces los militares, igualitos que ahora, que destituyen al director de la revista Ejército por una insinuación. Eran otros tiempos. Saludos, Cayetano.
ResponderEliminarEs un completo y amenísimo recorrido. Y una prueba evidente de la intervención del Ejército en la política del XIX.
ResponderEliminarSaludos.
Quizás no están en una buena posición en el callejero, pero impresiona que lo hicieron a posta, me refiero a como lo colocaron cada calle...Paralela o perpendicular a...
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Carolus: los nombres de nuestras calles son un recuerdo de la historia pasada. El XIX ya cae lejos y podemos volver la vista sin enfadarnos mucho.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: no había caído yo en lo de tu "espada". Alcalá. No trabajaste en mal sitio, cerca de todo.
ResponderEliminarUn saludo.
Paco: casi se mira aquello que ya va quedando lejos como con desenfado, sin acritud. Lo de hoy me da más miedo todavía. Ahora en vez de espada utilizan la prima de riesgo.
ResponderEliminarUn saludo.
Magnífica visión la que nos has dado.La espada casi siempre ha estado rondando el poder, cuando no ha estado en él.
ResponderEliminarSaludos
Retablo: una manía la del pronunciamiento, que hasta terminó en guerra en una ocasión. Otros tiempos.
ResponderEliminarUn saludo.
Mucho me temo que, para estar al día, el plano de Madrid tendría que incluir, ya, los nombres de los "espadones" modernos, es decir, de los que actualmente nos sojuzgan con el BOE en una mano y el control del déficit en la otra. Interesantísimo post, querido amigo.
ResponderEliminarMe permito Cayetano añadirte una calle más relacionada con esta época, C/ Marqués del Duero, título que dio Isabel II al general Manuel Gutierrez de la Concha que participó con Diego de León, aunque pudo escapar, en el asalto al Palacio real.
ResponderEliminarhttp://gelaguna.blogspot.com.es/search/label/laberinto%20del%20general
Saludos.
Jo, pobre Prim, le falló el ojo con lo de los Borbones, no volverán jamás y nunca acabaron de irse... Me ha encantado el post, Cayetano: la idea y el desarrollo. Un abrazo grande
ResponderEliminarMenos mal que la famosa Memoria Histórica sólo hizo mal con nuestro pasado más reciente.
ResponderEliminarEl pasado hay que recordarlo siempre fuese bueno o malo así no lo olvidamos nunca.
Buen aporte, un abrazo.
Manuel: no creo que cayeran en ese detalle, pero llama la atención cómo están colocadas algunas. Tal vez, pura casualidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Antorelo: la espada siempre amenazante sobre nuestras cabezas. Hoy esa "espada" son los mercados.
ResponderEliminarUn saludo.
Isabel: mira que si un día ponen calle a Díaz Ferrán...
ResponderEliminarUn saludo.
Eduardo: gracias por tu valiosa aportación. La calle es pequeñita, pero el que le dio su nombre tuvo su importancia en su día.
ResponderEliminarUn saludo.
Alma de Adra: el pobre Prim tenía pocos amigos. Si no le hubieran asesinado, tal vez nuestra historia hubiera ido por otros derroteros. ¡Quién sabe!
ResponderEliminarUn saludo.
Jose Senovilla: cuando los hechos son recientes, las heridas de algunos siguen abiertas. El tiempo todo lo remansa. Y nos volvemos más objetivos. Y sobre el tema al que aludes sobre la Memoria Histórica, no comparto la idea de que haya obrado mal con nuestra historia reciente. Puede haber posturas más o menos interesadas y partidistas, como son interesadas y partidistas las de aquellos periodistas metidos a historiadores que intentan resucitar la historia que nos contaban en tiempos de Franco. Pero todavía hay gente que no sabe dónde llorar a sus abuelos muertos como perros en cualquier cuneta. Y es legítimo y humano su dolor.
ResponderEliminarUn saludo.
El siglo de los golpes y levantamientos.
ResponderEliminarYo con lo de espadón siempre me viene a la cabeza Narváez "el espadón de Loja".
Un abrazo
Madrid fue la primera ciudad, después de Béjar, que conocí siendo una niña. No me acuerdo de ello, claro, pero mi madre me ha contado que la primer avez que me llevaron a Madrid tenía yo la tierna edad de dos meses. Ya con ocho o diez visitábamos la capital de España tres o cuatro veces al año y mi padre me llevaba a visitar los principales monuemntos y museos de Madrid (de él me viene mi pasión por el Arte y la Historia). Leyendo tu entrada, recuerdo una frase repetía mi padre cuando mirábamos el callejero de Madrid: "uno puede acabar conociendo la Historia de España consultando quiénes eran los personajes del callejero madrileño" y tenía razón.
ResponderEliminarSaludos
Javier: ese era el más representativo de todos.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmen: tu padre tenía razón; aunque prefiero las calles dedicadas a Padilla, Bravo y Maldonado. No sé, pero como que me caen mejor.
ResponderEliminarUn saludo.
En Murcia no recuerdo que tengamos calles dedicadas a espadones ahora mismo... Sí que tenemos una calle que se llama "San Antón", pero no se refiere a mí, porque la santa es mi Fuensanta.
ResponderEliminarAsusta la cantidad de veces que se han resuelto las cosas a golpe de espada. Bueno, resolver o más bien empeorar. Si hay que elegir uno, me quedo con Riego.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Antón: creo que tampoco os libráis de los "espadones". Tenéis una avenida dedicada nada menos que al General Primo de Rivera y un lugar en honor de cerdos y chorizos: Puente Tocinos.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: yo también me quedo con Riego, quizás porque se enfrentó al Felón, tal vez por ser perdedor.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Puente Tocinos! Claro, claro... Pero a nosotros nos gusta más llamarlo por su nombre internacional: Bacon Bridge.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D. Es verdad, Primo de Rivera... ¡Qué despiste! Gracias, Cayetano.
La Fuensanta y el Antón: así, dicho en "extranjero", suena hasta mejor y todo y parece que tiene hasta menos colesterol.
ResponderEliminarUn saludo.