Ilustración de John Leech
Primera edición (1843)
De
pequeño siempre me fascinó este cuento de Dickens.
No
recuerdo bien la editorial cuando lo leí por primera vez, allá por los años 60, pero era un libro de esos ilustrados, mitad novela, mitad "tebeo", con profusión de dibujos en blanco y negro, con esos
interiores lóbregos y la luz trémula de las velas proyectando en las paredes sombras misteriosas,
lo que daba al relato un aire frío e inquietante, muy acorde con la noche de pesadilla que iba a vivir su principal protagonista.
El caso es que ese libro lo perdí. He buscado en librerías y por internet y como no recuerdo ni la editorial ni el autor de los dibujos, pues no consigo dar con él. Y eso que mi nuera Ana ha buscado por todas partes e incluso me llegó a comprar un ejemplar de la editorial Bruguera de 1958, casi una pieza de coleccionista, cosa que me encantó sobremanera, pero no era ese el que leí de niño. Sin duda hay otras ediciones, excelentes y posiblemente mejores, como las que llevan ilustraciones de John Leech que aparecen en la edición original, pero no tienen para mí ese encanto de lo vivido en la infancia que la memoria se encarga de guardar en alguna parte. El libro perdido es como un trocito de la niñez extraviado en algún lugar, una pieza del puzzle de mi vida que anda por ahí sola, deambulando como alma en pena, como el difunto Jacob Marley, errante por la eternidad.
El protagonista del cuento era un viejo avaro, Ebenezer Scrooge. Un personaje inolvidable, antipático, mezquino y tacaño hasta consigo mismo. Bien me acuerdo de él.
El caso es que ese libro lo perdí. He buscado en librerías y por internet y como no recuerdo ni la editorial ni el autor de los dibujos, pues no consigo dar con él. Y eso que mi nuera Ana ha buscado por todas partes e incluso me llegó a comprar un ejemplar de la editorial Bruguera de 1958, casi una pieza de coleccionista, cosa que me encantó sobremanera, pero no era ese el que leí de niño. Sin duda hay otras ediciones, excelentes y posiblemente mejores, como las que llevan ilustraciones de John Leech que aparecen en la edición original, pero no tienen para mí ese encanto de lo vivido en la infancia que la memoria se encarga de guardar en alguna parte. El libro perdido es como un trocito de la niñez extraviado en algún lugar, una pieza del puzzle de mi vida que anda por ahí sola, deambulando como alma en pena, como el difunto Jacob Marley, errante por la eternidad.
El protagonista del cuento era un viejo avaro, Ebenezer Scrooge. Un personaje inolvidable, antipático, mezquino y tacaño hasta consigo mismo. Bien me acuerdo de él.
El
cuento apareció en 1843. La época era la Inglaterra victoriana, en plena
revolución industrial. Por el relato desfila todo un elenco de personajes de
clase modesta. Muchos de ellos apenas disponen de unos cuantos chelines para comprarse algo de
abrigo en esa fría Navidad. Gentes humildes que, sin embargo, a su modo, son felices con poco;
mientras que el avaro no disfruta con nada, ni siquiera esos días de fiesta:
“¿Navidad? ¡Bah, paparruchas!”
El cuento se inicia el día de Nochebuena con Scrooge trabajando en su negocio, tal vez de prestamista usurero, donde explota a su pobre empleado Bob Cratchit al que paga una miseria y al que concede a regañadientes el "privilegio" de no tener que venir a trabajar el día de Navidad. Al avaro le visita su sobrino Fred quien invita a su tío a pasar la noche con él y su familia, proposición que el viejo tacaño rechaza.
Al final, Scrooge se va a su casa donde decide pasar la noche solo tomándose unas gachas antes de acostarse. Allí recibe la visita del fantasma de su difunto socio, Jacob Marley, quien le dice que va cargado de cadenas, condenado a llevarlas eternamente, por haber sido en vida una mala persona y que la que se está forjando Scrooge es mucho más larga y pesada. Le anuncia que vendrán a verle tres espíritus: del pasado, del presente y del futuro. Entre los tres se encargarán de recordarle su triste niñez, el presente que bulle a su alrededor, lo que la gente piensa de él y lo que el futuro le depara. Así, de la mano de los tres espíritus, el viejo avaro rememorará y revivirá a la fuerza escenas dolorosas de su vida : la infancia solitaria de un niño sin amigos, su juventud desdichada, con esa novia que lo abandonó por anteponer los negocios a su relación, los comentarios críticos, despectivos y duros de sus conocidos, su ruina, su casa saqueada por los pobres y su propia muerte, con esa imagen final del espectro de las navidades futuras señalando con el índice la fría lápida de su tumba...
El cuento se inicia el día de Nochebuena con Scrooge trabajando en su negocio, tal vez de prestamista usurero, donde explota a su pobre empleado Bob Cratchit al que paga una miseria y al que concede a regañadientes el "privilegio" de no tener que venir a trabajar el día de Navidad. Al avaro le visita su sobrino Fred quien invita a su tío a pasar la noche con él y su familia, proposición que el viejo tacaño rechaza.
Al final, Scrooge se va a su casa donde decide pasar la noche solo tomándose unas gachas antes de acostarse. Allí recibe la visita del fantasma de su difunto socio, Jacob Marley, quien le dice que va cargado de cadenas, condenado a llevarlas eternamente, por haber sido en vida una mala persona y que la que se está forjando Scrooge es mucho más larga y pesada. Le anuncia que vendrán a verle tres espíritus: del pasado, del presente y del futuro. Entre los tres se encargarán de recordarle su triste niñez, el presente que bulle a su alrededor, lo que la gente piensa de él y lo que el futuro le depara. Así, de la mano de los tres espíritus, el viejo avaro rememorará y revivirá a la fuerza escenas dolorosas de su vida : la infancia solitaria de un niño sin amigos, su juventud desdichada, con esa novia que lo abandonó por anteponer los negocios a su relación, los comentarios críticos, despectivos y duros de sus conocidos, su ruina, su casa saqueada por los pobres y su propia muerte, con esa imagen final del espectro de las navidades futuras señalando con el índice la fría lápida de su tumba...
Y
tras la visita de los tres espíritus -o tras despertar de una horrible pesadilla- se obró el milagro: el señor Scrooge
aprendió la lección y cambió de actitud radicalmente. De ser un tacaño insociable se convirtió en una persona amable, llena de vitalidad y optimismo, risueña y generosa.
Una curiosa metamorfosis que, al contrario de lo que le pasó a Gregorio Samsa en la novela de Kafka, se produce en sentido inverso, convirtiendo en hombre a la cucaracha.
Ya nos gustaría que ese cambio tan radical se produjera en algunas personas que conocemos, pero la historia de Dickens no deja de ser un cuento con final feliz, porque las personas rara vez cambian para mejor.
Ya nos gustaría que ese cambio tan radical se produjera en algunas personas que conocemos, pero la historia de Dickens no deja de ser un cuento con final feliz, porque las personas rara vez cambian para mejor.
A
ver si ahora hay suerte y todos esos políticos que con sus medidas condenan a
muchos ciudadanos a unas navidades negras, sin paga extra o sin subsidios ni ayudas, y
esos banqueros que se han enriquecido a costa de la ingenuidad de los que han
perdido sus ahorros o sus casas, reciben también la visitas de esos espíritus
de la Navidad y se produce de nuevo el milagro: la reencarnación en vida, de insectos inmundos en personas con sentimientos.
Feliz Navidad.
Feliz Navidad.
Todo es posible, Cayetano, y aunque los ejemplos no son muchos, ni a estos actos se les da mucha publicidad, sí que a veces hay personas que cambian y dan un viraje importante a sus vidas. Si bien la "Canción de Navidad" es ficción, su autor se destaca por haber sido capaz de transcribir el mundo que habitaba entre la miseria de las masas y el enriquecimiento fabuloso de algunos por el milagro de la revolución industrial.
ResponderEliminarAlgo tiene la Navidad, para creyentes y no creyentes, que todos esperamos de ella un milagro.
Espero que se produzca para ti el milagro de encontrar ese libro tan deseado para ese reencuentro con tu infancia.
Que el espíritu de la Navidad te de un corazón generoso que te de felicidad para el resto de tus días. Un abrazo
Las imágenes que entran por la retina cuando uno es pequeño dejan una huella insuperable.Y eso que John Leech y otros ilustradores del Strand Magazine eran unos genios. (Las historias de Sherlock Holmes ilustradas por Sidney Paget son magníficas.)
ResponderEliminarA mí me pasa algo parecido con los tebeos de bruguera. Los tengo en la memoria junto con el olor que tenían la tinta y el papel.
Te dejo un enlace, por si suena la flauta casualmente...
http://listado.mercadolibre.com.ar/libros-antiguos/cancion-de-navidad-dickens
Francisco: creyentes o no, pertenecemos a una cultura concreta donde la Navidad juega un papel muy importante para casi todos. Y sí, es cierto que esperamos ese milagro que haga de este mundo un lugar mejor para la gente que lo habita.
ResponderEliminarUn abrazo.
La Fuensanta y el Antón: paso a visitar ese enlace.
ResponderEliminarUn saludo.
Ni rica, ni pobre, "recortá"
ResponderEliminarAy, Cayetano que bien lo cuentas siempre.
Yo sigo con mi misma canción de otros años, de todos los años, mientras viva.: Felices todos, todos los días del años. Besicos
Bonito cuento, Cayetano. Es un lástima que aplicado a nuestros dirigentes, solo siga siendo un cuento, sin metamorfosis
ResponderEliminarSaludos
Feliz Navidad para tí también, Cayetano, y para todos tus lectores. Me alegra que los saludos sean con este post, porque has puesto en él tu emoción, tus recuerdos de la infancia y el mundo de tus cuentos. A mi me sucede algo similar, también con un libro de Dickens :"David Copperfield"...recuerdo las ilustraciones como si las estuviera viendo hoy...y ese clima tan particular de las novelas de Dickens...ese ambiente que casi "pintas" verdoso en tu imaginación, verdad? Bonitas épocas...Te envio un gran abrazo!
ResponderEliminar¡FELICES FIESTAS!
ResponderEliminarTiene el libro para leerlo online aquí, y creo que puede descargarlo gratis en pdf:
ResponderEliminarhttp://es.wikisource.org/wiki/El_c%C3%A1ntico_de_Navidad
felices fiestas!!
Bisous
Pocos como Dickens han expresado mejor el espíritu de la navidad. Este cuento también recuerdo haberlo leído; a mí también me pasa con algunas ediciones de libros que leí de adolescente, que luego no consigo encontrar. Inmejorable post para felicitar las fiestas. Mucha felicidad en estos días y que el próximo año sea, al menos, llevadero. Abrazos, Cayetano.
ResponderEliminarFelices Pascuas, don Cayetano.
ResponderEliminarY siempre viene buen leer a Dickens pero en Navidad más.
También me gusta mucho esa novela. Lastima que no la encuentres (la que quieres me refiero). Esa editorial (bruguera) me trae mucho recuerdos... El quijote lo leí de esa editorial.
ResponderEliminarFeliz Navidad Cayetano. Que lo pases chévere.
Cabopá: así andamos, recortados y sin paga extra; pero otros andan peor. No es un consuelo, pero...
ResponderEliminarMuchas felicidades en estos días, en los del año que viene y así sucesivamente.
Carolus: o sea, que los insectos seguirán así para siempre. Habrá que comprar insecticida de ese.
ResponderEliminarUn saludo.
Patzy: sí, no pude impedir que la emoción del recuerdo saliera a la luz. Es lo que tienen estas fechas.
ResponderEliminarUn saludo.
Dissortat: como diría Scrooge, ¡bah, paparruchas!
ResponderEliminarEs broma.
Felices fiestas también para ti.
Madame: pasaré a ver ese enlace no sea que haya suerte y se trate de la edición perdida.
ResponderEliminarUn saludo y felices fiestas.
Paco: cuando eres un crío no valoras cosas que luego de mayor añoras por haberlas perdido.
ResponderEliminarFelices fiestas.
Retablo: Dickens es un autor al que hay que volver de vez en cuando.
ResponderEliminarFelices fiestas.
Manuel: no saben lo que se pierden los que no leen.
ResponderEliminarQue lo pases también muy requetebién en compañía de los tuyos.
Me encanta ese cuento. Hicimos una versión futurista en el grupo de Teatro del instituto, en tercero de BUP, yo era el fantasma de las navidades pasadas...conservo el texto con muchísimo cariño y ahora lo leo y me doy cuenta de lo antiguo que se ha quedado, sobre todo comparado con lo rabiosamente moderno que sigue siendo Dikens :) Ojalá puedas encontrar tu pequeño milagro, Cayetano, que bonito es saber desear.
ResponderEliminarTe mando un abrazo grande y los mejores deseos para ti y los tuyos. Yo, que he jugado muchas veces a ser la Scrooge de mi casa, desde que tengo niños hago como si todo de la Navidad me gustara muchísimo y a veces hasta me termina gustando
:D
Alma: a veces no quedan ganas de celebrar nada, sobre todo cuando en estas fechas han desaparecido seres queridos, pero cuando hay niños por medio no queda más remedio que esforzarse. Ellos se lo merecen.
ResponderEliminarUn saludo.
Me gusta lo que le dices a Alma. En cuanto a ti, pues te deseo unas vacaciones tranquilitas junto a las personas que amas, o solito como yo lo que prefieres,(solita es guay) y un aplauso a tu nuera, así da gusto. Bsss.
ResponderEliminarEmejota: lo pasaré mitad con la familia, mitad sólo con la pareja consorte.
ResponderEliminarUn saludo.
Se me han extraviado por el camino dos comentarios que me han hecho.
ResponderEliminarEste me llega del "Profe de Griego":
"Estimado Cayetano, un magnífico post tan en consonancia con las fechas que celebramos; yo también guardo en el recuerdo algún libro tenido, leído y perdido que ahora me gustaría guardar entre las manos.
Felices fiestas y disfruta de este periodo vacacional; que el dios Jano te sea feliz y propicio en el año nuevo.
Mil bicos."
Y este otro de Jose Senovilla:
"Felices fiestas querido amigo y que el nuevo año sea mejor que este que pronto acaba y casi acaba con todos nosotros ;-)).
Un abrazo y que lo disfrutes en buena compañía."
Muchas gracias a los dos y disculpar por poner vuestras opiniones de esta manera.
Felices fiestas.
Yo este cuento recuerdo haberlo visto de pequeña en película de dibujos animados. Hubo una época que la ponían todos los años en TVE (la única cadena que había junto con el UHF que en mi casa se veía fatal).
ResponderEliminarMuchos son los que deberían recibir la visita de los tres espíritus, pero mientras tanto te deseo Feliz Navidad y espero que el asunto mejore un poco el próximo año, difícil lo veo pero no hay que perder la esperanza.
Feliz Navidad!
Últimamente no he podido aparecer mucho por tu blog, ni por ningún otro, incluido el mío, pero es posible, eso espero, que poco a poco todo vuelva a la normalidad. No quería dejar de felicitarte y comentar este post navideño y aunque ya veo alguna recomendación, apunto otra posibilidad. El Cuento de Navidad también está gratis y se lee directamente en: http://www.crae.com/biblioteca/llibres/cuentodenavidad.pdf
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano, y muy felices Fiestas para ti y los tuyos.
DTL: a veces le queda a uno poco tiempo para otras cosas. Es verdad. Tu visita siempre es bienvenida.
ResponderEliminarVisitaré ese enlace que me propones.
Felices fiestas.
Kassiopea: han hecho muchísimas versiones para el cine, algunas muy buenas; pero la magia que tiene el libro permite que la imaginación vuele libre.
ResponderEliminarUn saludo y felices fiestas.
Cayetano,salud, prosperidad y bienestar para ti y para los tuyos. Feliz Navidad y un venturoso año nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo
También este cuento me retrotrae a mi pubertad pues recuerdo cuando en el colegio lo representábamos Navidad tras Navidad escuchando la muletilla del odiado Mr. Scrooge: ¡paparruchas!
ResponderEliminarUn saludo desde mi mejana
Está bueno el cuento.Despierta la necesidad de volver a leer a Dickens.
ResponderEliminarNo sé si sirve creer en los milagros pero los cambios positivos ocurren y las situaciones caóticas cambian.
Deseo pases felices fiestas y lo mejor para el 2013.
Un abrazo.
Felices y merecidas vacaciones, Cayetano. ¡Que el nuevo año te sea venturoso! Un cordial saludo
ResponderEliminarAntorelo: igualmente. Sobre todo mucha salud para todos.
ResponderEliminarSaludos.
Felipe: es mi frase preferida cuando en casa me pongo de viejo gruñón...¡Bah, paparruchas!
ResponderEliminarSaludos.
Carmela: a ver si es verdad y esto cambia, aunque creo que va para largo.
ResponderEliminarSaludos.
Pedro Oña: igualmente te deseo. Que pronto veamos el final del túnel.
ResponderEliminarUn saludo.
Para mí este cuento, junto con la peli ¡Qué bello es vivir!, se me hace indispensable su presencia a la hora de mentalizarme de que estoy en Navidad (a lo que habríamos de añadir las bolas, espumillones y demás parafernalia decorativa). Mas que leerlo lo he visto en la tele en numerosas adpataciones de dibujos animados, películas, series y miniseries y me parece genial porque es aplicable a muchas personas que conozco...
ResponderEliminarUn abrazo y felices fiestas
Carmen: cierto. Ya forma parte de la "decoración" navideña junto al árbol y al turrón.
ResponderEliminarUn saludo y felices fiestas.