
fuente de la imagen : c alberto vaz
LA CENSURA FRANQUISTA
"De mi España qué diré que no sea con gemido"
(De una carta de Quevedo al humanista Justo Lipsio)
Durante la época franquista todos los españoles tuvimos que vivir bajo la mirada omnipotente y omnipresente de la Censura. Ésta estaba formada por un comité que lo integraban desde amas de casa a militares, pasando por funcionarios, eclesiásticos y hasta críticos de cine. La censura tenía una doble vertiente, dado el carácter nacionalcatólico del régimen, por un lado tenía una función política para evitar el desviacionismo hacia posiciones contrarias a la ideología oficial. Se controlaba todo tipo de mensaje contrario al espíritu ultraderechista del “Movimiento nacional”. La otra vertiente era la moral, donde se confundía este concepto con la ética propia del sistema, es decir: la moral católica conservadora. Aquí se vigilaban los atentados contra la familia tradicional española y se ponía especial celo en detectar, parar y neutralizar mensajes de sexo explícito o sugerido, relaciones liberales de pareja, promiscuidad, infidelidades, divorcios, métodos anticonceptivos, homosexualidad...
De esta forma, la Censura franquista hacía continuamente uso de la “tijera” para mutilar periódicos y revistas antes de su publicación, obras literarias, piezas teatrales, películas... los famosos “cortes” en las salas de cine cuando el chico se acercaba a besar a la chica y los silbidos de los espectadores protestando en la impunidad del anonimato del cine a oscuras.
Las obras teatrales fueron muy vigiladas por su potencial carácter subversivo, dado que iban dirigidas a un público muy concreto, con inquietudes culturales, preparado.
Ello entorpeció el proceso de creación de los autores que, muchas veces, preferían ejercer ellos mismos el derecho a la autocensura antes de que otros mutilasen sus obras. Otra forma de censura era limitar el número de funciones o representaciones para que tuvieran menos impacto en el público. De esta forma tuvieron problemas con la censura Buero Vallejo (aunque en 1949 consiguió estrenar Historia de una escalera sin mayores problemas, tras algún pequeño cambio), Alfonso Sastre (el más censurado), José Martín Recuerda, Lauro Olno, Carlos Muñiz... mientras que los autores del régimen o los creadores de un teatro ligero, evasivo, comercial, con pocas alusiones críticas a la realidad cotidiana, no tuvieron ningún problema, tal es el caso de José López Rubio, José María Pemán, Víctor Ruiz Iriarte o Edgar Neville.
Fuente: Cinematical
Volviendo de nuevo al cine, recuerdo ahora el famoso caso de la película Mogambo, en el que dos amantes: Clark Gable y Grace Kelly fueron convertidos en hermanos con el fin de ocultar un adulterio, de tal manera que para librarnos de unas relaciones ilícitas en España, por obra y gracia de los censores, convirtieron la relación adúltera en algo mucho más terrible y pecaminoso: un incesto.
Traigo aquí una secuencia de la película. Si no se inicia, haz click en la pantalla.