Cuidado con los cristales restaurados. Si los fragmentos no se encajan debidamente en su sitio, pueden jugarnos malas pasadas.
"Puede ocurrir que te mires al espejo del cuarto de
baño y descubras delante de ti a otra persona que se está aseando con tu
cepillo y tu pasta fluorada y te enseña los dientes. O que te acerques a la
ventana un día radiante de verano y compruebes que al otro lado del
cristal está nevando o hace un viento
horrible. O que detrás del escaparate de una tienda haya un maniquí haciéndote
un gesto obsceno con el índice de una mano hacia arriba. O
que en el documental de la tele, en vez de bellas imágenes sobre gaviotas buscando
su ración de porquería en las costas de Ítaca, aparezca la verdadera
programación basura con todos sus hediondos y repugnantes gusanos reales.
Entonces y solo entonces debes coger un martillo y hacer trizas, de una vez por
todas, el maldito cristal del televisor."
Fragmento de un capítulo de "Desde el laberinto".
Un libro publicado tan solo en papel. No disponible en librerías.
Más información: geaberca@gmail.com
A veces los espejos nos juegan malas pasadas y pueden mostrar una realidad distorsionada. El asunto de las gaviotas me ha sonado a metáfora... cosas mías ;)
ResponderEliminarNo era mi intención hacer una lectura metafórica sobre las gaviotas, ahora que vuelve la polémica sobre el ave del logotipo de cierta formación política. Siempre me parecieron unos bichos obstinados y pelmas (las gaviotas, no los políticos)
EliminarUn saludo, Félix.
Lo dicho son cosas de servidor. Uno que ve gaviotas cual pájaros de la película de homónimo nombre de Hichkock.
EliminarLas gaviotas y las palomas son como ratas con plumas: un gran repartidos de mier...
ResponderEliminarTodo depende del color de las gafas con las que miras... o si están sucias, rayadas o rotas. Te lo dice un gafotas.
Un saludo, Cayetano
Gafas hoy casi todos las tenemos. Al menos para leer. Es lo que tiene llegar a señor mayor. Y como decía aquel: en este mundo traidor nada es verdad ni mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira.
EliminarSaludos, Carlos.
Ganas de hacer añicos el cristal del televisor no me han faltado. También he tenido muchas veces ganas de hacer añicos el espejo donde me miraba y cantarle las cuarenta a cada uno de esos pedacitos.
ResponderEliminarPor suerte o por todo lo contrario, soy una mujer muy contenida y siempre he reprimido las ganas.
Besos Cayetano
Bueno, era un tele de las antiguas, de esas de treinta kilos. Poco se iba a perder. Jejeje.
EliminarUn abrazo, Ambar.
Me pasa como la canción de Michael Jackson: Estoy frente al hombre del espejo y me enfrento a él...A veces, me quiere comer, tras me lo he comido...Quiero creer que son más las veces que me lo como
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Eso está muy bien. La realidad por encima del reflejo, que siempre es engañoso.
EliminarUn saludo, Manuel.
Se pasa mal frente al espejo. Difícil ejercicio, por lo menos para mi.
ResponderEliminarLa última propuesta no es mala aunque yo decidí hace tiempo limpiar mi televisión de canales tóxicos
Besos, Cayetano
Te quedarías con algunos documentales, con el Pasapalabra y similares y con algunos anuncios de esos imaginativos.
EliminarUn abrazo, Arantza.
Hum! Un extraño mirando desde el otro lado del espejo... ¿lavándose con mi cepillo de dientes? ¿Matrix descomponiéndose a ojos vista?
ResponderEliminarInquietante es a veces una palabra suave.
Saludos
El del espejo a veces me saca la lengua. Debo desconfiar de él.
EliminarUn saludo, Xibelius.
¡¡¡Excelente fragmento, Cayetano!!!
ResponderEliminarY daría mucha tela de sí...
Un abrazo
Sí, el capítulo sobre el restaurador de cristales rotos da algo más de sí. Cuestión de echarle algo de imaginación.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Me encanta lo de romper el cristal del televisor cuando aparezce la verdadera programación basura con todos sus hediondos y repugnantes gusanos reales, ¿gaviotas comiendo porquería? pensaba que comían pescado..
ResponderEliminarUn abrazo.
Si hay pescado, comen pescado. Como nosotros. Si no hay, comen lo que haya: gusanos, restos de alimentos, carroña...
EliminarUn abrazo, Conchi.
A veces dan ganas de eso y de mucho más. De la caja tonta me quedo con algún concursillo, programa de política y poco más. Las series que me gustan las veo a mi libre albedrío, sin imposiciones de horas, ni de argumentos. El resto del tiempo no existe.
ResponderEliminarUn saludo
Lo mismo hago yo. Grabo lo que me interesa para verlo cuando tengo ganas. La ventaja de grabar es que pasas luego los anuncios a buena velocidad.
EliminarUn saludo, Carmen.
A veces que antipáticos resulta los espejos devuelven lo que no te gusta.
ResponderEliminarYo no tengo unos horarios muy ortodoxos con las clases por lo que suelo grabar cosas que me gusta verlas con calma y las películas que se pasan ahora les ha dado por poner todo lo que sobra en Europa y son sumamente aburridas.
Apaga y vamonos...
Un abrazo.
El cristal da mucho juego: espejos, roturas y demás. Lo malo es juntar los trozos después.
EliminarUn abrazo, Bertha.
Los espejos siempre me fascinaron por lo enigmáticos que pueden llegar a ser, pues a veces no estamos de acuerdo con la imagen que nos muestran y si para más se hace añicos la cosa empeora, pues serán miles los trocitos en los que nos veamos.
ResponderEliminarSaludos Cayetano.
Puri
Ver el mundo a través de un cristal es lo que tiene. Siempre hay algo de deformación, fascinación, modificación de lo que vemos.
EliminarUn saludo, Puri.
No se me ocurre romper la tele, que es una "led" y costó una pasta.
ResponderEliminarMas bien colocarle una etiueta a la tele que diga :
"Determinados programas pueden provocar insomnio, ansiedad, impotencia sexuál, caspa, diarrea, flatulencias y fiebre conejera.
Úsese con responsabilidad".
Un abrazo.
Lo tuyo es de lo más sensato. Además la tele no tiene la culpa de la mierda de programación que nos meten.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
Qué bueno, poder ver lo que en realidad se oculta tras la ficción del decorado, como un trasunto de El Retrato de Dorian Grey.
ResponderEliminarLos cristales siempre dan mucho juego. Y trabajo, si los quieres tener limpios.
EliminarUn saludo, Ana María.
Aunque cotidiano tiene el espejo un extraño aura de misterio. Bien ha sabido utilizarlo la literatura, y sin embargo rara vez miente. Otra cosa es que no nos gusten sus verdades y apetezca romperlo. Lo de la televisión es otro cantar, pero también apetece romperlo a veces, en realidad muchas veces.
ResponderEliminarUn saludo.
Me seducen los espejos, las ventanas, los escaparates también... Lo real, lo imaginado y lo reflejado dan para mucho.
EliminarUn saludo, DLT.
Hola, Cayetano hoy. lunes, publiqué tu cuento.
ResponderEliminarBesos
Genial. Ya lo vi.
EliminarUn abrazo, Myriam.
Me encanta esa imagen. Basta con apagar, no hace falta romper, que luego hay que doblar el espinazo para limpiar, que la porquería se quede ahí dentro, comprimida para que la disfrute los afines, que de todo hay. En mi familia dos de los varones la utilizaban a modo de somnífero, enseguida caían como troncos.
ResponderEliminarEn realidad una metáfora. Romper nunca que protestan los vecinos y lo dejas todo perdido de esquirlas de vidrio.
EliminarUn saludo, Emejota.