En la historia militar antigua, los elefantes eran un “arma de destrucción masiva” de primera categoría.
Se sabe que se empleaban estos animales en los combates en India y China hace más de tres mil años.
Luego, el uso militar de los elefantes pasó al Imperio persa, donde se utilizaron en diversas campañas.
En el 331 a. de C. Alejandro Magno quedó impresionado ante el despliegue de elefantes que el rey persa Darío III usó en la batalla de Gaugamela. Tan impresionado quedó que, aunque el macedonio ganó el combate, decidió usar estos animales en posteriores batallas.
Más tarde, en Europa, los elefantes se emplearon con éxito contra los romanos por Pirro en la batalla de Heraclea, en 280 a. C., y en la Segunda Guerra Púnica por el general cartaginés Aníbal, militar que popularizó e inmortalizó el uso bélico de estos animales.
Pero los elefantes tienen un punto flaco.
Según Plinio el Viejo, los paquidermos son muy asustadizos y pierden el control cuando oyen los gruñidos de los cerdos. ¿Qué hacer para que los gorrinos se pongan a gruñir como locos? Pues nada más sencillo que meterlos entre los elefantes y que también sientan miedo, porque un cerdo atemorizado o herido monta una buena. En el sitio de Megara, los soldados megarenses untaron de pez líquida a una piara de cerdas, las prendieron fuego y las echaron contra los macedonios. Los elefantes que estos llevaban, aterrorizados y fuera de sí por los chillidos de las gorrinas, salieron de estampida y así se pudo romper el asedio.
Bueno, imagino que, ya que los animales fueron a la guerra, alguno sería condecorado o ascendido siquiera a teniente por la puntería de sus gruñidos.
ResponderEliminarNo sé qué andan haciendo los de blogger, pero está rara la cosa. A mí a veces ultimamente me deriva comentarios a spam sin más ni más. Y encima han puesto un nuevo código de verificación que a veces no hay quien entienda esas letras.
Feliz día, monsieur
Bisous
Parece que nos hemos puesto de acuerdo con los personajes: unos son guarros y otros al menos tienen fama de ello, por lavarse poco.
ResponderEliminarY sí, blogger parece seguir haciendo de las suyas. Gracias por avisarme. Ya me extrañaba que no hubiera ningún comentario.
Un saludo.
Pasé por la mañana y no pude comentar, no se me habilitaba la opción, con la gracia que me había hecho eso de que los chillidos de los cerdos hubieran puesto fuera de combate a todos los elefantes...Aunque lo comprendo muy bien porque de niña,en los días de la matanza, cuando oía chillar al cerdo se me quitaba el sueño para una semana.
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano
No conocía este enfrentamiento "tan peculiar". Me ha recordado a la batalla de Zama en la que Escipión, cuando se encontró frente a los elefantes de Aníbal, ordenó a sus tropas que hiciesen el máximo ruido posible para asustar a los jóvenes e inexpertos elefantes de Aníbal y que provocasen el caos entre las filas cartaginesas.
ResponderEliminarMuchas gracias por la dedicatoria.
Un abrazo
Alma: anda loco Blogger y hace lo que quiere. Lo de los chillidos en la matanza pone los pelos de punta. No me extraña que los elefantes se asustasen. Mejor comer jamón sin asistir a ese espectáculo.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier: pensé que conocerías la historia porque sé que te gusta ese tipo de anécdotas. De hecho rastreé tu blog para no dar lugar a repeticiones. Me hizo gracia lo de los gorrinos poniendo a los elefantes nerviosos.
ResponderEliminarUn saludo.
Creo haber leído que los elefantes tenían una eficacia muy discutible en el plano militar. Ahora bien, miedo sí que daban.
ResponderEliminarSaludos.
Vaya manera burda de ganar una batalla: esos enormes y pesados paquidermos huyendo en estampida destrozando las propias armas, soldados, y todo por unas cerdas. No hay nada como usar el ingenio para vencer al enemigo más fuerte. Interesante anécdota. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Cayetano:
ResponderEliminarEsta complicado dejar un comentario. No se por qué.
No sabía que elefantes y gorrinos se había enfrentado. Poner nervioso a un elefante debe tener lo suyo.
He actualizado Cayetano, pero no veo la actualización desde tu blog...
Saludos
Retablo: yo creo que los usaban más como factor psicológico. Los soldados tendrían miedo de que los pisotearan esas moles andantes.
ResponderEliminarUn saludo.
Paco: y no sé quiénes tendrían más miedo, si los elefantes, los soldados o los cerdos.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: Blogger nos está haciendo la puñeta.
ResponderEliminarPasaré por tu blog a ver.
Un saludo.
Pues mira que pensaba que lo que reralemente asustaba a los enormes elefantes eran los ratones... Y es que, aunque un problema sea muy grande, puede tener una solución pequeña...
ResponderEliminarSaludos
Carmen: yo creo que lo de los ratones lo hemos visto en los dibujos animados. Aquí eran gorrinos que chillaban como posesos.
ResponderEliminarUn saludo.
Aún me dura la impresión de cuando me contaron esta curiosa "técnica militar"... El ingenio se dispara en los momentos difíciles, al parecer, aunque sea un ingenio bastante peculiar
ResponderEliminarUn saludo, Cayetano!
Con un par. David contra Goliat, pero en bestias, ja, ja, ja.
ResponderEliminarEso era un arma "biológica", nunca mejor dicho.
Salud ¡¡¡
C.G.Aparicio: una táctica "porcina", algo "guarra".
ResponderEliminarUn saludo.
córcholis, que ingeniosos....
ResponderEliminarGracias por compartir.
Besos
Fº Javier: el olorcillo debía ser de aúpa.
ResponderEliminarUn saludo.
Arantza: yo no sé quiénes alucinarían más, si los que llevaban los elefantes o los que soltaron los gorrinos.
ResponderEliminarUn saludo.
Ahora he comprendido tu comentario en mi blog, lo de los susodichos, jeje. Lo que parece claro es que a los elefantes no les gustan las cortezas de cerdo.
ResponderEliminarSi está rara la cosa de blogger. Yo he deshabilitado, como veo que otros también han hecho, eso de la palabras, que no hay quien las entienda, pero ya he tenido algún comentario raro tipo spam. Ya veremos.
Un abrazo.
Tampoco pude hacer el comentario antes y vuelvo ahora.
ResponderEliminarEs que lo de los cerdos, y más una piara, con los gruñidos tan estridentes es para sacar de quicio a uno. Los caballos tampoco por lo general les soportan.
Saludos.
Con inteligencia supieron contra-restar una fuera superior.
ResponderEliminarEn África han aprendido a defender la tierra con abejas, los elefantes no pasan por ahí y así se evita el destrozo que causan.
Un abrazo.
Super interesante. Con respecto a lo de los elefantes funcionaría eso de "caballo grande....", pero qué curioso que unas ondas sonoras molestas sirvan para enloquecerlos. Es cierto los gorrinos chillan como gorrinos doy fe, es tremendo, he presenciado como los desollan en vivo en medio del campo, por ello imaginármelos ardiendo... pobres. Ya veo que Alma coincide en la experiencia. Mira que resulta cruel la supervivencia. Bs.
ResponderEliminarSorprendente. Y lo de las cerdas en llamas un poco cruel. Sensible que estoy esta noche.
ResponderEliminarSaludos
DLT: está claro que cerdos y elefantes están condenados a no entenderse.
ResponderEliminarYo también he tenido algunas visitas raras de esas que no te dejan comentario, pero es que la verificación de palabras "para ver si no eres un robot" es un asco.
Un saludo.
Eduardo: ya a los cerdos solo los soporto cuando se convierten en jamón.
ResponderEliminarBlogger me ha hecho alguna faena como la de no permitir comentarios porque sí.
Un saludo.
Senovilla: tan grandes los elefantes y tan temerosos de animales más pequeños.
ResponderEliminarUn saludo.
Emejota: chillan como posesos. Es horrible. Es como si su "memoria biológica" les avisara de lo que les espera.
ResponderEliminarSobre los comentarios, diré que aunque quité el código de verificación para ver si los comentaristas son personas o "robots", sí tengo activada la moderación de comentarios para que no se me cuelen elementos no deseados.
Un saludo.
Dissortat: siempre me he preguntado por qué eran cerdas y no cerdos. ¿Machismo? ¿Acaso chillan más?
ResponderEliminarUn saludo.
Inevitablemente, esta anécdota que cuentas la diré yo mañana a mis alumnos de 1º, con tu entrada delante. No recuerdan otra cosa de Aníbal que la imagen de elefantes cruzando los Alpes...
ResponderEliminarUn saludo.
Negrevernis: esto de los elefantes y los gorrinos les hace mucha gracia a los alumnos. Seguro que les gusta.
ResponderEliminarUn saludo.
Desconocía este escudo antielefantes que por lo visto fue tan eficaz...¿quién no tiene en mente la imagen de los espectacular que debió ser ver a los elefantes de Aníbal cruzando los Alpes y aterrorizando a las legiones romanas o a los sorprendidos helenos de Alejandro el Grande en su lucha contra los persas de Darío?
ResponderEliminarUn abrazo
Carolvs: aquellas batallas debieron ser espectaculares además de tremendas.
ResponderEliminarUn saludo.
La carga de la gorrinería ligera se podría llamar este episodio... la cara de los macedonios viendo venir semejante tropa tuvo que ser digna de ver jejeje....
ResponderEliminarJosé Luis: muy bueno eso de "la carga de la gorrinería ligera". Se podría hacer hasta una película con éxito taquillero asegurado, con actores de la época como Errol Flynn y "Gorrina" de Havilland
ResponderEliminarUn saludo.
Supongo que el cerdo "au feu" sería empleado en las celebraciones posteriores a la batalla. Qué fuerte. Un saludo a todos.
ResponderEliminarTrapo blanco: si solo se chamuscaron un poco...
ResponderEliminarUn saludo.
Me resulta sorprendente el uso de los cerdos contra los elefantes. De todas maneras me quedo con el recuerdo de Anibal cruzando los Alpes con los elefantes, aun hoy me resulta incomprensible como pudo hacerlo.
ResponderEliminarUn saludo.
¡ Increíble, Cayetano, increíble! Mi desconocimiento en tácticas militares es supino, pero la sorpresa al leer este texto es todavía mucho mayor. Afortunadamente no me la he perdido, aunque llego con cierto retraso. Un abrazo.
ResponderEliminarValverde de Lucerna: Aníbal tuvo suerte. No le echaron los gorrinos.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: me imagino que los cerdos, al ser extranjeros, serían de esos blancos. Sería una pena desperdiciar los de "pata negra".
ResponderEliminarUn saludo.
Interesante entrada, debo admitir que desconocía el dato. Siempre es bueno aprender algo nuevo, y en esta ocasión lo aprendido gracias a ti.
ResponderEliminarUn Saludo.
Uriel
Uriel: no me fío de los elefantes ni en el circo y menos si hay cerdos cerca. :)
ResponderEliminarUn saludo.
Pobres elefantes y pobres gorrinos.
ResponderEliminarEspantoso y cruel espectáculo.
Estrategia siniestra.
Una manera tramposa de ganar una batalla , a costa de los inocentes animales.
La anécdota puede dejar una enseñanza:La aparente fortaleza del elefante se desarma ante los chillidos de los puercos condenados de antemano a morir.
Abrazos.
Carmela: en todo caso... una "puerca" victoria.
ResponderEliminarUn saludo.
Sr. Cayetano, le pido permiso para publicar su artículo en mi blog, por supuesto, mencionando la fuente
ResponderEliminarSaludos
Carolus
http://elartedelaestrategia.blogspot.com/
Por supuesto, amigo Carolus. Para mí es un honor el que su blog comparta con los demás una entrada mía.
ResponderEliminarUn saludo.
Un poco cruel asarlos vivos,pero aprovecharían cuando estiraran la pata,no?
ResponderEliminarDigo yo que los aprovecharían. La matanza ya estaba hecha.
EliminarUn saludo, José Manuel.
¡Qué horror, pobres animales! lo digo primero por los cerdos (no se que es pez líquida) peor si entendí que los incendiaron... mira si no habría una forme más benigna de asustarlos. Y pobres elefantes, con lo amorosos que son y tranquilos con quien bien los quiere.
ResponderEliminarGracias por recuperar esta entrada.
Un abrazo, Cayetano
Ahora veo tu comentario, casi dos años después.
EliminarUn abrazo, Myriam.